Desde el ataque contra Israel por Hamas el 7 de octubre del año pasado (2023), dicho ataque se ha utilizado para “justificar” la matanza genocida que Israel está perpetrando contra el pueblo palestino, con el aval total de Estados Unidos. Pero un hecho importante con relación a todo esto es que Israel durante años efectivamente apuntalaba a Hamas, incluido con respaldo financiero.

Este hecho se debe a diferentes razones (y hace poco el New York Times ha escrito sobre algunas de ellas), pero un factor esencial es que Israel ha apuntalado a Hamas de esta manera porque, al tener la oposición principal a Israel constituida de fundamentalistas religiosos (islámicos) —cuyo ideología, programa y políticas también son altamente opresivos— le sirve a Israel de “tapadera” para su horripilante opresión del pueblo palestino y le facilita para asumir la pose de un “país ilustrado civilizado” que tiene que defenderse de unos terroristas bárbaros.

Pero el hecho de que Hamas no representa ninguna alternativa positiva, verdaderamente emancipadora, libre de la explotación y la dominación por parte del imperialismo —y en realidad la ideología, programa y políticas de Hamas entrañan una terrible opresión, incluida la opresión al estilo de la “Edad de las Tinieblas” sobre las mujeres y la gente LGBT— para nada sirve de excusa ni “justifica” en absoluto el terrible sufrimiento que Israel ha infligido al pueblo palestino durante generaciones, ni la matanza genocida que Israel está cometiendo ahora, con el respaldo total de Estados Unidos.

Las únicas opciones no son la terrible opresión, y el genocidio total, perpetrados por Israel con poderoso armamento de matanza en masa, o el fundamentalismo religioso opresivo como el único medio de oposición — y no se debe reducir las opciones a eso.

Aquí, la importancia de lo que he enfatizado antes (en mensaje número Seis) sobresale aún más agudamente:

[H]ace falta librar la lucha contra el estado de Israel sobre una base revolucionaria, con el objetivo de poner fin a toda relación opresiva y toda desigualdad entre las personas que se base en la raza y la nacionalidad, el sexo y el género, y toda relación en la que una parte de la sociedad explote a otras. Y lo que se necesita con urgencia es que surja una fuerza revolucionaria para dirigir la lucha sobre esa base.