23 de septiembre de 2023. ¿Los “agentes de la ley” deberían disparar contra una multitud de personas por una supuesta evasión de tarifa de $2,90? ¡NO! Pero eso es exactamente lo que hicieron los cerdos policías de la ciudad de Nueva York el 15 de septiembre. Unos policías siguieron a Derrell Mickles, un hombre negro de 37 años cuando él saltó un torniquete del metro en la estación Sutter Avenue de la línea L en Brooklyn. Según se informa, Mickles estaba padeciendo “angustia emocional”. Cuando el vagón del tren entró en la estación, los cerdos lanzaron una ráfaga de disparos contra Mickles que no solo lo hirió gravemente, sino que alcanzó a dos transeúntes, así como a uno de los policías. Mickles recibió un disparo en el abdomen. Un transeúnte de 49 años que recibió un disparo en la cabeza fue sometido a una cirugía craneal y tiene daño cerebral; la otra transeúnte es una mujer que recibió un disparo en la pierna.
Los cerdos afirman que Mickles sacó un cuchillo (para el que él tenía permiso legal) y le dijo a la policía que no lo siguiera. Pero no podían dejar que se escapara otro “evasor de tarifa”, ¿qué no? Los dos policías siguieron a Mickles por tres niveles de escaleras hasta la plataforma del metro. Los cerdos dijeron que Derrell hizo un movimiento de “abalanzarse” hacia la policía, que primero le dispararon con pistolas eléctricas Taser, y cuando eso no dio resultado, abrieron fuego.
Cuando Derrell fue hospitalizado, a su madre, Gloria Holloway, le impidieron ver a su hijo porque estaba “bajo custodia”. Y el Departamento de Policía de Nueva York (DPNY) ni siquiera le había dicho que su hijo había sido baleado; ella se enteró gracias a un periodista que acudió a entrevistarla.
Le leyeron los cargos a Derrell Mickles mientras estaba en la cama de hospital, los que incluían intento de agresión a un oficial de policía, posesión criminal de un arma, amenazas, y evasión de tarifas. No ha podido caminar desde que la policía le disparó. El cargo de intento de agresión por sí solo conlleva una pena de prisión de siete a 20 años. La fianza se fijó astronómicamente alta. El abogado de Mickles lo describió como “un hombre sin medios sustanciales”, que recientemente trabajó como chef en el Abierto de Estados Unidos. Hasta ahora, no se han presentado ningún cargo contra los cerdos pistoleros que dispararon sin ningún respeto por la vida humana.
Hay evidencia de que los cerdos están encubriendo la verdad para justificar los disparos. En un momento, la policía dijo que habían recuperado un cuchillo en la escena y publicaron una foto del cuchillo en las redes sociales. Pero más tarde admitieron que el cuchillo que encontraron no era el cuchillo de Mickles y que alguien se lo había llevado de la escena. La policía finalmente, unos días después, hizo público video del enfrentamiento grabado por cámara corporal. El vídeo muestra que en el momento exacto en que la policía abrió fuego, Derrell estaba inmóvil en el andén entre los dos policías, con las manos a los costados y de espaldas al tren. El abogado del transeúnte que recibió un disparo en la cabeza le dijo a los periodistas: “La versión de los hechos del DPNY es una tergiversación burda de lo que vemos en ese vídeo”.
El 17 de septiembre, 18 personas fueron detenidas durante una protesta contra este tiroteo policial gratuito más reciente, principalmente por “conducta desordenada”. Según las Noticias CBS, “Saltaron los torniquetes del metro para llamar la atención sobre lo que dicen que fue una reacción temeraria del DPNY por disparar a un hombre por hacer lo mismo”. Un manifestante le dijo a la CBS: “Dos dólares y 90 centavos no [valen] un disparo de bala en la cabeza”. En otra protesta al día siguiente, los manifestantes saltaron los torniquetes de la estación calle 4 poniente en Greenwich Village.
Los disparos policiales contra Derrell Mickles y los transeúntes me traen a la mente una poderosa declaración del líder revolucionario Bob Avakian sobre el asesinato de Tyisha Miller, una mujer negra de 19 años asesinada por la policía de Riverside, California en 1998. Miller estaba desmayada en su coche, como resultado de una convulsión, cuando según la policía se despertó de repente y tenía un arma. Le dispararon 23 veces, le dieron al menos 12 veces, asesinándola. Al hablar de esto, Bob Avakian dijo:
Si esa es su manera de manejar la situación, ¡que se vayan al carajo! Que se larguen, que se vayan al carajo, que se quiten de la faz de la tierra y dejen en paz a las masas, porque es obvio que hay mil maneras de manejar esa situación que hubieran sido mucho mejores. Y francamente, si nosotros tuviéramos el poder del estado y ocurriera algo así, habríamos preferido que un policía del pueblo diera la vida primero, antes de matar sin sentido a uno de las masas. Así actúan los verdaderos servidores del pueblo, o sea, se juegan la vida por defender al pueblo. ¡Al carajo con su maldito lema de “servir y proteger”! Si esa fuera su intención, habrían encontrado otra manera mil veces mejor de solucionar el problema. ¿Cómo lo manejaría el proletariado? La historia demuestra que cuando el proletariado tiene el poder, pone por encima de todo la vida de las masas, pero cuando la burguesía tiene el poder, el papel de su policía es sembrar terror y matar a las masas a sangre fría sin ninguna provocación, matarlas sin necesidad, precisamente porque cuanto más arbitrario sea el terror, más asusta. Precisamente por eso lo hacen y es una parte importante de su oficio.
— Bob Avakian, Lo BAsico 2:16