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Puntos sobre el socialismo y el comunismo: Una clase de estado radicalmente nuevo, una visión radicalmente diferente y mucho más amplia de libertad

El materialismo vs. el idealismo... la contradicción fundamental del capitalismo y la resolución revolucionaria de esa contradicción, parte 2

Nota de la Redacción: A continuación publicamos partes de una charla que dio Bob Avakian a un grupo de militantes y partidarios el año pasado (2005). A esta edición se le agregaron subtítulos y notas al pie de página.

Esta charla, que saldrá en seis entregas, empezó en el #37 (5 de marzo). La segunda entrega salió la semana pasada (#39); esta semana continúa esa misma sección de la charla. Toda la charla está en la internet en inglés en revcom.us.

Necesidad y libertad

La esencia de una actitud idealista y utópica de lo que somos, y del comunismo, es que en el comunismo dejará de existir la necesidad. Es verdad que, en la sociedad comunista, en un mundo comunista, el carácter de la necesidad y la interrelación entre la necesidad y la manera de lidiar con ella serán radicalmente diferentes a hoy, pero persistirá la necesidad y será necesario transformarla. Persistirá el carácter de las fuerzas productivas y de las relaciones de producción que en líneas generales corresponden a ellas. Habrá una base económica, habrá relaciones de producción y (sin ser mecanicistas, entendido en un sentido dialéctico, entendiendo que hay una autonomía e iniciativa relativas en la superestructura) habrá, en cualquier momento, una superestructura que más o menos corresponde a esas relaciones de producción. También persistirá el dinamismo de todo eso. Las fuerzas productivas se seguirán desarrollando, y eso continuará transformando las relaciones de producción, que pasarán de ser relativamente apropiadas para el desarrollo de las fuerzas productivas a ser trabas a dicho desarrollo, a tener el carácter y el efecto de trabas en vez de ser apropiadas para el desarrollo de las fuerzas productivas. Así es como se desenvuelve.

Y una vez más la superestructura entrará en conflicto con las nuevas relaciones de producción que se están desarrollando y se dará lucha para cambiar más la superestructura, de acuerdo con los cambios de las relaciones de producción, cambios que, a su vez, suscita el desarrollo de las fuerzas productivas. Eso seguirá inclusive en la sociedad comunista. Como dijo Mao, inclusive en 10,000 años (suponiendo que la humanidad dure todo ese tiempo y, en caso de que lo hayamos olvidado, nosotros tenemos algo que decir al respecto), seguirán existiendo las contradicciones subyacentes e impulsoras de la sociedad (entre las fuerzas y las relaciones de producción, y entre la base económica y la superestructura política e ideológica), con toda la complejidad que suscita y con todas las influencias de eso sobre las contradicciones subyacentes e impulsoras.

Esto se relaciona con el análisis materialista de la necesidad, y con la relación dialéctica entre necesidad y libertad: esa libertad que no busca evadir, ignorar, pasar por alto, ni simplemente saltar de un golpe por encima de la necesidad, sino que radica en hacerle frente a la necesidad y transformarla a partir de las contradicciones que residen dentro de ella, porque toda la realidad está compuesta de materia en movimiento y de contradicciones. Ese es el parte aguas fundamental entre idealismo y metafísica, de un lado, y materialismo y dialéctica marxista, del otro: entender la relación entre libertad y necesidad y dónde está situada la libertad con respecto a la necesidad, y arrancarle libertad a la necesidad.

Obviamente, esto se tiene que ver en toda su complejidad, no de una forma cruda y lineal. Pero teniendo eso en mente, es crucial entender que el avance de la sociedad continuamente consistirá en esto: hacerle frente a la necesidad y transformarla, sobre todo a nivel social, en lo que encontrarán su lugar los individuos, y no en un marco divorciado de eso o aparte de eso, o volando por encima de eso, como un caballo celestial que vuela por el firmamento, solo y libre (como decían en China), pretendiendo trascender la necesidad en la esfera individual: “Esa onda no me afecta a mí; no me importa lo que hagan en Irak; eso no tiene nada que ver conmigo”. Sí, sí tiene que ver, y si uno no lo reconoce ahora, lo reconocerá a la fuerza tarde o temprano porque todo esto está entrelazado y entretejido. Y si piensa que lo puede pasar por encima, la realidad se impondrá y demostrará, a veces de modo dramático, que no se puede hacer eso.

Este es un ejemplo que he citado muchas veces: uno no puede definir las palabras como quiera porque tienen un contexto social, un significado social, un significado que en cualquier momento dado ha evolucionado históricamente. Esto se relaciona con la epistemología (la teoría del conocimiento, de la verdad y de cómo los seres humanos conocen la verdad). En otras ocasiones he hablado de esto, por ejemplo cuando hablé de la definición de poder de Huey Newton, que es una definición instrumentalista: “el poder es la capacidad de definir los fenómenos y de hacerlos comportarse como uno desea”. No, definir un fenómeno como uno quiera no le da la capacidad de hacerlo comportarse como uno quiera. Un tipo saca un revólver y te dispara, y si, antes de que te llegue la bala tuvieras tiempo de decir “Esto que se me viene encima no es una bala, es una almohada, yo lo defino como una almohada”, de todos modos te daría duro. [risas] No deja de ser una bala. [risas]La necesidad te sigue haciendo frente y tú tienes que responder a esa necesidad (si tienes tiempo). Si puedes, corre y métete detrás de algo. [risas]Busca algo blindado, si puedes. No vas a lidiar con esa bala definiéndola como una almohada o un malvavisco. [risas]Eso es fundamentalmente incorrecto.

El poder en realidad radica en la capacidad de entender correctamente los fenómenos y la necesidad objetivos y de transformarlos,transformarlos del modo que en realidad se pueden transformar, que está lleno de contradicción; por lo tanto no hay un solo modo siempre, ni la mayoría de las veces ni en general. Hay varios modos de transformar algo conforme a las contradicciones que lo definen, pero no se puede transformar de un modo que no tiene relación con las contradicciones que lo definen y lo impulsan. Por eso digo que no se puede transformar una bala en una almohada o un malvavisco simplemente con definirla así.

Otro ejemplo muy común ahora y muy polémico es cuando, en especial los negros, dicen: “Voy a definir la palabra ‘nigger’ [una palabra despectiva racista—Nota del traductor] como ‘mi amigo, mi cuate’”. No. Esa palabra quiere decir otras cosas. Uno no tiene la capacidad de cambiar la definición porque, al igual que la bala, se ha definido histórica y socialmente de cierto modo, y simplemente desear que quiera decir otra cosa no cambia el significado. Dentro de muchísimos años, cuando la humanidad haya dejado atrás la clase de sociedad en que existe la opresión de pueblos enteros, junto con otras formas de opresión y explotación, puede que la palabra “nigger” no tenga ese significado o que signifique algo completamente distinto. Pero ahora, en esta etapa de la historia, en el mundo de hoy, su significado se ha definido por las relaciones sociales opresivas establecidas históricamente, de las cuales esa palabra es una expresión. Para lidiar con lo que significa y con todo lo que está detrás de esa palabra, hay que afrontarla como es, conforme al significado establecido social e históricamente... hasta que transformemos radicalmente las relaciones sociales que expresa.

