Issue and Date
Revolución 1° de julio de 2007
Nueva serie sobre Venezuela
Hugo Chávez tiene una estrategia petrolera…¿pero conducirá a la emancipación?
De la Redacción: Esta semana Revolución publica el siguiente artículo de Raymond Lotta, que es parte de un análisis a fondo que está preparando un grupo de escritores sobre Hugo Chávez y lo que ha estado sucediendo en Venezuela desde que Chávez subió al poder.
La naturaleza de la "revolución bolivariana" de Hugo Chávez es un tema sumamente importante y muy debatido en círculos progresistas y radicales. Chávez ha implementado una serie de medidas sociales y económicas que apuntan a potenciar y mejorar la vida de los pobres y los que han sido excluidos de la esfera política de la sociedad; ha condenado a Estados Unidos por ser una potencia imperialista y bravucona y en el 2005 anunció que Venezuela se había embarcado en un proyecto de "socialismo para el siglo 21". En estos momentos en que Estados Unidos está librando una "guerra contra el mundo" y dirige la imposición de una agenda económica neoliberal brutal y salvaje en los países del tercer mundo, lo que está sucediendo en Venezuela ha atraído mucho interés.
¿Pero cuál es en realidad el programa y el punto de vista de Hugo Chávez, cuál es el carácter del proceso que se está desenvolviendo en Venezuela, hacia dónde está encaminado? ¿Representa el programa de Chávez una verdadera alternativa a la explotación imperialista, un camino viable a la emancipación hoy en día? ¿Qué significa el socialismo en este mundo globalizado?
Nuestro punto de vista es que la "revolución bolivariana" no representa una ruptura fundamental con el imperialismo, y que tampoco encarna una visión o un camino hacia transformaciones sociales auténticamente radicales. Pero el saber por qué eso es cierto es un asunto complejo que requiere un análisis a fondo. En el análisis global que se publicará pronto, hablamos de los factores históricos que están moldeando los acontecimientos en Venezuela, el modelo económico que Hugo Chávez propone, el papel del ejército y de las nuevas instituciones populares de la "revolución bolivariana", las fuerzas sociales y de clase que dirigen este movimiento y el debate mayor sobre el "socialismo para el siglo 21" y los verdaderos retos para hacer la revolución en el mundo actual.
Nuestra crítica del proyecto de Chávez de ninguna manera va contra nuestra solidaridad con el pueblo venezolano y nuestra oposición total a cualquier intento del imperialismo estadounidense de minar o atacar al gobierno de Chávez.
El artículo de este número se enfoca en la economía petrolera de Venezuela. Empezamos de esta manera porque el petróleo ha sido esencial en la historia del dominio imperialista de Venezuela así como en su desarrollo socioeconómico, y porque el petróleo desempeña un papel central en el programa de Hugo Chávez para recuperar la soberanía y cambiar la sociedad venezolana.
Nuestra meta es contribuir al análisis, aprender de otros y profundizar el diálogo y debate sobre estos asuntos cruciales.
Durante la campaña electoral a la presidencia de 1998, Hugo Chávez desafió a la vieja élite de esta manera:
“El petróleo es un arma geopolítica, y estos imbéciles que nos gobiernan no se dan cuenta del poder de un país que produce petróleo”.1
En una entrevista de 2006 expresó de esta manera sus ideas estratégicas sobre el petróleo:
“…hoy estamos implementando un programa estratégico llamado Plan Siembra Petrolera, usando la riqueza del petróleo para que Venezuela se convierta en un país agrícola, un destino turístico, un país industrializado con una economía diversificada. Estamos invirtiendo miles de millones de dólares en infraestructura: generadores de electricidad que usan la energía térmica, un gran ferrocarril, caminos, carreteras, nuevos pueblos, nuevas universidades, nuevas escuelas, recuperando tierras, fabricando tractores y dando préstamos a los agricultores. Un día no tendremos más petróleo, pero eso será en el siglo veintidós. Venezuela tiene petróleo para otros 200 años”.2
Chávez ha hablado con frecuencia de reducir la dependencia excesiva de Venezuela al sector petrolero. Pero como estas declaraciones y las medidas concretas han demostrado, el petróleo continuará siendo por mucho tiempo, y ciertamente a mediano plazo, la columna vertebral de la economía y una piedra angular de la política exterior de Venezuela.
¿Qué clase de recurso?
No hay ninguna duda de que Venezuela es un país rico en petróleo; que tiene la mayor reserva de petróleo convencional en el hemisferio occidental (tres veces más que las reservas comprobadas de Estados Unidos); que tiene millones de millones de pies cúbicos de gas natural; y, según unos cálculos, que la Faja Petrolífera del Orinoco tiene reservas sin explorar que podrían exceder las de Arabia Saudita. Tampoco hay ninguna duda de que los ingresos de la industria petrolera pueden crecer de una manera astronómica; el precio del petróleo está acercándose a un nivel histórico sin precedente: $65 por barril.
¿Pero por qué es el petróleo, como esfera de inversiones e instrumento financiero del “petrodólar”, “oro negro”? El petróleo se ha convertido en una fuente de riqueza productiva y monetaria en el marco de ciertas relaciones de producción sociales. El crecimiento y la expansión actual del capitalismo mundial han producido una estructura agroindustrial basada en las ganancias que depende desproporcionadamente de un recurso que no es renovable, el petróleo, como insumo económico esencial cuyo precio mundial ha afectado el costo de la producción, las ganancias y la ventaja competitiva. En el período de la posguerra, surgieron nuevas industrias que se sustentan en el petróleo o están relacionadas con el petróleo, como los automóviles, los petroquímicos y los plásticos. Además, la exploración, extracción, refinación y distribución del petróleo son un sector sumamente rentable de la economía mundial.3
En el capitalismo, el desarrollo impulsado por el petróleo ha dejado en ruinas a seres humanos y la ecología planetaria. Los patrones de producción y consumo de los países capitalistas avanzados (donde vive el 25% de la población mundial, pero que consumen el 75% de los recursos mundiales) están culminando en una crisis del medio ambiente mundial. Una economía mundial justa y racional no se organizará en torno a una estructura social de explotación y desigualdad, ni se basará en tal fundación no sostenible.
