Una de las cosas que más enfurecen y acongojan hoy es escuchar a personas negras, que han sufrido tan terriblemente bajo este sistema, odiar a los inmigrantes — decir que los inmigrantes supuestamente quitan empleos y recursos que deberían estar para los negros y que arruinan vecindarios donde los negros han vivido durante generaciones.

Cuando escucho esto, no puedo sino pensar en lo que pasó cuando se dio la migración en masa de personas negras desde el Sur de Estados Unidos, que se inició después de la Primera Guerra Mundial, hace un siglo. Al llegar a las ciudades en el Norte, las personas negras fueron objeto de ataques repetidos y brutales de parte de turbas de blancos racistas que sostuvieron que los negros estaban quitándoles los trabajos a los blancos, que los negros estaban arruinando las ciudades, y que simplemente se negaban a “quedarse en su lugar”.

¿Les suena familiar?

Lo mismo ocurrió después de la Segunda Guerra Mundial, en los años 1950 y 1960, cuando los negros se mudaban a vecindarios segregados “exclusivamente para blancos” o iban a escuelas que antes eran solo para blancos, y a menudo los atacaban de manera brutal y violenta las turbas de blancos racistas — al mismo tiempo que, por otro lado, muchos blancos participaban activamente en la lucha contra la segregación, la discriminación y la opresión racista en general.

Y hoy, especialmente con los fascistas trumpistas MAGA (Hacer que Estados Unidos vuelva a tener grandeza), vemos un racismo abierto y agresivo — contra los negros y además contra los inmigrantes que provienen de países a los que Trump ha calificado de países “pozos de mierda” (y ya saben ustedes a lo que eso se refiere — ¡saben que no se refiere a Noruega!).

Así que tengo una pregunta para cualquier persona negra que hoy esté envuelta en este odio hacia los inmigrantes: ¿de verdad quiere ser como los rabiosos racistas blancos?

¿O, quiere poner fin a esta locura — la cual obliga tanto a usted como a los inmigrantes a vivir?

Es este sistema el que ha obligado a los negros a vivir un infierno durante siglos, y que todavía está obligando a los negros a vivir un infierno.

Y es este sistema del capitalismo-imperialismo el que está obligando a las masas de inmigrantes a vivir un infierno —haciendo que la vida sea insoportable para decenas de millones de personas en todo el mundo— obligándolos a abandonar sus hogares y sus patrias en una búsqueda desesperada de una vida digna, y luego a que sean objeto de explotación y discriminación en caso de que alcancen al país más responsable de su miserable situación: este país, el Estados Unidos imperialista.

En lugar de dejarse manipular de modo que se odien y se peleen entre sí, todas las personas que son objeto de opresión, explotación, maltrato, abusos, tormentos y terror bajo este sistema —y todas las personas que de verdad se preocupan por la justicia— deben unirse para ponerse de pie contra este sistema, y ponerle fin a este sistema, que es la causa de toda esta locura, injusticia y atrocidades.

Vivimos en unos tiempos en que es posible llevar a cabo una revolución que puede poner fin a este sistema, y crear un sistema radicalmente diferente y mucho mejor, en el que las necesidades fundamentales y las aspiraciones más elevadas de las personas por una forma de vida emancipadora y edificante puedan hacerse realidad. Es necesario que toda la indignación que siente la gente, y toda la esperanza y los esfuerzos por un camino mejor, se dediquen y se concentren hacia el trabajo por consumar semejante revolución emancipadora.