Necesidad y accidente, causalidad y contingencia

Aquí entra también la relación entre necesidad y accidente, o entre causalidad y contingencia. En el desarrollo histórico de los seres humanos y de la sociedad humana (y su interacción con el resto de la naturaleza) no ha habido, no hay, caminos predeterminados. Pero, repito, a lo largo de ese proceso, esa continua interacción de la necesidad y la libertad ―y sí, de la causalidad y la contingencia (o necesidad y accidente) y su interrelación dialéctica― se ha dado una cierta “conexión” en la historia. Esa conexión nos ha llevado al umbral donde es posible (no inevitable, pero posible) dar el salto al comunismo.

Como he dicho, la causalidad y la contingencia, o la necesidad y el accidente, como todo, son una unidad de contrarios. Y como decía Mao sobre lo universal y lo particular, lo que en un contexto es causalidad, es accidente en otro, o contingencia en otro (y viceversa). He dado este ejemplo: ¿por qué Colón acabó en las Américas pensando que iba a otra parte? En un contexto, por ejemplo en el marco de los pueblos que tuvieron el infortunio de que Colón llegara a sus tierras, con los sucesos subsiguientes, eso fue un accidente, porque él planeaba ir a otra parte y porque su llegada no se debió a la dinámica interna de las sociedades de las Américas en esa época. De modo que para los pueblos de la región fue un accidente. Y en otro nivel fue un accidente porque Colón quería ir a otra parte. ¿Pero fue enteramente un accidente? No. Obviamente, llegó adonde llegó por ciertas causas y razones; por ejemplo, por los vientos, por su falta de conocimientos de ciertos asuntos y demás. Cada una de esas cosas a su vez se puede dividir en necesidad y accidente (o causalidad y contingencia). Cada cosa se puede dividir en sus aspectos contradictorios.

Pero en cada momento una cosa tiene un aspecto principal y ese aspecto principal le da identidad relativa, aunque haya movimiento y cambio. La sociedad capitalista, por ejemplo, encierra dentro de sí el futuro de la sociedad socialista, representado en el aspecto político y de la lucha de clases por el proletariado, y en el aspecto de producción por la socialización de la producción. Pero la sociedad capitalista todavía se define por el hecho de que las relaciones de producción y la superestructura arriba de eso son capitalistas. Así que es contradictorio, pero el aspecto principal le da la esencia que lo define, relativamente;digo relativamente en el sentido de que existe en el marco general de otras contradicciones en el mundo, y relativamente en el sentido de que en sí está lleno de contradicción, movimiento y desarrollo, y esos aspectos del futuro también se hacen sentir en medio de eso, en contradicción con el carácter capitalista esencial.

Tenemos que ver todo, entonces, en función del movimiento y desarrollo de las contradicciones, y no en términos estáticos. Tenemos que dejar atrás las concepciones metafísicas y en última instancia religiosas o prácticamente religiosas de los fenómenos del mundo y en particular de la sociedad humana y su desarrollo histórico. Como dije, no ha habido caminos predeterminados de desarrollo histórico de los seres humanos y la sociedad humana. Se han podido dar fenómenos (accidentes en un aspecto) que hubieran podido aplastar a los seres humanos antes de que se afianzaran, o después, y todavía se pueden dar. Sin embargo, hasta la fecha no ha sucedido. Del mismo modo, la sociedad humana no estaba predestinada a encaminarse al comunismo, pero por medio de su desarrollo complejo y contradictorio ha llegado al umbral de eso, donde la contradicción entre la producción socializada y la apropiación privada (la contradicción característica del capitalismo, que fundamentalmente lo define) se reafirma más y más agudamente.

Conexión, restricciones y transformación

Como señaló Marx, entonces, la historia humana tiene cierta conexión. Cada generación hereda las condiciones materiales y las correspondientes relaciones sociales y superestructura política e ideológica de las generaciones previas (del desarrollo previo de la sociedad), que se han forjado tanto mediante la acumulación de cambios parciales como mediante saltos revolucionarios conducentes a cambios radicales. No se trata solo de cambios mediante acumulación gradual; también se han dado cambios radicales con saltos revolucionarios. Otro punto muy importante es que los cambios, ya sean cuantitativos o cualitativos, ya sean parciales o revolucionarios, se producen sobre los cimientos de las condiciones materiales existentes, y en particular las fuerzas productivas existentes; inclusive los cambios revolucionarios, y lo que suscitan, están condicionados por la base de la que surgen.

Una importante ponencia de un camarada dirigente del partido habla de esto, de la relación entre restricciones y transformación: que en la historia natural de la evolución a lo largo de miles de millones de años (y en la evolución social y en la evolución histórica de la sociedad humana) surgen cosas a partir de las restricciones, y de la transformación de las restricciones, que existen en un momento dado. Esto se relaciona con el punto de que, en la sociedad humana, cada generación confronta el carácter de la sociedad (basado en las fuerzas productivas y las relaciones de producción que corresponden más o menos a esas fuerzas productivas) como algo externo, como necesidad. Otro punto relacionado es de dónde viene esa necesidad, esas condiciones materiales, cómo se han desarrollado (y se siguen desarrollando) mediante un proceso muy complejo y contradictorio, y no en una marcha en línea recta predeterminada y predestinada. Así es como se desenvuelve esto.

Por eso Marx dijo que en las primeras etapas del avance al comunismo (mejor dicho, en la sociedad socialista bajo la dictadura del proletariado) persisten los “sellos del capitalismo”. Esos “sellos del capitalismo” existen en la sociedad socialista porque esta surge de la matriz del capitalismo y solo puede surgir de ahí. En contraposición a lo que piensan, o desean, los anarquistas y los utópicos, en la realidad uno no puede decir: “Tracemos la sociedad ideal y arranquemos de ahí. ¿Para qué tener líderes? ¿Para qué tener estado? Eso es crear los problemas que queremos eliminar. ¿Por qué no ideamos una sociedad que no tenga nada de eso?”. Bueno, cualquier puede idearla. Eso es fácil. Basta con fumar un poco de mota o algo por el estilo [risas] y uno puede idear montones de cosas [risas], inclusive cosas buenas. Pero eso no nos lleva adonde tenemos que ir. Hay que partir de donde estamos hacia lo que es posible transformando la necesidad que nos confronta continuamente y la nueva necesidad que surge, las nuevas restricciones que se forman al transformar la vieja necesidad, las viejas restricciones. No se puede pensar a priori (antes de examinar la realidad y, es más, divorciado de ella) en la clase de sociedad que uno quisiera, superponerla a la realidad y tratar de crear lo ideal así. Eso es completo idealismo filosófico (pensar que las ideas son lo que determina la realidad material, que la realidad material es meramente una extensión de las ideas o que las ideas pueden, de por sí, crear o cambiar la realidad). Eso no tiene nada que ver con cambiar la realidad en la práctica ni, en particular, con transformar la sociedad y avanzar hacia donde la sociedad puede ir (no adonde tiene que ir, pero adonde puede ir): al comunismo.

Cuando la revolución crea una sociedad socialista, lleva los “sellos” del capitalismo. Lenin dijo: no hacemos la revolución con personas como nos gustaría que fueran;hacemos la revolución con las personas como son.Es cierto que al hacer la revolución, en el primer salto, al vencer la primera cuesta, al librar la lucha por la toma del poder y tomar el poder, la gente pasa por un cambio radical. Pero todavía no es la gente “ideal”. Además, como explicaré más adelante cuando hable del “paracaídas”1, ese cambio no es para siempre, “irrevocable”, se puede deshacer. Se dice que la situación no puede volver atrás, que la gente no puede volver a ser lo que era antes de la revolución. Bueno, como nos han enseñado las duras lecciones de la historia, si es que no lo sabíamos antes, eso no es cierto. Se hace la revolución con la gente como es en un momento dado, y ahí también se transforma la necesidad en libertad.

