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Escalar las alturas y Volar sin una red de seguridad

Segunda parte: Queremos el poder... ¡Y así debe ser!

Nota de la redacción: Esta es la segunda entrega de pasajes de una charla de Bob Avakian, grabada a finales del año pasado para militantes y partidarios del partido, especialmente la nueva generación. Nos da mucho gusto compartir estos pasajes con nuestros lectores. Hemos editado el texto e insertado las notas.

Como vengo señalando, por grandes y heroicas que sean las luchas de masas y aun cuando logren victorias parciales, la estructura de poder siempre busca la manera de arrebatar las concesiones que obtiene la lucha, y la naturaleza del sistema y las condiciones en que viven las masas no cambian en lo fundamental... no mejoran. Veamos otro ejemplo de esto: la percepción de una cuestión clave a lo largo de la historia de Estados Unidos hasta hoy, es decir, la opresión de los negros y su lucha contra ella.

Hace 25 años (en 1977, si mal no recuerdo), como parte de las concesiones tras el gran auge de lucha de la época de los 60, pasaron la telenovela "Roots" (Raíces). En ese momento, y quizá hasta la fecha, es la novela que mayor público ha tenido en Estados Unidos, con unos 100 millones de televidentes, muchos de ellos blancos.

"Roots" es la historia de varias generaciones de una familia negra y, a través de ella, la historia de los negros en Estados Unidos. Parte del momento en que capturaron a los africanos y los transportaron en cadenas al continente americano, y continúa hasta la actualidad. Recuerdo que muchos camaradas dijeron que en las fábricas y otros centros de trabajo, los trabajadores blancos comentaron a los compañeros de trabajo negros: "No tenía idea de todo eso". (Lo cual pone de relieve que el sistema de educación solo enseña lo que le conviene a la burguesía). O sea, no sabían cosas muy elementales, como el hecho de que a los esclavos les pusieron el apellido del amo (y los negros de hoy llevan esos apellidos) y lo que eso significa para un ser humano. Tampoco sabían que arrebataron a niños de 8 ó 9 años a sus madres y los vendieron a otro amo. Al verlo por televisión, muchos blancos dijeron: "La verdad, no tenía idea", y los conmovió profundamente. "Roots" transformó la conciencia de millones de personas, especialmente mucha gente blanca que captó esas cosas por primera vez.

Sin embargo, hoy quieren borrar todo eso. Como dice el libro de Michael Moore Stupid White Men (Idiotas blancos)... ciertamente hay muchos idiotas blancos que mandan cartas a la redacción de USA Today y otros periódicos con puras tonterías, como: "¿Por qué todo mundo se queja de la esclavitud? Los africanos también tenían esclavos", y "Mis padres son inmigrantes europeos y mis antepasados no eran dueños de esclavos...". Semejantes tonterías sacan a relucir una lamentable ignorancia de los horrores de la esclavitud, la supremacía blanca y la opresión de los negros desde la época de la esclavitud hasta hoy en el bastión del racismo que es Estados Unidos.

¿Por qué tanta ignorancia? ¿Acaso una epidemia de ignorancia asoló al país? No; lo que pasa es que la burguesía se empeñó en borrar las lecciones de los grandes movimientos de los 60. Cuando Ronald Reagan subió a la presidencia en 1981, inició una gran ofensiva ideológica para borrarlas e "idiotizar" al país; divulgó otro punto de vista, un punto de vista reaccionario. A veces se olvidan lecciones importantes, y la clase dominante trabaja de la mano con la prensa y por otros medios para que se olviden; busca revocar veredictos muy importantes que la sociedad aprendió, como el hecho elemental de que Estados Unidos se fundó con la esclavitud y el genocidio.

