“Dictadura”, por lo general, se considera algo muy malo. La mera palabra “dictadura” espanta a la gente. Pero, en realidad, como expliqué en el artículo La dictadura y el comunismo — Hechos y necedades: “no todas las dictaduras son malas”1. Depende de la naturaleza de la dictadura: quién está ejerciendo la dictadura, con cuáles métodos, a favor de los intereses de quién y hacia qué objetivo. Esto, claro está, es una declaración muy controvertida. Así que, en este escrito voy a sacar más de la verdad básica al respecto.
De acuerdo con un entendimiento comunista científico, la esencia de la dictadura no es el dominio absoluto de una sola persona ni de un pequeño grupo de personas; la dictadura es el monopolio del poder político, concentrado como el monopolio de la violencia “legítima”, lo que ejerce una clase dominante u otra de acuerdo con sus propios intereses.
Adentrémonos más en lo que esto significa, y por qué es tan importante entenderlo correctamente.
Como lo explica el Preámbulo de la Constitución para la Nueva República Socialista en América del Norte2, de mi autoría, siempre y cuando la sociedad esté dividida en diferentes clases (y otros grupos) con intereses que son objetivamente antagónicos (donde solamente es posible realizar los intereses de una a expensas de la otra), habrá un estado. Estado en este contexto no se refiere a una parte del país [Estados Unidos] como California, Nueva York o Illinois, sino al poder institucionalizado sobre la sociedad, encarnado en las fuerzas armadas y la policía, las cortes y las prisiones, el poder ejecutivo y la burocracia gubernamental. Este estado servirá a los intereses de la clase que ocupa la posición dominante en la sociedad, en lo fundamental como resultado de su papel dominante en la economía, basado en su propiedad y control de los grandes medios de producción (la tierra, las fábricas y otras instalaciones de producción, maquinaria y otra tecnología). Semejante estado es, de hecho, una dictadura — el poder de gobernar sobre la sociedad, respaldado e impuesto por las instituciones de la fuerza armada.
Una dictadura burguesa es lo que tenemos en Estados Unidos: la burguesía —la clase dominante capitalista-imperialista— ejerce esta dictadura a favor de sus propios intereses.
Como también lo explica el Preámbulo de la Constitución para la Nueva República Socialista en América del Norte:
Cualquier democracia practicada en esa situación es una democracia según los términos de la clase dominante y el ejercicio de su dictadura y en lo fundamental sirve a los intereses de dicha clase y dictadura3.
Por esta razón en Estados Unidos hoy día —en esta supuesta “más grande de todas las democracias”— independientemente de cuáles “derechos” la gente intente ejercer, e independientemente de cuáles políticos reciban el voto de la gente, no cambia nada en lo fundamental — persisten la más horripilante opresión y explotación, y la despiadada violencia del estado contra las masas de personas. Y dondequiera que las personas constituyan una amenaza al dominio —a la dictadura— de la clase capitalista-imperialista (o donde se les considere una amenaza), el poder violento de su dictadura se les cae encima con todo su peso sanguinario. Un ejemplo clarísimo y agudo de esto son los continuos asesinatos de los negros, así como de los latinos y de los indígenas, por la policía — un ejercicio de lo que se declara la “legítima” fuerza armada y violencia de este sistema, asesinatos por los cuales los policías casi nunca reciben un castigo, ya que una y otra vez se dictamina que esta brutal violencia es “justificada”.
Lo que necesitamos, en contraposición a eso, es una dictadura que auténticamente represente los intereses de aquellos que eran objetos de la explotación y la opresión bajo el sistema capitalista-imperialista, y a las amplias masas de personas en general —en otras palabras, la dictadura del proletariado— o por decirlo de otra manera: el poder estatal socialista.
El Preámbulo de la Constitución para la Nueva República Socialista en América del Norte también detalla las formas esenciales en las que el ejercicio de la dictadura en una sociedad socialista auténtica es radicalmente diferente a la dictadura de la clase capitalista-imperialista, bajo la cual estamos obligados a vivir ahora. En primer lugar, esta dictadura socialista se crea como resultado de una lucha revolucionaria de parte de las masas de personas que vence y derroca al poder violento del sistema opresivo y explotador — una lucha revolucionaria cuyo objetivo es poner fin a la opresión y la explotación. Y en esta dictadura socialista hay una profunda diferencia en cómo se ejerce la dictadura, en quiénes se apoya para ejercer esta dictadura y en lo más fundamental, el objetivo hacia el cual este dictadura se propone ir: realizar el comunismo con la eliminación de todas las divisiones en clases explotadoras y explotadas en la sociedad, de todas las relaciones sociales opresivas (como la opresión racial y de género) y todas las instituciones y procesos políticos que imponen esta explotación y opresión, junto con la transformación revolucionaria de todas las ideas y la cultura que son una expresión de esta explotación y opresión y sirven para reforzarlas.
