Hay que atacar desde muchos ángulos y con argumentos contundentes la falsa ilusión de que "la situación va a pendular o a cambiar por su cuenta" y de que "Bush está contra las cuerdas y caerá por su propio peso, así que no es necesario que hagamos nada". Esa idea surge más o menos espontáneamente (por un lado) y, por otra parte, la fomentan varias fuerzas, como representantes del Partido Demócrata y otros ligados a ellos... Será necesario darle duro diariamente, con argumentos contundentes, repito, en general y muy concretamente, tomando en cuenta cómo se presente (y vuelva a presentarse) y se "metamorfosee" con el desenvolvimiento de la situación. Un elemento de la dinámica actual es que el centro y "arco" del "péndulo" sigue desplazándose más y más hacia la derecha, lo cual sirve para perpetuar y reforzar el engaño. Veamos, por ejemplo, las posiciones que defienden o toleran los demócratas (por ejemplo, la posición de la aspirante a comandanta en jefe Hillary Clinton sobre la guerra de Irak, la tortura, la Ley Patriota, el aborto, el huracán Katrina, entre otros temas candentes, e imaginemos qué estará planteando en el año 2008, si se permite que la situación siga la misma dinámica y trayectoria que ahora, ¡y si sus posiciones son relevantes para esa fecha!). Cuando el péndulo "se devuelva", ¿dónde parará? El punto a donde creen que puede "devolverse", es algo que la gente progresista habría considerado totalmente inaceptable e intolerable hace unos cuantos años (como se ve en el fenómeno de Hillary que acabo de mencionar y, muy dramáticamente, en el hecho de que a muchos los engatusaron para que votaran por Kerry aunque tenían una posición opuesta sobre una serie de cuestiones cruciales, como el asunto de la guerra de Irak). Aquí vemos un ejemplo muy claro del principio que he señalado: si se procura convertir a los demócratas en algo que no son y nunca serán, uno termina convirtiéndose en lo que los demócratas en realidad son. También ilustra una importante verdad de la convocatoria de "El mundo no puede esperar": si no nos oponemos y movilizamos para parar esto, nos obligarán a aceptarlo. En fin, en la ofensiva final para el 2 de noviembre es crucial luchar de modo consecuente y claro, y con argumentos contundentes, contra la falsa ilusión del "péndulo", etc., en un sentido fundamental y global, y contra las manifestaciones concretas que tome con el desenvolvimiento de la situación.
Será necesario librar una lucha tenaz contra la noción de que estamos exagerando (aquí me refiero a "El mundo no puede esperar" y la convocatoria, no solo al partido), o sea, que la situación no es ni podría volverse tan grave. Es necesario, repito, mostrar claramente la situación con argumentos concretos y contundentes. Por eso sigo leyendo el libro de Catherine Crier ( CONTEMPT: How the Right is Wronging American Justice de Catherine Crier, comentarista de Court-TV, republicana y ex magistrada de Texas). Es muy convincente, desde su propia perspectiva, sobre la gravedad de la situación y el peligro que se cierne (como indica el primer capítulo del libro: "Tengan mucho miedo"). Brinda información y análisis útiles sobre los lazos entre las grandes corporaciones, el mundo político y judicial, y los fundamentalistas religiosos (fascistas cristianos, que sirven de "tropas de asalto"), temas que aborda detenidamente en el Capítulo 10: "Los cuatro jinetes del Apocalipsis". Los cuatro jinetes son cuatro figuras importantes (bautizados así en un artículo del Wall St. Journal): C. Boyden Gray, heredero de la fortuna de la compañía de tabaco Reynolds, con muchas conexiones en el mundo de los negocios; Leonard A. Leo, vicepresidente de la Sociedad Federalista; Edwin Meese, sobre quien no es necesario decir más; y Jay Sekulow, un judío que se convirtió al cristianismo en la universidad, colega de Pat Robertson y principal asesor jurídico del Centro Americano de la Ley y la Justicia fundado por él ("equivalente" fascista cristiano de la Unión Americana de Libertades Civiles). Según Crier:
"Los lunes temprano los jinetes celebran una teleconferencia sobre los particulares del proyecto derechista. Participan también asesores de la Casa Blanca y otros líderes conservadores... [El fascista cristiano] Tim Goeglein, subdirector de la Agencia de Coordinación Pública y muy amigo de Karl Rove1, casi siempre hace acto de presencia". (pp. 102-3)
En este momento, Rove es una figura central, pero no es indispensable; de hecho, ya hay varios líderes fascistas cristianos en los más altos centros de poder o con conexiones directas a ellos, como demuestra este comentario del Dr. Richard Land, líder de la Convención de Bautistas del Sur (citado por Crier): "Bush comprende nuestras preocupaciones; es más, comparte nuestra cosmovisión". Por su parte, Ted Haggard, líder de la Asociación Nacional de Evangélicos, cuenta que él y sus compinches hablan directamente con el importante asesor de la Casa Blanca Tim Goeglein: "Él le comunica mis asuntos al presidente y me da una respuesta en 24 horas". (Citado por Crier, p. 112)
Hablando de la influencia y poder de los "cuatro jinetes" y lo que representan, Crier dice:
"A los cuatro jinetes les sobran experiencia, conexiones y peso. Juntos representan todos los aspectos de la batalla ultraconservadora por el poder judicial: las grandes corporaciones, el rigor intelectual, las conexiones políticas y la religión". (p. 102)
Veamos lo que dice al final del capítulo:
"Los cuatro jinetes dirigen la campaña de la extrema derecha. Pero para que sean eficaces, para que su existencia tenga sentido, necesitan la caballería. La caballería, como confirma la presencia de Sekulow en la prensa, es la derecha religiosa. Son las huestes, dispuestas a lanzarse contra las murallas para crear una América cristiana.
"Los cuatro jinetes es un nombre apto para tal grupo de líderes porque sus seguidores de verdad creen en los cuatro jinetes del Apocalipsis, que recibirán el fin del mundo y el segundo advenimiento de Cristo. Para ellos estos nombramientos judiciales no son un asunto de rutina.
"Son cuestión de vida o muerte". (p. 104)
No olvidemos que la presidencia y el Congreso están en manos del Partido Republicano, que está dominado por la "derecha religiosa"; el poder judicial es el único de los tres poderes que todavía no domina completamente.
¿Qué se proponen los fascistas cristianos? Veamos lo que dice uno de sus líderes destacados, el Dr. D. James Kennedy de la iglesia presbiteriana Coral Ridge de Ft. Lauderdale, Florida, que según Crier tiene "10,000 feligreses y cada semana trasmite sermones a 40,000 ciudades y comunidades de Estados Unidos y a 200 países". Crier dice: "Además de pastor, Kennedy es un ideólogo reaccionario" (p. 110), y tiene conexiones políticas de mucho peso. Aquí, Kennedy (citado por Crier) esboza el programa fascista cristiano para Estados Unidos, que él y otros están empeñados en hacer realidad:
"En un mitin en Coral Ridge, habló ante una entusiasta multitud: 'Como vicerregentes de Dios, hemos de ejercer dominio e influencia divinos en nuestras comunidades, escuelas, el gobierno, la literatura y las artes, los estadios deportivos, la televisión y el cine, la prensa y las actividades científicas, en fin, sobre todo aspecto e institución de la sociedad humana'". (p. 110-11)
¿Estamos exagerando? ¡¡No lo creo!! ¿Podemos darnos el lujo de seguir "consolándonos" con la peligrosa noción de que ese tipo de sermones no son más que divagaciones de un lunático extremista o un fundamentalista religioso con muchos feligreses pero sin conexiones en los centros del poder político? Solo a costa de repetir el profundo error histórico, el crimen, que el pastor Neimoeller resumió de la experiencia de la Alemania nazi (¡simón, nazi!), y de ignorar las lecciones de esa trágica y monstruosa experiencia.
Desde luego, no se debe reducir todo al elemento fascista cristiano y el peligro que plantea, por real que sea. La convocatoria de "El mundo no puede esperar" señala elocuentemente por qué hay que sacar del poder al gobierno de Bush (especialmente en la primera parte: "Tu gobierno...") y es crucial que siga planteando todo eso (y más) con fuerza y de acuerdo a su nivel de unidad, y que nuestro partido lo haga cabalmente de acuerdo a nuestros planteamientos y programa.