“REVOLUCIÓN: UNA VERDADERA OPORTUNIDAD DE GANAR” está saliendo en una serie:
Primera parte: Tenemos seriedad, del 2 de agosto de 2023;
Segunda parte: Una estrategia con fundamentación científica, del 9 de agosto de 2023;
Tercera parte: Guerra civil y revolución, del 16 de agosto de 2023;
Cuarta parte: Jóvenes básicos y la revolución, del 23 de agosto de 2023;
Quinta parte: Ganar y ganar, del 30 de agosto de 2023.
Descarga del PDF del folleto con los cinco partes (en inglés)
Introducción:
Algunas personas han sostenido que sería suicida un intento de hacer una revolución real, de derrocar el sistema gobernante del capitalismo-imperialismo en Estados Unidos, contra las poderosas fuerzas armadas de este sistema. Esto es algo de lo que hablé, hace ya varios años, en el discurso Por qué nos hace falta una revolución real y cómo concretamente podemos hacer la revolución:
Muchas personas, entre ellas muchas que dicen que quisieran ver un cambio radical en la sociedad, insisten en que una revolución no es posible porque “ellos” son muy poderosos, y “la gente está hecha un desastre”. Bueno, es cierto que las masas de personas, condicionadas como están por este sistema, en cualquier parte de la sociedad, no saben nada y piensan con el culo, a la hora de entender cómo realmente están las cosas, por qué están como están y qué se podría y se debería hacer al respecto. Pero esto existe en aguda contradicción con otra verdad importante — de que millones de personas sí se preocupan sobre uno o más de los “5 ALTOS”, y muchas se preocupan sobre todos. Esta es una contradicción sobre la cual tenemos que ponernos a trabajar, para mover a masas de personas por el camino de la revolución que se necesita para por fin poner coto a estos “5 ALTOS” y a las condiciones horrorosas a las cuales están sometidas constantemente las masas de la humanidad. [Los 5 ALTOS se refieren a cinco importantes contradicciones sociales y formas de opresión y devastación que están integradas en este sistema del capitalismo-imperialismo y las que únicamente será posible eliminar mediante una revolución para derrocar este sistema]1.
También es cierto que los poderes gobernantes de este sistema, con la maquinaria de muerte y destrucción que blanden para reforzar este sistema, sí son muy poderosos. Pero, una gran parte de por qué les cuesta trabajo a las personas imaginar que realmente podríamos derrotarlos es su incapacidad de concebir una situación que sea radicalmente diferente al funcionamiento “normal” de este sistema, una situación donde, para grandes partes de la sociedad, se quiebre, o se debilite muchísimo, el “control” de la clase dominante sobre la gente — su capacidad de controlar, manipular e intimidarla. En lo fundamental, las personas no pueden imaginar esto porque no abordan las cosas con un punto de vista y método científicos2. (Énfasis añadido.)
Esta serie de cinco artículos aborda más detalladamente por qué tal revolución no sólo es urgentemente necesaria ahora, sino por qué, con el enfoque científico correcto, tal revolución efectivamente podría tener una verdadera oportunidad de tener éxito — y por qué cualquier persona que realmente quiera ver un mundo radicalmente diferente, sin todos los horrores que este sistema del capitalismo-imperialismo produce continuamente y sin los horrores aún mayores para la humanidad que amenaza con cometer ahora, tiene que participar en trabajar incansablemente por esta revolución, con una determinación con fundamentación científica.
El siguiente pasaje de Por qué nos hace falta una revolución real y cómo concretamente podemos hacer la revolución es la segunda selección de una serie, tomada de mis discursos y escritos que abordan la manera de llevar a cabo una revolución en Estados Unidos, movilizando a millones de personas, con el objetivo de derrotar concretamente a los ejecutores violentos de este sistema del capitalismo-imperialismo, abolir este sistema por completo y crear un sistema radicalmente diferente y emancipador basado en la Constitución para la Nueva República Socialista en América del Norte3.
