Un problema especial que se manifiesta muy agudamente, tanto en los países imperialistas en general como muy especialmente en Estados Unidos (dada su posición y papel en el mundo), es la relación entre mantener nuestra orientación internacionalista fundamental y al mismo tiempo mantener nuestra orientación de unir a todos los que se pueda unir dentro de Estados Unidos.
En El imperialismo, fase superior del capitalismo y en otras obras Lenin dice que una de las principales características del imperialismo es un mayor parasitismo y que "imprime un sello de parasitismo" en toda la sociedad en los países imperialistas. Mejor dicho, la sociedad tiene un carácter parasítico. Y esto es mucho más agudo hoy —especialmente (aunque no exclusivamente) en Estados Unidos— que en los tiempos en que Lenin escribió sobre el ejemplo de Inglaterra.
Así que el problema —y la difícil contradicción— es mantener nuestra orientación internacionalista fundamental, y como parte de eso desenmascarar y atacar el mayor parasitismo de la sociedad estadounidense (y de la sociedad imperialista en general), al mismo tiempo que mantenemos nuestra orientación estratégica de desarrollar el más amplio Frente Unico bajo Dirección Proletaria en Estados Unidos, a fin de poder llevar a cabo la revolución proletaria como parte de la revolución proletaria mundial. O para decirlo de otra forma: mantener la orientación estratégica de aliarnos con el 90% o más de las masas contra el 10% de la clase dominante y su base social recalcitrante, en el mundo en general y en la sociedad estadounidense.
Aquí se puede plantear un pregunta, y se ha planteado: ¿conseguiremos que el 90% de la población estadounidense apoye la revolución proletaria? Probablemente no; casi con toda certeza no al comienzo, PERO (y esto es sumamente importante) no sabremos con seguridad, con anticipación, cómo se alinearán todas las capas y fuerzas sociales cuando llegue la hora; eso se decidirá en la práctica en ese momento.
Como dijo Lenin hablando sobre el aburguesamiento de sectores del proletariado y sobre la división de la clase obrera en los países imperialistas, nuestro deber es ir más abajo y más a lo hondo, a las verdaderas masas. Pero tenemos que combinar ir más abajo y más a lo hondo con ir más a lo largo y a lo ancho. Lenin dijo lo siguiente: nadie puede calcular exactamente qué posición tomarán distintos sectores de la clase obrera; solo la revolución proletaria lo pondrá de manifiesto. No podemos saber con certeza cuál será el alineamiento al comienzo ni al final de la insurrección armada y guerra civil, ni mucho menos más adelante. Pero (y esto es sumamente importante) aunque puede que no consigamos que el 90% apoye la revolución proletaria —y casi con certeza no contaremos con tanta gente al comienzo— así y todo esa tiene que ser nuestra orientación estratégica para poder ganar (en el sentido de conquistar el poder y de avanzar a la meta histórica del comunismo mundial).
Si no mantenemos la orientación estratégica de tratar de unir al 90% (aunque en cualquier momento dado no contemos con el apoyo del 90%), perderemos.
Bueno, la necesidad de conquistar al 90% y la orientación de conquistar al 90% están en contradicción con un rasgo esencial del desarrollo probable de la revolución en un país como Estados Unidos: que un aspecto muy significativo sería una guerra civil entre dos sectores de la población. ¿Cómo manejar esta contradicción? Esa contradicción se va a manifestar fuertemente en la realidad, pero siempre debemos mantener la orientación de unir a todos los que se pueda unir en el sentido más amplio. No podemos decir (por escoger un número al azar): "Bueno, lo más que podemos esperar es un 55%". Esa no puede ser nuestra orientación. Si al comienzo solo contáramos con el 40% de la población, o solo con el 20%, así y todo no podemos tener otra orientación que buscar unir al 90%.
Cuando madura una situación revolucionaria, una de las principales cosas que los revolucionarios tienen que evaluar para decidir el momento de una insurrección armada (no solo en el sentido más directo e inmediato, sino en el sentido general de decidir cuándo es hora de cambiar de marcha y concentrarse en el aspecto de tomar el poder de la Tarea Central1) es: "¿Tenemos el potencial de movilizar a las masas del proletariado, pero además de conquistar a esas otras capas, si no al comienzo, a lo largo del proceso que vamos a iniciar?". Si, en el contexto de una situación revolucionaria, los revolucionarios piensan que, por medio del proceso que van a iniciar, tienen una buena posibilidad de conquistar a esas otras capas, entonces ha llegado la hora; y si esperan hasta que ya las hayan conquistado, se les pasará.