Recuerdo que hace 10 ó 15 años, Jesse Jackson dijo algo muy indignante, así como: "Me da pena decirlo, pero cuando voy por la calle de noche y oigo pasos, volteo a ver si son blancos o negros, y si son blancos siento un gran alivio porque si son negros a lo mejor me asaltan". ¡Lo dijo Jesse Jackson! Claro, no lo anda pregonando hoy, pero en ese tiempo repetía el rollo de la burguesía sobre la delincuencia y las pandillas y culpaba a los negros de la situación que el sistema les impone a la fuerza , pues hasta los politólogos conservadores han reconocido que la delincuencia es una "opción racional" para millones de jóvenes negros. O sea, Jesse Jackson echaba el mismísimo rollo que la burguesía, la misma propaganda que Reagan y demás, que básicamente afirmaba que los negros son inferiores y, de por sí, criminales. Reagan y compañía llegaron al colmo de resucitar "teorías" de inferioridad genética, según las cuales los negros, latinos, asiáticos, etc., tienen ciertas predisposiciones genéticas y adolecen de ciertas capacidades.

Volvieron a ponerse de moda teorías absurdas refutadas hace décadas sobre supuestas diferencias genéticas entre las nacionalidades: que unas son superiores y otras inferiores, y toda clase de tonterías que no tienen ninguna base científica, y que han sido refutadas una y otra vez. Cantaron la misma canción, y libros como The Bell Curve trataron de darle un maquillaje "científico". A los autores de ese libro los medios burgueses los trataron como investigadores, autores e intelectuales legítimos y respetables, y no como una bola de locos. Incluso el New York Times , un periódico "para intelectuales", los trató con mucho respeto, ¡como si esa basura racista refrita refutada desde hace mucho tiempo fuera científica!

Se trataba de una campaña sistemática de la clase dominante para tapar importantes lecciones de la historia y verdades sobre la naturaleza de la sociedad; resucitaron esa basura reaccionaria para atacarlas. No es coincidencia que un buen número de blancos diga "tonterías"; no es un fenómeno espontáneo ni se debe solo a "prejuicios personales". Es producto de las relaciones subyacentes de supremacía blanca en que se cimenta el sistema en Estados Unidos, relaciones que la clase dominante fortalece muy consciente y sistemáticamente, pues sin ellas (y las ideas racistas correspondientes) no podría sobrevivir un solo día.

Una vez escribí un pequeño ensayo sobre: "¿Qué tienen los blancos?". Sin duda como grupo los blancos tienen muchos defectos, cosa que es de esperarse en una sociedad donde reina la supremacía blanca, pero ¡no tienen nada que no pueda curar una buena revolución proletaria!".1 Las capas sociales acomodadas de los paí ses imperialistas, cuyos privilegios provienen en gran parte del saqueo y superexplotación de millones y millones de personas, especialmente en el tercer mundo, tienen muchos defectos. Pero esos defectos no son inherentes a ellos, no son "genéticos" ni es porque "tienen las neuronas así" ni nada de eso. Son producto de cierta experiencia y posición social, y del lugar que ocupan en la red mundial de explotación y opresión imperialista, además del constante bombardeo ideológico y la desinformación que riega por todos lados la clase dominante imperialista.

Quieren poner la realidad patas arriba

Vuelvo a repetir, cada vez que la clase dominante hace concesiones, cada vez que se ve en la necesidad de reconocer la verdad acerca de la historia de Estados Unidos y del capitalismo (que, como señaló Carlos Marx, vino al mundo chorreando sangre de pies a cabeza, y cuyos cimientos eran la esclavitud y otras bárbaras formas de explotación), cada vez que hace concesiones, se pone fría y sistemáticamente a arrebatarlas.

Volviendo al ejemplo de "Roots", la clase dominante permitió que se presentara esa novela porque buscaba "calmar la situación" a finales de los 70, tras los grandes levantamientos populares que sacudieron el sistema. Quizá a los que no pasaron por la época de los 60 les cueste un poco captar la gran necesidad que tenían de recuperarse y de recuperar, o cuando menos neutralizar, a millones y millones de personas que repudiaron las estructuras, instituciones y valores de la clase dominante. Cuando Jimmy Carter subió a la presidencia, declararon una especie de "amnistía" a miles de desertores de las fuerzas armadas que vivían en "las sombras", por decirlo así, en Europa, Canadá y Estados Unidos; tuvieron que perdonarlos y decirles: "Está bien. Vuelvan a la vida normal". En fin, hicieron muchas concesiones de ese tipo para "calmar la situación" tras los grandes levantamientos populares que sacudieron al país en la época de los 60, y Jimmy Carter les sirvió muy bien en ese sentido.