El petróleo también es un arma de la política mundial, que es otra función del imperialismo. Las relaciones de poder son un aspecto integral del imperialismo. El control de los recursos da una ventaja geoeconómica y la dominación geopolítica, por medio de las cuales ciertas potencias obtienen acceso privilegiado y monopolístico a los recursos y pueden controlar otras economías y estados. El petróleo ha sido un objeto de rivalidad, colusión y conquista imperialista, hasta de guerras de sustitutos. El petróleo ha sido un medio para apuntalar y controlar a gobiernos neocoloniales que rebosan de los ingresos del petróleo y se hunden en la corrupción, como Nigeria. La moderna maquinaria militar imperialista depende del petróleo.
El petróleo y Venezuela
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Venezuela ha desempeñado cierto papel histórico en la división de funciones internacional imperialista, como exportador estratégico de petróleo. El pilar económico del sistema estatal moderno venezolano ha sido la extracción de rentas a compañías petroleras, que les cobra para que saquen el petróleo del suelo. En el último medio siglo, los ingresos de la industria petrolera han lubricado cierta clase de crecimiento y desarrollo en Venezuela y lo han encajado dentro de una economía petrolera internacional dominada por el imperialismo occidental.
El petróleo, con sus auges y quiebras, reconfiguró la geografía económica del país. Entre 1920 y 1939 la población de Caracas, la capital venezolana, se duplicó; se volvió a duplicar entre 1936 y 1950, y luego se triplicó entre 1950 y 1971. La economía petrolera creó una nueva clase media dependiente del estado y el desembolso de ingresos de la industria petrolera, mientras que las barriadas pobres crecían en las lomas enlodadas del oeste de Caracas. Hoy, casi el 90% de la población vive en las ciudades y la mitad de Caracas vive en la pobreza. Una medida de cómo el petróleo distorciona la economía y la estructura social de Venezuela se ve en el crecimiento de la “economía informal” en las ciudades: los que trabajan por su propia cuenta (como vendedores y comerciantes ambulantes) y los que hacen oficios o servicios no registrados o “extraoficiales”.4
El petróleo ha producido y perpetuado una trayectoria de desarrollo caracterizada por grandes brechas económicas y sociales: entre la productividad del sector petrolero y de los sectores no petroleros; entre el desarrollo de las zonas rurales y las urbanas; y entre los ricos y los pobres, en las ciudades y en el campo.
Veamos la situación en perspectiva. Entre 1958 y 1998, Venezuela recibió $300 mil millones en ingresos de la industria petrolera. ¿Qué ha significado eso para el pueblo venezolano, y qué clase de desarrollo ha resultado de la subordinación a las dinámicas de la economía imperialista mundial y la industria petrolera mundial?
De hecho, la producción del petróleo ha sofocado la mayor diversificación industrial. Buena parte de la nueva infraestructura construida en los años 60, 70 y 80 ha deteriorado por falta de mantenimiento. Las inundaciones y derrumbes de lodo, agravados por la urbanización descontrolada, se han llevado a pueblos enteros. A las barriadas, en las que vive el 60% de la población, las azotan las enfermedades. Entre 1984 y 1995, la cantidad de personas que vive debajo del nivel oficial de pobreza casi se duplicó; hoy, más de la mitad de la población activa se desempeña en la precaria economía informal.5
Chávez ha condenado la economía oligárquica del petróleo con su corrupción, clientelismo y extremos de riqueza ingente y miseria absoluta. Ha dicho que hay que restaurar la economía campesina. ¿Pero puede una diferente forma de economía basada en el petróleo producir una alternativa justa y viable al modelo económico neoliberal y conducir al socialismo? ¿Qué tan diferente sería semejante economía si requiere masivas inyecciones de capital de inversión extranjero y apuesta en el mercado mundial?
Un programa que no rompe con el statu quo; un programa minado de contradicciones
Chávez tiene depositadas sus esperanzas del éxito de su programa de igualdad social y diversificación de la economía en los ingresos del petróleo. Como repite una y otra vez, su principal tarea es “sembrar petróleo". Esta es una frase y un programa que ha formado parte de la política y el discurso populista-nacionalista venezolano desde mediados de los años 30: el gobierno debe asumir mayor control de las ganancias de la industria petrolera y con esa riqueza promover el desarrollo, y permitir que más personas compartan la riqueza. espera que el alto precio del petróleo (que sigue subiendo) permita un enorme aumento de los gastos del gobierno, la creciente presencia del estado en la economía y los precios subvencionados para ciertos productos domésticos (principalmente gasolina, pero también productos de consumo de importación, como alimentos). En 2004, se destinó $1.7 mil millones del presupuesto de los $15 mil millones de la compañía estatal de petróleo, Petróleos de Venezuela (PDVSA), a los programas sociales; poco después aumentó a $4 mil millones al año.6
Habiendo reestructurado la dirección de la compañía estatal de petróleo, Chávez ha procedido por tres vías para sacarle el mayor provecho a los ingresos de la industria petrolera y cumplir su programa. Busca extender la producción petrolera y aumentar la propiedad estatal de la industria y los ingresos gubernamentales de las ganancias, derechos del petróleo e impuestos derivados de la actividad extranjera en el sector de hidrocarburos (petróleo, gas natural y carbón). También está buscando nuevos mercados para el petróleo, para absorber la producción y para ser amortiguador contra posibles presiones y represalias de Estados Unidos. Estos no son instrumentos técnicos neutrales para manejar la economía; nacen de la lógica capitalista y están minados de las contradicciones de desarrollo dependiente sometido al imperialismo.
La primera vía es el estratégico Plan Siembra Petrolera (que dura 25 años), que en la primera fase (2005-2012) propone aumentar la producción actual (que se calcula que en el 2006 era de 2.8 a 3.3 millones de barriles diarios) a 5.8 millones en el 2012. Propone un desarrollo parecido de la industria de gas natural.
