El siguiente mensaje es de Bob Avakian Oficial en Substack, y la traducción del inglés al español hecha por revcom.us. Escuche en inglés y lea en español los despachos mediáticos de @BobAvakianOfficial
Aquellos que permanecen estancados en el pasado —basándose en la Declaración de Independencia y la Constitución de los Estados Unidos, escritas por propietarios de esclavos y explotadores capitalistas— nunca podrán reconocer, y aceptar, la siguiente verdad fundamental: éstos no son los tiempos en que el capitalismo ascendente, hace cientos de años, derrocó y reemplazó a la sociedad feudal, la que estaba gobernada por reyes y otros monarcas, y los llamados “nobles”, que se engordaban mediante la explotación de los siervos — los agricultores pobres sin poder. Este sistema capitalista bajo el cual ahora estamos obligados a vivir se ha convertido desde hace mucho tiempo en un sistema de explotación y opresión internacional — el sistema del capitalismo-imperialismo. Este sistema está anticuado desde hace mucho tiempo — desde hace mucho ya pasó su fecha de vencimiento, desde hace mucho ya pasó toda circunstancia en la que podría desempeñar algún papel positivo.
Y aquí va la verdad más profunda y esencial de todo esto: con todo el horror muy real que esto ha implicado, el desarrollo de la sociedad humana, antes y durante el capitalismo, ha creado la base para un mundo sin todos esos horrores. Ahora existe la base —la tecnología, el conocimiento y los cimientos científicos— para proporcionar una vida digna y continuamente enriquecida, de manera integral, para todos sobre esta tierra, sin divisiones opresivas entre los seres humanos.
Y existe la base para que los seres humanos por fin se conviertan en guardianes dignos de la Tierra en su conjunto.
La fuerza fundamental que impide que esto suceda es este sistema del capitalismo-imperialismo, que gobierna en Estados Unidos y domina el mundo. Este sistema trata como “propiedad privada”, de unos pocos, la capacidad productiva y el conocimiento productivo de los seres humanos, que ha sido producido mediante el trabajo físico e intelectual de masas —de miles de millones— de personas. Este sistema está impulsado por una despiadada competencia y conflictos entre diferentes explotadores capitalistas y diferentes países capitalistas — lo que lleva a la destrucción constante y acelerada del medio ambiente, y a guerras continuas, lo que plantea un peligro creciente para el futuro y la existencia misma de la humanidad.
Ya es hora de que se largue este sistema —y se reemplace por un sistema basado en la propiedad colectiva por parte de la gente de los medios productivos que los seres humanos han creado en todas partes— utilizando esto en beneficio de los seres humanos en su conjunto, ahora y para las generaciones futuras: un sistema socialista, con el objetivo de un mundo comunista en que se eliminarán y desarraigarán las relaciones de explotación y opresión, y la cultura que acompaña y refuerza esas relaciones, y la humanidad pueda florecer verdaderamente — con un enfoque científico en continuo desarrollo, sobre la base de todo del pasado que pueda contribuir a este futuro emancipador, aprendiendo de la rica diversidad de los seres humanos, capacitando el florecimiento de todas las personas que componen la raza humana, en el contexto y sobre la base de la cooperación y el beneficio mutuo.
Esto no es simplemente un sueño imposible. Es una posibilidad real — una posibilidad que puede hacerse realidad mediante la revolución que acabe con el sistema verdaderamente monstruoso del capitalismo-imperialismo y ponga a la humanidad en el camino hacia el comunismo.
En mensajes anteriores (especialmente en los números del Uno al Once), he dejado claro por qué esta revolución comunista es urgentemente necesaria y por qué y cómo es posible — no en algún futuro lejano, sino justo en estos tiempos en los que vivimos, ahora. He hablado de la Constitución para la Nueva República Socialista en América del Norte, que escribí — exponiendo una visión panorámica y un plano concreto para una sociedad y mundo radicalmente diferente y verdaderamente emancipador. Y he puesto al descubierto algunas formas de pensar y actuar muy equivocadas y dañinas que constituyen grandes obstáculos a la realización de esta revolución.
En futuros mensajes, seguiré examinando este tema, contestaré a las mentiras sobre el comunismo y seguiré abordando el nuevo comunismo —un marco completamente nuevo para la emancipación humana—, que se ha desarrollado mediante el trabajo que he llevado a cabo durante décadas, aprendiendo de la experiencia positiva y negativa de las revoluciones comunistas anteriores y de una amplia gama de experiencias humanas.
Por ahora, concluiré con lo siguiente, tomado de mi obra El comunismo y la democracia jeffersoniana:
Cuando pensamos en lo que representa la revolución comunista, y además lo comparamos con las expresiones más “ideales” de la democracia capitalista, podemos comprender cómo la revolución comunista, y su objetivo emancipador, representa la lucha por una libertad, por una emancipación de la humanidad, que es una dimensión completamente diferente que va más allá de lo que es posible —o a lo que siquiera han pensado— los fundadores y gobernantes de la sociedad capitalista, o cualquier otra cosa que haya existido hasta ahora en la historia humana. Captar eso enfatiza la necesidad, y debería aumentar nuestra determinación, de luchar por superar los obstáculos que se encuentran en el camino de crear esto en concreto.
Esto tiene un significado aún más grande, y una importancia inmediata, ahora, en este momento poco común en que esta revolución no sólo es urgentemente necesaria, sino que es posible.