Los representantes del sistema que gobierna en Estados Unidos están llenos, y siempre han estado llenos, de hipocresía flagrante y contradicción contundente. Y también lo están otros que calumnian —o simplemente se niegan a abordar con seriedad— al comunismo, y en particular al nuevo comunismo.
Aquí van tan sólo algunos ejemplos llamativos:
* Los “padres fundadores” de Estados Unidos (y, sí, eran “padres” — hombres) proclamaron, en su Declaración de Independencia, que “todos los hombres son creados iguales”. No obstante, muchos de esos padres fundadores —incluido el autor de esa Declaración de Independencia, Thomas Jefferson— eran propietarios de esclavos. Y cuatro de los cinco primeros presidentes de estos “Estados Unidos de América” eran propietarios de esclavos.
* Estos “padres fundadores” lideraron una Guerra de Independencia, declarando su determinación de liberarse de la tiranía de la monarquía inglesa, y adoptaron como principio fundamental su oposición a las monarquías. No obstante, sus descendientes políticos de hoy se las cae la baba continuamente por la Familia Real Británica y toda su ceremonia ridícula y pomposa. Esta es una ilustración aparentemente trivial, pero en realidad reveladora, del hecho de que este sistema del capitalismo-imperialismo está profundamente obsoleto — hace mucho que ha pasado su fecha de caducidad, hace mucho que ha pasado el momento en que podría ser una fuerza positiva en el mundo.
* Poderosos funcionarios políticos de este sistema, como Joe Biden, declaran repetidamente que Estados Unidos ha sido, desde su fundación, un brillante faro de libertad para el mundo, y que hoy está inmerso en una lucha histórica mundial de democracia contra “autocracia”. No obstante, Estados Unidos oprime de manera asesina a la gente en su propio territorio y ha instalado repetidamente y sigue apoyando a regímenes opresores asesinos en todo el mundo. En palabras del antiguo esclavo y decidido abolicionista Frederick Douglass, “En el terreno de repugnante barbarie y descarada hipocresía, Estados Unidos reina sin rival” — palabras que fueron pronunciadas en 1852 pero que expresan poderosamente la verdad sobre Estados Unidos, al día de hoy. Esta es otra ilustración del hecho de que el principio rector de Biden, y de los demás, no es la devoción a la “democracia”, sino lo que ellos consideren que hace avanzar los intereses del imperialismo capitalista estadounidense, con toda su horrible opresión y terrible destrucción, del medio ambiente y de las personas en todo el mundo.
* En los medios de comunicación dominantes al servicio de este sistema, calumnian continuamente a los comunistas por venerar a un LÍDER como un icono esencialmente religioso. No obstante, estos mismos medios alaban, con los términos más solemnes, al Papa católico —quien, según la doctrina católica oficial, se declara infalible (que siempre tiene razón, que ni siquiera es capaz de equivocarse) en cuestiones de fe y moral. ¡Imagínense que declaráramos que los líderes del movimiento comunista fueran, como consecuencia de la posición que ocupan, infalibles en cuestiones de política e ideología!