La PDVSA calculó en el 2006 que esta fase del plan de expansión requiere unos $75 mil millones para financiar nuevas inversiones. ¿De dónde vendrá el dinero? La mayoría de la PDVSA, y el 25% al 30% de fuentes externas privadas: préstamos bancarios, compensados por los ingresos de la industria petrolera, y las inversiones de las compañías de petróleo extranjeras que operan en Venezuela.7
Chávez espera que aumente el rendimiento en la Faja Petrolífera del Orinoco, en el centro del país donde la compañía estatal de petróleo y las compañías extranjeras (como Exxon-Mobil, ConocoPhillips y Total SA de Francia) han invertido muchísimo. Desde 1990, estas transnacionales imperialistas han invertido más de $17 mil millones, cuyo valor ha aumentado a $30 mil millones. La extracción y refinación del crudo extrapesado requiere una costosa inversión en maquinaria pesada, refinación y almacenamiento. La refinación parcial del crudo en el sitio, para que fluya por los ductos, produce una enorme cantidad de desperdicios.
Hay una aguda contradicción. Por un lado, el estado tiene que sacar recursos financieros de la industria petrolera para su desarrollo y lo que planea gastar para impulsar los programas sociales (y, cada vez más, para atender las crecientes expectativas populares y fortalecer la base social del gobierno de Chávez). Por otro lado, el estado tiene que invertir para garantizar la competitividad de la industria petrolera como empresa capitalista en el mercado capitalista internacional.8
Repetimos, aquí hay una enorme tensión. En los últimos
dos años, los programas sociales han absorbido una mayor parte
del presupuesto de la compañía estatal de petróleo
que los gastos para el mantenimiento y nueva capacidad petrolera.
Los gastos sociales del gobierno crean tensión con las inversiones
que necesita el sector petrolera. Decir que se “necesitan”
inversiones no es una expresión puramente técnica; sino
que se “necesitan” inversiones desde el punto de vista de
una economía que exporta petróleo y de lo que dicta el mercado
mundial: mejorar la eficiencia y compensar posibles disminuciones del
precio debido a la expansión de la producción. Como los
yacimientos venezolanos son muy viejos, la producción disminuye
23% al año; por tanto, es necesario perforar más yacimientos
para mantener la capacidad.9
La competencia del mercado mundial, que se intensifica debido al bajo
nivel de inversiones en el sector petrolífero venezolano (con respecto
a otros países petroleros) obliga a mejorar y extender la industria
para mantener la rentabilidad.
Si las inversiones extranjeras financiaran buena parte del Plan Siembra Petrolera, esas inversiones le darían control y palanca a los inversionistas extranjeros. Es importante tener esto en cuenta. No es nada inusual que Venezuela tenga soberanía formal de su petróleo. Aproximadamente tres cuartos del petróleo y gas natural del mundo, y la mitad de su producción, están en manos de compañías estatales nacionales, como Saudi Aramco, Kuwait Petroleum y la compañía estatal argelina. Pero las compañías estatales de petróleo dependen de los fondos internacionales, operan por medio de canales internacionales de comercio y distribución, y colaboran con las grandes compañías de petróleo occidentales, como Exxon-Mobil. Estas corporaciones transnacionales y las redes de compañías de servicio tienen fuertes ventajas competitivas: escala, alcance y la capacidad gerencial y tecnológica esenciales, capacidad financiera, apoyo de los gobiernos imperialistas del occidente y la opción de abandonar a un país como Venezuela.
La segunda vía son mayores impuestos y derechos. En abril de 2006, Chávez anunció un aumento de 40% a 60% en la participación que le corresponde a la PDVSA en los grandes proyectos. El gobierno de Chávez está creando nuevas formas de empresas conjuntas (que ahora se llaman “compañías mixtas”) con Shell, Chevron, British Petroleum y otras compañías. Los recursos y las ganancias del petróleo serán compartidos entre todos por medio de una nueva empresa única, el gobierno venezolano obtendrá una mayor parte de las ganancias, y las compañías extranjeras, que han invertido mucho, se beneficiarán de los altos precios del petróleo y nuevos yacimientos petrolíferos rentables. Al mismo tiempo, el gobierno ha conseguido que 22 compañías extranjeras, que operan en Venezuela, acepten una nueva ley de impuestos que se pondrá en vigor retroactivamente.
El 1º de mayo de 2007, Chávez cumplió su ultimátum de que las compañías extranjeras o aceptan que el gobierno venezolano tenga una mayor parte de la propiedad o se van. Puede ser que Chávez es duro para negociar (y logró conseguir una mayor tajada de los ingresos del creciente precio del petróleo de las compañías que se quedan para recuperar sus inversiones y sacar enormes ganancias). Pero para mantener a flote estos planes, y proseguir con los planes de ampliación, Chávez tendrá que entrar en algún acuerdo con el capital extranjero, ya que están aportando importantes recursos financieros y tecnología. Así que atenuaron la amenaza de apoderarse de las compañías con la promesa de compensarlas.10
La tercera vía del programa petrolífero es la reestructuración de las relaciones comerciales exteriores de Venezuela, aflojando la dependencia de Estados Unidos como mercado y fuente de capital de inversión y experiencia tecnológica. Venezuela provee el 12% del petróleo que importa Estados Unidos a diario, y desempeña cierto papel estratégico para que Estados Unidos proyecte su poderío en el mundo. Pero el otro lado de esta ecuación es muy diciente, y deja ver un aspecto de la dependencia estructural de Venezuela: ¡el 12% que Estados Unidos importa representa el 60% de la producción total de Venezuela!11
Para diversificar los mercados, Chávez ha iniciado negociaciones con China para vender petróleo a la segunda consumidora de energía del mundo, así como a India. Pero el precio de servir a ese mercado es caro. Venezuela no tiene un puerto en el Pacífico y los grandes buques cisternas no pueden pasar por el Canal de Panamá; por tanto, Venezuela tendría que construir un oleoducto a través de Colombia. El transporte a Asia es caro en vista del largo viaje. Además, China no tiene la capacidad de refinación que requiere el crudo rico en azufre. China ha invertido grandes cantidades para mejorar esa capacidad, pero también está explorando y buscando petróleo y gas más cerca a sus costas en el mar de China Meridional y está negociando acuerdos en la región del mar Caspio.
