El 11 y el 12 de agosto de 2017, supremacistas blancos de todas partes de Estados Unidos le cayeron a Charlottesville, Virginia. En una orgia de violencia racista —ostensiblemente para impedir que se quitara de un parque público una estatua de Robert E. Lee (comandante del ejército de la Confederación en la Guerra Civil, que combatió para mantener vigente la esclavitud)— la coalición de varias organizaciones neo-nazis, fascistas y supremacistas blancas e individuos coreaban consignas antisemitas, glorificaban el fascismo hitleriano, golpeaban y asaltaban a manifestantes oponentes, y al final asesinaron a una, a Heather Heyer de 32 años de edad, cuando un carro atropelló a manifestantes antifascistas. Vea “Heather Heyer: Una heroína en un momento en que la humanidad necesita de héroes”, revcom.us, 14 de agosto de 2017. El entonces presidente Donald Trump colmó el sanguinario fin de semana, como es escandalosamente sabido, insistiendo en calificar a estos nazis de “muy buena gente”.
A pesar de la convicción de James Fields en 2018 por el asesinato de Heyer, la mayoría de la escoria fascista, klanista y nazi no han enfrentado ninguna repercusión civil ni legal a nivel estatal o federal por la violencia y terror que infligieron a Charlottesville.
Ahora, más de cuatro años después, los principales organizadores del mitin “Unir a la Derecha”, 10 organizaciones y 14 individuos en total, entre ellos los nazis prominentes Jason Kessler y Richard Spencer, son objeto de una demanda en un tribunal federal. Los demandantes, nueve residentes de Virginia de diversos sectores sociales, acusan a estos fascistas organizados de haber conspirado para cometer actos de violencia a fin de privar a la gente negra y sus aliados de sus derechos civiles, y reclaman una compensación por las heridas y los daños que sufrieron en el asalto fascista.
Amy Spitalnick, directora ejecutiva de Integrity First for America (IFA), que está apoyando la demanda civil, le dijo a la revista Teen Vogue: “El caso realmente podría llevar a la quiebra y desmantelar a los líderes en los grupos que están al centro de este movimiento, lo que, cabe repetir, tendrá impacto mucho más allá que Charlottesville”.
Los abogados por los demandantes basan la demanda en una ley de 1871 (Época de la Reconstrucción) conocida como la “Ley Ku Klux Klan”, que tenía de objeto proteger a la gente negro en el Sur contra el terror que cometía el Ku Klux Klan.
Como reportó el New York Times: “Durante las primeras dos horas más o menos del juicio, los abogados de los demandantes presentaron videos, posteos de chat y correos electrónicos de contenidos gráficos con la intención de comprobar su argumento de que los organizadores planearon la violencia y luego la cometieron”.
Tocaron audio de la triaba del acusado Richard Spencer (famoso por decir “Hail Trump, hail our people, hail victory!” [Viva Trump, viva nuestra gente, viva la victoria]) la noche del 12 de agosto, mientras la noticia del ataque vehicular y la muerte de Heyer corrió por el mundo: “Judihuelos hijueputas. Gente como yo los dominamos. Pinches mulatos enanos… mis antepasados esclavizaron a esos bolitos de caca. Yo domino al maldito mundo. Esos bolitos de caca son dominados por gente como yo. Miran hacia arriba y ven una cara como la mía que los está mirando hacia abajo. Así es como funciona el maldito mundo. Vamos a destruir este maldito pueblo”.
Los abogados de los acusados —uno de los cuales es James E. Kolenich, un negador del Holocausto, que dijo, “Mi disposición a participar está en oposición a la influencia judía en la sociedad”— negaban que existía semejante conspiración para cometer violencia, y que sólo se planeaba el ejercicio de la protegida libertad de expresión durante “Unir a la Derecha”. Los amplios registros de chat filtrados del servidor Discord de los nazis indican lo contrario, al demostrar sus discusiones de armas y tácticas1. Como era de esperar, los nazis aprovecharon su tiempo en el tribunal para propagar más su mensaje nocivo. Los acusados han usado numerosos insultos raciales, mencionaron la obra de Hitler Mein Kampf y promovieron uno de sus podcasts.
El 12 de noviembre, Elizabeth Sines, antes una estudiante de derecho (ahora una abogada en ejercicio) y una contra manifestante el 11 y 12 de agosto testificó sobre la horripilante experiencia de encontrarse en la multitud de manifestantes antifascistas en el momento en que James Fields chocó su carro con los cuerpos humanos. “Sonó como si alguien viniera deslizando un bate de béisbol de metal por una valla de madera. Sonidos como choques” —ella dijo—. “Uno lo pudo oír antes de verlo”.
Aquellos que toman el lado de la justicia resultaron conmocionados y horrorizados por los acontecimientos en Charlottesville: Desde la marcha de antorchas de centenares que coreaban, “Judíos no nos remplazarán” por la universidad y el centro de la ciudad que culminó acorralando y golpeando a un pequeño grupo de estudiantes contra manifestantes, hasta la golpiza brutal de DeAndre Harris, al asesinato de Heather Heyer…
Bob Avakian sobre la línea directa que conecta la Confederación esclavista con los fascistas de hoy (en inglés). Un corto de un discurso de Bob Avakian
Para muchas personas, esto era un toque de atención, y un anticipo de lo que se aproximaba.
En efecto, desde ese entonces la violencia fascista se ha intensificado, inspirada por Trump y miembros del partido Republi-fascista que él encabeza. Esto dio un gran salto con el intento de golpe de estado el 6 de enero.
Toda persona que aprecie la justicia, que aspire a un mundo radicalmente diferente, y que no quiera vivir en un Estados Unidos fascista supremacista blanco, debe estar atenta a los acontecimientos en este juicio.