Así que no hay un “proceso ordenado y rígido” que ha llevado de una etapa de la sociedad a la siguiente (del comunismo primitivo, a la esclavitud, al feudalismo, al capitalismo y al socialismo, y luego al comunismo). No hay un “gran vals de la historia” (un, dos, tres; un, dos tres) ni un “minué feudal” ordenado y delicado, que se ha desenvuelto a medida que la sociedad ha avanzado inevitablemente hacia el comunismo. No hay un “proceso general” que lleva inevitablemente al comunismo. Tenemos que combatir las tendencias a pensar de esa manera (eso fue marcado en Stalin, por ejemplo), lo que raya en lo religioso (o entra directamente en ese terreno). Pero el desarrollo histórico humano, con toda su complejidad y diversidad, a lo largo y ancho del mundo, a lo largo de miles de años, efectivamente (aunque no deliberadamente) ha sentado las bases y ha hecho posible (no inevitable, posible) el salto histórico mundial al comunismo. Ha llevado el mundo a una situación en que está más entrelazado que nunca, y en que el capitalismo y su contradicción fundamental es el aspecto determinante de la sociedad humana en el mundo entero y en todas las partes del mundo, y en que esa contradicción se manifiesta cada vez de modo más pronunciado y extremo; en que se está agudizando más el conflicto entre las fuerzas y las relaciones de producción, y entre la base y la superestructura características del capitalismo; en que la necesidad de resolver esta contradicción fundamental por medio de la revolución proletaria en países particulares y en última instancia en todo el mundo se está reafirmando con más y más fuerza. Pero para lograr esa transformación revolucionaria se necesita el factor subjetivo, las fuerzas revolucionarias conscientes, para dirigir a las masas a cambiar la realidad de conformidad con esa necesidad por medio de una lucha desgarradora y resuelta.

Expresiones grotescas y extremas de la contradicción fundamental del capitalismo

¿Cuál es la contradicción fundamental del capitalismo? ¿Cuál es la forma particular en la que se manifiestan en la era del capitalismo las contradicciones básicas de toda sociedad humana (entre las fuerzas y relaciones de producción, y entre la base económica y la superestructura política e ideológica)? Es la contradicción entre la producción socializada y la apropiación privada. Esta es la contradicción fundamental que define e impulsa el capitalismo y la época en la que el capitalismo aún domina el mundo. Y si se quiere ver un fenómeno extremo y grotesco, un ejemplo de cómo la contradicción fundamental del capitalismo, entre la producción socializada y la apropiación privada, está asumiendo una forma extrema, perversa y grotesca hoy, hay que ver quién es el presidente de Estados Unidos en este momento [risas]. Una persona que insiste en pronunciar la palabra “nuclear” como “nu-cu-lar” (a pesar de haber asistido a prestigiosas escuelas y universidades y de que seguramente podría pronunciar bien esa palabra). ¿Por qué digo que esta es una expresión extrema y grotesca de la contradicción fundamental del capitalismo? Porque este es el hombre que tiene el dedo en el gatillo “nu-cu-lar”. ¿Y qué es esto sino una expresión en la superestructura de la contradicción (para usar términos coloquiales) entre la vasta tecnología que han producido millones de personas de manera colectiva, y el hecho de que todo esto está bajo el dominio, el control y la bota aplastante de un puñado de personas en unos cuantos países, gobernados por una estructura de poder político que ha presentado a este monstruo como su presidente? En este mundo de hoy no se puede pedir una expresión más grotesca de la contradicción fundamental del capitalismo, entre la producción socializada y la apropiación privada.

Ahora bien, si les decimos a las masas: “La contradicción fundamental que tenemos hoy en día es la producción socializada versus la apropiación privada”, lo más probable y lo más natural es que nos respondan: “¿De qué demonios estás hablando?”. A lo cual les podemos responder sencillamente: “George Bush: de eso es de lo que estoy hablando”. [risas]Después, por supuesto, tenemos que explicar el significado de todo esto. Y esto implica bastante trabajo. Pero es la realidad; sin embargo, no se ve así a simple vista, inclusive los comunistas no lo vemos así a simple vista. Sin embargo, esto no es más que una expresión extrema, perversa y grotesca (solamente una, pero una expresión en extremo grotesca y perversa de la contradicción fundamental del capitalismo): que en la superestructura, a partir de la apropiación privada de la producción socializada, eso es lo que se presenta como el líder político del “mundo libre”.

Y, repito, si se desea una manera más generalizada de ver esto (que es exasperante en un sentido más general, que es una contradicción garrafal y exasperante), fijémonos en el hecho de que este tipo es el que tiene el dedo en el botón “nu-cu-lar”, y en términos más generales, fijémonos en el hecho de que esta clase dominante de Estados Unidos, más que ninguna otra clase dominante, ha amasado un enorme poder militar para reforzar su sistema. Esto no es más que una expresión de la contradicción fundamental del capitalismo y del movimiento y desarrollo en el mundo actual de la contradicción entre las fuerzas y relaciones de producción y entre la base y la superestructura. Para desglosar esto necesitamos plantear las preguntas: ¿Cómo hacen esto? ¿De dónde viene este poder militar? Las respuestas de ambas preguntas están en el desarrollo histórico del capitalismo en Estados Unidos. Y sabemos cómo ha sido todo esto: libraron guerras, exterminaron a millones de personas, secuestraron esclavos y los pusieron a trabajar (una vez más, con un tira y afloje entre la superestructura y la base), conquistaron un territorio en América del Norte, amasaron una tremenda fortuna y extendieron sus tentáculos hacia todo el mundo en oleadas y cada vez más profundamente. Y, literalmente, exprimiéndole la vida a pueblos por todo del mundo, han amasado una enorme fortuna y pueden destinar una parte significativa de esa fortuna para emplear científicos que inventen armas, para producirlas, y para entrenar y formar un ejército que utilice esas armas. El hecho de que puedan hacer eso y reforzar así su supremacía sobre los mismos pueblos que han proporcionado la fundación material con la cual se ha construido este sistema, no es más que una expresión grotesca y exasperante de la contradicción fundamental del capitalismo. Es una expresión extrema y exasperante de la contradicción fundamental del capitalismo y, de manera más general, de la contradicción entre las fuerzas y relaciones de producción, y entre la base económica y la superestructura.

Ahora bien, por supuesto, la gente no ve esto así a simple vista [risas]. Y como dije, los que entendemos básicamente la naturaleza del capitalismo, sus consecuencias y lo que significa para los pueblos del mundo, tampoco entendemos a simple vista de lleno cómo todo esto se desprende de la contradicción fundamental del capitalismo; comprender esto implica mucho trabajo. Y para que las masas lo puedan entender, no se puede explicar como lo acabo de hacer. Pero hay maneras de traducir esto en términos populares para que la gente aprenda cómo es el mundo, cómo se mueve y cómo cambia, y cuál es su papel en eso. Eso es lo que tenemos que hacer a través de nuestro periódico Revolución y en general. Esa es una de las cosas más esenciales que debemos hacer: llevar esto a las masas para que cuando luchen, mientras luchen, y mientras los organizamos para que luchen, comprendan más y más conscientemente hacia dónde tiene que ir esta lucha, cuál es el problema y cuál es la solución, cuáles son sus raíces y hacia dónde va, y por qué tenemos que luchar de cierta manera para llevar la lucha hacia donde necesita ir, para rebasar todo esto.

