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BOB AVAKIAN 
REVOLUCIÓN #20: 
Haití — sufrimientos horribles, otros crímenes horrorosos a manos del imperialismo estadounidense

En el país caribeño de Haití, la gente está sufriendo horriblemente una vez más: el gobierno corrupto se ha colapsado, las pandillas se desmandan en la capital, Puerto Príncipe, robando, violando y asesinando; las masas de personas carecen de alimentos y de agua potable, los niños se mueren. Esto es lo que está pasando en lo que ya es uno de los países más pobres del mundo.

Pero, ¿cómo llegó a estar en esta situación?

Haití es un país en que, hace más de 200 años, una rebelión del pueblo esclavizado logró derrocar el dominio de los colonizadores franceses. Pero, por justa que fuera esa rebelión de esclavos —y aunque condujo a la independencia haitiana— no desembocó en la liberación fundamental para las masas de personas ahí. Francia, cuando ya no controlaba a Haití de forma colonial directa, se dedicó a estrangularlo económicamente — ¡incluso obligó a Haití a pagarle “reparaciones”! Pero, durante los últimos dos siglos y pico, es Estados Unidos el que cada vez más ha saqueado a Haití y a su gente.

Estados Unidos, por temer especialmente que el ejemplo y el espíritu de la revolución en Haití se propagaran entre los esclavos en Estados Unidos y que los esclavos asumieran dicho ejemplo y espíritu, adoptó una posición activamente hostil hacia Haití —a partir de la presidencia de Tomás Jefferson a principios del siglo 1800— y trabajó para aislarlo en los ámbitos económico y diplomático. Estados Unidos no reconoció la independencia haitiana hasta los años 1860, durante la Guerra Civil en Estados Unidos, guerra la que por fin puso fin a la esclavitud ahí. E incluso después de reconocer formalmente a Haití como un país independiente, Estados Unidos —especialmente durante los últimos 100 años y más— ha invadido a Haití repetidamente con fuerzas armadas, ha impuesto gobiernos brutalmente opresores y ha respaldado a dictadores asesinos aterrorizadores de la gente en Haití, y ha destrozado la economía de ese país y arruinado la vida de las masas de personas ahí.

Esto es parte de un patrón más amplio en que, junto con sus crímenes horrorosos en otras regiones del mundo, en el período de 1846 a la actualidad Estados Unidos ha intervenido en países en el Caribe, Centroamérica y Sudamérica en al menos 100 ocasiones —de forma militar, por medio de golpes de estado de la CIA u otras formas— a costa de literalmente cientos de miles de muertes y del sufrimiento interminable de las poblaciones de aquellos países. 

Y no debe sorprender a nadie que durante toda esa historia, el papel de Estados Unidos en Haití haya venido acompañado del tipo de racismo crudo hacia los haitianos con el cual ya está tan familiarizada cualquier persona que sepa algo sobre la verdadera historia de Estados Unidos.

Cuando un masivo terremoto azotó a Haití en 2010, los daños eran mucho más terribles debido a la manera en que el imperialismo estadounidense ya había saqueado al país y a su población. En palabras de Bill Quigley, director jurídico del Centro de Derechos Constitucionales, respecto al papel de Estados Unidos en todo esto: “No creamos el terremoto, pero sí creamos algunas de las circunstancias que hicieron que el terremoto fuera tan devastadora”. 

Ahora, Estados Unidos de nuevo trata de imponer una “solución” al caos en Haití juntando aún más lacayos del imperialismo estadounidense para formar algún tipo de gobierno que se impondrá al pueblo de Haití. Pero el imperialismo estadounidense no es una “solución” a la situación terrible en Haití. El imperialismo estadounidense es el problema — es la causa fundamental de esta terrible situación.

Se ofrece otra información sobre la situación en Haití, y la respectiva solución, en El Show RNL (¡Revolución, y Nada Menos!) #188 en YouTube, y los artículos en revcom.us abordan más completa y profundamente toda la historia de los crímenes estadounidenses contra Haití y su pueblo. Lo que es crucial de entender es que lo que Estados Unidos le ha hecho a Haití es parte de todo un patrón de crímenes monstruosos cometidos por este sistema y por la clase dominante estadounidense, desde la mera fundación de Estados Unidos al día de hoy, dentro del país y por todo el mundo. Y el hecho más fundamental es que todos estos horrores se derivan de la propia naturaleza de un sistema que se basa en la explotación despiadada, la opresión asesina y la destrucción masiva de personas y del medio ambiente — un sistema el cual no es posible reformar sino que es necesario derrocar a la mayor brevedad posible y reemplazar por un sistema radicalmente diferente y mucho mejor.

Una vez más, los acontecimientos actuales en Haití —por encima de toda la historia de lo que los imperialistas le han hecho a ese país y a su pueblo— recalcan esta lección urgente: Nosotros, la gente del mundo, ya no podemos darnos el lujo de permitir que estos imperialistas sigan dominando el mundo y determinando el destino de la humanidad. Y es un hecho científico que la humanidad no tiene que vivir así.