El fascismo no es una amenaza que se avecina. Lo tenemos encima pero ya.

La única esperanza para la humanidad es que se pongan de pie millones de las personas decentes de Estados Unidos. No podemos esperar para unas elecciones amañadas en el futuro. Tenemos que expulsar del poder al Régimen Fascista de Trump.
— del Llamado iniciado por Rechazar el Fascismo, y abierto a todos, a protestas decididas, no violentas, sostenidas, que inunden Washington, D.C. a partir del 5 de noviembre

En una entrevista reciente, Ezra Levin, cofundador de Indivisible, argumentó que lo que se necesita es “generar el tipo de ola de masas necesaria para superar la supresión de votantes y cualquier otra artimaña que [los fascistas] intenten el año que viene”. 

Esto es una subestimación profunda y extremadamente peligrosa de lo que enfrentamos. No solo no hace frente a la rápida consolidación de un fascismo total, las deportaciones en masa y el terror infligido a millones de personas en toda la sociedad, la destrucción del estado de derecho y de la salud pública, sino que también ignora todas las maneras en que Trump y el régimen fascista de MAGA ya están trabajando horas extras, y desde muchos ángulos diferentes, para amañar y robar las próximas elecciones. Están en una misión existencial para reconfigurar la sociedad sobre cimientos fascistas y creen que únicamente ellos tienen el derecho de gobernar. Este régimen no será derrotado mediante los mismos “canales normales” que llevaron este fascismo al poder. Lo único que lo detendrá es que millones de personas decentes nos pongamos de pie en protestas sostenidas, no violentas y decididas en Washington, D.C., a partir del 5 de noviembre, sin detenernos hasta que el régimen sea expulsado del poder.

Los fascistas nos están diciendo sin tapujos: van a robar las próximas elecciones

Trump y los fascistas ya nos están diciendo que no respetarán elecciones que pierdan. Trump dijo recientemente: “Nunca podemos permitir que lo que pasó en las elecciones de 2020 vuelva a ocurrir”, y que “todos están trabajando en ello”, incluidos el director del FBI Kash Patel y la directora de Inteligencia Nacional Tulsi Gabbard. En otras palabras, Trump se está asegurando de que esta vez cuando intenten anular unas elecciones que haya perdido, ¡ganará! El prominente fascista MAGA Steve Bannon dijo en una entrevista reciente: “Trump será presidente en el 28, y la gente simplemente debe ir acostumbrándose a eso… En el momento adecuado, presentaremos cuál es el plan”.

Trump ha amenazado repetidamente con encarcelar a políticos demócratas, acusándolos de ser “insurrectos”. Su régimen ha lanzado “investigaciones” contra plataformas de recaudación de fondos y grandes donantes demócratas. ¿Y qué tipo de “elección libre y justa” puede haber cuando grandes sectores de la base tradicionalmente demócrata tienen miedo de salir a los espacios públicos porque son aterrorizados por la gestapo de ICE, respaldada por la Guardia Nacional, en cada vez más de ciudades?

Detallaremos algunas formas clave en las que Trump y los fascistas ya están maniobrando para robar y amañar las próximas elecciones. Pero al cierre, el Departamento de “Justicia” de Trump anunció que enviará a “monitores” electorales a centros de votación en dos estados demócratas, California y Nueva Jersey, para las próximas elecciones del 4 de noviembre. Esta acción, un año antes de las elecciones legislativas de mitad de mandato de 2026, tiene como objetivo intimidar y suprimir a votantes, normalizar la interferencia electoral de MAGA y servir de ensayo general para una mayor interferencia en las elecciones de mitad de mandato del año que viene.