Empecemos con la declaración de CÓMO PODEMOS GANAR de que todo lo que hacemos “tiene por objeto algo muy definido — una situación revolucionaria: en la que el sistema y sus poderes gobernantes estén en una crisis seria” y “millones y millones de personas se nieguen a aceptar la antigua forma de gobierno — y estén dispuestos y decididos a jugárselo el todo por el todo para hacer caer este sistema y hacer nacer una sociedad y gobierno nuevos que se basen en la Constitución para la Nueva República Socialista en América del Norte. Dicho momento es el indicado para jugárselo el todo por el todo para triunfar. Es necesario que nosotros trabajemos enérgicamente y nos preparemos ahora para eso”4. Los componentes e indicios esenciales de una crisis revolucionaria son que “grandes partes de la sociedad vean la violencia que utilizan para reforzar este sistema por lo que es: asesina e ilegítima” y que “se profundicen y agudicen muchísimo los conflictos entre las fuerzas gobernantes — y las masas populares no les respondan siguiendo detrás de un bando u otro de los gobernantes opresores, sino que les respondan sacando provecho de tal situación para acumular fuerzas para la revolución”. Esto subraya la gran importancia del trabajo continuo y lucha convincente para arrancar a la gente del “control” de los agentes políticos y portavoces mediáticos de este sistema.
Hablaré más a fondo sobre cómo tenemos que hacer preparativos activos ahora para una situación revolucionaria. Pero, primero, para captar eso en su sentido más completo, tenemos que trabajar a partir de esa futura situación hacia atrás, a partir de lo que se requeriría en ese momento —cómo se tendría que librar la lucha total— para tener una verdadera oportunidad de derrotar a las fuerzas violentas poderosas de este sistema. También en esto, es crucialmente importante abordar las cosas con seriedad y ciencia. Esto es lo que se hace en “Sobre la posibilidad de la revolución”, que (como se señala en CÓMO PODEMOS GANAR) “establece las bases —la concepción y doctrina estratégicas— de la manera de combatir con una verdadera posibilidad de triunfar”, una vez que se hayan creado las condiciones necesarias. “Sobre la posibilidad de la revolución” (que está disponible en revcom.us) es un documento importante que merece que se estudie con seriedad5. Aquí, voy a examinar algunos de los puntos clave los que trata a fondo “Sobre la posibilidad de la revolución”, los cuales se resumen de manera más concentrada en CÓMO PODEMOS GANAR.
Un gran problema para la revolución es lo que se podría llamar el “cerco y aniquilamiento” a la gente en la base de la sociedad, a las cuales se somete a una injusticia e insulto tras otra bajo este sistema, y que anhelan un fin a toda esta locura, pero las que están, en cierto sentido, “rodeadas” en la sociedad en general por sectores sociales que no sufren directamente los mismos ultrajes diarios. Lisa y llanamente, grandes cantidades de pobres y amargamente oprimidos viven en Estados Unidos pero también existe una gran clase media. Aunque a una buena parte de esta clase media no le va tan bien económicamente como en el pasado, todavía existe una gran brecha entre la clase media y la gente de la base de la sociedad, y esta brecha grande es una de las principales razones por las que las personas —incluidas aquellas que dicen que quisieran ver una revolución, pero que sólo ven las cosas en la superficie y no analizan la situación con la ciencia— dicen que la revolución no es posible. También la clase dominante, y sus instituciones de represión y control, se han aprovechado de esto, en sus esfuerzos por aislar y contener, con la brutalidad que estimen que sea necesaria, a aquellos que oprimen más salvajemente y quienes representan la mayor amenaza potencial a su sistema. Estos poderes gobernantes intentarían hacer esto de manera aún más sistemática y muy intensificada en una situación en que los enfrentara una lucha revolucionaria organizada cuyo propósito fuera derrocar todo su sistema. Esto es uno de los principales obstáculos que las fuerzas revolucionarias tendrían que superar para tener una verdadera posibilidad de ganar. Se tendría que desarrollar y aplicar no solamente el enfoque estratégico y principios básicos de operaciones para lidiar con esta contradicción importante, sino también ciertas medidas tácticas específicas de las fuerzas revolucionarias —como concentrar fuerzas para repetidamente abrir brechas y desintegrar el cerco físico del otro lado a las zonas de fuerza revolucionaria— una vez