Aquí va un punto muy importante, un componente clave del materialismo dialectico: La necesidad que se impone fuertemente muy a menudo también encierra el potencial para una transformación crucial. Y esto es uno de aquellos tiempos y circunstancias en los que eso corresponde.

Es verdad que, si uno aplica un enfoque populista y positivista —de evaluar las cosas sobre la base de la posición ahorita de las masas, incluso (hablando ampliamente) en el “lado positivo de la divisoria”; y de proceder de manera lineal sobre la base de la actual cantidad y calidad de nuestras fuerzas—, pues de seguro la perspectiva de arrancar un resultado positivo a la situación en desarrollo, una revolución emancipadora real, parece extremadamente tenue. Pero, si uno utiliza el método y enfoque materialista dialéctico del nuevo comunismo, y la manera en que se aplica en la nueva presentación (así como en la “Declaración y Llamamiento” y en “Momento poco común”), pues es posible reconocer la posibilidad de lograr esto, y actuar para incidir en ella. Sí, ahorita, las “probabilidades” claramente no favorecen esto, y nos encontramos ante poderosos obstáculos de varios tipos (no solamente por el lado del sistema, sino también entre las masas, de diferentes capas) pero sí existe la posibilidad objetiva de transformar todo esto radicalmente de una manera positiva — y no se debe ahogar esta posibilidad en populismo y positivismo, especialmente de parte de aquellos de nosotros con importantes responsabilidades de dirigir la lucha para hacer esto una realidad.