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Sobre la democracia proletaria y la dictadura del proletariado - Un punto de vista radicalmente diferente sobre cómo dirigir la sociedad

Parte 5: La otra cara del problema de Democracia...

De una charla de Bob Avakian titulada "Cómo vencer las dos cuestas: Más sobre conquistar el mundo".

Obrero Revolucionario #1218, 2 de noviembre de 2003

Pasemos a otra cuestión que podríamos llamar "la otra cara" de Democracia: ¿Es lo mejor que podemos lograr?. Para entrar al tema volvamos a la cuestión de "forma" (principios y estructuras formales) que, como hemos señalado, es un aspecto secundario pero importante de contenido. Hay una relación dialéctica entre contenido y forma: el contenido necesariamente encierra aspectos de forma y, de igual modo, la forma encierra aspectos de contenido. Todo contenido se manifiesta a través de formas definidas, aunque estas sean secundarias y relativas.

Esto se ve, por ejemplo, en los derechos del pueblo bajo la dictadura del proletariado, como el "proceso legal establecido", y su relación con el factor fundamental de apoyarse en las masas para continuar la revolución. Hablando de la futura sociedad socialista, el Programa del partido señala: "No será suficiente elaborar una nueva constitución que concentre esos principios [el derecho de las masas a dirigir y transformar la sociedad, a destruir lo viejo y construir nuevas instituciones y estructuras]; habrá que desencadenar la actividad consciente de las masas bajo el liderazgo del partido para que participen en todo aspecto de la vida política, y vigilen y supervisen los órganos de poder y el liderazgo". (p. 74) Además, dice que esos principios se aplicarán a todas las instituciones. Por ejemplo, acerca de las cortes y el proceso legal dice: "...si se elige a trabajadores como jueces, pero los tribunales siguen por encima de las masas con las mismas reglas y procedimientos que antes, esos trabajadores/jueces se volverán opresores del pueblo y los tribunales volverán a ser instrumentos de dictadura burguesa sobre las masas". (p. 72)*

Veamos los principios generales sentados en el Programa y cómo maneja la relación entre contenido y forma, así como los aspectos contradictorios y la síntesis necesaria de todo eso.

Ciertamente si se elige a trabajadores como jueces, pero los tribunales tienen las mismas reglas y procedimientos que antes, volverán a ser instituciones burguesas y los jueces se volverán opresores del pueblo. Eso es verdad y es importante, pero más que eso quiero examinar cómo manejar correctamente la contradicción entre, por un lado, institucionalizar ciertos principios y relaciones del sistema judicial (que garantizan los derechos de las masas y un proceso legal establecido que prevenga acciones arbitrarias de los dirigentes, para que no castiguen a las masas a su antojo ni las priven de la libertad o impongan sanciones por puro capricho) y, por otro lado, apoyarse fundamentalmente en las masas y no en instituciones y procesos formales. Claro, la burguesía tergiversa todo esto y divulga mentiras acerca de cómo han manejado este problema en las sociedades socialistas el proletariado en el poder y su vanguardia. Dice que unos cuantos dirigentes han impuesto tiranía a la sociedad y/o han atizado a turbas airadas a aterrorizar a individuos y privarlos de sus derechos sin respetar ningún proceso legal establecido. Así caracterizan (o más bien caricaturizan y calumnian) la Revolución Cultural, como una mezcla de tiranía y rivalidades entre fuerzas de la élite del partido, y dicen que Mao y otros azuzaron turbas a su antojo. Evidentemente, eso es falso, pues sabemos muy bien lo que representó la Revolución Cultural. Sin embargo, ese hecho no borra la necesidad de bregar por comprender mejor la contradicción entre institucionalizar ciertas reglas y procesos (y algún tipo de proceso legal establecido), por un lado, y por el otro, movilizar a las masas y desencadenar su actividad consciente como el factor decisivo.

Sobran ejemplos últimamente de que el proceso legal burgués, con todo y sus principios de acusación y defensa, no busca la verdad ni la encuentra, y si bien es un foro en que traban batalla los intereses de adversarios, en lo fundamental es parte del ejercicio de la dictadura de la clase dominante. Ahora bien, en el socialismo se lucha por transformar la sociedad, pero también se necesitan leyes, tribunales y sistemas judiciales, lo cual nos lleva de vuelta a la discrepancia con Lenin a la cual me referí antes: Lenin dijo que la dictadura es el poder ilimitado, al margen de toda ley. Pero al consolidar la nueva sociedad se necesitan leyes, y por toda la transición socialista se necesitan leyes e instituciones y, concretamente, instituciones judiciales.