que se hubiera despegado la lucha total. Pero, no se puede esperar hasta que arda la lucha total para hacer frente a este problema básico. Esto es algo del que hablé en términos muy directos y agudos en el libro EL NUEVO COMUNISMO, donde enfaticé que tenemos que transformar “esta situación para que, cuando llegue la hora indicada, no habrá una situación en la que ellos pudieran confinar fácilmente esta revolución a esos sectores de la población que… ellos preferirían exterminar de todos modos”6. Y, como también recalca la Segunda parte de Los pájaros no pueden dar a luz cocodrilos, pero la humanidad puede volar más allá del horizonte: “sería necesario hacer trabajo político e ideológico tomando en cuenta esta contradicción durante todo el período antes del surgimiento de las condiciones necesarias y… se inicie tal lucha [total]”7. Entre más se lleve a cabo este trabajo, de ahora en adelante, más capacidad tendrían las fuerzas revolucionarias para contrarrestar y derrotar el “cerco y aniquilamiento” militar de los bastiones de la revolución cuando llegue el momento para la lucha total.
Como dije en EL NUEVO COMUNISMO, una contradicción determinante de esta lucha total es el hecho de que, al inicio, el otro lado “probablemente todavía sería muy poderoso en términos militares, si bien en lo político estaría débil y en crisis; mientras que, al principio, el lado del pueblo revolucionario estaría débil en términos militares, pero en lo político sería fuerte y estaría en ascenso, y tendría mucha iniciativa política, lo que tendría que transformarse en iniciativa militar”. Los principios operativos y estratagemas esbozados en la parte final de CÓMO PODEMOS GANAR, hablando específicamente de “Cómo podríamos derrotarlos”, son aplicaciones específicas de la orientación para lidiar con esta contradicción.
Un principio general que surge de esta contradicción es el hecho de que, una vez en marcha, la lucha total tendría que ser prolongada, pero también finita. “Prolongado” significa alargado — no sería una situación donde el resultado, si fuera favorable para la revolución, se pudiera determinar en un período de tiempo muy corto. “Finito” significa tener límites definidos — que no se extiende indefinidamente. Dado que, al comienzo, la correlación de fuerzas casi seguramente favorecería fuertemente a las fuerzas de la contrarrevolución (las fuerzas de la antigua clase dominante y los que luchan a su lado para derrotar a la revolución) en términos de su organización y experiencia militar, así como su armamento, las fuerzas revolucionarias tendrían que alargar (prolongar) el conflicto durante cierto período, para poder transformar la situación en una en la que podrían superar esas desventajas estratégicas. Al mismo tiempo, dado que las fuerzas revolucionarias sólo deben lanzar esta lucha total en una situación caracterizada por una crisis revolucionaria profunda y aguda y un pueblo revolucionario que cuente con millones y millones de personas, si se prolongara durante un período muy largo, sin que la revolución avanzara en un período de tiempo relativamente limitado hacia la situación en que empezara a tomar la delantera, pues las ventajas de una situación revolucionaria tenderían a perderse, la contrarrevolución volvería a tener la iniciativa general, y la lealtad de sectores importantes de la sociedad, incluido en las clases medias, con la cual la antigua clase dominante dejó de contar, se recuperaría a un grado que podría dictar la derrota de la revolución. Esto señala un punto muy importante de orientación estratégica: a la hora de la verdad, lo que pasa en el campo de batalla será decisivo para determinar el desenlace pero, para las fuerzas revolucionarias, uno de los objetivos esenciales del combate sería desmoralizar y desintegrar a las filas del otro lado, tanto sus propias fuerzas de combate como su “apoyo de civiles” más amplio, lo que conduciría a una mayor pérdida de la lealtad y de la iniciativa en el lado de la contrarrevolución; y, en la medida en que esto prosperara, sería un elemento central para cambiar la correlación de fuerzas a favor de la revolución. La lucha total no sólo implicará enfrentarse a las fuerzas institucionales de la antigua clase dominante sino también abarcará una “guerra civil entre dos sectores de la población”, lo que requerirá que la revolución tanto derrote como desintegre, pero también, en la medida de lo posible, se gane para la revolución a partes de las fuerzas armadas en la población que al principio se encontraban con el otro lado….