Las dos formas de movimiento de la contradicción fundamental del capitalismo

Si examinamos la contradicción fundamental del capitalismo, entre la producción socializada y la apropiación privada, llegamos a las dos formas de movimiento de esta contradicción, o las dos expresiones de esta contradicción. Hace 25 años, cuando hicimos el análisis de que la principal contradicción del mundo era entre los dos campos imperialistas (uno dirigido por Estados Unidos y el otro por la Unión Soviética, que en ese entonces aún se escondía detrás de la máscara del “socialismo”, pero en realidad era una potencia imperialista con un sistema de capitalismo de estado), causó mucha polémica en el movimiento comunista internacional; y por esa razón, pero principalmente porque necesitamos entender el mundo en su dinámica y en su movimiento y desarrollo concretos, nos adentramos en el problema de discernir no solo cuál es la contradicción fundamental de esta era y cuál era la contradicción principal en ese momento, sino cómo se debe abordar todo el tema y cómo se llega a la determinación correcta de cuál es la contradicción fundamental y cuál es la contradicción principal del mundo. Y esto fue, como dije, polémico en el movimiento comunista internacional porque mucha gente se quedó atorada en la formulación que salió de China a mediados de los años 60, que decía que la principal contradicción del mundo era esencialmente entre el tercer mundo y el imperialismo (o entre las naciones oprimidas y el imperialismo). Esta es otra de esas cosas donde se pensaba que no había nada que discutir ni debatir: “¿Cuál es la pregunta? La principal contradicción en el mundo es la de las naciones oprimidas versus el imperialismo; ya está. Atendamos el siguiente asunto”.

Pero el mundo no está detenido; el mundo se mueve y cambia. Incluso cuando no queremos verlo y cambiarlo conscientemente, se mueve y cambia; de hecho cambia más caóticamente cuando no actuamos de manera consciente y cuando no tenemos la intención de cambiarlo. De manera que al retomar la pregunta de cuál era la principal contradicción del mundo en esa época (a principios de 1980), tuvimos que adentrarnos en lo siguiente: cómo se llega a los cimientos materiales de esto, cómo se comprende esto de una manera materialista y no de manera metafísica, como una “doxología” cristiana o algún conjuro religioso: “así es, así ha sido siempre y así será, amén”. O, para decirlo en términos más comunistas: “así es como era cuando me metí a revolucionario, así es como es, ¿por qué la discusión?”. No. El mundo se mueve y cambia.

De manera que tuvimos que adentrarnos aún más, y descubrimos el análisis de Engels donde discute esencialmente la contradicción fundamental del capitalismo y su desarrollo; y Engels identificó estas dos expresiones, o dos formas de movimiento, de esta contradicción fundamental: por un lado la contradicción, en términos de lucha de clase, entre el proletariado y la burguesía; y por otro lado, la contradicción entre la organización y la anarquía: la organización y planeación en una empresa en particular, o en una rama particular de la economía, versus la anarquía general que fluye de la naturaleza básica de la producción e intercambio de mercancías, que en la sociedad capitalista se generaliza hasta incluir la fuerza laboral como una mercancía (vender el trabajo a cambio de un salario, pero esencialmente, vender la capacidad de trabajo a cambio de un salario).

De manera que vimos cómo Engels identificó estas dos formas de movimiento. Y después, partiendo de ese análisis básico, propusimos algo que sí fue muy controvertido. Dijimos que en general en esta época de la historia, de estas dos formas de movimiento o expresiones de la contradicción fundamental del capitalismo, el principal aspecto es la anarquía/organización (o forma de movimiento o expresión de la contradicción fundamental del capitalismo). ¡- Zácatelas! Entonces mucha gente del movimiento comunista internacional dijo: “¿Cómo así? Si dicen eso, están despojando al pueblo de su propia iniciativa. ¿Qué puede hacer el pueblo acerca de la contradicción anarquía/organización-? El pueblo puede librar una lucha de clases, pero ¿cómo puede lidiar con la contradicción anarquía/organización?”.

Y esto ahora se vincula con lo que he estado hablando hasta ahora. ¿Qué significa librar una lucha? Significa transformar la necesidad. La lucha de clases consiste en transformar la necesidad. La lucha por la producción consiste en transformar la realidad material o necesidad. Obtener conocimiento significa transformar la necesidad en libertad o en conocimiento. Todo consiste en transformar la necesidad en libertad y luego confrontar (y necesitar transformar) una nueva necesidad para hacerlo. Así que para librar la lucha de clases de la manera más potente y profunda, tenemos que entender cuál es la necesidad a la que nos enfrentamos. ¿Cuál es la realidad material que nos confronta, y de dónde viene esa realidad material?, para decirlo en términos sencillos.

Pudimos establecer que, dado el carácter del capitalismo, como sistema generalizado de producción de mercancías, la contradicción anarquía/organización es la principal forma de movimiento, o expresión principal, de la contradicción fundamental del capitalismo entre la producción socializada y la apropiación privada. Sí, estamos ante el capitalismo en su fase imperialista, donde hay más monopolización y más planificación en una escala mayor; pero, como indicó Lenin, eso lo que hace es tomar la contradicción entre las fuerzas y las relaciones de producción, entre la producción socializada y la apropiación privada, y específicamente entre la planificación y la anarquía (o organización/anarquía), y elevarla a un nivel más alto y más agudo, y diseminarla más por todo el mundo. De modo que, como hemos dicho, la fuerza impulsora de la anarquía (una fuerza impulsora inherente al movimiento de la producción e intercambio de mercancías) es la que desempeña el papel principal en el desenvolvimiento de la contradicción fundamental del capitalismo en el mundo. Bueno, como hemos recalcado, esto es algo muy dialéctico, algo en movimiento y en interconexión e interpenetración con otras cosas del mundo, específicamente con la otra forma de expresión (o forma de movimiento) de la contradicción fundamental del capitalismo, o sea, la lucha de clases. La lucha de clases, esencialmente entre el proletariado y la burguesía, por supuesto es muy importante y afecta el movimiento de la contradicción anarquía/organización. En la presentación de “Pongamos las cosas en claro” de Raymond Lotta, se señala que cuando la revolución rusa arrancó un sexto del territorio del mundo de las manos de los imperialistas, eso les presentó una nueva necesidad. Y eso afectó el movimiento general de la contradicción anarquía/organización y el desenvolvimiento de la contradicción fundamental en el mundo de un modo muy importante. Con ese enorme cambio en el mundo, la superestructura, y en particular la lucha de clases por la conquista del poder político en el campo de la superestructura, a su vez tuvo un profundo efecto sobre las contradicciones, las contradicciones subyacentes del capitalismo, y sobre la fuerza impulsora de la anarquía, o la contradicción anarquía/organización y su desenvolvimiento. En general hay un tira y afloje dialéctico (interacción mutua e influencia mutua) entre el desarrollo de la lucha de clases (como una forma del movimiento de la contradicción fundamental del capitalismo y de la era en que el capitalismo aún domina el mundo) y el movimiento de la contradicción anarquía/organización (la otra forma de movimiento de la contradicción fundamental del capitalismo).

