Un vídeo de la cámara corporal de un policía —hecho público después de haber sido mantenido en secreto por más de dos años— revela a un automovilista negro inmovilizado en el suelo mientras lo golpea repetidamente en la cabeza y pecho con una linterna un policía estatal de Luisiana1. Se puede escuchar a la víctima, Aaron Larry Bowman, gritar: “¡No me estoy resistiendo! ¡No me estoy resistiendo!” entre salvajes golpes del cerdo blanco, Jacob Brown. El vídeo muestra a Brown saltando de su auto de policía y comenzando a golpear a Bowman con su linterna a solo dos segundos después del contacto inicial, golpeándolo 18 veces en 24 segundos. “¡Dame tus malditas manos!”, grita Brown. “No te estoy molestado”, dice Bowman, tratando de explicar varias veces que él es un paciente de diálisis, que no ha hecho nada malo y que no se está resistiendo. Brown responde: “¡Cállese la jeta, maldito sea!”. Brown luego defendió sus actos como “sumisión por dolor.”
(Vídeo en inglés.)
Bowman fue llevado al hospital con la mandíbula rota, tres costillas rotas, una muñeca rota y un corte en la cabeza que requirió seis grapas para cerrar. El fue detenido por una infracción de tráfico, pero lo acusaron de resistirse a un oficial de policía con fuerza o violencia, agresión a un oficial de policía, fuga de un oficial y uso indebido del carril. Esos cargos aún están pendientes.
No le hicieron nada a Brown por un año. Una investigación solo se inició después de que los abogados que representaban a Aaron Bowman presentaran una demanda civil contra la policía estatal y otras agencias. La policía estatal dijo que encontraron que Brown no solo no había informado sobre su uso de la fuerza, sino que también etiquetó incorrectamente las imágenes de la cámara corporal para que no fueran encontradas. (Los otros cerdos involucrados en el incidente aparentemente se unieron a Brown para encubrir el crimen).
No fue sino hasta febrero de 2021 que el cerdo Brown fue finalmente acusado de agresión en segundo grado y crimen en ejercicio del cargo. También enfrenta cargos criminales en otros dos casos de uso excesivo de la fuerza. En correos electrónicos a sus compañeros de policía después de uno de esos casos, se jacta: “Seguro que mañana estará dolorido. LMAO2… me alegra el corazón saber que podríamos educar a ese joven”. Resulta que Brown había estado involucrado en 23 “incidentes de uso de fuerza” entre 2015 y 2019 — 19 de ellos contra personas negras.
El despiadado ataque a Bowman tuvo lugar el 30 de mayo de 2019, a menos de tres semanas de que los policías estatales de Luisiana de la misma división —la Tropa F de Monroe— golpearan, picaran con pistola Taser y arrastraran a Ronald Greene, un barbero negro de 49 años, quien murió estando bajo custodia de la policía. El vídeo policial del asesinato Greene también se mantuvo en secreto por más de tres meses, antes de ser obtenido y publicado por la Agencia AP.3
Cuando finalmente se le mostró a Aaron Bowman el video, rompió a llorar, diciendo: “Yo seguí pensando que iba a morir esa noche…. No quiero que nadie pase por eso.” ¡Nadie debería tener que sufrir tanta tortura y violenta degradación a manos de la policía! Es necesario denunciar estos ultrajes y exigir que los cerdos responsables sean castigados. Pero finalmente, para poner un fin a las lágrimas y angustia de las víctimas y sus familias, causadas por los actos de cruel y criminal violencia de los ejecutores del sistema, nosotros debemos poner fin a ese sistema de una vez por todas.