Para empezar, sería necesario transformar a “las fuerzas vertebrales” —especialmente a los jóvenes con un firme compromiso y activa participación en la revolución— en “fuerzas de combate organizadas en zonas estratégicas esenciales” y suministrarles el entrenamiento y equipo necesarios. Hacer esto dependería del reconocimiento de que la situación revolucionaria se esté vislumbrando claramente. Por un lado, tratar de hacer esto antes de la aproximación inmediata de una situación revolucionaria casi seguramente resultaría en que sería posible fácilmente ubicar y rápidamente pulverizar a este esfuerzo. Por otro lado, una vez que una situación revolucionaria esté a la orden del día, la ruptura de las “condiciones normales” y del “funcionamiento normal” del sistema, la cual esa situación abarcara, haría posible arrancar de la intensificación de la situación, la base para organizar, entrenar y equipar a las fuerzas de combate de la revolución, aunque no de manera fácil y sin contratiempos. La realidad es que hacer esto, sin salir pulverizado, sería un proceso de una lucha muy intensa, pero la situación dramáticamente nueva sentaría la posibilidad de emprender, y ganar, esta lucha inicial.
Asimismo, pertrechar con necesidades logísticas básicas a esta fuerza revolucionaria de combate, capacitarla para iniciar la lucha total, sin salir pulverizada de inmediato, y luego reagruparse rápidamente y volver a tomar la iniciativa y mantener el impulso en general, sin salir ubicada y aniquilada, también implicaría una lucha intensa, y requeriría derrotar bloqueos y ataques enemigos y los esfuerzos de penetración dirigidos contra los baluartes de la revolución y centrados en la ubicación y destrucción de aquellos que componen las fuerzas de combate revolucionarias y sus servicios logísticos. Todo esto requeriría el uso de “engaños” y la sorpresa en las operaciones. Y todo esto dependería de la organización concreta de millones de personas adicionales, más allá de las fuerzas de combate vertebrales, como “reservas” y como redes de apoyo y abastecimiento para estas fuerzas de combate, y de que estas “reservas” estén dispuestas y tengan la capacidad de “asimilar” y proteger a las fuerzas de combate y su equipo y suministros logísticos, y de facilitar que se reagrupen y tomen la iniciativa repetidamente. Esto también requeriría la continua “calibración” del tamaño de las unidades de combate y sus operaciones, en cualquier momento dado, para facilitar que estas unidades de combate, al completar un encuentro, “vuelvan a asimilarse” en las “reservas” revolucionarias más amplias, al mismo tiempo que se estén creando las condiciones para facilitar que sigan activos, se entrenen e inicien otros encuentros con el enemigo.
