Para concluir esta charla, quiero subrayar algunos retos que tenemos. Primero, el reto básico de hacer la revolución en un país como Estados Unidos: ¿cómo concretar plenamente el deseo de ver otro mundo de millones y millones de personas, sobre todo cuando se manifieste en un alzamiento combativo y decidido contra el sistema?; ¿cómo dar el salto, entonces, a una fuerza revolucionaria consciente y organizada con la capacidad de aguantar la salvaje y feroz represión que la clase dominante lance contra ella y, además, quebrar el poder y la sanguinaria maquinaria de represión de esa clase y asestarle una derrota definitiva? Para solucionar los problemas que surjan y asumir este reto, no bastarán solamente "los mismos de siempre"; tendremos que movilizar a capas completamente nuevas, especialmente de la nueva generación, para que también asuman esa responsabilidad.
Es necesario que asumamos el reto de estudiar y debatir esta cuestión en la esfera de la teoría, porque eso es lo que corresponde en este momento. Necesitamos nuevas ideas y análisis, e igualmente hay que aprovechar lo que hemos aprendido y analizado hasta la fecha.
Cualquiera que reflexione más de 10 segundos sobre la tarea de hacer la revolución en un país como Estados Unidos se da cuenta que está cañón, dada la historia de agresión y represión que la clase dominante imperialista ha escrito con la sangre de muchos pueblos. No es niguna exageración decir que, francamente, un chingo de gente se ha rajado ante este problema. Pero es necesario que no nos rajemos. Las masas del mundo entero y, sí, del mismo Estados Unidos necesitan que no nos rajemos. Y más que no rajarnos, tenemos que abrir el camino para resolver esta contradicción. Claro, no podemos hacerlo sin las masas ni sin que primero haya una situación revolucionaria y un pueblo revolucionario. Pero cuando surja tal situación, cuando las masas se lancen a una lucha decidida y clamen un mundo nuevo, no podemos abandonarlas a la merced de la clase dominante ni dejarlas solas sin los medios para ganar. Obviamente, eso es un reto muy grande.
Otro reto muy grande, estrechamente relacionado, es el de construir nuestro partido y el movimiento de oposición en general de tal forma que la actual escalada de represión no los logre aplastar antes de que se dé la posibilidad de hacer un cambio completo y radical de la sociedad. Es necesario que siga la resistencia contra las medidas y la represión de la clase dominante, y que la tendencia revolucionaria cobre fuerza y empuje a pesar de la creciente represión.
Ponernos a la altura de los retos
Hace poco leí un artículo muy grueso de Jonathan Turley, un profesor de derecho constitucional, por cierto, de tendencia conservadora. Si mal no recuerdo, salió en la página web del LA Times (y el OR lo ha citado).
Turley lanza un ataque frontal contra Ashcroft, diciendo, esencialmente, que ha ideado un plan para declarar combatientes enemigos a residentes de origen extranjero, así como a ciudadanos, y meterlos en campos de concentración. Lo consterna que eso haya pasado casi desapercibido; cree que debería causar mucho revuelo, pero que no ha sido así. Al Qaeda amenaza nuestra vida y nuestra seguridad, dice, pero Ashcroft amenaza nuestras libertades. Está muy grueso, sobre todo cuando consideramos que viene de la boca de un abogado constitucional burgués de inclinaciones conservadoras. Digo, lo que señala está grueso --el proyecto de la dirección política de la clase dominante, que se concentra actualmente en la administración de Bush-- y también está muy grueso que lo condene y diga que hay momentos en la historia en que nos toca defender a toda costa los principios y la libertad, y que este es uno de esos momentos.
Esto va mucho más allá de Turley, obviamente. Subraya los retos que se nos plantearán a nuestro partido y al movimiento de resistencia en el contexto de la gran ofensiva de guerra y represión desatada por Bush, Ashcroft, Cheney, Rumsfeld, Rice y demás. Todo eso nos plantea un reto muy profundo que, a su vez, está relacionado dialécticamente con ayudar al movimiento de resistencia a aguantar la represión y, pese a ella, crecer, cobrar fuerza e incorporar a más y más amplias capas de la sociedad a una resistencia dinámica y decidida contra el rumbo por donde la clase dominante, y su actual núcleo dominante, están arrastrando la sociedad y el mundo.
No son cuestiones abstractas ni "académicas". Y, repito, para solucionar esto no bastan los aportes de "los mismos de siempre". Necesitamos esa dirección, es cierto, pero necesitamos mayor participación de los militantes del partido y, de varias maneras, de más gente, digo, que ayuden a resolver esta contradicción y a librar un aspecto muy crucial de la lucha de clases. Es decir, tenemos que aguantar la represión, pero no solamente eso, sino sobreponernos a ella y avanzar; ampliar y profundizar la resistencia contra esta gran ofensiva; y desarrollar la lucha revolucionaria contra el sistema que la ha generado. Aquí, nuevamente, vemos la necesidad de incorporar a nuevos compañeros, de las nuevas generaciones, con nuevas ideas, que analizan estas contradicciones desde otras perspectivas que "los mismos de siempre".
Es otro reto muy concreto que se le plantea a todo el partido, pero tomando en cuenta lo que vengo señalando, no es solamente un asunto para el partido: es de inmensa importancia para el proletariado, las masas de este país y el mundo entero. Podríamos ver la forma de zafarnos de esto igual y ni lograríamos salvar el propio pellejo pero, eso sí, tendría consecuencias muy negativas para las masas; y si no buscamos zafarnos, si más bien procuramos forjar los medios que permitan sobreponernos a esto y derrotar a la burguesía en este frente, como parte de desarrollar la lucha revolucionaria general en el mundo entero, será un gran triunfo para el proletariado y las masas. Nos ayudará a avanzar unos pasos más hacia la revolución en las entrañas de la bestia imperialista más monstruosa y en otras partes. Ciertamente será un gran logro para los pueblos del mundo.
Con esta orientación, tomando las cosas muy en serio y asumiendo nuestras responsabilidades, tenemos que ponernos a la altura de estos retos. Repitiendo algo que he mencionado en varias ocasiones, a veces sentimos que llevamos encima el peso del mundo entero. Bueno, en muchos sentidos, es cierto. Tenemos que estar puestos para cargarlo. Tenemos que echárnoslo encima, pero en eso no estamos solos porque contamos con las masas de Estados Unidos y del mundo entero, con el proletariado internacional, el movimiento comunista internacional y, en particular, el Movimiento Revolucionario Internacionalista. Los que captamos lo que está en juego y la naturaleza fundamental del problema y la solución tenemos responsabilidades especiales, y nos toca asumirlas con urgencia y decisión.
Esa es la naturaleza de lo que nos proponemos, porque es necesario hacerlo, no por ningún capricho nuestro ni porque en un tiempo estuvo de moda y algunos no podemos quitárnoslo de la cabeza. Lo exige la situación de los pueblos del mundo, las tendencias y contradicciones del mundo y su desarrollo, y la lucha que debemos librar para llevarlas adonde deben ir. Tenemos que estar puestos para esto. Nos corresponde y lo asumimos con voluntad y entusiasmo. Y para concluir, con esa orientación y en ese sentido, tenemos una misión y debemos emprenderla con el espíritu de vencer.