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BOB AVAKIAN 
REVOLUCIÓN #31: 
Más hipocresía asquerosa: Los peores intolerantes, los fascistas trumpistas descaradamente racistas, ahora ¡se dan alardes de oponerse a la intolerancia antijudía! Y lo hacen para “justificar” la despiadada represión contra las personas que de hecho se oponen a terribles injusticias y atrocidades. 

En meses recientes, el Congreso, impulsado principalmente por los republicanos, ha estado realizando audiencias de caza de brujas para ir sobre los directivos universitarios por no reprimir con suficiente dureza a la oposición en los campus al genocidio que Israel está llevando a cabo contra el pueblo palestino, con el aval total de Estados Unidos. Aun cuando estos directivos universitarios reprimen a las protestas, muchas veces ni esto basta — aun así los presionan a renunciar, y a veces los obligan a renunciar, a fin de dejar muy en claro que no es aceptable nada menos que una represión sistemática de mano dura contra estas protestas y en general un ambiente de lealtad obligatoria al imperio estadounidense y a sus intereses cruciales, con la supresión de acciones, e ideas, que constituyen (o incluso parecen constituir) un desafío serio a esto.

Aquí va otra gran ironía: esta represión hace recordar la forma en que los nazis hitlerianos llevaron a cabo cazas de brujas en las universidades en Alemania en los años 1930 — expulsando a los judíos, y a otras personas que defendían a los judíos o se le oponían en cualquier sentido al monstruo implacable genocida de los nazis.

Los políticos del Partido Demócrata definitivamente han formado parte de las cazas de brujas ahora, en Estados Unidos, aunque en gran parte las han impulsado los fascistas del Partido Republicano. En mensajes anteriores (especialmente los números DiecisieteVeintisiete), he abordado por qué han dirigido esta represión contra los manifestantes, en los campus universitarios y en Estados Unidos en general, que se oponen a la matanza genocida de los palestinos avalado por Estados Unidos:

¿Por qué ocurre esto? Debido a que están en juego los intereses fundamentales del capitalismo-imperialismo estadounidense. Debido a que Israel desempeña un “papel especial” de bastión de apoyo fuertemente armado para el imperialismo estadounidense en una parte estratégicamente importante del mundo (el “Medio Oriente”). Además, Israel ha constituido una fuerza clave en la perpetración de atrocidades, algo que ha contribuido a mantener el dominio opresivo del imperialismo estadounidense en muchas otras partes del mundo.

Esto explica los motivos básicos de esta represión. Con los republicanos, hay una razón particular adicional: la fuerza impulsora en el Partido Republicano es un tipo particular de fascistas — fanáticos cristianos fundamentalistas. Según estos fascistas cristianos, hay que apoyar a toda costa en estos momentos al estado de Israel —aunque eso implica apoyar a la masiva matanza de los palestinos— porque, según la doctrina de estos fascistas cristianos descerebrados, hay que restaurar al estado de Israel a todo su poderío, como un estado judío, para que ocurra la “segunda venida” de Jesús. Por supuesto, esto implica otra gran ironía: cuando sí ocurra esta supuesta “segunda venida”, según estos fascistas cristianos, ¡se condenará a los judíos al infierno para toda una eternidad, al lado de los demás que “no han aceptado a Jesucristo como su Señor y salvador”!

En la mayor parte de las ocasiones, los fascistas cristianos no declaran abiertamente que hay que reprimir con saña a las protestas porque éstas contrarrestan las ideas dementes y los objetivos depravados de estos fascistas cristianos. En vez de eso, declaran que las protestas se caracterizan por el antisemitismo, con supuestas amenazas, o actos, de violencia física contra los judíos, y llamados al genocidio contra el pueblo judío. Esto es otra gran mentirala cual también la propagan los políticos del Partido Demócrata, por los motivos básicos que he indicado. La verdad es que la expresión de odio contra los judíos, los ataques físicos o la amenaza de semejantes ataques contra judíos, o los llamados concretos a cometer el genocidio contra los judíos, no constituyen para nada el esencial contenido y carácter de estas protestas. Los de arriba y su aparato propagandístico han inventado o han exagerado muchísimo las acusaciones de que las declaraciones y acciones de los manifestantes sean antisemitas, a fin de desviar la atención del verdadero genocidio, contra el pueblo palestino, y para “justificar” la represión brutal contra las personas que se le oponen a este genocidio.

