“Ah, dime, ¿puedes ver por la sangre en las calles?
Que este lugar no sonríe para ti, niño de color
Cuya sangre construyó esta tierra con sudor y tus manos
Pero moriremos en este lugar y borrarán la memoria de ti
Ah, dime, ¿tiene esta verdad algún peso?
Esta no es la tierra de los libres ¡sino el hogar del esclavo!
-- La versión de Jill Scott de “The Star-Spangled Banner” (La Bandera de Estrellas, el himno nacional de Estados Unidos)
Jill Scott canta el himno nacional de Estados Unidos (El hogar del esclavo),
en los Premios Essence de 2023 en Nueva Orleáns.
La cantautora Jill Scott había dicho que, si se le pidiera cantar “The Star-Spangled Banner” en eventos deportivos, le iba a salir de los labios un himno completamente diferente. Se nos concedió escuchar esto recientemente el 2 de julio, el segundo día del 2023 Essence Fest en Nueva Orleáns ante un apiñado estadio Caesars Superdome. (Sí, ese Superdome donde encajaron a unas diez mil personas negras en las condiciones más horrendas tras el Huracán Katrina en 2005.) Scott compuso su versión del himno nacional estadounidense hace más de 30 años cuando ella tenía 19 años y vivía en el norte de Filadelfia. Y ha estado cantándola en su gira en el año en curso.
Essence tuiteó: “Todos a pie por favor por el único Himno Nacional que reconoceremos desde el día de hoy en adelante. Jill Scott, ¡te damos las gracias!”.
Scott comenzó con la conocida melodía y frase, “Ah, dime, puedes ver…” Pero lo que siguió fue su interpretación contundente: “…por la sangre en las calles”. Alargando mucho la cadencia, Scott hizo sonar cada palabra con una articulación profunda que expresó cientos de años de opresión. Cada nota, cada palabra, cada aguda impugnación reverberó por todo el estadio: “Que este lugar no sonríe para ti, niño de color”.
La conclusión reemplazó las palabras del compositor del himno original (un amo de esclavos), Francis Scott Key, “Arriba de la tierra de los libres y el hogar de los valientes” con “Esta no es la tierra de los libres sino el hogar del esclavo”.
Jill Scott cantó cada palabra despacio y deliberadamente — con una voz llena de dolor. Su cara plasmó no solamente la rabia sino la decidida resistencia en la lucha contra la opresión del pueblo negro.
Con el crescendo del final, el público estalló. Como lo describió un periodista: “La electricidad de una negritud frustrada fluía más fuerte que nunca por todo el estadio”.
Inmediatamente la interpretación de Scott se viralizó y provocó tanto acogimiento como condena y controversia.
Reaccionarios derechistas expresaron indignación por la nueva interpretación del himno nacional por Scott. Especialmente en los tiempos actuales en que un patriotismo burdo se expresa en palabras y acciones militantes, esa gente considera semejante crítica a los Estados Unidos de América como una traición digna de represalias. La representante republi-fascista Lauren Boebert de Colorado tuiteó: “Nadie debe usar el Himno Nacional para expresar su odio contra Estados Unidos…. Qué vergüenza”. Y ha salido una sarta de tuits reaccionarios como: “Qué asco. No solamente apesta la forma de cantar sino el mensaje odioso es aún más repugnante”, y “¡¡Esta abominación contra el Himno Nacional debe resultar en la revocación inmediata de la ciudadanía!! Si no amas a este país… ¡¡LÁRGATE!!”
El 7 de julio, Jill Scott tuiteó en respuesta a la controversia: “Estimados corajudos, ustedes también son esclavos, sí — esclavos a la insinceridad. Dicen creer en la libertad-los derechos pero mienten. Los estadounidenses somos esclavos al $$, la raza, el patriarcado, el chismorreo, la etiquetación, la homofobia, las tácticas legislativas obstruccionistas — SÍ SE PUEDE romper las cadenas si abren los 👀s & las ven”.