Bob Avakian escribe que una de las tres cosas que tiene “que ocurrir para que haya un cambio duradero y concreto hacia lo mejor: Las personas tienen que reconocer toda la historia propia de Estados Unidos y su papel en el mundo hasta hoy, y las correspondientes consecuencias terribles”. (Ver "3 cosas que tienen que ocurrir para que haya un cambio duradero y concreto hacia lo mejor").
En ese sentido, y en ese espíritu, “Crimen yanqui” es una serie regular de www.revcom.us. Cada entrega se centrará en uno de los cien peores crímenes de los gobernantes de Estados Unidos, de entre un sinnúmero de sanguinarios crímenes que han cometido por todo el mundo, de la fundación de Estados Unidos a la actualidad.
La lista completa de los artículos de la serie Crimen Yanqui
El crimen:
El 29 de diciembre de 1890, soldados estadounidenses masacraron a casi 300 de los 350 hombres, mujeres y niños lakota en la reserva Pine Ridge en el estado de Dakota del Sur, cerca del arroyo de Wounded Knee [Rodillo Herido]. Algunas de las mujeres ya eran viudas, sus parejas ya muertos a manos de soldados estadounidenses. El jefe lakota Spotted Elk (Big Foot) [Alce con Motas (Pie Grande)], que se moría de pulmonía, fue una de las víctimas.
Un destacamento del 7o Regimiento de Caballería, bajo el mando del mayor Samuel Whiteside, había perseguido a los lakota. A ellos se integraron otros elementos del 7o Regimiento de Caballería bajo el mando del coronel James W. Forsyth. Con estos sumaron 500 y rodearon el campamento y colocaron cañones Hotchkiss en los alrededores para que nadie se escapara. (El cañon Hotchkiss disparaba proyectiles que explotaban al impactar y rociaban al enemigo con metralla). Los lakota temían que los soldados del 7o Regimiento de Caballería tenían venganza en su corazón, pues era la unidad que fue derrotada en la batalla de Little Big Horn, bajo el mando del general George Armstrong Custer.
La mañana del 29 de diciembre, los soldados apartaron a los hombres de las mujeres y los niños, y les ordenaron desarmarse. Al no estar satisfechos con la cantidad de rifles incautados, el coronel Forsyth ordenó que se registrara todas las cabañas y a los hombres. En eso estalló un forcejeo entre un soldado y Black Coyote (Black Fox) [Coyote Negro (Zorro Negro)], que era sordo y había pagado mucho por el rifle. Luego hubo un disparo. Inmediatamente, los soldados abrieron fuego contra todo el campamento.
Un sobreviviente, American Horse [Caballo Estadounidense], describió la masacre:
Cuando abrieron fuego, naturalmente los que estaban inmediatamente alrededor del joven que disparó el primer disparo cayeron muertos juntos, y luego ellos [la caballería yanqui] abrieron fuego, incluyendo con los cañones Hotchkiss, apuntando contra las mujeres que estaban en sus cabañas ahí paradas debajo de la bandera de tregua…
Mataron a una mujer que llevaba a una criatura en los brazos y casi tocó la bandera de tregua…. Justo ahí cerca de la bandera de tregua dispararon a una madre con su criatura; al no darse cuenta que su mamá estaba muerta, la criatura siguió amamantando, y eso sí que fue muy triste ver. A las mujeres que huían juntas con sus bebés las mataron los dos, las balas atravesàndolos, y a las embarazadas asimismo las mataron… [D]espués de matar a casi todos, anunciaron que los demás podían salir y entregarse con toda seguridad. Unos niños no heridos salieron de su escondite y apenas se asomaron los rodearon los soldados y los masacraron.
“Los soldados sufrieron 25 bajas y 39 heridos, la mayoría víctimas de sus propias balas y metralla”, escribió Dee Brown en Enterrad mi corazón en Wounded Knee. “Una vez en Pine Ridge los militares heridos, una patrulla de soldados regresó al campo de batalla de Wounded Knee para reunir a los indios supervivientes y proceder a su traslado en carros custodiados. Ante la inminencia de una tormenta, los cadáveres indios fueron abandonados en el lugar”.
Después de unos días, y una tormenta invernal, los muertos quedaron congelados en formas grotescas. Luego les enterraron en una fosa común, a por lo meños uno lo enterraron vivo.
El presidente Benjamin Harrison galardonó a 20 de los soldados la Medalla de Honor, el más alto reconocimiento militar yanqui. En la historia de Estados Unidos, desde esa fecha hasta hoy, es la mayor cantidad concedida en una sola batalla. A pesar de protestas y demandas, jamás se ha rescindido eso.
Los criminales:
El presidente yanqui Benjamin Harrison: A fines de noviembre de 1890, el presidente mandó soldados federales a Dakota del Sur, la mayor movilización desde la guerra de Secesión. Al considerar a los lakota como “guerreros y turbulentos por naturaleza”, puso “a la disposición del general Miles, comandante de la división de Misuri, todas las fuerzas que considerara necesarias”.
El Departamento de Guerra de Estados Unidos:
El general Nelson A. Miles: que desempeñó un papel en casi todas las campañas del ejército contra las tribus indígenas de los Grandes Llanos. En los años 1874-75 dirigió ataques contra los kiowa, los comanches y los cheyenne sureños. En los años 1876-77 forzó a los lakota y sus aliados a vivir en reservas.
En 1890 el general Miles se proponía acabar con lo que quedaba de la resistencia de los lakota en sus reservas. Miles y otros del gobierno se preocupaban de que la resistencia estaba tomando la forma de la “Danza de los Espíritus”, una danza espiritual realizada en grupo que para muchos lakota era una súplica para reunificarlos con los espíritus de los muertos para luchar en su nombre; hacer que se vayan los colonos blancos; y dotar a los pueblos indígenas de la región con paz, prosperidad, y unidad. Si bien Miles no ordenó la masacre, la campaña que encabezó para someter a los lakota condujo a la masacre en Wounded Knee.