Pero nuestro análisis fue, y es, de modo correcto e importante, que de toda esa complejidad, la principal fuerza impulsora en el desenvolvimiento de esta contradicción fundamental es la anarquía. Bueno, si, por ejemplo, tres cuartas partes del mundo fueran socialistas, eso probablemente cambiaría (no quiero establecer “hitos cuantitativos” definidos, un punto en que la correlación cambiaría, sino indicar, una vez más, que esto no es estático sino que cambia y cambiará con los grandes cambios del mundo y en particular con los cambios que opere la lucha revolucionaria; o, en un sentido amplio, no estrecho, la lucha de clases). Pero suponiendo que avanzamos al comunismo, en algún momento la planificación y el manejo consciente de la economía que se aplicarán cada vez más a la organización social humana tendrán un efecto mucho más profundo a nivel mundial que la restante anarquía de la producción capitalista… aunque el socialismo, dicho sea de paso, no eliminará totalmente la anarquía en otro sentido. Inclusive en la sociedad socialista (y, en realidad, en la sociedad comunista) habrá formas de lo que podríamos llamar anarquía. No la anarquía que se desprende de la producción e intercambio de mercancías, sino la “anarquía” de la necesidad que se impone. Por supuesto que se dará en un marco cualitativamente diferente y tendrá un significado y contenido cualitativamente diferente. Pero en el mundo de hoy, la fuerza impulsora de la anarquía es lo que principalmente define el terreno, las condiciones objetivas, inclusive para la lucha revolucionaria de varias formas.

Veamos lo que ha hecho y está haciendo la globalización. Es cierto que la globalización se ha podido desarrollar a causa de sucesos políticos, también: la restauración del capitalismo en China cuando la lucha de clases dio un giro negativo; los cambios políticos de la forma del gobierno burgués (no de la naturaleza de clase) en lo que fue la Unión Soviética y su imperio, lo que a su vez ha afectado la globalización. Pero en este proceso general de tira y afloje, lo que más define y determina lo que pasa en el mundo es la globalización, con todo lo que expresa y tiene ligado. ¿Por qué se están desplazando tantos campesinos a la ciudad? ¿Por qué han sacado de su tierra a millones de campesinos de Brasil y México, y en general del tercer mundo, en las últimas décadas? No es principalmente debido a la lucha de clases (aunque, donde ha habido guerras revolucionarias, esto puede haberlo intensificado), sino esencialmente debido a los mecanismos del capitalismo, a la fuerza motriz e impulsora de la anarquía. ¿Por qué tanta gente emigra a otras partes del mundo? ¿Por qué los filipinos trabajan en Arabia Saudita o Kuwait? ¿Por qué los salvadoreños trabajan en Estados Unidos? ¿Por qué los sudasiáticos terminan en Canadá? La fuerza motriz e impulsora de la anarquía es la que principalmente los lanza a otras partes del mundo y la que desplaza a cientos de millones de campesinos a las ciudades.

El movimiento contradictorio, y el dinamismo, del capitalismo

De modo que debido a sus contradicciones básicas y a su “naturaleza inherente”, el movimiento del capital, como lo he señalado, simultáneamente da origen a tendencias de concentración y centralización del capital (tendencias a que se conglomere en combinaciones y agregados de capital cada vez más grandes, a monopolizarse más, por así decirlo) y a tendencias de división y reconstitución en diferentes agregados de capital. Esta contradicción se presenta constantemente: la tendencia del capital a combinarse y centralizarse más y más y, por el otro lado, la tendencia del capital a dividirse y reconstituirse, a menudo en agregados mayores. Si miramos este fenómeno de monopolización y centralización versus su contrario (la división y reconstitución), otra forma de decirlo es que hay una contradicción entre la centralización y monopolización del capital versus el hecho de que el capital siempre existe como muchos capitales.Vale la pena examinar un poco esto.

Por ejemplo, en las últimas décadas varias compañías de aviación nacionales e internacionales han quebrado y otras se han reorganizado. Capital “externo” se ha apropiado de esas compañías y las ha reorganizado. Parte del capital que estaba invertido en esas compañías lo sacaron de ahí y lo reinvirtieron por aquí y por allá, en otras partes de la economía estadounidense y mundial. Si uno pudiera pegarle banderitas autoadhesivas a ese capital, vería que está por todo el mundo. Si uno escribiera “compañía de aviación” en las banderitas y les siguiera la pista, vería que el capital antes invertido en una compañía de aviación ahora está regado por toda la economía de Estados Unidos y del mundo. O sea, el capital que estaba agregado de esa forma se dividió y se volvió a reunir con otro capital en nuevas formaciones, porque es más lucrativo hacer eso. Esto es una manifestación de la fuerza motriz e impulsora de la anarquía: esencialmente debido a esa fuerza, el capital que estaba invertido en las compañías aéreas va a otras partes.

Otro ejemplo es la TV y la TV por cable. Había tres grandes cadenas, propiedad de grandes agregados de capital, como General Electric y otros. De repente, entra en escena Murdoch, que acumula capital y crea un imperio, un imperio de medios de comunicación, en Australia, y entra a los medios de Estados Unidos con Fox: la red de noticias Fox compite con CNN y con las tres grandes cadenas por los programas de las horas de máxima audiencia. Además de eso, está la TV por cable: HBO tiene programas como los “Sopranos”, “Deadwood” y otras cosas con un atractivo: que se pueden decir palabras fuertes. [risas]Ahí está “Deadwood”; ese programa no se podría pasar en las cadenas en las horas de máxima audiencia porque el diálogo es una sarta de groserías. El caso es que los capitalistas están entrando en la esfera de TV por cable a “llenar cierto vacío”. En parte, esto es una manifestación de cómo se desarrolla nueva tecnología que hace posible y facilita la reconfiguración del capital. Ahora la TV por cable compite con la TV de las cadenas en todas las esferas.

Otras grandes compañías han cerrado o eliminado líneas enteras de producción. Por ejemplo, cuando yo era niño, la compañía Kaiser no solo tenía servicios de salud; también tenía un automóvil llamado el Kaiser (no me refiero al jefe de estado alemán, sino a un auto). Pero quebró y ese capital pasó a otra parte. Las compañías de autos se redujeron a un grupo más pequeño. Una era American Motors, en Milwaukee y otras partes, que fabricaba el Nash Rambler; eso desapareció. Las compañías de autos de Estados Unidos se redujeron y el capital se consolidó. Luego llegaron otras amalgamaciones internacionales de capital, como con Chrysler ahora. En Italia, Japón y otras partes hay enormes agregados de capital en la industria automotriz que compiten con las corporaciones estadounidenses. En todo esto ha aumentado la dimensión internacional y la competencia internacional; a la vez, gran parte del capital de diferentes países está cada vez más interconectado y entrelazado. Varias de las corporaciones que han cerrado tenían millones y millones de dólares de capital. No desapareció todo; se fue a otras partes. Una parte quebró, pero otra parte la sacaron y la mandaron a otras partes.

Por otro lado, pensemos en uno de los símbolos o paradigmas o emblemas de capital poderoso hoy: Microsoft. Hace unas pocas décadas no existía. Pero el capital se desplazó a ese campo cuando la nueva tecnología lo hizo posible, y ahora Microsoft tiene un enorme agregado de capital.

