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BOB AVAKIAN 
REVOLUCIÓN #26: 
El crimen y el racismo antiinmigrante

¿Has notado que cuando un llamado “inmigrante ilegal” comete un crimen violento —o simplemente se le acusa de cometer un crimen violento—, los fascistas racistas, odia-mujeres, anti-LGBT, anticientíficos en el Partido Republicano, se vuelven histéricos al respecto? Tratan de hacerle creer a la gente que los inmigrantes —en particular los inmigrantes que provienen de países a los que Trump ha calificado de “pozos de mierda” (países no europeos)— sean una bola de violadores, traficantes de drogas y asesinos. Esto forma parte de toda la histeria racista la que estos fascistas trabajan para azuzar contra los inmigrantes.

El hecho es que la inmensa mayoría de los inmigrantes —documentados e indocumentados— no cometen crímenes violentos, u otros crímenes graves. La gran mayoría de los inmigrantes simplemente tratan de sobrevivir y mantener a la familia. Y aquí va otro hecho: Cada año, personas blancas nacidas en Estados Unidos cometen muchísimos crímenes violentos. No obstante, no se oye que estos fascistas vienen exigiendo que metan a todos los blancos en la cárcel, o que los expulsen del país.

Y eso, ¿a qué se debería, pues?

¿Por qué estos fascistas propagan tan agresivamente esa histeria racista antiinmigrante — y por qué una persona decente se dejaría manipular por esto? ¿Quién es, y qué es, verdaderamente responsable por la terrible situación la que las personas enfrentan hoy día? Una pista: No son los inmigrantes. Es el sistema, la clase dominante de este sistema, y los políticos de ambos partidos políticos de la clase dominante, tanto el Demócrata como el Republicano.

Si bien no emplea el mismo lenguaje descaradamente racista como lo hacen los fascistas, el presidente del Partido Demócrata, el Genocida Joe Biden, ha deportado y expulsado a más inmigrantes que ningún otro presidente, y se ha comprometido a cerrar la frontera, y en esencia eliminar el asilo para las personas que enfrentan la persecución en sus países de origen.

En mensajes anteriores he abordado algunos —y tan sólo algunos— de los crímenes monstruosos que Estados Unidos ha cometido a lo largo de su historia, y en el Número Catorce señalé esta crucial realidad detrás del hecho de que tantos inmigrantes están tratando de entrar en Estados Unidos, y lo que les pasa a tantos de ellos:

Es el sistema capitalista-imperialista, y sobre todo Estados Unidos, que ha arruinado la vida de masas de personas en México, Centroamérica, y muchos otros lugares, al obligar a enormes números de personas a migrar en condiciones ya desesperadas, y luego al montar barreras peligrosas capaces de matarlas por el “crimen” de tratar de entrar en el mismísimo país (ese Estados Unidos tan cacareado) ¡que las ha impulsado a una situación desesperada en primer lugar!

Al ver la realidad de todo esto, y la manera en que constituye parte de las atrocidades continuas las que han venido cometiendo los gobernantes de Estados Unidos desde sus inicios y hasta el día de hoy: ¿Cómo una persona decente podría conformarse con esta histeria antiinmigrante racista? ¿Cómo una persona decente podría apoyar a los republicanos o a los demócratas — siendo ambos partidos unos instrumentos del sistema monstruoso del capitalismo-imperialismo? ¿Cómo una persona decente podría defender este sistema y negar que necesitamos una revolución para derrocar este sistema?