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BOB AVAKIAN 
REVOLUCIÓN #23: 
La verdad es... la verdad.

No existe tal cosa como diferentes “verdades” para diferentes personas. Quizá las personas tengan diferentes experiencias, pero la verdad sobre todo eso es lo mismo para todos. Repito: La verdad es… la verdad.

Y hay que poner en claro que la “experiencia directa” no es, en sí, la base para captar la verdad. La experiencia no es más que el “umbral” de un entendimiento correcto. Especialmente al abordar cualquier cosa más allá de los fenómenos más sencillos, para entender verdaderamente algo, es necesario penetrar más allá del umbral de la experiencia y hacer un análisis y un síntesis científicos: identificar la realidad más amplia de la cual esta experiencia forma parte, y los patrones, y las fuerzas subyacentes impulsoras en juego. Las personas pueden aplicar, y tienen que aplicar, este método científico en un sentido general — no solamente en términos de lo que las personas experimentan directamente, sino con relación a la experiencia humana en un sentido más amplio.

Para dar un ejemplo sencillo, las personas que experimentan una enfermedad pueden tener un sentido definido de las síntomas de esa enfermedad — pero eso no es lo mismo que entender la naturaleza y la causa básicas de esa enfermedad, ni su posible tratamiento, lo que requiere, para repetir, un enfoque científico (y en este caso, especialmente la ciencia de la medicina).

Además, diferentes grupos en la sociedad (a los cuales hoy se refieren comúnmente como “identidades”) tienen experiencias significativas en común, pero no se tiene una sola perspectiva “uniforme” entre ellos sobre su propia experiencia (ni hablar de las cosas en general). Así que, la noción demasiada común de que esta o aquella “identidad” deba decidir sobre las cosas relacionadas con ellas como una “identidad”, ignora el hecho de que existen divisiones al interior de cada “identidad” (diferencias individuales —y, de más importancia, divisiones sociales y de clase— y, de la mano con esto, muchas diferente ideas y perspectivas sobre las cosas); e ignora el hecho decisivo de que, una vez más, la verdad no surge directamente de la experiencia, sino que hay que determinarla científicamente, y la capacidad de hacer esa determinación no se limita a las personas de alguna “identidad” particular.

Para volver a usar un ejemplo sencillo, una doctora que se especializa en el cáncer (pese a lo que es la “identidad” de esa doctor) está mucho mejor posicionada para determinar si algunos pacientes tienen cáncer que los propios pacientes que sufren síntomas de lo que podría ser (o no ser) cáncer.

Esto me lleva al siguiente punto crucial: lo más fundamental en la búsqueda de la verdad sobre las cosas —lo más fundamental en el método y enfoque científico— es entender que la verdad es objetiva. En otras palabras, la realidad es lo que es concretamente — no depende de las ideas, nociones o “interpretaciones”, etcétera, de nadie, y éstas no determinan la realidad. Para ilustrarlo con otro ejemplo sencillo: el sol es lo que es, independiente de lo que piense cualquiera al respecto; y el sol está ahí sin importar el que lo veamos o no en cualquier momento dado (o el que uno lo esté mirando, en cualquier momento dado).

La realidad material objetivamente existente es la norma contra la cual hay que evaluar todas las ideas, etcétera, a fin de determinar si son verdades, o no.

Asimismo, esto es el elemento más fundamental en el comunismo en tanto un enfoque científico de conocer y transformar la realidad en un sentido revolucionario. 

Una vez más, para ir más allá de la superficie de las cosas y captar la realidad más profunda, es necesario analizar y sintetizar lo que se descubre en la realidad objetiva — para identificar los patrones más amplios y las causas subyacentes y las fuerzas impulsoras en los fenómenos. 

Para usar otro ejemplo sencillo: si uno no está familiarizado con el deporte del fútbol americano, al observarlo, quizá se parezca en la superficie a una serie de acciones violentas aleatorias; pero, si lo observa más atentamente con el paso del tiempo, y si escucha a aquellos que conozcan este deporte, pues puede llegar a reconocer los patrones en juego y entender las dinámicas básicas y las “reglas” del juego (lo mismo se aplica en términos básicos a juegos de barajas, o el dominó, o el baile moderno, el ballet y cosas por el estilo).

Y para entender la realidad en el sentido más integral posible, es necesario tomar parte en cambiar activamente la realidad.

Pero, pese a todo lo anterior, todavía se tiene el siguiente hecho: el que las cosas sean la verdad, o no, depende de si constituyen o no constituyen un reflejo esencialmente correcto de la realidad material objetivamente existente, de si corresponden o no corresponden a la realidad material tal como es en concreto.

Cualquier intento de negar o tergiversar estas normas y criterios —por ejemplo, al declarar que la verdad depende de la posición de una persona en la sociedad, de su “identidad”, de su punto de vista “posicional” o de cualquier “interpretación” de la realidad que se derive de su partidismo con un grupo o causa particular— solamente dirigirá a las personas para que se alejen de entender el mundo en realidad y de cambiarlo en un sentido positivo.

Cuando se lleve a cabo este negacionismo o tergiversación en nombre del “comunismo”, eso representa un alejamiento fundamental de su verdadero enfoque científico de conocer y transformar la realidad de una manera revolucionaria, y va a llevar las cosas por caminos muy malos.

Todo esto explica por qué es tan importante insistir en un enfoque científico de conocer y cambiar el mundo de una manera revolucionaria, emancipadora, y luchar ferozmente por dicho enfoque. Por eso le he dedicado tanto énfasis en el desarrollo del nuevo comunismo.