Como hemos indicado (es importante reconocerlo y recalcarlo), el capitalismo es un sistema dinámico. El capitalismo siempre tiende a agregarse, concentrarse y centralizarse, a monopolizarse más y más, así como a dividirse y reconfigurarse, a menudo en mayores agregados de capital. Esencialmente, lo que impulsa esto es la dinámica de la fuerza impulsora de la anarquía.

Esto lo vimos cuando nos pusimos a analizar la Unión Soviética. Antes de que nos hicieran el favor de proclamar abiertamente que eran burgueses (antes de que a Gorbachov se le salieran las riendas de las manos) hubo un gran debate sobre el carácter de la Unión Soviética, sobre si era socialista. Nosotros participamos en un debate importante a principios de los años 80 centrado en la pregunta: La Unión Soviética: ¿socialista o socialimperialista? Nuestro partido (y su precursor, la Unión Revolucionaria) en general ha tomado la posición del Partido Comunista de China, que identificó a la Unión Soviética como socialimperialista: socialista de palabra e imperialista en la práctica y en esencia. Pero fuimos e hicimos lo que, francamente, mucha gente no hace, especialmente ahora; dijimos: “bueno, como esto es lo que decimos, más vale que lo analicemos más a fondo a ver si es verdad”. [risas]Y nos pusimos a analizarlo: la Unión Revolucionaria sacó el folleto Red Papers 7,que empezó el análisis; y el partido (después de su fundación en 1975) elaboró más ese análisis en el contexto del debate sobre socialismo o socialimperialismo. Un miembro del Communist Labor Party, Jonathan Arthur, escribió en un artículo en los años 70 que el socialismo no puede dar marcha atrás y volver al capitalismo; que una vez nacido, el niño no puede volver al útero materno. [risas]Esto prueba, de nuevo (volviendo al desacuerdo con la formulación de Huey Newton) que uno puede definir los fenómenos de determinada manera, pero eso no hará que se comporten como uno quiere si la definición no corresponde a lo que en realidad son. La Unión Soviética en realidad era socialimperialismo, y eso se impuso. Así que, con todo y la mala analogía, un país que fue socialista volvió al capitalismo.

Pero cuando analizamos esto en ese tiempo, antes de que estuviera a la vista irrefutablemente (antes de Gorbachov y de lo que él puso en marcha), nos pusimos a analizar a fondo cuál era la naturaleza de la sociedad soviética: ¿era realmente una sociedad capitalista y, si era así, cómo funcionaba? Lo que encontramos fue el fenómeno de que efectivamente había capitalismo de estado, con un muy alto grado de monopolización del capital, pero continuamente se dividía en muchos capitales. Distintos agregados de asociaciones políticas, en ministerios, organismos directivos, consejos regionales, etc., se estaban volviendo capitalistas y convirtiendo en capital las finanzas y recursos que tenían a su cargo, en competencia con otros centros de capital que se estaban formando en otros ministerios, regiones o divisiones de la economía. Así que partiendo de un análisis materialista (y dialéctico) de la sociedad, y específicamente de lo que pasó en la Unión Soviética, pudimos captar más profundamente que cuando la ley del valor y “la ganancia al mando” pasaron a ser los principios centrales de la economía de esa sociedad (lo que dio el primer paso, hacia atrás, con el ascenso al poder de Jruschov en 1957, y continuó a mediados de los años 60 con Kosygin y Breshnev), aunque fuera capitalismo de estado, la fuerza impulsora de la anarquía se impuso de nuevo como la fuerza esencial que dirigía y determinaba la economía, la sociedad y su papel en el mundo.

La anarquía del capitalismo y la falsa ilusión de paz y cambio pacífico en el imperialismo

Lo que opera aquí, lo que impulsa las cosas, es la fuerza impulsora de la anarquía. Por esa razón básica la teoría del "ultraimperialismo" de Kautsky2 es incorrecta: la noción de que los imperialistas pueden ponerse de acuerdo para repartirse el mundo pacíficamente. Bueno, es cierto que, especialmente con las fuerzas destructivas que los imperialistas tienen hoy —a partir de las fuerzas productivas que comandan (los recursos, la tecnología y las masas con su conocimiento y capacidades)—, con la fuerza militar que tienen y en especial con las armas nucleares (casi digo “nu-cu-lar”) [risas],en las últimas décadas cuando la rivalidad entre los imperialistas ha llegado a guerras han sido “guerras de sustitutos” (en que ciertos estados u otras fuerzas actúan como sustitutos, o esencialmente los instrumentos, de los imperialistas, en vez de que estos peleen directamente). Pero de todas formas la rivalidad entre los imperialistas ha producido muchas guerras. Además, tampoco ha sido posible mantener un cierto orden o acuerdo en la superestructura, ni en la base económica, porque la fuerza impulsora de la anarquía se impone continuamente de manera desigual y como oportunidades para que unos aventajen y aplasten a los otros en la competencia y rivalidad capitalista. Por eso básicamente no pueden “ordenar” el mundo y repartírselo pacíficamente, aunque las armas nucleares les pongan restricciones. Y, a propósito, el hecho de que hasta ahora se ha evitado una guerra nuclear no quiere decir que se evitará para siempre; no debemos caer en esa noción metafísica (casi religiosa).

De modo que, repito, vemos que por la fuerza impulsora de la anarquía, el capitalismo continuamente tiende a monopolizarse (agregarse, concentrarse y centralizarse) más y más, e igualmente, a dividirse y reconstituirse. La fuerza impulsora de la anarquía impulsa ambas tendencias. El capitalismo es un sistema dinámico que continuamente cambia el mundo y, para hacer la revolución en dicho mundo, tenemos que abordarlo de esta forma y no con una serie de fórmulas estériles que se le imponen a la realidad a ver si se ajusta a esas nociones a priori,a lo que uno quisiera que sea el mundo, o a nociones dogmáticas, rígidas, antidialécticas y antimaterialistas de lo que es el mundo.

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Entendiendo todo esto correctamente, de una forma dinámica y científica, vemos que todo esto es una expresión de cómo la contradicción fundamental del capital lo mueve, o lo impele, y en particular es una expresión de la contradicción entre organización y anarquía dentro del movimiento del capital.

Esta contradicción fundamental del capitalismo, sus dos formas de movimiento, y su interpenetración, especialmente en la era del imperialismo, se desenvuelven a una escala global, así como en países individuales. Esto seguirá a lo largo de esta era: la era de la transición de la época burguesa a la época del comunismo, de la época en que el capitalismo es principal y determinante en el mundo, a la época en que el capitalismo, su contradicción fundamental y todo lo que suscita se habrá resuelto y superado por medio del derrocamiento revolucionario del capitalismo y de la transformación revolucionaria de las condiciones materiales, y políticas e ideológicas, de la base económica y de la superestructura, por todo el mundo.