La orientación de capturar equipo al enemigo es importante para toda fuerza revolucionaria que al comienzo se enfrente a un enemigo con una ventaja aplastante de poder destructivo, y durante cierto tiempo, una capacidad mucho mayor para producir más de esto. Pero CÓMO PODEMOS GANAR también recalca que hay que utilizar equipo capturado al enemigo de maneras que “correspondan a la estrategia de combate de la revolución”. No sería posible que las fuerzas revolucionarias hicieran uso de todo el equipo que pudieran capturar al otro lado — esforzarse por usar cierto equipo capturado podría abarcar requisitos para las capacidades logísticas de la revolución que no se podría satisfacer o sostener, y/o podría impeler a las fuerzas revolucionarias a que combatieran de maneras que obraran en contra de la estrategia que la revolución tendría que seguir y/o violaran los principios y objetivos básicos para los cuales se esté haciendo la revolución. Esto guarda una estrecha relación con lo que es la revolución en primer lugar, así como si tendrá una verdadera posibilidad de ganar o no; por esto CÓMO PODEMOS GANAR enfatiza que las fuerzas de combate revolucionarias deben “Siempre realizar las operaciones y actuar de las maneras que concuerden con el punto de vista y las metas emancipadores de la revolución”. No obstante, además de desarrollar los medios para alistar a las masas de personas para crear equipo que las fuerzas revolucionarias podrían utilizar, se podría desarrollar formas para utilizar una buena parte del equipo capturado al enemigo que sea compatible con la orientación estratégica, las maneras de combatir y los objetivos de la revolución. Todo esto sería vital para el avance y el triunfo definitivo de la revolución.
Como se subraya en CÓMO PODEMOS GANAR, las fuerzas revolucionarias tendrían que combatir únicamente bajo términos favorables y evitar enfrentamientos decisivos, que determinarían el desenlace de toda la cosa, hasta que la correlación de fuerzas se haya cambiado de manera aplastante a favor de la revolución. Esto se deriva de lo que se ha comentado respecto a la fuerza destructiva aplastantemente superior de la contrarrevolución al inicio de la lucha total. Lo que también es muy importante subrayar es que esto no es simplemente una cuestión de orientación e intención de parte de las fuerzas revolucionarias. Dada su superioridad aplastante de fuerza, durante cierto tiempo, el enemigo continuaría esforzándose precisamente por obligar a los revolucionarios a entrar en situaciones en que serían impelidos a combatir en batallas decisivas las que seguramente perdieran, o tendrían que rendirse de plano — lo que conduciría a la derrota total de la revolución, o lo que encaminaría la revolución un buen trecho hacia esa derrota. La lección en sí es que para poder evitar enfrentamientos decisivos potencialmente desastrosos con el enemigo, se requeriría una lucha intensa, lo que incluye que en muchas ocasiones, las fuerzas revolucionarias podrían encontrarse en una posición de tener que emprender una lucha decidida simplemente para evitar salir atrapadas en tal situación en que tuvieran que combatir en un enfrentamiento decisivo, o rendirse. Por eso, CÓMO PODEMOS GANAR habla de activamente evitar los enfrentamientos decisivos desfavorables y de combatir únicamente bajo términos favorables. Por eso, también enfatiza que, aun cuando la “correlación de fuerzas” se haya cambiado a favor de la revolución, seguirá siendo necesario, al hacer operaciones con el objetivo de lograr la victoria final, continuar “calibrando” esas operaciones, para que “sigan evitando enfrentamientos decisivos hasta que se haya conducido a las fuerzas del viejo orden al borde del precipicio de la derrota final” — lo que sería el momento para “por fin y completamente, derrotar y desmantelar a las fuerzas enemigas que queden”.
Por las mismas razones, CÓMO PODEMOS GANAR, al hablar de la importancia de acumular bases de apoyo políticas y logísticas para la revolución, también subraya que las fuerzas revolucionarias no deben “intentar controlar y gobernar abiertamente ningún territorio, hasta que se haya alcanzado la necesaria ‘correlación favorable de fuerzas’”. Intentar hacerlo de manera prematura haría que este territorio, las personas en él y las fuerzas revolucionarias que lo defendían y gobernaban, fueran muy vulnerables al ataque de un enemigo que tendría, cabe repetir, un poder destructivo aplastante; y pondría a los revolucionarios en la posición de tener la responsabilidad de cumplir los requisitos básicos de una sociedad funcional y de las personas en ella — lo que sería, en esas circunstancias, una carga imposible de cumplir. El motivo, el objetivo, es desarrollar la lucha para poder derrotar completamente, y desmantelar, a las fuerzas del viejo orden, y sobre esa base crear un nuevo estado revolucionario, que podría embarcarse en la transformación integral de la sociedad con el objetivo final de superar y eliminar todas las relaciones de explotación y opresión, en todas partes del mundo.
