El siguiente mensaje es de Bob Avakian Oficial en Substack, y la traducción del inglés al español hecha por revcom.us. Escuche en inglés y lea en español los despachos mediáticos de @BobAvakianOfficial
En mensajes anteriores (en particular, en los números Uno al Once) he abordado por qué es necesaria una revolución para derrocar este sistema del capitalismo-imperialismo, y por qué este es un momento poco común cuando es posible esta revolución —aquí mero en este país imperialista poderoso, y ahora mismo en los tiempos en que estamos viviendo— y cómo esta revolución podría triunfar concretamente. Si lo que he dicho al respecto es correcto o no, claramente es una cuestión muy importante con implicaciones muy grandes. En respuesta, en lugar de tratar con seriedad el contenido de lo que he dicho en estos mensajes, alguien escribió lo siguiente: “Corríjame si me equivoco pero usted decía que la revolución en Estados Unidos iba a ocurrir en los años 1980, ¿no es así? Pero no ocurrió, así que ¿dónde está su crítica/autocrítica al respecto?”
Como demostraré, este “interrogador” no aplica un enfoque serio y honrado en realidad — pero le responderé con seriedad, porque se tiene algo importante que aprender al respecto, no solamente sobre los hechos concretos sino de aún más importancia sobre los principios y métodos cruciales.
Primero, los hechos: Nosotros (yo, y el Partido Comunista Revolucionario que he dirigido durante décadas) no dijimos que “una revolución iba a ocurrir en los años 1980”. Lo que dijimos en concreto fue que la “contradicción aguda y envolvente” entre Estados Unidos y la Unión Soviética en aquel momento, “interpenetrando con otras contradicciones, desataría una guerra mundial a menos que la impidiera la revolución en partes grandes y/o estratégicas del mundo”.
Esa es una cita de nuestro documento Apuntes sobre economía política, Nuestro análisis de los años 80, cuestiones de metodología y la actual situación mundial. Inmediatamente después de esa cita, este documento dice: “Desde luego, la situación no se desenvolvió así” y “tenemos la responsabilidad de entender por qué sacamos ciertas conclusiones incorrectas, así como de afirmar los elementos correctos de nuestro análisis”. El resto de este documento aborda estas cuestiones con cierta profundidad — tanto las razones por nuestro error, como lo que de hecho tenía de correcto mucho de nuestro análisis acerca del desenvolvimiento de las cosas en aquel período. Este documento se publicó en 1999 — hace 25 años.
Así que estos son los hechos pertinentes. Junto con los hechos sobre lo que hemos dicho (y no hemos dicho) en concreto, lo que he citado aquí, de nuestro documento de 1999, es la respuesta a la “pregunta” de este “crítico” sobre “¿dónde está su crítica/autocrítica al respecto?”
Si dicho “crítico” genuinamente buscara entender nuestro enfoque al respecto, hubiera procedido de una manera muy diferente. Pudo haber hecho una búsqueda con el objeto de descubrir lo que hemos dicho en concreto al respecto. O simplemente pudo haber preguntado: “¿Pueden dirigirme a algunas declaraciones que ustedes han hecho sobre esta cuestión?”. Pero, claro, eso requeriría un interés sincero en conocer la repuesta, y una disposición de hacer cierto trabajo para estudiar lo que hemos dicho. En lugar de esto, la “pregunta” de esta persona sobre nuestra “crítica/autocrítica” no es realmente una pregunta sino otro “ataque bajo” [descalificación, bajeza] ya tan conocido que responde a un análisis serio “descartándolo” mezquina y engreídamente con pereza intelectual, un lugar de examinarlo con seriedad.
El análisis en aquel documento de 1999, y el método que subyace a ese análisis —incluido el resumen de la base del error que cometimos respecto a la situación en los años 1980— han sido parte del desarrollo continuo del nuevo comunismo como un enfoque científico consecuente de hacer nacer una revolución emancipadora en Estado Unidos y de contribuir lo más posible a esta revolución en el mundo en general.
En un sentido muy importante, este enfoque y método científico forma la base sobre la cual se ha hecho el análisis de que este momento actual es, de hecho, un momento poco común en que una revolución para derrocar este sistema del capitalismo-imperialismo no solamente se necesita con urgencia sino que es posible. Y si este “crítico” honradamente tuviera interés en entender el análisis de por qué éste es un momento poco común en que una revolución es posible —sí, en este país capitalista-imperialista poderoso—, pudo haber visitado el sitio web revcom.us y leído varias obras que examinan este tema, incluida “Algo terrible, O algo verdaderamente emancipador”, en que lo analizo con cierto detalle. Pero, una vez más, eso requeriría tanto un interés sincero en entender este análisis crucialmente importante, como una disposición de hacer cierto trabajo con ese objetivo en mente.
Si bien en sí el “ataque bajo” de parte de este “crítico” carece de seriedad, sí representa un problema serio, porque reflejan la tendencia generalizada, entre demasiadas personas, de evitar las cuestiones realmente importantes que afectan a las masas de personas y en última instancia, a toda la humanidad. Lo que está ocurriendo ahora en Estados Unidos, y en el resto del mundo en su conjunto, y lo que podría resultar de todo esto —en un sentido muy negativo, o muy positivo— es una cuestión extremadamente seria que hay que reconocer como tal y que hay que abordar con seriedad, tal como lo hago con estos mensajes. Definitivamente, se agradecen los cuestionamientos y desacuerdos que se hacen con seriedad y honradez, porque pueden contribuir a un intercambio y debate de principios en torno a estas cuestiones de tanta importancia — intercambio y debate que urgentemente tienen que ocurrir entre cada vez más personas, en todas partes de la sociedad, dado lo verdaderamente trascendental de lo que está en juego para las masas de personas y en última instancia la humanidad en su conjunto.
Estos mensajes mediáticos míos —en particular los Números Uno al Once— sientan una importante base y enfoque para dicho intercambio y debate.