Desde luego, la clase dominante jamás dejó de reprimir con saña a los que la desafiaron ni dejó de explotar y oprimir a los pueblos de Estados Unidos y del mundo. Y antes de dejar la Casa Blanca en 1980, la imagen y posición de Carter cambió completamente: advirtió que desataría una guerra contra la Unión Soviética si amenazaba la hegemonía yanqui en el golfo Pérsico y planteó una nueva doctrina militar que contemplaba el uso de armas nucleares, doctrina que adoptó y desarrolló Ronald Reagan cuando triunfó en las urnas. Por un lado, eso deja entrever algo sobre Jimmy Carter y, además, comprueba una vez más que en lo fundamental las necesidades de la clase dominante y la dinámica del sistema marcan la pauta, y no las inclinaciones o idiosincrasias de este o aquel presidente.

Entonces, después de un tiempo de concesiones y de "calmar la situación", la clase dominante lanzó una ofensiva reaccionaria personificada por Ronald Reagan, con muchas manifestaciones y muchos aspectos, en toda esfera de la sociedad y en el plano internacional. Naturalmente, un aspecto importante fue moldear la opinión pública a través del arte y la cultura popular. Un ejemplo muy claro es el programa de televisión "Hill Street Blues" [sobre la policía de Chicago], que se menciona en Reflections, Sketches and Provocations. Tenía el propósito explícito de "mejorar la imagen de la policía", pues como consecuencia del auge de los 60, millones de jóvenes y otros no tan jóvenes captaron claramente su papel asesino y les decían "pigs" (puercos). El actor Daniel J. Travanti afirmó de plano que la intención del programa era mejorar las relaciones entre la policía y la comunidad. Naturalmente, la intención no era frenar la racha de asesinatos policiales de jóvenes en los barrios pobres ni la represión y los ataques a los que se rebelaban contra el sistema. No, era puras relaciones públicas para la policía, para maquillar su imagen. Eso explica, fíjense, por qué no lo quitaron del aire aunque inicialmente muy poca gente lo sintonizó, pues tenía gran importancia ideológica para la clase dominante, y por eso lo siguieron pasando hasta que poco a poco lo hicieron popular.

Es importante que analicemos estas cosas y que ayudemos a otros a captarlas porque la clase dominante es muy mañosa, y le gusta echarle la culpa a las masas. Dice: "Si los líderes son malos, es porque la gente los escoge" y "solo le damos al pueblo lo que quiere", ya sea en la política o la cultura popular. Con elecciones y de mil y una maneras ofrecen "opciones" que en lo fundamental no lo son, o sea, en el fondo da lo mismo, ¡pero dicen que el pueblo escogió! Por eso es muy importante que captemos y ayudemos a otros a captar cómo funciona el sistema, tanto "la mano ciega" del proceso de acumulación y la dinámica del capitalismo-imperialismo, como las medidas y acciones muy calculadas de la clase dominante a través de la superestructura (las estructuras e instituciones políticas y militares, así como los medios de comunicación masiva y las instituciones e instrumentos culturales y educativos).