Así que esta es una distinción muy importante: existe una contradicción muy intensa entre reconocer que un aspecto significativo de la lucha revolucionaria, y de la guerra revolucionaria en particular (insurrección armada y guerra civil), sería una guerra civil entre dos sectores de la población, por una parte, y por la otra, mantener la orientación estratégica del Frente Unico bajo Dirección Proletaria y tratar de unir al 90% contra el 10% (por así decirlo). Esta es una contradicción intensa y se manifestará una y otra vez con mucha intensidad.
Otra forma de decir esto es que esos dos "90/10" (unir el 90% en Estados Unidos y unirse con el 90% de la población mundial contra el 10% que representa a los explotadores y su base social más recalcitrante) no son antagónicos en un sentido fundamental, pero están en contradicción, y a veces esa contradicción se manifiesta fuertemente. Esa es la realidad del papel del imperialismo estadounidense en el mundo y del parasitismo en la sociedad estadounidense. Esta contradicción del 90%/90% (ó 90/10, 90/10) puede ser en ocasiones supremamente aguda y complicada, incluso con todos los cambios actuales, que están erosionando significativamente la posición que ha tenido la "amplia clase media" en Estados Unidos, desde la II Guerra Mundial especialmente.
Internacionalismo proletario vs. Internacionalismo de la Internet
El otro día oí una cinta de una entrevista a Clark Kissinger en una emisora de California, en la cual hizo la analogía/metáfora de que las capas más privilegiadas de la sociedad estadounidense en particular están en la punta de la cadena alimenticia mundial. Me dio mucha risa porque yo mismo hice la misma analogía o metáfora hablando de la sociedad estadounidense, lo que ilustra que es muy obvia.
En el proceso internacional de acumulación y circulación de capital, cuando un producto llega a las capas más privilegiadas, en particular en Estados Unidos, está sumamente separado del proceso en que se creó ese producto, esa riqueza. O sea, muchas capas de los países imperialistas, especialmente las más privilegiadas, efectivamente están en la punta de la cadena alimenticia.
Otra forma de ver esto, en términos contemporáneos, es plantearlo como la contradicción entre el "internacionalismo proletario" y el "internacionalismo de la Internet". Nuestro periódico ha sacado varios artículos muy importantes sobre la Internet y lo que representa, con estadísticas muy reveladoras. Por ejemplo, el artículo "El gran hermano censura la Internet" (OR, No. 845) dice que en la actualidad solo unos cuatro millones de personas (¡¡de una población global de seis billones!!) están conectadas a la Internet y que la mayoría de la población mundial ni siquiera tiene teléfono, sin lo cual la Internet no existe.
Muchos, incluso con buenas intenciones, creen que con toda esta tecnología, con la Internet y tal, están trascendiendo las barreras nacionales, hasta las barreras de clase: que esto va a reducir las diferencias en el mundo, no solo en un sentido físico-geográfico sino en un sentido social. Algunos de ellos tienen cierta conciencia de cómo vive el mundo; otros están menos enterados o, quizá intencionalmente, son inconscientes. Pero en cierta medida todos se imaginan que están trascendiendo la realidad material, que están trascendiendo las barreras sociales y que así se puede gestar un mundo más igualitario, con paz, justicia e igualdad, o algo por el estilo.
Como hemos visto, esto tiene manifestaciones filosóficas concomitantes, como varias formas actualizadas de "la materia ha desaparecido" (y diferentes formas de "construcción de Dios"). Así es como se manifiestan en la conciencia de esa gente los cambios tecnológicos de la "revolución informática" (y, más esencialmente, así es como se manifiesta su posición en la "división de trabajo" internacional del imperialismo y su proceso de acumulación). Ante esto, podemos tirar las manos al aire en impotencia o podemos soltar una buena risotada (que es lo que debemos hacer) y reconocer que tenemos más trabajo por delante.
No es accidental que esas ideas cojan fuerza en los sectores "new age" de las capas medias, incluso en gente progresista y "globalista". Y tenemos que plantear el internacionalismo proletario vs. el internacionalismo de la Internet sin perder nuestra orientación de unir a todos los que se pueda unir de acuerdo a nuestra estrategia. A menudo los intelectuales son susceptibles a esa mentalidad; suelen transitar en la esfera de las ideas abstractas y en lo que consideran la "razón pura", un ejemplo de lo cual es ese "internacionalismo de la Internet". En general, como se les han tapado las verdaderas relaciones sociales y mundiales y la situación en que viven las amplias masas, tienden a pensar que pueden avanzar de su propia posición a una posición más ideal sin pasar por la realidad material.
Así que es muy importante que seamos firmes y que captemos firmemente el hecho de que nuestra estrategia es el Frente Unico bajo Dirección Proletaria. Tenemos que entender esto muy claramente y tener una posición muy firme al respecto, sin caer en algo sectario y egoísta, sino todo lo contrario: para cumplir los intereses históricos y la misión histórica del proletariado.