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LIDERAZGO BIPOC: NO EXISTE SEMEJANTE COSA

La lucha en contra de la opresión y la dirección que se necesita

En estos días escuchamos mucho, desde ciertos círculos, sobre cómo es necesario seguir al liderazgo BIPOC (por las siglas en inglés para negros, indígenas, gente de color). Pero, en realidad, no existe semejante cosa como el “liderazgo BIPOC”, ni tampoco BIPOC, como una especie de fuerza social uniforme y unificada.

Por supuesto, existen el pueblo negro, los indígenas y otras personas de color, y todos estos pueblos están sometidos a diversas formas de discriminación y opresión. Pero existen diferencias muy reales al interior de cada uno de estos pueblos y entre sí. Cada uno tiene su propia historia particular, y sus circunstancias actuales, en relación con el desarrollo histórico y la realidad actual de Estados Unidos y el sistema que gobierna en este país (y que domina en el mundo en su conjunto): el sistema del capitalismo-imperialismo. Y en cada uno de estos pueblos hay diferentes clases, y grupos sociales, y personas con puntos de vista y objetivos ideológicos y políticos diferentes — en algunos casos radicalmente diferentes.

La cuestión no es que no exista una base para unir a las masas de personas de estos diferentes grupos. Pero no se desarrollará, ni puede desarrollarse, una unidad que conduzca a concretamente poner fin a su opresión —y a toda la opresión— siguiendo la noción de que algún “BIPOC” supuestamente uniforme debe liderar y liderará.

A este respecto, aquí van algunas preguntas relevantes: ¿Es el “magistrado” fascista de la Corte Suprema Clarence Thomas parte del BIPOC a cuyo liderazgo hay que seguir? ¿Fue el criminal de guerra reincidente Colin Powell parte del BIPOC mientras estaba vivo? ¿Y qué de Barack Obama — también culpable de terribles crímenes de guerra y crímenes contra la humanidad? ¿Y qué de los “líderes” indígenas que colaboraron con el FBI para suprimir violentamente al levantamiento de Wounded Knee dirigido por el AIM (el Movimiento Indígena Americano) en la década de 1970, y tipos similares de “líderes” indígenas reaccionarios en la actualidad? ¿O esos cubanos y venezolanos de mentalidad fascista en el sur de Florida? ¿O los funcionarios latinos de la Iglesia Católica que se oponen vigorosamente al derecho al aborto? ¿O qué decir de Elaine Chao, secretaria de Transporte en el gabinete de Trump (y esposa del líder republicano en el Senado, Mitch McConnell)? Todos estos individuos son “gente de color”, pero ¿alguien debería seguirlos?

Si, en respuesta a esto, el argumento es: “Por supuesto, gente así no forma parte del BIPOC a cuyo liderazgo hay que seguir”, pues eso simplemente plantea esta pregunta tan relevante: ¿Quién decide que gente así no forma parte de este BIPOC? Si la respuesta es algo así como que la “gente BIPOC” es la que está oprimida (o “marginalizada”) y representa los verdaderos intereses de los “marginalizados”, pues esto sólo elude otras preguntas: ¿Quién lo decide? ¿Cuáles personas —entre los diferentes grupos (y subgrupos) “BIPOC”, con ideas y objetivos muy diferentes— deciden cuáles son los verdaderos intereses de los “marginados”? ¿Quién decide cuáles personas conforman “el auténtico BIPOC”, el que a su vez decide quién puede formar parte del BIPOC con “derecho” a ejercer el “Liderazgo BIPOC”?

Y así sigue la noción sin salida —del “Liderazgo BIPOC”—, dando vuelta tras vuelta en un círculo estrecho, sin escapar nunca del cul-de-sac conceptual.