Para Chávez es difícil cortar el yugo que tiene Estados Unidos, especialmente si el petróleo va a ser la pieza clave del desarrollo. Están la cercanía al mercado estadounidense y los bajos costos de transporte. Están las refinerías en Estados Unidos adaptadas a refinar el petróleo venezolano. Y Estados Unidos sigue siendo su más importante socio comercial (de hecho, el comercio entre Estados Unidos y Venezuela aumentó 36% en el 2006). Estas son las presiones que Chávez tiene para mantener relaciones económicas estables con Estados Unidos,12 aunque el gobierno estadounidense tenga otros planes.
Parte de la estrategia de diversificación de Chávez es invitar a las compañías extranjeras que no forman parte del tradicional círculo de grandes corporaciones petroleras occidentales a invertir en la industria petrolera venezolana y participar en su plan de construir un gasoducto continental desde Venezuela hasta Argentina. Son parte de la campaña de Chávez de forjar más lazos multilaterales de inversión y comercio. Chávez busca inversiones de compañías de India, China, Rusia y otros países, y alaba los planes de inversión en América Latina como una integración regional anti Estados Unidos.
Pero ya sea en Venezuela o en otra parte de América Latina, la esencia de estos proyectos es que son inversiones de firmas capitalistas… con métodos capitalistas de explotación… que se miden con criterios capitalistas de rentabilidad. Estos proyectos tienen enormes consecuencias sociales para la población, y desplazan a los pueblos indígenas, además de enormes consecuencias para el medio ambiente.13
Chávez tiene que asegurar a ambos tipos de inversionistas que Venezuela ofrece un ambiente relativamente estable. Es diciente que el gobierno de Chávez ha calificado al sector petrolífero de “industria estratégica”. Los gerentes, designados por el gobierno, mantienen un control fuerte de este sector (además, en la industria petrolera se prohíbe la co-participación de los obreros, entendimientocuyos límites y verdadera naturaleza serán el tema de otra parte de esta serie).
Un defensor crítico de Chávez ha comentado que las “empresas conjuntas les caerán como un balde de agua fría a los que han estado acostumbrados solo a una dieta de discursos chavistas… Pero en las circunstancias actuales, paradójicamente, podría ser necesario un pacto de Fausto con el capital extranjero para impedir que le caiga encima a Venezuela la fuerza del imperialismo [presión e intervención estadounidenses]”.14
Esto capta la esencia de darle la “mejor cara” a la estrategia de Chávez de desarrollo que se basa en la industria petrolera. Pero parte de un análisis incorrecto de lo que es el imperialismo. Por más que los partidarios de Chávez quieran ver verdaderos cambios sociales, vale la pena indagar más a fondo lo que significa ese balde de agua fría.
Modernos polos de desarrollo
El imperialismo no solo se manifiesta por medio de la intimidación económica y las amenazas e intervenciones militares, y de ninguna manera se puede decir que Estados Unidos ha descartado la opción militar yanqui contra Venezuela. También se expresa a través de las estructuras y el funcionamiento de la economía mundial y las estructuras económicas y sociales que existen hoy en Venezuela, que reflejan y refuerzan la dependencia del petróleo y la subordinación al mercado mundial.
Chávez está perpetuando una forma de crecimiento orientado hacia la exportación centrado en la industria petrolera. La irracionalidad de una economía con esa orientación hacia el petróleo se ve en el hecho de que solo el 20% del total de la producción petrolera de Venezuela entra a la economía nacional.15 Se ve en el hecho de que la compañía estatal PDVSA es el mayor empleador del país con 45,000 trabajadores en la nómina, pero el sector petrolero representa menos de 1% del total de la población económicamente activa.16 Se ve en el hecho de que, a pesar de los altos precios del petróleo y las jugosas ganancias, el desempleo oficial ha oscilado entre el 8% y el 15% durante los años que Chávez ha estado en el poder, y a comienzos del 2007 el índice de pobreza estaba al 30%.17
Esta es una economía profundamente distorsionada: hoy (y desde hace mucho tiempo) el sector petrolero representa un tercio del Producto Nacional Bruto, el 50% de los ingresos del gobierno y el 80% de los ingresos de exportación. Como uno de los mayores productores de petróleo, Venezuela es también uno de los mayores responsables de la emisión de CO2 en América Latina y tiene la tasa más alta de la región de emisiones de carbón per cápita.18
La economía orientada a la exportación del petróleo crea polos de desarrollo. Ese desarrollo responde a fuentes externas de dinamismo económico: el mercado mundial del petróleo, la demanda en las mayores economías imperialistas y regionales, el ritmo y la dirección de los flujos del capital mundial, etc. Ese tipo de desarrollo de un solo producto de exportación con uso intensivo de capital es una barrera al desarrollo agrícola e industrial integrado y global del país exportador.
Aquí vale la pena ampliar sobre dos aspectos relacionados del desarrollo dependiente: el desequilibrio y el mayor riesgo y vulnerabilidad ante el mercado mundial.
En los países oprimidos, el sector petrolero requiere masivas inversiones para equipo y tecnología avanzados. Esas exigencias tecnológicas las cumplen desproporcionadamente desde fuera de la economía: buena parte de la tecnología avanzada que requiere el sector petrolero es importada, lo cual requiere generar divisas para pagar por los bienes de capital importados u obtenerlos por medio de empresas conjuntas (las compañías petroleras extranjeras y de servicio, como Halliburton, proveen esa tecnología o la compran en el mercado mundial).
