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BOB AVAKIAN 
REVOLUCIÓN #48: 
Liberalismo, “progresismo” —oposición a la injusticia— y sionismo: no se puede “tenerlo todo” — no se puede aferrarse al sionismo, no se puede ser partidario de Israel, y oponerse de manera consecuente a la injusticia y las atrocidades.

En el contexto de la guerra genocida que Israel está librando, con el apoyo total de Estados Unidos, contra el pueblo palestino, varios partidarios judíos “liberales” y “progresistas” de Israel han expresado consternación —o incluso indignación— por el hecho de que las personas que se oponen a ese genocidio estén al lado opuesto de donde están estos partidarios “liberales” y “progresistas” de Israel. Algunos de estos sionistas incluso han sugerido que los han “abandonado” aquellos que anteriormente estaban del mismo lado que ellos al oponerse a la discriminación, la brutalidad y asesinato policial, y otras injusticias en Estados Unidos.

Pero, en realidad, son estos sionistas quienes, en su continuo apoyo a Israel, han “abandonado” —de hecho, han traicionado— la lucha contra la injusticia y atrocidades flagrantes. El sionismo es una ideología y programa político supremacista judío que “justifica” la fundación y continuación del estado de Israel sobre la base de llevar a cabo la continua opresión brutal y las repetidas masacres del pueblo palestino, que ahora han alcanzado dimensiones innegablemente genocidas.

Como he señalado claramente anteriormente: especialmente ahora en el contexto del genocidio perpetrado por Israel, “Estoy con Israel” significa “Estoy con el genocidio”.

Como también he señalado, en mi mensaje previo (número Cuarenta y Siete):

[E]l sionismo y el estado sionista de Israel representan terribles perversiones de las mejores tradiciones del pueblo judío, lo que incluye la orientación “¡Nunca Jamás!” (el grito del pueblo judío en respuesta a la masacre genocida de los judíos por parte de la Alemania nazi hitleriana durante la Segunda Guerra Mundial) que significa que esto nunca más debe pasarle a ningún pueblo....

Al mismo tiempo, esta es la razón por la que es tan alentador, y tan importante, ver a grandes números de jóvenes judíos, y de otros judíos, adoptar y actuar de acuerdo con el significado correcto, y justo, de “¡Nunca Jamás!" — que están desempeñando un papel importante en las protestas contra el genocidio que Israel está perpetrando ahora contra el pueblo palestino, con la continua ayuda y apoyo de Estados Unidos. 

Como dije al principio, existe la contradicción objetiva de que no es posible ser sionista y partidario de Israel, y a la vez oponerse de manera consecuente a la injusticia y la opresión.

Me topé con esta contradicción por primera vez hace casi 60 años ya, como parte del movimiento radical en Berkeley en esos tiempos. En gran medida, las personas que formaban ese movimiento tan positivo eran judíos radicales, “socialistas” y “comunistas” de un tipo u otro — en una medida tan grande que, una vez, uno de mis amigos judíos en ese movimiento me dijo: “¡No puedo creer que no seas judío!” Pero, durante la llamada “Guerra de los Seis Días” en 1967 entre Israel y varios países árabes, entré en una conversación con una de las personas que había estado activa en oponerse a la guerra que Estados Unidos estaba librando en ese entonces en Vietnam. A medida que avanzaba la conversación, quedó claro que esta persona, que era judía, estaba defendiendo a Israel, no sólo con respecto a esta “Guerra de los Seis Días”, sino de manera más general en su relación con el pueblo palestino. Eso me sacó de onda totalmente — porque, tal como le dije: “Todos los argumentos que estás presentando en apoyo a Israel son ¡exactamente el tipo de argumentos a los que nos oponemos, y refutamos, al hacer frente a las personas que apoyan lo que Estados Unidos está haciendo en Vietnam! ¡No obstante, aquí estás, presentando esos mismos argumentos equivocados en apoyo a Israel!” En realidad, él sonaba exactamente a aquellos rabiosos partidarios de la guerra genocida que Estados Unidos estaba librando contra el pueblo vietnamita.

Desde ese entonces —y especialmente ahora con el genocidio que Israel está perpetrando contra el pueblo palestino ante todo el mundo—, esta contradicción se ha vuelto aún más flagrante y aguda: no es posible oponerse de manera consecuente a la injusticia y las atrocidades —y al genocidio abierto—, mientras se sigue apoyando al estado de Israel.

Para todos aquellos que están decididos a ponerse de pie y actuar de manera consecuente contra la injusticia y la opresión, es necesario romper por completo con toda ilusión de que es posible hacerlo y a la vez seguir apoyando a Israel, ya que “el derecho de defenderse de Israel” —y de hecho su derecho de existir como estado sionista— siempre ha significado, y siempre significará, una terrible opresión y atrocidades infligidas al pueblo palestino, lo que ahora se está llevando a horrorosas dimensiones genocidas.

Como he subrayado en estos mensajes:

La respuesta definitivamente no es “matar a todos los judíos en Israel” o “empujarlos al mar”. La respuesta es abolir el estado de Israel, y en su lugar crear un estado revolucionario en que el gobierno y las leyes no promuevan ninguna religión y no favorezcan a ningún pueblo más que otro, sino en que haya igualdad entre judíos y palestinos.

La respuesta definitivamente tampoco es la “solución de dos estados” promovida por la administración Biden. Semejante “solución de dos estados” en realidad equivaldría a nada menos que un poderoso estado de Israel que continuaría ocupando las tierras robadas al pueblo palestino, mientras el supuesto “estado palestino” creado mediante esta “solución” sería una burla amarga —un estado títere— meramente un mosaico de minúsculos territorios separados, cercados y dominados por Israel, en que el pueblo palestino todavía estaría sometido a una terrible opresión y privaciones. 

La respuesta es que hace falta librar la lucha contra el estado de Israel sobre una base revolucionaria, con el objetivo de poner fin a toda relación opresiva y toda desigualdad entre las personas que se base en la raza y la nacionalidad, el sexo y el género, y toda relación en la que una parte de la sociedad explote a otras. Y lo que se necesita con urgencia es que surja una fuerza revolucionaria para dirigir la lucha sobre esa base

Por difícil que sea hacer realidad esta solución, no se puede descartarla declarándola “poco realista”. ¿Qué tan “realista” es pensar que las profundas contradicciones en juego pueden resolverse positivamente en cualquier otro sentido? Y, en este momento, ¿qué tan “realista” es pensar que cualquiera puede adoptar una posición firme, consecuente y basada en principios contra la injusticia y las atrocidades, a la vez que sigue apoyando al estado de Israel, o a su “derecho de existir” como estado sionista? — ¡que es la única manera en que el estado de Israel puede existir!