Siembran confusión acerca del aborto

Otro ejemplo: veamos cómo la burguesía manipula a la gente respecto al derecho al aborto, una concesión muy importante que conseguimos con grandes luchas. Es difícil de imaginar... y sé que a muchos chavos y chavas les cuesta imaginar la situación antes de que la Suprema Corte despenalizara el aborto con el fallo de Roe vs. Wade . Lamentablemente, mucha gente, y particularmente muchas jóvenes, dan por sentado ese derecho y se dejan confundir por "cuestiones morales". Eso se debe en parte a la ofensiva ideológica de la clase dominante, que dice que el aborto es, en el mejor de los casos, un "mal necesario". También se debe al hecho de que por 30 años las mujeres han podido hacerse un aborto legalmente. La decisión de tener o no tener un niño en un momento dado de la vida puede ser determinante (no como dicen los reaccionarios, que uno va a arrepentirse toda la vida si "mata al niño"); esa decisión y todo lo que implica es algo muy importante (obviamente) y en gran medida determina el rumbo de la vida de una mujer, cómo será su vida. Y el derecho a tomar libremente esa decisión fue una concesión muy importante que le arrancamos a la clase dominante como consecuencia de las luchas de los 60 y el surgimiento del movimiento de la mujer y su impacto en muchas esferas.

Por sus propios motivos, hasta ahora la clase dominante no ha tratado de eliminar del todo ese derecho, pero lo ha picado poco a poco, poniendo restricciones e inculcando la idea de que los fetos son seres humanos con sus propios derechos, etc., etc. (aun cuando por ahora no han buscado anular el fallo Roe ni abolir completamente ese derecho). Política e ideológicamente, los políticos burgueses, incluso "defensores del derecho al aborto" como Al Gore (y Bill Clinton), y sus fieles servidores de la prensa grande dicen que el aborto debe ser "legal pero raro", o sea, que aunque sea un derecho es una tragedia. Lo presentan como un mal necesario, cuando en realidad es un aspecto clave de la lucha por la emancipación de la mujer.

Me gustaría comprender todo esto más a fondo, pero me parece que hay mucha confusión, incluso por parte de muchas jóvenes que no deberían dejarse engatusar, aunque no digo que tengan la culpa, pues las han bombardeado con la noción de que tienen que parir... O, para decirlo de una manera más sutil, que es "egoísta" tener su propia vida y no darlo todo por la maternidad. Son ideas que divulgan fuerzas poderosas de la clase dominante, y es otra forma de poner la realidad patas arriba. Hasta tildan de "egoísta" a gente que lucha contra la opresión y hace grandes sacrificios. Por ejemplo, la generación de los 60, ¿cómo era? (¡Y obviamente no me refiero a Dan Quayle y gente de esa laya!). Eran universitarios negros y blancos y otros jóvenes que fueron al Sur a unirse a la lucha contra la segregación y la supremacía blanca a pesar de los grandes peligros, los linchamientos y demás. Y cuando regresaron, muchos se lanzaron a la lucha de liberación negra, los movimientos de chicanos, puertorriqueños y amerindios, el movimiento antibélico, y el movimiento de la mujer.

Hicieron grandes sacrificios personales en aras de elevados objetivos sociales y el bienestar social. ¡A poco fue una generación egoísta! Fue la generación más consciente y altruista hasta la fecha (que ojalá superen las generaciones sucesivas), jóvenes motivados por la lucha contra la injusticia y la meta de eliminar la opresión. ¡Y tienen las agallas de calumniarla y tildarla de "egoísta"! Dicen que solo le interesaban "sexo, drogas y rock'n'roll". Bueno, eso también fue parte de la rebelión de los 60, o sea, soltarse, romper las restricciones y limitaciones, y crear algo nuevo en la cultura y las relaciones personales.

Quizá sea difícil imaginar el ambiente represivo y sofocante que se vivía, y las normas sociales y culturales de ese tiempo en Estados Unidos; fue justo y muy necesario rebelarse contra ellas. Claro, la burguesía lo aprovechó, como siempre. Muchos se rebelaron contra las normas sociales y sexuales represivas, y la estructura de poder se puso a divulgar pornografía y toda clase de basura burguesa como alternativa. Pero eso no era lo que la gente quería. Muchas cuestiones "personales" eran una rebelión contra los valores, normas y reglas sociales y culturales sumamente represivos de ese tiempo, parte de la rebelión general contra valores y relaciones represivos y opresivos. Y ahora se ponen a decir que todo eso fue "egoísmo" y que también es "egoísta" hacerse un aborto, desear una vida propia y querer participar en la sociedad y no limitarse simplemente a "ser madre".