Además, gran parte de esa tecnología no se puede usar ampliamente ni adaptar a la economía nacional para revolucionar la producción social. Esto se debe a dos razones: primero, porque mucha de la tecnología especializada para la perforación e ingeniería petrolera no se puede aplicar a las condiciones generales del desarrollo socioeconómico. Segundo, aun si se pudiera aplicar directa o indirectamente algunas de esas tecnologías, no existe una estructura industrial amplia que podría beneficiarse de ellas, precisamente porque el enfocarse en el petróleo ha constreñido el desarrollo global.
El sector petrolero no está estimulando nuevas demandas para productos industriales producidos localmente; tampoco aumenta el nivel de capacitación de la población económicamente activa. No se está dando un proceso de desarrollo agrícola e industrial que fortalezca la capacidad local para innovar y adaptar la tecnología. Esas son las consecuencias del desarrollo basado en el petróleo.19
Bajo Chávez, la PDVSA está buscando acuerdos con las compañías petroleras extranjeras que requieren como condición de entrada que compren más insumos en el país. Pero en la medida que se vayan agotando los recursos petroleros, y que se haga más difícil la extracción y el procesamiento del crudo pesado y rico en azufre, se presentarán nuevos requisitos tecnológicos. A medida que se cumplan esos requisitos con tecnología más especializada y avanzada, se reproducirán y magnificarán las brechas entre el sector petrolero y el resto de la economía.20
Además, el tamaño de los puertos, oleoductos y otras inversiones de infraestructura que facilitarían la exploración, extracción y transporte del petróleo y el carbón, con frecuencia no concuerdan con las necesidades de la economía nacional. Eso se debe a que esos proyectos de inversión, como el de la Faja Petrolífera del Orinoco, están aislados del resto de la economía y orientados hacia el extranjero.
Como se mencionó antes, el sector petrolífero emplea una fracción muy pequeña de la fuerza de trabajo. Inicialmente, la enorme inversión de $3.8 mil millones de la Chevron en la Faja Petrolífera del Orinoco creará 6,000 trabajos, pero una vez terminada la construcción, solo requerirá 700 empleados de planta.
Estos son fenómenos característicos del desarrollo de polos basado en el petróleo. Ahí está el problema: toda la economía es influenciada y distorsionada poderosamente por el sector petrolífero. Hay una marcada disparidad entre la productividad y niveles de salario y dinamismo tecnológico del moderno sector petrolífero y otras partes de la economía; y, como veremos más adelante, la industria petrolera tiene un impacto negativo en la agricultura y la producción alimenticia. Además, el crecimiento del sector petrolífero paraestatal fortalece los intereses de clase y fuerzas de clase que tienen un fuerte interés en la estructura dominante macroeconómica.
El desarrollo de una base agrícola para satisfacer las necesidades alimenticias de la sociedad, crear trabajos en el campo y desarrollar, por medio de enlaces que se refuerzan mutuamente con una estructura industrial integrada y equilibrada, requeriría, a) repartir y priorizar de manera muy diferente los recursos que atienden las necesidades de los que hoy son explotados y oprimidos, y b) romper con la lógica económica, la estructura de opciones y las presiones del mercado capitalista local y mundial (lo que los marxistas llamamos la ley del valor).
Presiones y limitaciones de la economía mundial
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Esto nos lleva al segundo aspecto del desarrollo dependiente del petróleo. El sector petrolífero es un punto principal de contacto con la economía mundial; transmite precios mundiales y fija el tipo de cambio. Le impone a la economía venezolana eficiencias competitivas mundiales: el sector petrolífero opera a cierto nivel de productividad, que dicta las inversiones y los regímenes de eficaz explotación de trabajadores, y las fluctuaciones del mercado internacional del petróleo se hacen sentir en la economía venezolana.
¿Cuáles son las implicaciones y efectos de esto?
La exportación del petróleo ha generado un alto tipo de cambio por la que los productos industriales y agrícolas nacionales son poco competitivos en el mercado internacional o nacional. Los altos ingresos de la exportación del petróleo desalientan los incentivos a desarrollar una agricultura basada en el campesinado. La moneda fuerte, con gran poder adquisitivo, hace “económico” importar los bienes, como alimentos, que se producen más barato en el extranjero que en territorio nacional. Eso ha contribuido a un traslado de trabajo de la producción agrícola y manufactura local al sector de servicios y comercial, y especialmente a la “economía informal” (vendedores ambulantes y trabajadores con empleo irregular y pocas prestaciones sociales).
La participación agrícola en el Producto Nacional Bruto venezolano bajó de 50% en 1960 a 6% en 1998 cuando Chávez entró en funciones. Históricamente, Venezuela ha importado entre 75% y 80% de sus alimentos, a pesar de que cuenta con tierra fértil y fuentes de agua.21
Esa es la lógica del capitalismo mundial y sigue impidiendo el desarrollo agrícola sostenible para garantizar la seguridad alimentaria de Venezuela. Ese es el funcionamiento de las fuerzas del mercado, que operan por medio de una mercancía estratégica que se intercambia por todo el mundo, y los efectos que esto tiene en el tipo de cambio.
La administración de Chávez se ha beneficiado del aumento del precio del petróleo, que se ha quintuplicado desde que llegó al poder. Estos precios no han cambiado desde hace un tiempo y le han permitido al gobierno ampliar y financiar sus programas sociales. No hay ninguna duda de que estos programas han beneficiado de alguna manera a los pobres: un mejor sistema de salud (con límites), acceso a alimentos, obras públicas, seguro social generalizado y electricidad barata, etc. La economía venezolana, estimulada por la demanda del petróleo, ha gozado de una tasa de crecimiento bastante alta en los últimos tres años.
Pero hay que recalcar dos cosas.
Primero, Chávez está apostando a que tanto el precio como la demanda del petróleo permanezcan altos. Para que las crecientes inversiones en el crudo extrapesado sean rentables, el petróleo tendrá que venderse por más de $30 por barril. Una caída del precio del petróleo tendría consecuencias devastadoras para los inversionistas extranjeros, la PDVSA y la tesorería estatal. Chávez quiere estabilizar la producción y los precios a niveles rentables.