Toda la idea del “Liderazgo BIPOC” se basa en la noción idealizada de que, simplemente porque algunas personas formen parte de un grupo oprimido, eso en sí les dota de algún tipo de “esencia justa”, que las protege automáticamente de la influencia de las necedades imperantes en la sociedad, o que tienen algún tipo de “capacidad especial” inherente para identificar la causa de la opresión y lo que es necesario para ponerle fin. Esto no sólo está mal, sino que de hecho es muy perjudicial. Por supuesto, las personas que son oprimidas tienen mucho que decir sobre los efectos de esa opresión, y eso es obviamente importante. Pero entender de dónde surge la opresión y qué hacer al respecto requiere en lo más fundamental adoptar y aplicar un método y enfoque científico —para ir al fondo de las causas subyacentes de las cosas— y es ese método y enfoque científico lo que habilitará a las personas (sea cual sea su “identidad”) de modo que dirijan las cosas hacia donde deben ir.

La “identidad” no determina la verdad — ni tampoco determina la dirección que se necesita

Todo esto apunta al siguiente hecho crucial. Lo que realmente es de importancia decisiva no es cuál “identidad” de la que quizá formen parte las personas, sino el contenido de sus ideas y programas, y si se siguen esas ideas y se aplican esos programas, ¿a qué conducirían?

Como he subrayado anteriormente:

La verdad de algo no depende de quién lo diga, ni de cómo a usted le haga sentir. El hecho de que algo provenga de una fuente que le guste no lo convierte en verdadero; y el hecho de que algo provenga de una fuente que no le guste no lo convierte en falso. Y la verdad no es un “concurso de popularidad”. El hecho de que mucha gente crea algo no lo convierte en verdadero; y el hecho de que sólo unas pocas personas crean algo no lo convierte en falso.

La verdad es objetiva, es decir: Que algo es verdadero o no depende de que corresponda con la realidad actual*.

Y:

Aunque hay que dar la debida importancia a toda la historia y a la realidad actual de la horrible opresión, y a la experiencia de las personas directamente sometidas a esa opresión, si el objetivo es realmente abolir y arrancar la opresión, el criterio con el que hay que evaluar las ideas y propuestas de cualquier persona (o de cualquier grupo) es: la realidad objetiva, y concretamente cuál es la naturaleza del problema particular (o forma de opresión) al que se enfrenta la gente, cuál es su origen y causa, cómo se relaciona con el problema fundamental (el sistema en su conjunto), y cómo manejar correctamente la relación entre lo más particular y lo fundamental, para avanzar hacia la consecución de la solución real. (Y no, la realidad objetiva no es una “construcción” supremacista blanca o masculina, es... la realidad objetiva)*.

Esta es la norma que hace falta aplicar — es la base para determinar cuáles ideas y programas deberían adoptarse y ponerse en práctica, y a cuál dirección hace falta seguir.

Y cabe enfatizarlo una vez más: la verdad, incluida la verdad de hacia dónde dirigirán las diferentes ideas y programas, no se determina “de manera subjetiva” (según quién diga algo, o si le gusta algo o alguien le cae bien), sino de acuerdo con la realidad objetivaexaminando científicamente la evidencia—, sopesando las ideas y los programas frente a la realidad objetiva material y, sobre esa base, determinando hacia dónde dirigirán, y si hace falta seguirlos, o no.

Un último punto: Las nociones de “liderazgo basado en una identidad marginalizada” no sólo darán pie a que algunas fuerzas negativas (incluso muy negativas) utilicen la “identidad” como medio para mal dirigir las cosas, sino que también puede brindar una “excusa conveniente” —una racionalización— para que aquellos que no forman parte de los “grupos marginalizados” se abstengan de comprometerse con seriedad y por completo con la lucha contra la opresión y la injusticia. NO. Todos los que se preocupan por el estado y el destino de la humanidad tienen la responsabilidad no sólo de participar en la lucha activa contra la opresión, el saqueo y la destrucción causados por este sistema, sino que también tienen la responsabilidad de adoptar y aplicar un método y enfoque científico para determinar cuál es el problema fundamental y cuál es la verdadera solución, y cómo se puede librar la lucha de la manera más eficaz hacia el objetivo de poner fin concretamente a esa opresión, saqueo y destrucción.

 

* Los citados pasajes son del artículo de Bob Avakian Estoy tan harto de toda esta onda de la “política de identidad” y “concienciación”: Revolución y emancipación — y no reformas mezquinas y venganzas: Sobre movimientos, principios, métodos, medios y fines. Este artículo está disponible en revcom.us. [volver]