Pero hay que preguntar: ¿los que se oponen al aborto favorecen el control de la natalidad? ¡Para nada! Vamos al grano. No quieren evitar "la matanza de niños"; quieren que la mujer tenga cierto papel social; eso es muy importante para ellos. La familia, como institución patriarcal, es muy importante. para las estructuras burguesas, sobre todo cuando hay muchas presiones y tendencias contradictorias en la sociedad, y muchos cambios que debilitan los valores y relaciones tradicionales y opresivos.

Recapitulando, a través de la lucha se captaron muchas cosas, y las mujeres, y secundariamente (pero muy importante) los hombres de una generación se concientizaron acerca del papel de la mujer en la sociedad y la lucha por romper las cadenas de la tradición, y un aspecto central de todo eso fue el derecho al aborto. Pero hoy muchas jóvenes no lo captan (lo que frustra hasta a las feministas reformistas). Y no es simplemente que no entiendan la gran lucha que se libró por el derecho al aborto; es también que muchos jóvenes, y en particular muchas chavas, están muy influenciados política, ideológica y "moralmente" por la avalancha de propaganda burguesa, digo, esa gran campaña (muy parecida a la campaña acerca de la opresión nacional y el racismo) que "revoca veredictos" y pone la realidad patas arriba.

A partir de los 80, se ha visto una gran campaña para tapar la historia de la supremacía blanca en Estados Unidos (que sigue muy arraigada). Dan a entender que "no se discrimina por el color de la piel" y que se juzga a cada cual de acuerdo a sus méritos y logros... y, por eso,¡son "racistas" los que señalan las disparidades, los que dicen que la opresión nacional es epidémica y muy arraigada, que la supremacía blanca es muy común y tiene profundas raíces! Según esa lógica perversa, ¡para superar el "racismo" hay que aceptar la supremacía blanca y la desigualdad! Esta ofensiva se ha librado por más de dos décadas, no solo en la esfera de ideas, digo, no solo afecta el modo de pensar acerca de esta cuestión decisiva (aunque eso es muy importante); se libra también muy concretamente a través de los ataques a programas de estudios étnicos, acción afirmativa, educación bilingüe... todas esas concesiones que arrancamos de la burguesía y que ahora atacan.

Necesitamos la revolución

Vuelvo a repetir, no estoy diciendo que esas luchas no valían la pena ni que no tenga caso luchar por victorias parciales y arrancar concesiones de la clase dominante. A lo que voy (desde distintos ángulos y con varios ejemplos) es que siempre serán parciales y jamás serán permanentes hasta que tumbemos y transformemos el sistema. Y la opresión y explotación de las masas, el sufrimiento totalmente innecesario y todos los horrores que viven, seguirán y empeorarán. Esto es fundamental y tiene que ser la estrella que nos guía; tenemos que captarlo firmemente y, además, plantearlo muy clara y concretamente en todo nuestro trabajo y en el proceso de unidad-lucha-unidad con otras fuerzas, porque de otro modo, en última instancia nuestro trabajo no tiene sentido y ni siquiera tiene caso que existamos.

Por cierto, de joven tenía la idea de estudiar medicina o derecho y de esa manera servir al pueblo. Eso es importante, y la gente que lo hace es valiosa y debemos valorarla y apoyarla, pero no va a resolver el problema fundamental. Caí en cuenta de que la ayuda que uno da es un pequeño grano de arena, o sea, uno ayuda a un paciente pero 50 más no tienen servicios o quedan lesionados y mutilados por los deficientes servicios del sistema de salud. Y es igual en todos los campos. Por eso, la gente que se propone ayudar a los demás estudiando una carrera muchas veces acaba desmoralizada y hasta se vuelve cínica porque el problema es mucho más grande y no tiene solución en este sistema.