Revolución en la superestructura, enraizada en las contradicciones de la base económica

Otra forma de captar el materialismo de esto es por medio de una de esas afirmaciones típicas de Mao, cuando dijo que cuando las condiciones materiales subyacentes “lo piden a gritos”, se tiene que hacer la revolución en la superestructura: no se pueden hacer transformaciones fundamentales de la sociedad, ni ningún cambio cualitativo del carácter de la sociedad, sin tomar primero el poder estatal y después ponerse a trabajar en las contradicciones que persisten en la base económica y en la superestructura, y en su constante interacción. Esta es otra razón, una razón fundamental, por la que queremos el poder estatal, por la que es bueno querer el poder estatal y por la que debemos anhelar el poder estatal. Mao, en su forma típica, lo dijo así: “Cuando las herramientas requieran una revolución, hablarán a través de la gente”. Esto se puede malinterpretar (repito, uno puede convertir todo en su contrario, especialmente si lo aplica de modo mecanicista), pero si se toma correctamente, dialécticamente, concentra una profunda realidad y verdad. Habla del hecho de que cuando las relaciones de producción se vuelven trabas de las fuerzas productivas y dejan de ser apropiadas para su desarrollo, y cuando es necesario transformar la superestructura para transformar esas relaciones de producción, entonces se expresa cualitativamente más la posibilidad de la revolución para transformar cualitativamente esas contradicciones. La necesidad de eso se expresa cualitativamente más y la posibilidad también es cualitativamente mayor.

Así que, en ese sentido ―no en un sentido ahistórico o mecanicista― se entra en la era de la revolución, cuando la posibilidad de revolución, así como la necesidad de revolución, aumenta cualitativamente porque las relaciones de producción se han vuelto trabas del desarrollo de las fuerzas productivas de modo pronunciado (no solo en esencia), y especialmente de las masas populares. Y esa revolución se da, de una forma concentrada y esencial, en la lucha por el poder estatal y la toma del poder estatal por la clase ascendente, que representa nuevas relaciones de producción que pueden “destrabar” y liberar las fuerzas productivas.

Por esto es que necesitamos y queremos el poder estatal, repito, porque la capacidad de transformar la sociedad en su fundación económica y en su superestructura (todas sus relaciones de producción y sociales, el carácter político, las instituciones y estructuras de la sociedad, la cultura y la manera de pensar) radica y se concentra en quién, o mejor dicho qué clase, tiene el poder estatal. A su vez, eso se concentra en el carácter de ese poder estatal: no solo quién lo tiene en un sentido general o abstracto, sino cuál es su carácter y a qué sirve y qué favorece ese poder estatal.

La forma de Mao de decir todo eso, de concentrarlo con su estilo típico fue: “Cuando las herramientas requieran una revolución, hablarán a través de la gente”. Para decirlo de otra forma más elaborada (elaborando lo que se ha dicho en esta charla hasta ahora): cuando las contradicciones entre las fuerzas y las relaciones de producción, y entre la base y la superestructura, se plantean agudamente, los seres humanos se hacen consciente de esto. Surgen personas que son representantes conscientes de la clase que representa la capacidad de librar de trabas a las fuerzas productivas y de liberarlas, en conflicto con la clase que se aferra a las viejas relaciones de producción y la vieja superestructura, que ahora es una traba para las fuerzas productivas, pues estas se han desarrollado de tal modo que ahora empujan contra el tegumento externo, como dijo Marx (la cáscara y las limitaciones), de esas viejas relaciones de producción y de esa vieja superestructura. Eso es lo que hace posible hacer la revolución en un sentido fundamental y subyacente. Y los que se hacen conscientes de eso, concretamente en esta era, se hacen conscientes de dirigir una revolución para hacer una ruptura con todo el carácter previo de la sociedad: no solo el capitalismo, sino todas las formas previas de sociedad dividida en clases, y en explotadores y explotados, y en opresores y oprimidos.

Como he señalado en varias charlas y escritos, esta revolución en la superestructura (la toma del poder político) hace posible la transformación de la base económica, y de la superestructura, en relación dialéctica mutua. Y hace posible el desarrollo y fortalecimiento del país socialista y de su estado como base de apoyo y fuente de apoyo y de inspiración para el avance de la revolución mundial, en relación dialéctica, a su vez, con la defensa del estado socialista y la mayor transformación revolucionaria de la sociedad socialista, todo lo cual entraña profundas contradicciones que a veces son muy agudas. Así que si quieren saber otra razón de por qué queremos el poder estatal, es por el avance de la revolución mundial. Imaginen si el poder estatal de este país estuviera en las manos del proletariado y no de los imperialistas (nada más cambiar esa ecuación), imaginen lo que eso lograría, el bien que le haría al mundo y a los pueblos del mundo. Y encima de eso, imaginen si usáramos ese poder estatal no solo para movilizar más y más a las masas para transformar esta sociedad, sino para apoyar e impulsar la revolución mundial; imaginen lo que eso haría en el mundo, ¡el enorme bien que eso le haría a los pueblos del mundo!

Pero como decía, todo esto entraña profundas contradicciones, que a veces son muy agudas. Acabo de hablar de eso y podría sonar un poco académico hasta que uno realmente se pone a pensar lo que encapsulan esas descripciones: la toma del poder hace posible la transformación de la base económica y de la superestructura en mutua relación dialéctica.

Regresaré a este tema, pero por ahora solo quiero tocar un punto; pensemos por un momento en las contradicciones que esto entraña. Suena muy bonito; ahí está en un párrafo [lo que sigue con voz satírica]:

“Fácil, ¿no? Se conquista el poder estatal y eso hace posible la transformación de la base económica y de la superestructura en mutua relación dialéctica. [risas]Y hace posible el desarrollo y fortalecimiento del país socialista y de su estado como base de apoyo y fuente de apoyo y de inspiración para el avance de la revolución mundial, en relación dialéctica, a su vez, con la defensa del estado socialista y la mayor transformación revolucionaria de la sociedad socialista. Fácil, ¿no?” [risas]

Bueno, no me estoy burlando de mí mismo, pero esto se puede convertir en una retahíla dogmática como esa. Esto es muy complejo. La experiencia histórica de la dictadura del proletariado y de los estados socialistas nos ha demostrado lo profundamente complejo, contradictorio y difícil que esto es. El poder estatal es magnífico y abre toda clase de posibilidades, pero también crea una profunda nueva necesidad. Bueno, no joda, yo sin duda preferiría tener esa necesidad que lo que tenemos ahora; pero la necesidad no se elimina. Transformar la base económica correctamente en mutua relación dialéctica con la superestructura… eso implica contradicciones verdaderamente profundas y, sí, interrelacionadas: cómo manejar el desarrollo del sistema de propiedad de una forma inferior a una forma superior (de propiedad social); cómo transformar las relaciones entre las personas en el trabajo, por ejemplo los administradores y los que hacen el trabajo manual, los que trabajan en los distintos campos de tecnología en relación con los que hacen el trabajo manual, en relación con los administradores. ¿Cómo se manejan el arte y la cultura, la ciencia y las esferas intelectual y académica en relación con la transformación de la base económica? ¿Cómo se transforman esas esferas de una forma que contribuya al avance hacia el comunismo y que sea correcta en relación a la transformación de la base económica?

Esto concentra una cantidad de contradicciones. Por ejemplo, transformar la base económica: cómo hacer esto fundamentalmente movilizando a las masas a hacerlo cada vez más conscientemente. Sí (luego hablaré de esto), esto tiene un elemento de coacción, pero la orientación y el objetivo tienen que ser hacerlo fundamentalmente con la iniciativa y la actividad consciente de cada vez mayor cantidad de masas. Y luego se presenta la cuestión de cómo hacer eso en la mayor medida posible a cada momento sin pasarse.

Miren el Gran Salto Adelante en China3. Miren lo que estaban tratando de hacer y los problemas con que se tropezaron. Estas son contradicciones muy agudas y muy profundas que son difíciles de manejar correctamente cuando uno vive en un mundo donde hay contrarrevolucionarios, dentro y fuera del país, y hay otros que fundamentalmente están en el campo del pueblo pero que están perdiendo sus privilegios. Es muy complejo manejar eso de un modo no antagónico. Eso también lo tocaré de nuevo.