El mayor Samuel Whiteside y el coronel James W. Forsyth: por llevar a cabo la sangrienta masacre de Wounded Knee.
La coartada: El gobierno estadounidense ya tenía años justificando sus planes asesinos de expandirse por todo el continente, y obligar a los pueblos indígenas, como los lakota, a abandonar sus tierras ancestrales y meterlos en reservas bajo la doctrina del “Destino manifiesto”. O sea, el cuento de que Dios —o la “Providencia”— había ordenado la expansión territorial de Estados Unidos, y que los blancos, el cristianismo y la civilización occidentales eran, por naturaleza, superiores a los indígenas “paganos”.
En 1890, el pretexto inmediato para la campaña contra los lakota fue que la difusión de la Danza de los Espíritus resultaría en brotes de violencia de parte de los lakota. Los periodistas que acompañaban a los soldados enviados a Dakota del Sur escribieron artículos escandalosos para atizar el temor de los blancos que se habían instalado en las tierras de los lakota, y para 1890 habían causado histeria.
El verdadero motivo:
En realidad, el Destino Manifiesto fue una expresión y una justificación de la compulsión de los gobernantes estadounidenses de expandir su poder y sistema del capitalismo y supremacía blanca en todo el continente.
En realidad, la Danza de los Espíritus era un movimiento pacifista.
Un ex agente, Valentine McGillycuddy, ridiculizó el pánico que había superado las agencias, diciendo: “Si los adventistas del séptimo día preparan sus vestiduras para cuando el Salvador haga su segunda aparición en la Tierra, el ejército de los Estados Unidos no se pone en marcha para evitarlos. ¿Por qué los indios no pueden gozar del mismo privilegio? Si la tropa se queda, los incidentes se produciràn”.
La masacre de Wounded Knee tenía como propósito acabar por fin con toda la resistencia de los pueblos indígenas — el último capítulo en la historia sangrienta del genocidio del gobierno de Estados Unidos contra los lakota. El gobierno estadounidense quería consolidar su gobierno sobre los pueblos originarios de América del Norte, y abrir más territorio en el Oeste para los colonos blancos, y consideró cualquier resistencia de entre los lakota como amenaza a sus ambiciones.
En 1851, en el tratado del Fuerte Laramie, el gobierno yanqui le prometió a los lakota un enorme trecho de terreno en el centro norte de Estados Unidos. En 1868, el gobierno rompió ese tratado y firmó uno nuevo por un terreno mucho más pequeño. Pero tres años después, aprobó la Indian Appropriation Act, la ley sobre expropiación de terrenos indígenas, que en efecto convirtió las reservas en campamentos para prisioneros de guerra sin derechos y sin posibilidades de salir. Cuando se descubrieron oro y otros recursos valiosos en las Colinas Negras, el gobierno repartió los terrenos entre los indígenas que detestaban el concepto de propiedad privada y los colonos blancos para quienes la propiedad privada era todo. A los indígenas les dejaron los terrenos que nadie más quería.
Fuentes:
“Heartless at Wounded Knee” [Desalmado en Wounded Knee], de A World to Win News Service [Servicio Noticioso Un Mundo Que Ganar], Revolution, 18 de abril, 2012
Dee Brown, Enterrad mi corazón en Wounded Knee, Turner Publicaciones, S.L., 2012
Lakota Accounts of the Massacre at Wounded Knee [Relatos de los Lakota sobre la massacre en Wounded Knee], PBS Archives of the West
Shelley Fisher Fishkin, “Remembering the Wounded Knee Massacre” [Recordando la masacre de Wounded Knee], Utne Reader, junio de 2016
“WOUNDED KNEE MASSACRE” [La masacre de Wounded Knee], Encyclopedia of the Great Plains [Enciclopedia de las Grandes Llanuras]
Benjamin Harrison, presidente de Estados Unidos, “Third Annual Message” [Tercer mensaje anual], 9 de diciembre de 1891
Jeffrey Ostler, “Conquest and the State: Why the United States Employed Massive Military Force to Suppress the Lakota Ghost Dance” [La conquista y el estado: Por qué Estados Unidos empleó una fuerza militar masiva para suprimir la danza de los espíritus de los lakota], Pacific Historical Review, mayo de 1996
Written Testimony of Mario Gonzalez from the September 25, 1990 Senate Hearing [El testimonio escrito de Mario Gonzalez de la audiencia del Senado del 25 de septiembre de 1990]
“Ghost Dance” [Danza de los Espíritus], hanksville.org
Alysa Landry, “Benjamin Harrison: Busted Up Sioux Nation, No Remorse for Wounded Knee” [Benjamin Harrison: Destruyó la nación de los sioux, ningún remordimiento por Wounded Knee], Indian Country Today Media Network [Red Mediático de Hoy del Territorio Amerindio], 7 de junio de 2016
“President Benjamin Harrison and Indian Policy” [Presidente Benjamin Harrison y la política sobre los pueblos indígenas], Native American Netroots [Red/Raíces Amerindias], 18 de marzo de 2014
James Mooney, The Ghost Dance Religion and Wounded Knee [La religión de la danza de los espíritus y Wounded Knee], Dover Publications, 1896
“Ghost Dance” [Danza de los Espíritus], New World Encyclopedia
Hari Jagannathan Balasubramanian, “America’s Westward Expansion, the Ghost Dance and Wounded Knee”, Thirty letters in my name [La expansión hacia el oeste de Estados Unidos, la danza de los espíritus y Wounded Knee — Treinta cartas en mi nombre], 4 de noviembre de 2007