Por eso digo que, en primer lugar, necesitamos la revolución. Tenemos que conquistar el poder y, una vez que lo conquistemos, defenderlo férreamente hasta que se hayan creado las condiciones en el mundo entero que permitan eliminar ese poder y eliminar el estado y substituirlo por la asociación cooperativa de seres humanos libres. Pero mientras se necesite el estado y tengamos que aferrarnos al poder, hay que tener presente el problema muy profundo de quiénes somos "nosotros" y el hecho de que eso tiene que ir cambiando cuantitativa y cualitativamente; tenemos que ir incorporando a más y más amplias filas de las masas en el gobierno, y nuestro estado tiene que ir distinguiéndose radicalmente de todos los estados previos. Pero así y todo, no tiene caso adoptar una actitud defensiva (en lo más mínimo) acerca de la meta de conquistar el poder y defenderlo férreamente. Por lo contrario, debemos lanzarnos a la ofensiva (en el buen sentido de la palabra).

Queremos el poder; lo queremos para las masas, ¡pero sí lo queremos! Y cuando finalmente lo tengamos, no vamos a soltarlo. La neta, en la sociedad capitalista gobierna una clase explotadora, la burguesía, y aunque el pueblo elija a este o aquel grupo de politiqueros burgueses, jamás tiene el poder. Pero en la sociedad socialista las masas ejercen el poder a través de la dictadura de la antigua clase explotada, el proletariado. (Analicé este tema a fondo en el libro Democracia: ¿Es lo mejor que podemos lograr?, y es muy importante volver a tocarlo continuamente y más a fondo).

Si somos consecuentes, ¿a poco no queremos el poder? Y una vez que lo conquistemos, ¿a poco vamos a soltarlo? Claro, una vez que se haya alcanzado el comunismo, no se necesita porque el comunismo implica crear las condiciones en que el estado pueda y tenga que "extinguirse". No serán necesarias (ni podrán existir) las instituciones de represión y poder político de una parte de la sociedad (o mundo) sobre otra, y nacerán nuevas instituciones que correspondan a las necesidades y estén al servicio de las asociaciones cooperativas de seres humanos libres en todo el mundo, los ciudadanos de una verdadera comunidad mundial. Pero, como vengo señalando, para llegar al comunismo, necesitamos un tipo de estado radicalmente nuevo: la dictadura del proletariado.

Lo he dicho antes y lo vuelvo a repetir: imagínense cómo sería si tuviéramos un estado completamente diferente, si el poder político revolucionario gobernara y tuviéramos un sistema totalmente distinto; consideren la gran meta que nos proponemos y todo el esfuerzo que implica hacer la revolución. Ahora, imagínense que hayamos conquistado el poder y alguien diga: "En fin, no tiene tanta importancia aferrarnos al poder ahorita. Después de todo, es posible que nosotros mismos nos volvamos opresores o una jerarquía que oprima a los demás. Quizá resulta que el nuevo patrón es igual de malo que el viejo. A lo mejor tiene más caso entregar el poder nuevamente a la burguesía, ¿no les parece? En fin, no es gran cosa, ¿o sí?". ¡Para nada! Solo lo diría un loco o un tonto.

O al tumbar el viejo poder opresor, ¿qué tal si tuviéramos la orientación de abolir el poder de una vez por todas pensando que las masas ya no lo necesitan? En realidad, daría lo mismo que entregarlo nuevamente a la burguesía porque esta aprovecharía tal error garrafal de nuestra parte para arrebatar el poder y aplastar y castigar despiadadamente a las masas. Esta cuestión es sumamente importante; su importancia es monumental, no solo para nosotros, los comunistas, sino fundamentalmente para las masas.