No queremos un proceso legal arbitrario que pisotee los derechos del pueblo ni queremos que los dirigentes impongan (abierta o solapadamente) su voluntad. Tampoco queremos que movilicen a las masas al estilo burgués de acuerdo a los intereses de camarillas burguesas en lugar de sus intereses más elevados, los intereses de clase del proletariado. La neta, se trata de una contradicción muy espinosa. Se ha acumulado mucha experiencia positiva en las sociedades socialistas hasta la fecha, sobre todo en la China socialista bajo la dirección de Mao, y debemos aprender de ella. No estamos empezando de cero. Pero sí considero que debemos seguir prestando atención continuamente a la tarea de resumir la experiencia histórica y desarrollarla más en la esfera judicial y, en general, en las relaciones entre el gobierno y el pueblo. En China, y especialmente en la Revolución Cultural, tuvieron experiencias muy positivas de incorporar a las masas al proceso de resolver disputas y de juzgar a criminales. Combinaron la institucionalización de leyes y procedimientos con la movilización de la comunidad y las masas para determinar lo correcto y lo incorrecto, y distinguir la verdad y la falsedad. A lo que voy es que es necesario luchar constantemente para lograr la síntesis más elevada de incorporar las masas y apoyarse fundamentalmente en ellas como aspecto principal, y también encontrar la manera de concretar los principios socialistas en la esfera judicial para que las masas no sean objetos de la manipulación y las facciones burguesas ni se reduzcan a títeres de ellas ni se expongan a la tiranía de dirigentes que adoptan un método burgués, como dijo Mao, los dirigentes seguidores del camino capitalista.

Un aspecto importante, como Mao señaló en "Sobre el tratamiento correcto de las contradicciones en el seno del pueblo", es que en la sociedad socialista persisten contradicciones entre el gobierno y el pueblo. Eso fue un avance cualitativo, algo que Mao sintetizó, porque en el movimiento comunista internacional ha existido una tendencia (y diría que por mucho tiempo prevaleció) de pensar que tal contradicción (entre el gobierno y el pueblo) no existe. Como sabemos, la contradicción entre clases y fuerzas sociales es un rasgo esencial del socialismo y en realidad, como dijo Mao, es la fuerza motriz de la sociedad. Un aspecto importante de eso es la contradicción entre el gobierno y el pueblo, que se manifiesta en la esfera judicial y otras esferas. Es necesario luchar a cada paso (porque no es posible hacerlo de una vez por todas) para forjar una síntesis correcta de, por un lado, tener principios jurídicos y procedimientos judiciales que tomen en cuenta las contradicciones sociales, y especialmente la contradicción entre el gobierno y el pueblo y, por el otro, captar que lo fundamental es apoyarse en las masas como los amos de la sociedad socialista; ellas tienen que participar en el proceso de resolver las diversas contradicciones, incluso en el sistema judicial.

Veamos el caso concreto de los juicios. La experiencia demuestra que en la sociedad socialista habrá juicios por delitos políticos y "comunes". ¿Cómo encontramos la verdad? No queremos un proceso legal burgués que no busque ni encuentre la verdad. Pero tampoco queremos que las masas aprovechen el proceso para desahogarse o pelear por intereses mezquinos. Es cierto que la burguesía caricaturiza y calumnia así el sistema judicial socialista, pero también es cierto que eso puede suceder tanto en el socialismo como en la sociedad burguesa. Sucedió en la Revolución Cultural y tuvieron que sortear la situación en el curso de la lucha; tuvieron que buscar la manera de destacar las cuestiones centrales de la lucha de clases y los intereses fundamentales del proletariado, a diferencia de rencores e intereses triviales y mezquinos. En un juicio, por ejemplo, apoyarse en las masas no quiere decir que una bola de gente que quiere ajustar cuentas con el acusado calle a gritos a la defensa.

En las polémicas acerca de China con los mencheviques de nuestro partido (que siguieron el camino revisionista), señalamos que en la sociedad socialista en ciertas circunstancias es posible movilizar a las masas en defensa de intereses mezquinos e incluso reaccionarios. Los mencheviques señalaban que las masas chinas saludaron "la caída de la banda de los cuatro" con manifestaciones multitudinarias. Respondimos que esas manifestaciones organizadas por los reaccionarios que arrebataron el poder en China solo demuestran que los reaccionarios pueden organizar manifestaciones; sobre todo cuando detentan el poder, pueden movilizar a las masas a apoyar su programa. Incluso en la sociedad socialista, es posible movilizar a las masas a defender líneas que en realidad se oponen a sus intereses fundamentales. Si no fuera el caso, la lucha revolucionaria y la lucha en la sociedad socialista serían mucho más sencillas.

Este tipo de fenómeno entra en juego en la lucha por lograr la síntesis correcta de, por un lado, institucionalizar y estructurar principios jurídicos y procedimientos judiciales y, por el otro, movilizar a las masas y apoyarse en ellas como aspecto fundamental. No hay ninguna solución sencilla. Esto no se puede resolver simplemente prestando atención a concretar principios generales, como apoyarse en las masas, ni tampoco basándose esencialmente en estructuras y procedimientos formales. Debemos prestar atención y enfocarnos en este problema, incluso hoy cuando lamentablemente no hay ningún estado socialista; tenemos que proyectar y plantear a las masas una visión de la sociedad socialista, y en esta esfera, o campo, hay que estudiar cómo lograr la síntesis correcta de forma y contenido, en la cual el contenido es principal y decisivo y la forma tiene un papel secundario pero importante que, a su vez, influye en el contenido.

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NOTAS:

* Las citas son del Programa del PCR, EU, que salió en 1981. Esta charla de Bob Avakian es de antes de que saliera el Borrador del Programa en 2001. El tema se discute en el Borrador en las páginas 16-17 y en los apéndices "Consolidar el nuevo poder proletario, construir instituciones radicalmente nuevas" y "La dictadura del proletariado, la democracia y los derechos del pueblo".

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