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BOB AVAKIAN 
REVOLUCIÓN #37: 
Anticomunismo descerebrado y acusaciones descerebradas de “culto”: Lavado de cerebro para apagar el pensamiento crítico y la oposición fundamental a este monstruoso sistema.

En la situación que enfrenta la gente en este momento, existe una necesidad clara y apremiante de un mayor desarrollo y fortalecimiento de las protestas en oposición a la matanza genocida del pueblo palestino por parte de Israel, con el apoyo total de Estados Unidos y, de forma más amplia una oposición a las injusticias y atrocidades perpetradas contra las personas en todas partes.

En este sentido, hay lecciones cruciales del movimiento de los años 1960. Como señalé en el mensaje número Treinta y Tres, una de las cualidades muy positivas de ese movimiento de los años 1960 fue:

las importantes conversaciones y debates sobre diferentes ideas y programas, al interior del amplio movimiento de masas, donde se abordaba el verdadero contenido y sustancia de las posiciones opuestas, en lugar de mezquinos pleitos basados en “ataques bajos” y tergiversaciones de los puntos de vista de los demás — o en negativas a abordar con seriedad los puntos de vista que son distintos al propio punto de vista y que podrían desafiarlo. 

Estrechamente ligada a esta orientación positiva del movimiento de los años 1960 estaba la oposición al anticomunismo descerebrado y a las cazas de brujas anticomunistas llevadas a cabo por el gobierno en los años 1950 entrando a los 1960. Las cruzadas anticomunistas de esa época tenían como objetivo imponer una lealtad al imperio estadounidense y una cultura de conformidad con sus relaciones opresivas y represivas, limitando cualquier exploración de la política y la filosofía, o cualquier tipo de cultura en general, dentro de esos estrechos y asfixiantes límites. Oponérsele y desafiar a todo esto fue una parte crucial de crear “oxígeno” (“aire para respirar”) para el movimiento que se desarrollaba durante la década de 1960. Fue una parte esencial de desarrollar un movimiento caracterizado por el pensamiento crítico, que buscaba respuestas a grandes preguntas con una mente abierta y una incansable búsqueda de la verdad, con un vigoroso debate sobre ideas y programas opuestos.

Pero hoy, junto con las continuas calumnias y el asalto ideológico contra el comunismo, existe otra forma de lavado de cerebro, la que perpetran no sólo los representantes tradicionales de la clase dominante sino también las diversas fuerzas oportunistas que dicen estar “woke” (concienciadas) o “progresistas”, o “socialistas”, pero que no buscan soluciones que en realidad abran paso y vayan más allá de los límites de este sistema y no ofrecen ninguna alternativa verdaderamente emancipadora. Si bien grandes números de estudiantes (y otros) están protestando valientemente contra la masacre genocida de los palestinos perpetrada por Israel, con el apoyo total de Estados Unidos, y contra la complicidad de las universidades estadounidenses en este genocidio —y se necesita que esta resistencia se vuelva aún más amplia y fuerte—, estas diversas fuerzas oportunistas, incapaces de abordar el contenido de lo que somos los revcom (comunistas revolucionarios) —nuestras verdaderas metas, principios y métodos—, intentan reducir y restringir las cosas recurriendo a esta nueva forma de lavado de cerebro: acusaciones simplistas y necias (debiluchas y engreídas) de que de alguna manera nosotros somos un “culto” peligroso, por lo que se debería excluirnos del “movimiento” y las personas deberían alejarse de nosotros y simplemente negarse a escuchar, o abordar, lo que decimos.

Irónicamente, es la repetición de este mantra zombi de “culto” lo que en realidad huele a “cultismo”. Si el “cultismo” se caracteriza por un sistema cerrado de pensamiento que prohíbe abordar ideas que desafíen a ese sistema cerrado de pensamiento, pues eso no se aplica a nosotros, los revcom, sino a aquellos que insisten en que las personas se nieguen a abordar con seriedad (o que de plano se nieguen a abordar) lo que decimos y los desafíos que presenta a la “opinión común” (“lo que todos saben”), el que esa “opinión común” sea la cruda propaganda de la clase dominante o el dogma, a menudo igualmente crudo, del “wokedom” (mundo concienciado) y otras tendencias anticientíficas, que evidentemente temen a un desafío a su quebradiza “verdad” subjetiva y autocontenida.

Algo muy revelador es que estas acusaciones de “culto” encarnan el mismo tipo de lavado de cerebro que el anticomunismo tradicional: “aléjense de esa espanta gente con sus ideas peligrosas y métodos tramposos”. (Esto también trae a la mente la película de antaño “Reefer Madness” [Locura por la mota], con sus risibles representaciones melodramáticas de personas convertidas en criminales depravados y peligrosos ¡después de meramente pegarse un “toque” de marihuana! Aparentemente, según los oportunistas “woke” (concienciados) y de otra índole, ¡incluso una conversación con los revcom podría causar que te pierdas la cabeza!)

En algunos casos, estos “acusadores de culto” en realidad emplean un lenguaje de crudo anticomunismo — condenándonos por ser “totalitarios”. Aquí va algo muy relevante:

Es muy común oír que denuncian al comunismo por “totalitario”, pero la realidad es que no existe el totalitarismo....

Como he analizado extensamente, el “totalitarismo” es una “teoría” cien por ciento no científica —o de hecho es anticientífica— que ha sido confeccionada y promovida por los apologistas intelectuales de este sistema de atrocidades perpetuas (este sistema del capitalismo-imperialismo), que sirve de distracción y de contribución a racionalizar los continuos crímenes masivos contra la humanidad de este sistema y a fomentar una oposición irracional a la revolución y especialmente a la revolución comunista. (De Otra verdad provocadora pero sencilla y básica sobre el comunismo y la falacia del “totalitarismo”, que está disponible en mis Obras escogidas en revcom.us.) 

En todo esto, el propósito es promover una conformidad irreflexiva y apagar el pensamiento crítico y la exploración de diferentes ideas y programas que están fuera de límites muy estrechos y encorsetados.

La situación en el mundo está muy seria como para que la gente se deje influenciar, o intimidar, por estos alardes mezquinos y esta intimidación y el lavado de cerebro que se pretende imponer a la gente. Una vez más, existe una necesidad apremiante de un movimiento masivo que se oponga a los horribles crímenes contra las masas de personas, en Palestina y por todo el mundo — un movimiento que se caracterice por una magnanimidad intelectual y una generosidad de espíritu, y no sólo por una voluntad sino por una determinación de perseguir sin descanso, con una mente abierta, una comprensión de dónde provienen todas estas atrocidades y horrores y qué puede ponerles fin.

Y una vez más, del mensaje número Treinta y Tres:

[E]sto enfatiza la necesidad crucial de una conversación y debate de principios sobre todo esto — y en lo más fundamental: ¿cuál es la causa de toda la injusticia y la opresión, y cuál es la solución a esto? Nosotros, los revcom, siempre tenemos ganas de entablar semejante conversación y debate de principios, con el reconocimiento una vez más de que es una parte necesaria y crucial para llegar a conocer la causa fundamental y la verdadera solución a todas las terribles atrocidades y sufrimientos innecesarios a los que las masas de personas están sometidas, no sólo en Estados Unidos sino en todo el mundo, y la amenaza muy concreta a la humanidad que representa el rumbo actual, y acelerado, de las cosas, bajo la dominación de este sistema del capitalismo-imperialismo.