Sí, es cierto, como insisten constantemente los partidarios de Israel, que no puede haber ninguna “equivalencia” entre Israel y los palestinos — pero la realidad es lo opuesto a lo que insisten estos partidarios de Israel: No hay ninguna equivalencia entre la nación opresora Israel, y la nación oprimida, Palestina; y las acciones de los israelíes son mucho peores, en una categoría completamente diferente, que incluso las atrocidades que Hamás ha cometido, porque Israel está en una posición mucho más poderosa para cometer esas atrocidades, y que sí las comete, ¡a una escala mucho más grande y con mucho más frecuencia!
La realidad esencial en todo esto es que el estado israelí (una vez más, con el apoyo total de Estados Unidos) ha creado, y mantiene de manera forzosa, cruel y asesina, el apartheid y las condiciones opresivas generales en las que el pueblo palestino está esclavizado de hecho y está obligado a sufrir terriblemente, de forma continua. Se trata de la fuente fundamental del conflicto — y no es posible solucionar de manera justa este conflicto sin reconocer esta realidad opresiva esencial, y sin actuar para superarla y arrancarla de raíz.