Por este objetivo final y por la orientación internacionalista de la revolución, CÓMO PODEMOS GANAR también habla de la necesidad de que las fuerzas revolucionarias en Estados Unidos manejen correctamente la relación entre la lucha total, cuando llegue el momento de emprenderla, y la situación —incluidos el carácter y nivel de la lucha revolucionaria— en los países hacia el sur (y hacia el norte). Como sabemos, Estados Unidos fue creado por medio de la guerra y en medio de la guerra; y como dije anteriormente, continuamente ha expandido su territorio y ha extendido el alcance de su imperio por medio de la conquista armada, la esclavización y otras formas de explotación extrema. Al llevar a cabo la lucha para derrocar el dominio violento de este sistema, como cuestión de orientación y principios, y en términos de fortalecer la base para triunfar, será crucial que no se deje que las fronteras que se han establecido y los muros que se han erigido por medio del asesinato y merodeos de los capitalista-imperialistas gobernantes de Estados Unidos determinen el rumbo de la lucha, sino al contrario será crucial unirse activamente con los pueblos hacia el sur, y hacia el norte, en la lucha contra este monstruo capitalista-imperialista, y hacer avanzar la revolución en general, en esta parte del mundo y en todo el mundo.
A diferencia de las fuerzas revolucionarias, las fuerzas del viejo orden, especialmente frente a la perspectiva de que realmente se podría derrocar y desmantelar su sistema opresivo, recurrirían a todo tipo de barbarie con tal de preservar este sistema. Como lo plantea “Sobre la posibilidad de la revolución”:
No es que los imperialistas vacilarían al momento de desatar la fuerza destructiva terrible contra los revolucionarios y las masas de personas que los apoyaran —en vista de su naturaleza reaccionaria, sería necesario tener en cuenta que los imperialistas lo harían— pero el factor decisivo sería si, por medio de hacerlo, los imperialistas podrían aislar y destruir a las fuerzas organizadas de la revolución; o si, por el contrario, estas acciones bárbaras de los imperialistas prenderían el odio de cada vez mayores cantidades de personas contra los imperialistas, fortalecerían la resolución de los que ya apoyan al lado revolucionario y atraerían a más sectores de la población a simpatizar con la causa revolucionaria, y apoyarla activamente….
“Decapitar” el liderazgo de la revolución, y destruir o paralizar los medios de coordinación y dirección general de las fuerzas revolucionarias, también sería uno de los objetivos importantes de la contrarrevolución. CÓMO PODEMOS GANAR subraya correctamente la importancia de “Apoyarse en el respaldo de las masas, la resultante inteligencia para la revolución y privarle al enemigo de inteligencia, contrarrestar los esfuerzos del enemigo de descubrir, ubicar y aniquilar a la dirección revolucionara y unidades de combate esenciales” y la importancia de “combinar la dirección y coordinación estratégicas para la lucha en su totalidad, con acciones e iniciativas descentralizadas de parte de unidades y líderes al nivel local”. En esto también sobresale la importancia de todo el trabajo, de aquí en adelante, para construir la revolución, entre las masas de personas en muchas diferentes partes de la sociedad. Pero hay que reconocer de frente al hecho de que, a la hora de la verdad, incluso con un apoyo amplio y profundo de las masas, es y seguirá siendo un fuerte reto proteger a la dirección, en particular al núcleo de altos líderes de la revolución, mantener la coordinación general y el rumbo estratégico y poder reemplazar rápidamente a los líderes y las fuerzas que se pierdan; y para esto, también, hay que hacer preparativos activos y hay que luchar activamente por esto, como atraer, formar e incorporar ahora a crecientes filas en la dirección revolucionaria, que cuenten con el entrenamiento y se tiemplen mediante una combinación de participar activamente en construir la revolución y llegar a tener cimientos cada vez más profundos en la visión y métodos científicos del comunismo, como se ha desarrollado más con el nuevo comunismo.