O al transformar la superestructura, ¿cómo se abre el debate en el campo de las ideas, se estimula la efervescencia intelectual y el disentimiento, como he recalcado, pero no se entrega todo? ¿Les parece que eso es fácil? No, no lo es. Por eso es que siempre menciono la metáfora de “nos van a descuartizar”4. Por eso es que si no manejamos bien la relación de núcleo sólido y elasticiadad5 en un sentido fundamental, no tenemos ningún chance, inclusive si llegáramos accidentalmente al poder (si pueden imaginar eso).

Luego se añade toda la dimensión internacional. Y no hay que ser idealistas: si no se aumenta la producción, ¿cómo se va a apoyar mucho la revolución mundial y cómo se va a defender el país socialista, a la vez que se realizan transformaciones en la base económica, en las relaciones de las personas en la producción, así como en la superestructura, y como parte de ella en la concepción del mundo de las masas? Eso requiere una base material subyacente. Bueno, uno puede caer en la “teoría de las fuerzas productivas”, que dice que primero hay que desarrollar la economía y después será fácil transformar las relaciones entre las personas y la superestructura, y terminar como acabaron en la Unión Soviética y en China ahora. Pero por otro lado, si nada más decimos, “bueno, hagamos lo que siempre dicen que vamos a hacer, vamos a ‘comunizar’ la pobreza”, entonces todas las relaciones de explotación volverán a imponerse y el viejo poder político, las clases explotadoras y el poder político que refuerza esa explotación nos quitarán el poder estatal, y ni hablar de lo que los imperialistas nos harán si cometemos ese error.

De modo que estas son contradicciones muy profundas que se plantean una y otra vez muy agudamente. No lo digo para sembrar desesperación y derrotismo. Lo digo para hacer énfasis en lo importante que es abordar la revolución con un enfoque científico y movilizar a más y más gente ―del partido y de la sociedad, primero como parte de forjar el movimiento revolucionario hacia la toma del poder, y después a otro nivel― para abordar estos desafíos.


Notas

1. Bob Avakian habla del “paracaídas” en otra parte de esta charla, que no forma parte de esta serie. [Regrese al artículo]

2. Karl Kautsky fue el líder del Partido Socialdemócrata Alemán, el mayor partido socialista del mundo antes de la I Guerra Mundial. Kautsky y el partido que dirigía se hundieron en una cosmovisión no revolucionaria, y adoptaron una política gradualista y reformista, en oposición a un programa y cosmovisión auténticamente revolucionarios y comunistas; por eso, cuando estalló la guerra, abandonaron el compromiso de oponerse a su propio gobierno y de convertir la guerra imperialista en una guerra civil revolucionaria en su propio país. (Lo mismo hizo la dirección de la mayoría de los partidos socialistas de ese tiempo). Capitularon al imperialismo (específicamente a los imperialistas “de su propio país”) y, en el caso de Kautsky y otros dirigentes parecidos, adoptaron una posición contrarrevolucionaria contra la revolución rusa y el estado socialista que creó. Una de las teorías fundamentalmente erróneas de Kautsky fue el “ultraimperialismo”, que postula en esencia que los imperialistas pueden repartirse el mundo pacíficamente. Esa teoría, y otros errores relacionados, contribuyeron en gran medida a la capitulación al imperialismo cuando la guerra mundial entre las potencias imperialistas hizo añicos las falsas ilusiones que creó el “ultraimperialismo”. [Regrese al artículo]

3. El Gran Salto Adelante fue un gran movimiento popular que inició Mao Tsetung a finales de los años 50, una década después de la liberación y del comienzo de la etapa socialista de la revolución. Se dio principalmente en el campo, donde vivía la gran mayoría de la población bajo el yugo de siglos de opresión feudal y de las secuelas de la dominación imperialista, hundida en la pobreza y el atraso. El Gran Salto Adelante movilizó a las masas de campesinos a construir industrias de pequeña escala por todo el campo y a realizar grandes proyectos de obras públicas, tanto para satisfacer las necesidades de la población y del desarrollo industrial como para contribuir a la agricultura. Pero la meta del Gran Salto Adelante no era solamente el desarrollo económico. Otro aspecto muy importante de este movimiento de masas fue crear niveles más altos de colectivización de la propiedad y la cooperación laboral, y de la distribución correspondiente de los artículos de primera necesidad y los servicios sociales en el campo. Esto tenía el fin de dar saltos en el camino de superar las diferencias, brechas y desigualdades históricas entre la ciudad y el campo, la industria y la agricultura, los obreros y los campesinos, y el hombre y la mujer, como parte importante de construir una nueva sociedad socialista y emprender el camino hacia la meta final del comunismo mundial. Los revisionistas (falsos comunistas) del Partido Comunista de China y la dirección revisionista de la Unión Soviética se oponían al Gran Salto Adelante y lo sabotearon. Los soviéticos retiraron los asesores técnicos y cortaron la ayuda (hasta la fecha la economía china había seguido el modelo soviético y en ese modelo la ayuda soviética era clave). Además, al Gran Salto Adelante se dio en años de sequía por todo el país. Debido a esos factores, y al hecho de que una campaña popular de esa escala era algo completamente nuevo en la sociedad china (y, de hecho, en la breve historia del socialismo, incluso en la Unión Soviética), y a que hubo errores y excesos, se produjeron importantes trastornos, escasez, sufrimiento y hasta hambre. Sin embargo, los revolucionarios y las masas respondieron a esas dificultades y las superaron en un período relativamente corto y, además, resolvieron básicamente el problema de alimentar a la población. Por primera vez en la historia del país, se pudieron satisfacer las necesidades alimenticias de los campesinos y de toda la población. Además, a pesar de ciertos errores y problemas serios, al corregirlos y estimular lo nuevo que surgió durante el Gran Salto Adelante, la economía china, junto con las relaciones sociales y el punto de vista de la población, dieron avances importantes y, de hecho, históricos, en los siguientes 15 años que el país se mantuvo en el camino socialista: hasta finales de la Gran Revolución Cultural Proletaria (1966-76) y la muerte de Mao. (Poco después, los revisionistas, dirigidos por Deng Xiaoping, tomaron el poder y volvieron de nuevo al camino capitalista). [Regrese al artículo]

4. La metáfora de “nos van a descuartizar”, y otros temas relacionados a cómo debe ejercer el poder estatal el proletariado para que el socialismo sea una sociedad efervescente y animada y siga avanzando hacia el comunismo, está en “Conversación de Bob Avakian con unos camaradas sobre epistemología: Sobre conocer, y cambiar, el mundo” en el libro Bob Avakian: Observations on Art and Culture, Science and Philosophy (Chicago: Insight Press, 2005), y en la internet en revcom.us. [Regrese al artículo]

5. Bob Avakian habla del concepto del “núcleo sólido con mucha elasticidad” en varias charlas y artículos, entre ellos “Dictadura y democracia, y la transición socialista al comunismo”, que salió en el Obrero Revolucionario (ahora Revolución)entre agosto de 2004 y enero de 2005 (y que está en la internet en revcom.us). También está en varios ensayos del libro Bob Avakian: Observations on Art and Culture, Science and Philosophy. [Regrese al artículo]