* A los comunistas revolucionarios, los que en realidad nos basamos en un método y enfoque científico para conocer y transformar la realidad —el nuevo comunismo—, con demasiada frecuencia se nos tacha de “culto”, y yo mismo he sido tachado de “líder de culto”. No obstante, junto a esta calumnia ridícula, se tiene el hecho de que los gobernantes de Estados Unidos, y otros que defienden las mismas posiciones básicas, nunca condenarían al cristianismo como culto, aunque podría considerarse legítimamente como tal. El excelso líder del cristianismo, Jesús, exigió la devoción de sus seguidores en términos que los comunistas revolucionarios nunca aplicaríamos:
El que ama a padre o madre más que a mí, no es digno de mí; el que ama a hijo o hija más que a mí, no es digno de mí; y el que no toma su cruz y sigue en pos de mí, no es digno de mí. El que halla su vida, la perderá; y el que pierde su vida por causa de mí, la hallará. (De la Biblia, Mateo 10:37-39)
* Hace poco, escribí un artículo en el que abordaba la razón por la que no haría ningún bien, sino que al contrario haría un daño concreto, debatir con Robert F. Kennedy Jr y su locura anticientífica sobre las vacunas (y otros temas); y por qué, en cambio, es importante abordar con seriedad muchas ideas y teorías no convencionales, incluido el nuevo comunismo (“Robert F. Kennedy Jr... charlatanismo y conspiraciones… ideas no convencionales y un enfoque científico — Debatir o no debatir — Se trata de una cuestión de principios y método”). Sin embargo, el problema sigue siendo que demasiadas personas que afirman creer en la importancia de expresar y debatir puntos de vista opuestos sobre cuestiones importantes, especialmente cuando es posible hacerlo en un marco racional, violan sus propios principios proclamados y adoptan métodos chapuceros al negarse a abordar con seriedad el nuevo comunismo, y en su lugar se aferran obstinadamente a la postura que se expresó crudamente en la siguiente respuesta de un académico a mi artículo: “Quizá RFK sea un charlatán, pero también lo es cualquiera que se llame a sí mismo comunista” — una afirmación que, irónicamente, ofrece un ejemplo revelador de exactamente el rechazo engreído e irreflexivo al comunismo que es demasiado común, entre académicos y otros.
Hipocresía flagrante, contradicción contundente.
Como escribí en ese artículo:
Quizá, de la mano con la influencia de la desinformación que se propaga ampliamente sobre el comunismo, una de las razones por las que algunas personas se niegan a entrar en este tema sea que ellas saben que en realidad no tienen ningún conocimiento sustantivo sobre el comunismo ni tampoco una base sólida para su opinión negativa. Y algunas personas, al parecer, tienen al menos un sentido (y temor) poco desarrollado de que semejante discusión las obligará a abandonar lo que al parecer son perjuicios confortantes — de que una discusión seria sobre el comunismo mostrará precisamente que la opinión ampliamente sostenida de que “todos saben” que el comunismo ha sido un horror, es una vil calumnia fundamentalmente alejada de la realidad, y que el nuevo comunismo, en su impugnación a este sistema del capitalismo-imperialismo, y su visión, tanto panorámica como concreta, de un mundo radicalmente diferente y mejor, representa algo profundamente positivo, algo verdaderamente emancipador, el cual hay que asumir y aplicar activa y urgentemente en el mundo.
Para muchas personas, ello requiere hacer frente a verdades aparentemente inconvenientes pero en realidad liberadoras — y “salirse de su zona de confort”. ¿Hace falta decir que esto no es una razón legítima ni una justificación para no explorar con seriedad al nuevo comunismo, o negarse a explorarlo con seriedad? Recurrir a veredictos negativos al estilo de una “tierra plana” respecto al comunismo, sin explorarlo con seriedad, en particular el nuevo comunismo, no hará que esos veredictos tengan validez. No eliminará, sino que contribuirá a perpetuar, el gran daño que han hecho semejantes veredictos inválidos. No borrará la realidad de que, por un lado, bajo la dominación de este sistema del capitalismo-imperialismo —con su imposición de las relaciones horrorosas de explotación y opresión, su destrucción acelerada del medio ambiente y su peligro intensificado de una guerra nuclear—, se está arrastrando a la humanidad hacia un verdadero desastre; y que, por otro lado, el nuevo comunismo representa la única salida de esta locura, hacia un mundo y un futuro dignos de los seres humanos y dando expresión a las aspiraciones más elevadas de la humanidad.*
* Este artículo (“Robert F. Kennedy Jr... charlatanismo y conspiraciones… ideas no convencionales y un enfoque científico — Debatir o no debatir — Se trata de una cuestión de principios y método”) está disponible en revcom.us. [volver]