En la sociedad socialista son las masas de personas las que, por medio del estado socialista y el sistema gubernamental general que representa sus intereses, cuentan con la propiedad y el control sobre los medios de producción y ejercen el poder político en la sociedad.
La Constitución para la Nueva República Socialista en América del Norte explica más sobre la naturaleza y propósito fundamentales del poder gobernante en esta sociedad socialista:
los organismos gubernamentales y los procesos de este estado socialista a todos los niveles deben ser vehículos para el avance de la revolución comunista; y, como una dimensión clave de eso, deben proporcionar los medios a los anteriormente explotados y oprimidos en la vieja sociedad —los cuales en efecto estuvieron excluidos de ejercer el poder político y de gobernar la sociedad así como de las esferas de la actividad intelectual y de trabajar con las ideas en general— para que participen cada vez más en esas esferas, con el objetivo de transformar la sociedad continuamente en la dirección del comunismo. Todo eso se expresa a través de los principios y disposiciones, y las instituciones, estructuras y procesos, establecidos y estipulados en la presente Constitución4.
En esta sociedad socialista, el poder estatal da respaldo y fuerza a la lucha para llevar a cabo esta transformación radical sin precedentes de la sociedad. Por ejemplo, en vez de suprimir con la violencia a aquellos en la sociedad que luchan contra elementos restantes de la supremacía blanca o la supremacía masculina, se utilizará el poder del estado socialista para dar respaldo a semejante lucha.
Y, tal como expone la Constitución para la Nueva República Socialista en América del Norte, dentro de este marco de la transformación socialista de la sociedad, existen la base y las disposiciones para la expresión más amplia de la democracia, con el derecho de disentir incluso para aquellos que se oponen a esta transformación socialista, siempre y cuando ese disentimiento no conlleva la violencia (o una conspiración activa para cometer violencia) contra el gobierno de esta república socialista o contra sus ciudadanos y otros residentes.
Bueno, pues, ¿contra quién se ejerce esta dictadura socialista, si no se ejerce contra las masas de personas y contra la lucha para transformar la sociedad en beneficio de sus intereses, sino que de hecho las representa y apoya? Se ejerce contra la clase dominante capitalista-imperialista derrocada y contra cualesquier fuerzas que cometieran violencia a fin de derrocar el estado socialista y restaurar la dictadura del sistema capitalista-imperialista.
Al mismo tiempo, de la mano con este papel esencial de respaldar la transformación revolucionaria de la sociedad, e impedir que fuerzas al interior de la sociedad socialista lleven a cabo una contrarrevolución para derrocar el socialismo y restaurar el capitalismo, este estado socialista, por medio de sus fuerzas armadas revolucionarias y milicias populares, defiende al país y a la población de la agresión y ataques de parte de cualquier estado capitalista-imperialista u otros estados reaccionarios opresivos que quizá queden en pie en el mundo en un momento dado y que buscarían destruir el estado socialista y someter a las masas de personas una vez más al dominio (la dictadura) de los explotadores y los opresores.
Como también enfatiza la Constitución para la Nueva República Socialista en América del Norte, este estado socialista tiene la responsabilidad y la base para dar respaldo, y apoyo y asistencia concretos, a las luchas revolucionarias a nivel internacional, de acuerdo con la orientación de darle “prioridad fundamental al avance de la lucha revolucionaria y el objetivo final del comunismo por todo el mundo”5.
En conclusión, el propósito fundamental de la dictadura socialista del proletariado es
llegar al momento en que la humanidad ya no esté dividida en amos y esclavos, donde finalmente no exista necesidad ni base para la dictadura —no haya nadie con intereses y poder de dictar sobre los demás, y no hay nadie en una posición en que otros le dicten— el cual es precisamente el propósito y la meta del comunismo6.
La verdad es que, con la dictadura socialista del proletariado, es posible alcanzar este objetivo histórico y emancipador — y es imposible alcanzarlo sin esta dictadura.
Es por esta razón que podemos decir, sin renuencia ni pedir disculpas: No todas las dictaduras son malas — y de hecho la dictadura del proletariado es muy buena —de hecho es buenísima— es lo que se requiere, y se necesita urgentemente, para poner fin a toda explotación y opresión, y crear “un mundo sin supremacía blanca y sin supremacía masculina —un mundo en el que nadie sea considerado “extranjero”— un mundo sin guerras, donde las personas de todo el mundo, con un hermoso florecimiento de diversidad, actúen juntas para el bien común y sean de veras guardianes de la tierra”7.