A pesar de los crecientes ingresos de la industria petrolera, el gobierno ha tenido que pedir préstamos a los bancos venezolanos para cubrir el creciente déficit presupuestal (se calcula que el déficit gubernamental alcance el 5% del Producto Interno Bruto en 2007).22 Parte de los préstamos son para compensar a las compañías extranjeras porque el gobierno se apoderó de una mayor parte del ingreso de sus operaciones (Chávez no ha expropiado a las compañías petroleras sino más bien está negociando acuerdos para así aprovechar los mercados petrolíferos). Los patrones de consumo de la clase media y suntuario van de la mano con una economía petrolera dependiente del imperialismo; las compras de los consumidores subieron vertiginosamente y la deuda de los consumidores ha crecido a medida que aumentan los ingresos de la industria petrolera. En el ambiente de la “ganancias extraordinarias del petróleo” los bancos nacionales y extranjeros han gozado de increíbles ganancias, con un rendimiento de capital del 33% en el 2006, que una revista banquera internacional calificó de “la envidia del mundo banquero”.23
Se ha hecho especial hincapié en los esfuerzos de Chávez de solidificar un precio más alto en la OPEP. Pero el mercado petrolífero está sujeto a muchas incertidumbres económicas y acontecimientos geopolíticos. Un factor importante es que la OPEP no es una entidad unitaria que determina por sí misma los precios del petróleo.24 El "mercado libre” y el mercado especulativo de “futuros”, de Nueva York, Londres y Singapur, ahora juegan un papel clave en la determinación de los precios. Hay países petroleros que no pertenecen a la OPEP, como Rusia, cuya producción y distribución influencian los precios mundiales. Hay competencia global entre las regiones del mundo que producen petróleo. La industria petrolera es cíclica y sujeta a la situación económica mundial. Hace solo nueve años el petróleo venezolano se cotizaba entre $10 y $12 por barril (compárese eso con el precio de hoy que es $60 y pico).
En términos geopolíticos, Estados Unidos no vería bien un cambio de poder en la OPEP de Arabia Saudita a Venezuela. (Tiene un pacto imperial con los príncipes sauditas y los jeques del Golfo: ellos aseguran el suministro estable del petróleo y Estados Unidos provee protección militar al “vecindario”). Además, por medio del “cambio de gobierno” y de trabajar más estrechamente con los productores de la cuenca del mar Caspio y en África, Estados Unidos y Gran Bretaña están buscando controlar más las condiciones de oferta.
Segundo, el gobierno de Chávez ha hecho poco para reducir la dependencia de la economía con respecto a la industria petrolera, diversificar la base industrial venezolana o extender de manera significativa la producción agrícola. La “siembra petrolera” ha significado principalmente el financiamiento y la extensión de los programas sociales.
De hecho, si tomamos algo como alimentos, las limitaciones y contradicciones se hacen más obvias. Una de las más celebradas “misiones” (las campañas y el financiamiento de la salud, la educación, vivienda, alimentos, etc.) de Chávez es la Misión Mercal. Dicen que su objetivo es garantizar la seguridad alimentaria del país. A los pobres (y capas urbanas) les provee alimentos a bajos precios mediante una red de mercados, bodegas y centros de distribución y nutrición. Esta sería una medida importante de urgencia y respaldo en una auténtica sociedad revolucionaria.
Pero no es un verdadero plan para garantizar la seguridad alimentaria; es más bien redistribución, una forma de racionamiento y subvencionar el precio. No es parte de un proyecto mayor para reorientar radicalmente la economía y alejarla de la dependencia externa: con respecto al petróleo y la importación de alimentos. No es parte de un proyecto socialista que apunta a forjar una fundación estructural completamente nueva con un desarrollo agrícola e industrial equilibrado e integrado capaz de proveer el sustento y satisfacer las necesidades alimenticias de la sociedad. De hecho, la Misión Mercal depende de la importación y compra de las mismas compañías trasnacionales que han dominado históricamente el sector alimenticio de Venezuela.25 Es una expresión más de que en Venezuela persiste la falta de integración económica interna.
Al igual que con otras iniciativas, la caída o el colapso del precio mundial del petróleo repercutiría ampliamente y de manera destructiva en la economía… y pondría en peligro seriamente este tipo de programa social. Desde la perspectiva de una auténtica revolución socialista en un país oprimido, una de las tareas que urge es la de emancipar la sociedad rápida y decididamente de la dependencia alimenticia y las gigantescas distorsiones que el imperialismo impone en los sistemas agrícola y alimenticio. Los imperialistas te atacarán, te boicotearán y tratarán de hacerte pasar hambre.
Un punto de vista partidario de la “revolución bolivariana” concluyó que “los mercados del petróleo internacionales siguen siendo el factor más influyente que determina las perspectivas de la economía política venezolana”.26 Chávez puede clamar contra el FMI, ¿pero de qué manera es esa una alternativa al neoliberalismo, que recomienda en parte que los países se especialicen en su “ventaja comparativa” dentro de la división internacional de funciones, potencien al máximo los ingresos de exportación, importen alimentos baratos y aprovechen la renta pública para el desarrollo?
Conclusión: El costo social del petróleo bajo el imperialismo; otro camino es posible
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El petróleo no es un “tesoro” que uno abraza. Los países ricos en petróleo, ya sea Venezuela, Irán, Argelia o Indonesia, han visto que los auges de exportación han engendrado desigualdades y miseria social. Se han derrumbado los presupuestos gubernamentales rebosantes de petrodólares (como sucedió en Venezuela a fines de los años 80 y principios de los 90). En Nigeria está el “logro tecnológico” del capital extranjero: ha construido una infraestructura para sacar petróleo de un bosque ecuatorial inundado, rodeado de aldeas que no tienen electricidad ni agua limpia. Cuando los gobiernos nacionalistas han reemplazado a las viejas élites que han servido de perros guardianes del imperialismo, como fue el caso en Irán en los años 50, Estados Unidos no ha titubeado para lanzarse contra ellos. No hay que dejar interrumpir por mucho tiempo el “oro negro”.
