El siguiente mensaje es de Bob Avakian Oficial en Substack, y la traducción del inglés al español hecha por revcom.us. Escuche en inglés y lea en español los despachos mediáticos de @BobAvakianOfficial
En los años 1950 y 1960 en Estados Unidos, cuando el pueblo negro, particularmente en el Sur, se levantaba contra la segregación abierta (“Jim Crow”) y el terror por parte del Ku Klux Klan y los policías locales, y los activistas acudían desde otras partes de Estados Unidos para sumarse a esta lucha por la justicia, políticos racistas y otros supremacistas blancos denunciaron a esos activistas, insistiendo en que las personas negras ahí estaban perfectamente contentas con la situación, hasta que esos “alborotadores” las agitaran. “Agitadores externos” — así fue el término que usaron estos racistas de las turbas de linchamiento para atacar a aquellos que acudían desde otras partes del país para sumarse a la lucha contra injusticias literalmente asesinas.
Décadas más tarde, volvemos a escuchar el término “agitador externo” repetido por ahí — no sólo por racistas flagrantes y reaccionarios ignorantes, sino también por personas con autoridad (y aquellos que hablan en nombre de las autoridades) que fingen estar a favor de “valores ilustrados” pero no sienten ningún descaro en hacer eco a los supremacistas blancos de las turbas de linchamiento. Escuchamos este grito de “agitadores externos”, incluidos de parte de gobernadores del Partido Demócrata y de otros políticos, en el contexto del levantamiento masivo de 2020 provocado por el despiadado asesinato policial de George Floyd. Y ahora, una vez más, lo escuchamos de los directivos universitarios, los políticos de la clase dominante y los medios de comunicación “tradicionales” (así como de las fuentes de “noticias” abiertamente fascistas, como Fox) en sus ataques a las protestas contra la matanza genocida del pueblo palestino por Israel, con el apoyo y ayuda total de Estados Unidos.
En respuesta a estas descaradas acusaciones de “agitadores externos”, en primer lugar hay que decir que lo que se le está haciendo al pueblo palestino —incluida la matanza ya de casi 15.000 niños por parte de Israel— es algo por lo que la gente en todas partes, dentro y “fuera” de las universidades, deberían estar “agitados” e indignados. Todas las personas decentes deberían sentirse motivadas, como lo han estado muchos estudiantes universitarios, a arriesgarse para oponerse activamente a este genocidio.
¡Nadie que participe en las protestas justas contra este genocidio es un “fuereño”! (Y, de hecho, los buenos “agitadores” —los que denuncian clara y agudamente esta atrocidad, y arrojan una luz penetrante sobre las fuerzas concretas y las causas más profundas que la impulsan— hacen una contribución muy importante). Que otras personas se sumen a los estudiantes universitarios para protestar contra este genocidio — pues, eso es algo que debería ser bienvenido y alentado. Sería formidable ver a los estudiantes universitarios sosteniendo carteles y pancartas que proclamaran: “¡Bienvenidos agitadores externos!”
Que las protestas y la resistencia a la masacre genocida israelí-estadounidense contra los palestinos se extiendan no sólo a más planteles universitarios sino a todas partes de Estados Unidos (y del mundo), y que se vuelvan aún más poderosas y decididas a detener este genocidio.
La repetición descarada de “agitador externo” no contribuye en nada a desacreditar a las valientes protestas contra este genocidio, pero sí sirve para revelar aún más a fondo la naturaleza ruin y verdaderamente depravada de aquellos que están detrás de este genocidio y de aquellos que buscan reprimir la justa oposición al genocidio.