Esto nos lleva de vuelta al punto decisivo de que todo lo que se ha dicho respecto a cómo podríamos derrotarlos, cuando llegue el momento, depende de “ganar a millones de personas hacia la revolución en el período que conduzca a la maduración de una situación revolucionaria”….
Aquí también podría ser útil examinar las similitudes, y las diferencias, entre el proceso revolucionario en un país como Estados Unidos, y, por otro lado, lo que ha ocurrido en algunos países del tercer mundo donde las condiciones han permitido que los revolucionarios emprendieran una lucha armada desde el inicio del proceso revolucionario — que comenzaran por combatir contra pequeñas partes de las fuerzas enemigas, y libraran la guerra durante un período largo de tiempo, para desgastar al enemigo y para aumentar sus propias fuerzas, con el objetivo de llegar al punto donde la “correlación de fuerzas” haya cambiado a su favor, y de ahí librar batallas a mayor escala para por fin derrotar a las fuerzas del viejo orden. Esto sí tiene algunos elementos en común con la forma en que se libraría la lucha total en un país como Estados Unidos, una vez que las condiciones para eso se hayan gestado. Pero hay diferencias importantes. En un país de este tipo (es decir, Estados Unidos), no se emprendería —no se debe emprender— una lucha armada hasta que se haya gestado una situación revolucionaria en la sociedad en general, y de ahí esta lucha, si bien tiene cierto aspecto de ser prolongada, también sería mucho más corta (más finita) que el proceso general de las guerras revolucionarias prolongadas acaecidas en los países del tercer mundo. En un país como Estados Unidos, se necesita un proceso de trabajo político, ideológico y organizativo para llevar a cabo esos “3 A Preparar”, para acelerar el desarrollo de las cosas hacia la situación revolucionaria, cuando en ese momento sería posible emprender una lucha total con una verdadera posibilidad de ganar, por medio de un proceso algo prolongado pero también finito. [Los “3 A preparar” son: a preparar el terreno (la situación en la sociedad en general), a preparar al pueblo y a preparar la dirección de vanguardia para la revolución.]
Para resumir: guerras revolucionarias en el tercer mundo — lucha armada desde el inicio, durante todo un período prolongado, para sentar la base para batallas decisivas finales; revolución en un país como Estados Unidos — un proceso de trabajo político, ideológico y organizativo para acelerar y hacer preparativos para el surgimiento de una situación revolucionaria, cuando se podría emprender la lucha total, y desarrollarla durante un período algo prolongado pero también finito.
En los dos tipos de situaciones, opera un aspecto de “aguardar” así como de “acelerar”. Inclusive donde los revolucionarios en los países del tercer mundo han podido librar la guerra desde el inicio, han tenido que aguardar, mientras luchan activamente para hacer nacer, la situación en la que puedan librar con éxito combates decisivos de gran escala (y en algunos casos las cosas se han prolongado al extremo de atascarse, sin perspectiva de ganar). En las dos situaciones, todo lo que hagan los revolucionarios debe tener por objetivo llegar al punto donde puedan luchar con todo para por fin derrotar y desmantelar a los ejecutores violentos del viejo sistema opresivo; pero los caminos y procesos son diferentes debido a las diferentes condiciones. Lo importante es que todo lo que nosotros hagamos, en todo momento, es parte de hacer la revolución — trabajar activamente, según un enfoque y plan estratégicos, para hacer avanzar las cosas, a la mayor brevedad posible, hacia el momento cuando sea posible que millones de personas luchen con todo con una verdadera posibilidad de ganar.