Históricamente, la extracción del petróleo, que se basa en la explotación de la fuerza de trabajo y el valor realizado a través de los circuitos internacionales de capital, ha enredado y sigue enredando a la población de Venezuela en una red internacional de relaciones de mercancías en la que el desarrollo social y humano pende de una estructura desigual de producción y comercio mundial… y el cambio de los precios en el mercado mundial.
Una auténtica revolución socialista no apunta a lograr una distribución más equitativa de los ingresos de la industria petrolera, a fortalecer bloques regionales de comercio o petróleo que solo mantienen la explotación de la gente y el saqueo de la naturaleza, ni tampoco a exigir que las grandes compañías petroleras “reconozcan su responsabilidad ética y social” (la página web de ChevronTexaco dice que en Venezuela está estableciendo programas de educación y salud).
De lo que se trata es de esto: la economía petrolera moderna no es una pieza neutral de coeficientes técnicos y de producción. La producción petrolera orientada a la exportación es una relación con la economía imperialista mundial, una soga de control y dependencia que restringe fuertemente la capacidad creativa de las masas populares. A esa soga la tiene que cortar una revolución para tumbar al viejo orden y el poder estatal.
Cuando el proletariado y las masas populares tomen el poder en una sociedad oprimida, la meta no debe ser apoderarse y reprogramar la economía desequilibrada dependiente del petróleo, que distorsiona el desarrollo y somete a la sociedad y la economía a los imperativos destructivos del sistema mundial. La revolución socialista más bien debe descartar los cimientos mismos de semejante economía para romper el yugo del control imperialista y superar las distorsiones del desarrollo dictado por el imperialismo.
En el lugar de la vieja economía, tiene que construir una nueva economía emancipadora, cuya fundación tiene que ser la agricultura y una industria diversificada y descentralizada que sirve a la agricultura y las necesidades del desarrollo general. Solo una economía así puede satisfacer las necesidades básicas de la sociedad y llegar a un autosuficiencia relativo en un mundo dominado por el imperialismo.
¿Cuál sería la función del petróleo en un país como Venezuela, que tiene enormes reservas de petróleo, si se diera una auténtica revolución socialista? Habrá que efectuar una reorientación de la posición históricamente dominante que el petróleo ha tenido en la estructura y funcionamiento de la economía. Eso requiere romper decididamente con el desarrollo orientado a la exportación y que se basa en la industria petrolera. El petróleo podrá seguir desempeñando un papel en la economía, pero tendrá que ser cuantitativa y cualitativamente diferente. Se llevarán a cabo campañas concertadas y coordinadas por toda la sociedad para reducir enormemente la dependencia del petróleo como fuente de energía. La sociedad adoptará alternativas ecológicamente sanas, especialmente con respecto a la manera en que hoy se explota, refina y transporta el petróleo, pero principalmente para desarrollar una fuente de crecimiento de energía renovable. El cálculo socioeconómico ya no será potenciar al máximo la producción y obtener el máximo rendimiento posible, sino desarrollar una economía ecológicamente sostenible, justa y racional, que se base en el activismo consciente de las masas y que está al servicio de la emancipación tanto de la sociedad y de toda la humanidad.
El desarrollo económico socialista tiene que servir a la meta de superar las grandes diferencias entre la ciudad y el campo, la agricultura y la industria y el trabajo intelectual y el manual. El desarrollo económico socialista debe permitir a la sociedad revolucionaria enfrentar al imperialismo y contribuir al avance de la revolución en otras partes del mundo. Nada de esto es posible sin un nuevo poder estatal revolucionario que pueda dirigir ese proceso y movilizar a las masas para reconstruir toda la sociedad.27
El desarrollo de ese tipo de economía es una tarea complicada, y la eliminación de los grandes ingresos de la industria petrolera junto con las presiones económicas, políticas y militares del imperialismo, hará más complicada la tarea. Pero la eliminación de la dependencia del petróleo y el petro-estado, y la adopción en cambio de medidas económicas y sociales revolucionarias, permitirá la construcción de una economía verdaderamente emancipadora.
Además, el estado socialista es ante todo el poder estatal que ejerce una clase —el proletariado— y que apunta a la eliminación de todas las clases, todos los sistemas de producción que explotan, todas las relaciones sociales e instituciones opresivas, y todas las ideas y valores que reflejan y refuerzan la división de la sociedad en clases. : En un momento dado, el programa del estado socialista debe encarnar el proyecto comunista de llevar a la humanidad, a través de lucha y transformación cada vez más conscientes, en esa dirección.28
Bajo Hugo Chávez, Venezuela sigue fuertemente atada a la economía global, y el programa de Chávez depende del valor de los recursos petrolíferos en el mercado. Aun si ese programa mejorara las condiciones de las masas a corto plazo, no es sostenible y no puede llevar al mundo más allá del imperialismo. En vez de representar al proletariado, Hugo Chávez personifica un sector de la clase capitalista venezolana y pequeña burguesía radicalizada que odia las desigualdades que causa el dominio extranjero, pero que no puede imaginarse romper con el dominio del petróleo condicionado por el imperialismo en movimiento y desarrollo de la economía venezolana.