Ahora, quiero dejar muy claro que esto no quiere decir que en el socialismo las masas no necesitan la democracia. Sí la necesitan, y tenemos que buscar la forma de hacer realidad lo que dijo Lenin: que la democracia del gobierno del proletariado será un millón de veces más democrática para las masas que la democracia de la dictadura de la burguesía, pues esta es esencialmente una democracia para la clase dominante capitalista y sus intereses. Nos tocará luchar duro para alcanzar una democracia bajo la dictadura del proletariado que sea, como dijo Lenin, "un millón de veces más democrática" para las masas. Pero por importante que sea, no es un fin en sí mismo ni es el objetivo final, pues el objetivo final es barrer y, en última instancia, abolir completamente todas las relaciones de explotación y opresión en todo el planeta y hacer nacer una nueva comunidad mundial donde no existan ni las distinciones de clase ni los estados ni los partidos de vanguardia, donde no haya ni la base ni la necesidad de ellos. Todo eso se logrará (y solo puede lograrse) a través de la relación dialéctica entre la iniciativa de las masas y el papel del partido de vanguardia, que es el núcleo que dirige el proceso. La meta final es eliminar los estados y las relaciones políticas del poder del estado, pero hasta que se alcance --y de hecho para poder alcanzarla-- es indispensable que el poder esté en manos del proletariado, dirigido por su vanguardia; de eso depende el futuro de las masas y su emancipación completa.

Como recalcamos en el Borrador del Programa del partido, por un lado, salvo el poder todo es ilusión y, por el otro, con el poder, muchas ilusiones se harán realidad. O sea, una vez que se tumbe el sistema y se establezca el nuevo poder político revolucionario, serán posibles cosas que por más que las ansíen las masas y por más que luche por ellas gente de buena voluntad no se hacen realidad en este sistema. Con el poder revolucionario es posible tener servicios de salud para las masas y un sistema educativo que las ayude a conocer la realidad y transformarla, a pensar críticamente y adoptar el punto de vista científico y aplicarlo creativamente en toda esfera. Es posible atender las necesidades elementales del pueblo y hacer florecer una cultura viva, vibrante, revolucionaria y, además, muy creativa. Es posible nutrir todos los retoños de las masas para que florezcan, dar liderazgo y a la vez dar rienda suelta a la iniciativa. Podemos garantizar que la gente se alimente bien y tenga vivienda adecuada (¡y eliminar las malditas ratas, que muerden a los niños en la cama, cabrón!). Todo eso es posible. El único impedimento es el capitalismo. Además, el pueblo aprenderá a ejercer el poder y participar plenamente en toda esfera: las artes, la ciencia, la medicina, la educación y tomar decisiones políticas sobre los asuntos del estado.

Claro que no será fácil, no tendremos una varita mágica ni nada de eso pero, ¡sí se puede! La revolución abre todas esas posibilidades y sienta la base para lograrlas a través de lucha, y hay que lograrlas si queremos seguir avanzando. Fíjense que todos los días hacemos trabajo político con varias capas sociales, como son las masas oprimidas y las capas medias. Y en este sistema todos sufren de una forma u otra, e incluso los que no lo sienten tanto en carne propia están indignados por las grandes injusticias, por tantas cosas totalmente innecesarias, y sienten una gran frustración por todo eso y porque parece que no se puede hacer nada... y en lo fundamental es cierto: no se puede hacer nada bajo este sistema . Pero podemos cambiar todo eso, podemos transformarlo, pues en este sistema hay un chingo de cosas que las masas necesitan, que son elementales, y que no se pueden hacer, pero con la revolución y el nuevo poder revolucionario podemos hacerlas.

Recapitulando, debemos tener muy presentes los dos aspectos de la contradicción: salvo el poder, todo es ilusión, y con el poder muchas ilusiones pueden hacerse realidad. He aquí una contradicción muy importante, una unidad de contrarios, que debemos captar firmemente y divulgar a las masas. No somos como los fanáticos religiosos. No andamos repitiendo babosadas sobrenaturales y pintando todo de color de rosa. Nuestros planteamientos se basan en la realidad material y la necesidad concreta de las masas, y corresponden a las tendencias actuales de la historia, aunque esas tendencias se manifiesten muy contradictoriamente en el mundo y la sociedad.

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NOTAS:

1. Reflections Sketches and Provocations, RCP Publications, 1990 (en inglés). [volver]