De hecho, muchos judíos y varias organizaciones judías están desempeñando un papel importante en las protestas contra el verdadero genocidio. El desenmascaramiento de las atrocidades genocidas cometidas por Israel y la oposición justificada a esto es lo que pone incómodos a algunos judíos — en particular a los judíos que apoyan, abierta o efectivamente, esta matanza genocida a manos de Israel contra decenas de miles de civiles palestinos, entre ellos enormes cantidades de niños.

Si el desenmascaramiento y la oposición a las atrocidades genocidas de Israel incomodan a algunos judíos — pues éstos tienen que examinar con seriedad por qué eso les incomoda, en lugar de etiquetar falsamente a estas denuncias y oposición como algo “antisemita”. Especialmente ahora, “tomar posición con Israel” significa “tomar posición con” la matanza genocida del pueblo palestino — ¡¿Y cómo podría estar “cómoda” cualquier persona decente con esa posición?!

Pero aún hay otra gran ironía en todo esto (lo que algunas otras personas también han señalado): Toda esa onda “woke” (concienciada) —lo que he calificado con mucha razón de “demencia woke” (concienciada)— en realidad ha contribuido a crear el ambiente, en particular en los campus universitarios, donde se puede reprimir más fácilmente a la oposición a la matanza genocida israelí. ¿Cómo? Debido a que un gran elemento de la “wokedom” (concienciación) es la idea de “factores desencadenantes”, que incluye insistir en que hay que reprimir la expresión de las ideas que hacen que algunas personas “se incomoden”. Y, como hemos visto, al mismo tiempo que muchos judíos y muchas organizaciones judías han desempeñado un papel importante en las protestas, el hecho de que estas protestas “incomodan” a algunos judíos se ha utilizado para “justificar” la represión a las protestas, e incluso a los discursos y programas, que incluyen una oposición a las acciones israelíes opresivas y de plano genocidas contra el pueblo palestino.

Aquí siento la necesidad de repetir lo que dije en “Algo terrible, O algo verdaderamente emancipador” (que está disponible en revcom.us):

Basta de “las personas concienciadas” que actúan como si en realidad los oprimidos (o, como suelen decir, los “marginados”) fueran seres frágiles que necesitan constantemente la protección de “espacios seguros”, para que no se desmoronen ante la mera aparición de un fenómeno “desencadenante”. Y ¡¿desde cuándo se supone que las universidades y otras instituciones sean lugares en que uno está “seguro” — no solo contra la violencia física de un tipo u otro, y contra agresiones verbales abiertamente amenazadoras o claramente degradantes, sino también contra las ideas, declaraciones y demás que simplemente hacen que uno se sienta incómodo?! ¿Cómo vas a “cambiar el mundo” si corres peligro de desmoronarte por cosas como esa?

De esto se trata precisamente: tenemos que cambiar el mundo — de una forma realmente grande y fundamental. Eso significa hacer que se vuelva aún más poderosa la oposición a los ultrajes como el genocidio contra el pueblo palestino, así como a los intentos de suprimir a esta oposición, en los campus universitarios y en todo Estados Unidos. Y, de más importancia, significa barrer con todo este sistema del capitalismo-imperialismo, que es la fuente fundamental y la causa de todos estos ultrajes.

Esto requerirá una revolución para derrocar este sistema — y, como he enfatizado y analizado repetidamente, en estos mensajes (en particular los números Uno al Once), esta revolución no solamente se necesita con urgencia sino que es posible en estos tiempos en que estamos viviendo, ahora.

En todo esto (tanto la necesidad inmediata de protestas y rebeliones masivas contra la horrenda matanza, opresión y represión, como la necesidad fundamental de una revolución), definitivamente será necesario hacer que algunas personas “se incomoden” — sobre todo aquellos que quieren suprimir las protestas justificadas e imponer el dominio de su sistema letalmente opresivo por medio de la violencia completamente injusta.