Notas
1. Citado en Nicholas Kozloff, Hugo Chavez: Oil, Politics, and the Challenge to the U.S. (New York: Palgrave Macmillan, 2006), p. 7. No hay una edición del libro en español. [Regresa]
2. Greg Palast. Entrevista publicada en el número de julio de 2006 de la revista The Progressive. "Entrevista a Hugo Chávez". La versión en español es de http://www.aporrea.org/venezuelaexterior/a23291.html [Regresa]
3. Ver Larry Everest, Oil, Empire, and Power: Iraq and the U.S. Global Agenda (Monroe, Me.: Common Courage Press, 2004). [Regresa]
4. Sobre el crecimiento de Caracas, ver Allen Gilbert, The Latin American City (London: Latin America Bureau, 1998), pp. 7-11. [Regresa]
5. Ver J.P. Leary, “Untying the Knot of Venezuela’s Informal Economy", NACLA News, 6 de diciembre de 2006. http://news.nacla.org. [Regresa]
6. U.S. Department of Energy, Energy Information Administration, Country Analysis Briefs, Venezuela, junio de 2004. www.eia.doe.gov. [Regresa]
7. Sobre los planes de expansión para el período 2005-2012 y el costo y financiamiento, ver las declaraciones y entrevistas de gerentes de la PDVSA en www.pdvsa.com. [Regresa]
8. Estas contradicciones han sido señaladas por Fernando Coronil, “Magical Illusions or Revolutionary Magic? Chavez in Historical Context", NACLA Report on the Americas, Vol. XXXIII, No 6, 2000. Consulten este artículo y el sumamente importante análisis del desarrollo histórico de la economía petrolera y el moderno estado venezolano, y la variedad de planes para la "siembra petrolera" en Fernando Coronil, The Magical State: Nature, Money, and Modernity in Venezuela (Chicago: University of Chicago Press, 1997). [Regresa]
9. Ver David Luhnow y Peter Millard, “As Global Demand Tightens, Oil Producer Has Agenda", The Wall Street Journal, 1º de agosto de 2006. [Regresa]
10. Ver Simon Romero y Clifford Krauss, “Deadline Nears in Chavez Fight Against Big Oil", The New York Times, 10 de abril de 2007; Simon Romero, “Chavez Takes Over Foreign Controlled Oil Projects in Venezuela", The New York Times, 2 de mayo de 2007. En la entrevista del julio de 2006 con Greg Palast (ver www.aporrea.org), Chávez dice: "…no queremos que se vayan, y no creo que ellas quieran dejar el país. Necesitamos el uno del otro". [Regresa]
11. Claude Larsimont, “Hugo Chavez, the Bolivarian Use of Petrodollars and the Oil Market", ESISC Background Analysis 10/05/2006. [Regresa]
12. Ver James Surowiecki, “The Financial Page: Synergy With The Devil", The New Yorker, 8 de enero de 2007, p. 26. [Regresa]
13. Sobre los retos que presentan al medio ambiente y los derechos humanos las iniciativas regionales de Chávez de petróleo y gas natural, ver David Hallowes y Victor Munnik Poisoned Spaces: Manufacturing Wealth, Producing Poverty, www.groundwork.org.za, octubre de 2006; “Open Letter to President Hugo Chavez", Sociedad Homo et Natura, en www.nadir.org, abril de 2006. [Regresa]
14. Steven Mather, “Joint Ventures: Venezuela’s Faustian Pact with Foreign Capital", Venezuelanalysis.com, 30 de septiembre de 2006, www.venezuelanalysis.com. [Regresa]
15. Información de 2006 del U.S. Department of Energy, Energy Information Administration. [Regresa]
16. “Venezuela: Minerals", Encyclopedia Britannica Online, www.britannica.com. [Regresa]
17. Bernardo Álvarez, “Venezuela’s Global Agenda: Six More Years", 5 de abril de 2007, www.venezuelanalysis.com. [Regresa]
18. Información del U.S. Department of Energy, Energy Information Administration, Country Analysis Briefs, Venezuela, septiembre de 2006, www.eia.doe.gov. [Regresa]
19. El problema de tecnologías adecuadas y si la inversión en materias primas estimulan lazos a otras partes de la economía ha sido un tema de investigación por mucho tiempo de los teóricos radicales, de dependencia y marxistas. El informe de 2003 del Economic Commission for Latin America and the Caribbean, Foreign Investment in Latin America and the Caribbean, 2003 examina patrones de inversión en América Latina y pone en tela de juicio los supuestos beneficios y efectos residuales como resultado de las inversiones en recursos naturales [Regresa]
20. Sobre la nueva tecnología sísmica para el petróleo y los super avanzados métodos secundarios y terciarios, algunos de los cuales están en uso hoy en Venezuela, ver Jad Mouawad, “Oil Innovations Pump New Life into Old Wells", The New York Times, 5 de marzo de 2007. [Regresa]
21. Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación, “Ficha FAO sobre Venezuela”, 2002, www.fao.org/español/saladeprensa/noticias/2002/9788en.html. [Regresa]
22. Simon Romero, “Chavez Rattles Takeover Saber at Steel Company and Banks". The New York Times, 7 de mayo de 2007. [Regresa]
23. Jans Erik Gould, “Boom Times for Banks in Venezuela", The New York Times, 15 de junio de 2007; Mark Turner, “Banks Thriving Despite Chavez Bravado", The Banker, 5 de marzo de 2007. www.thebanker.com. [Regresa]
24. Sobre la OPEC, ver Cyrus Bina, “Limits of OPEC Pricing: OPEC Profits and the Nature of Global Oil Accumulation". OPEC Review, Vol. 14 (1), primavera de 1990. [Regresa]
25. Sarah Wagner, “Mercal: Reducing Poverty and Creating National Food Sovereignty in Venezuela", 24 de junio de 2005, www.venezuelanalysis.com. [Regresa]
26. Chesa Boudin, Gabriel González, Wilmer Rumbos, The Venezuelan Revolution: 100 Questions—100 Answers (New York: Thunder’s Mouth Press, 2006), p. 141. [Regresa]
27. Sobre cómo Mao abordó el desarrollo socialista autosostenible y la relación entre la agricultura y la industria, ver Raymond Lotta, ed., Maoist Economics and the Revolutionary Road to Communism (New York: Banner Press, 1994), especialmente el capítulo 7. [Regresa]
28. Ver Bob Avakian, Puntos sobre el socialismo y el comunismo: Una clase de estado radicalmente nuevo, una visión radicalmente diferente y mucho más amplia de libertad, www.revcom.us. [Regresa]
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