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UNA LUCHA SERIA CONTRA LA INJUSTICIA —

Y NO UN MEZQUINO CHANCHULLO POR LA “PROPIEDAD”

Hoy en día, hay algunas personas y grupos que se identifican como “progresistas” o “woke” (concienciados), pero que han estado bajo tanta influencia de las nociones capitalistas de las relaciones de propiedad de modo que en realidad creen que son los “dueños” de la lucha contra la injusticia y los espacios públicos, e incluso de ciudades y zonas enteras, donde debe librarse esta lucha. Esto ha surgido, por ejemplo, en la lucha llevada a cabo por RiseUp4AbortionRights.org (De Pie Por el Derecho al Aborto) para impedir que la mayoría fascista de la Corte Suprema arranque el derecho al aborto anulando el caso Roe contra Wade. “De Pie” ha trabajado de manera consecuente para construir la unidad más amplia posible, uniendo a todos a los que se puede unir, en esta lucha. No obstante, lamentablemente, algunos de estos aspirantes a “dueños”, en lugar de hacer lo que deberían hacer —acoger con entusiasmo, participar activamente y llamar a otros a formar parte de la decidida lucha emprendida por “De Pie” para defender el derecho al aborto—, han atacado a “De Pie” porque no “pidió permiso” para entrar en su “espacio” para librar esta lucha.

Pues bien, es necesario quitarle a esta gente sus delirios. No son “dueñ@s” de la lucha en contra de la injusticia. Tampoco son “dueños” de ninguno de estos espacios públicos (y mucho menos de ciudades o zonas enteras): si alguien es “dueño” de esta “propiedad” ahora, lo es la clase dominante de este sistema capitalista-imperialista — la que, bajo este sistema, tiene el dominio y ejerce la dictadura sobre la sociedad en su conjunto. Cualquier persona, cualquier grupo, cualquier movimiento, cuyo propósito es luchar contra las injusticias perpetradas por este sistema, nunca debe pedirle permiso a esta clase dominante para librar esta lucha, ni permitir que esta clase dominante dicte cómo, sobre cuáles bases, debe librarse esta lucha. Y, en vista de que estaría terriblemente mal pedirle este tipo de permiso a la clase dominante, sería ridículo pensar que hay que pedirles “permiso” a los oportunistas que pretenden imponer a la realidad sus mezquinos delirios de “propiedad”.

En lugar de quedarse al margen —o, peor aún, atacar a De Pie Por el Derecho al Aborto—, todos los que reconocen la importancia de defender el derecho fundamental al aborto deberían unirse activamente con “De Pie” en una decidida resistencia no violenta para impedir que este derecho sea arrancado.

Y todos los que están asqueados por las relaciones de propiedad capitalistas —y la explotación y la opresión que están integradas en estas relaciones, así como las pútridas ideas y cultura que las acompañan— deberían formar parte del movimiento para una revolución que barra este sistema del capitalismo-imperialismo, para deshacerse de todo el sufrimiento terrible e innecesario que impone no sólo a las masas de personas en Estados Unidos, sino a las masas de la humanidad en su conjunto, incluida la mitad de la humanidad que es femenina.