Así, con ese entendimiento y orientación, ¿cómo nos ponemos a acelerar mientras se aguarda? Los medios para hacerlo están concentrados en la formulación “Luchar contra el poder, y transformar al pueblo, para la revolución”. Empecemos con el objetivo de todo esto: la Revolución. En Lo BAsico 3:1, lo expresé así: “Vamos a lo básico: Necesitamos una revolución. Cualquier otra cosa, en última instancia, es una tontería”8. Esa es otra verdad sencilla y básica. Tenemos que ir a la gente —no sólo a una o dos personas, no sólo a un pequeño grupo, sino a las masas de personas, en todo el país, en cada parte de la sociedad— con el mensaje directo de la revolución— en vez de dejar que “su nivel actual de conciencia” establezca los términos mientras tratamos de “introducir” de algún modo alguna idea sobre la revolución dentro de ese marco limitado. Como Lo BAsico 3:1 agrega: Sí tenemos que unirnos con la gente en toda una variedad de luchas que no tengan por objeto una revolución; pero es una ridiculez, francamente, imaginar que algo menos que la revolución solucionara todos los monumentales y monstruosos problemas e infamias que la gente enfrenta bajo este sistema. A partir de llevar la revolución a la gente, sin rodeos, pues, a partir de ese lugar, tenemos que unirnos con la gente para luchar contra la injusticia y la opresión, y además luchar para ganar a un creciente número de personas a ver la necesidad y la posibilidad de la revolución, y que se conecten con esto….
Esto vuelve a la contradicción importante de que millones y millones de personas sí realmente se preocupan sobre uno o más de esos “5 ALTOS”, y muchos se preocupan sobre todos, pero en términos de entender de dónde salen todos estos ultrajes y lo que se necesita para realmente ponerles fin, la mayoría de las mismas personas no saben nada y piensan con el culo. Así que, al unirnos con la gente y al trabajar para atraer e incorporar a cantidades aún mayores de gente para protestar y oponerse a las atrocidades de este sistema, hace falta una lucha aguda para ganar la gente a reconocer y captar que, en términos fundamentales, este sistema es la raíz de todos estos horrores, y no es posible reformarlo, sino que hay que derrocarlo.
Esto es el trabajo revolucionario que tienen que hacer cantidades continuamente crecientes de personas organizadas en las filas de la revolución que actúen juntas según una orientación y plan estratégico común. Hay que hacer esto sistemáticamente, inclusive en tiempos más “normales” (sean cuales fueren), y es de una importancia realzada “ante toda ‘sacudida’ en la sociedad — toda crisis, todo ultraje nuevo, cuando muchas personas cuestionen y opongan resistencia a lo que por lo normal aceptan”….
CÓMO PODEMOS GANAR enfatiza: “Es necesario que las fuerzas organizadas y la dirección de esta revolución lleguen a ser la ‘autoridad’ a la que un creciente número de personas recurran y sigan — y no a los mentirosos políticos y medios de comunicación de este sistema opresor — y no a aquellos que sirven de fachada de los opresores y predican la ‘conciliación’ con este sistema — y no a aquellos que hacen que las personas se opongan las unas a las otras cuando lo que es necesario es que se unan por esta revolución”….
Una revolución SÍ que es posible — y tenemos que poner manos a la obra para hacerla realidad. Así que, déjenme terminar con lo que se dice poderosamente en la conclusión de CÓMO PODEMOS GANAR:
Para todo esto es necesario ganar a millones de personas hacia la revolución en el período que conduzca a la maduración de una situación revolucionaria. La oportunidad de derrotarlos, cuando llegue la hora —la oportunidad de deshacerse de este sistema y hacer nacer algo mucho mejor— está íntegramente relacionada con lo que nosotros hacemos ahora. Es necesario que todo aquel que tenga sed de un mundo radicalmente diferente, sin explotación y opresión y sin todo el innecesario sufrimiento causado por este sistema, trabaje ya con una prendida determinación de hacer que esto ocurra, de modo que nosotros sí tengamos una verdadera oportunidad de ganar.