El gerrymandering extremo — y racista

El gerrymandering significa redibujar los mapas electorales para favorecer a un partido. En manos de los republicanos —un partido completamente fascista que fomenta abiertamente la supremacía blanca—, el gerrymandering tiene como objetivo suprimir el voto de los negros y otros oprimidos. Eso fue lo que ocurrió cuando Trump ordenó al gobernador fascista cristiano de Texas y a la mayoría republi-fascista de la legislatura estatal texano a redibujar el mapa electoral para ganar cinco escaños republicanos adicionales en el Congreso. Los republi-fascistas de Texas amenazaron con investigaciones criminales y con usar al FBI para aplastar la oposición demócrata y cumplir los deseos de Trump.

El líder de la Asociación Nacional para el Progreso de las Personas de Color (NAACP por sus siglas en inglés), que presentó una demanda contra este gerrymandering, dijo: “El estado de Texas tiene solo un 40% de población blanca, pero los votantes blancos controlan más del 73% de los escaños del estado en el Congreso. Es obvio que el intento de Texas de redistribuir distritos antes de las elecciones de mitad de mandato del próximo año está motivado racialmente”.

Trump está presionando a los republicanos en otros estados para que sigan los pasos de Texas. Esto ya ha ocurrido en Misuri y Carolina del Norte, donde ganaron un escaño republicano adicional para el Congreso en cada estado. Carolina del Norte, considerado uno de los “swing states” (estados en disputa), ya tenía un mapa electoral fuertemente sesgado a favor de los republicanos. Tras el último gerrymandering, los demócratas tendrán tan sólo tres de los 14 escaños (21%), a pesar de constituir el 32% del electorado estatal empadronado, mientras que los republicanos constituyen el 30% (el otro 38% son “no afiliados”).

La Corte Suprema, dominada por los fascistas, podría sobrecargar el gerrymandering republi-fascista en un caso relacionado con la Ley de Derechos Electorales de 1965. Esa Ley prohíbe muchas de las prácticas mediante las cuales los blancos mantuvieron el control del voto durante las décadas racistas del Jim Crow tras la Guerra Civil. Si la Corte se decide, para finales de este año o principios del próximo, a eliminar lo que queda de la Ley —la que ya ha sido severamente limitada por fallos anteriores de esta Corte—, es muy probable que eso permita que los republi-fascistas avancen a todo vapor con el gerrymandering racista antes de las elecciones de mitad de mandato. Tras la reciente sesión en la que se presentaron los argumentos orales y los jueces formularon preguntas que revelaron su “sesgo”, muchos comentaristas han predicho una mayor evisceración de la Ley del Derecho al Voto. 

Llenando el gobierno con negacionistas electorales

El régimen de Trump ha venido colocando sistemáticamente en cargos importantes a fascistas fanáticos de MAGA que repiten con entusiasmo la mentira de Trump de que las elecciones de 2020 fueron “robadas” y apoyan a los golpistas del 6 de enero. Entre ellos está Heather Honey, que hace poco fue nombrada jefa de ¡“integridad electoral”! en el Departamento de Seguridad Nacional. Honey es una figura destacada en el movimiento de los negacionistas electorales pro-Trump. El New York Times informa que, en una llamada telefónica a principios de este año con otros activistas de MAGA, ella “sugirió que la nueva administración podría declarar una ‘emergencia nacional’ y justificar la imposición de nuevas reglas [sobre la votación] a los gobiernos estatales y locales... Dijo que esto podría basarse en una ‘investigación real’ de las elecciones de 2020 si se demostrara que hubiera ‘manipulación’ de los votos”. Según el New York Times, ella añadió: “Y, por lo tanto, podemos dar estos otros pasos sin el Congreso y podemos mandatar a los estados a hacer cosas, etc.”.

Piense en lo que esto significa: ¡la funcionaria federal que supuestamente supervisa la “integridad” electoral de la nación cree que Trump podría dar el paso totalmente inconstitucional de dictar cómo deben gestionarse las elecciones estatales y locales!

Otros destacados negacionistas electorales ubicados en distintos cargos en el gobierno incluyen a Kurt Olsen, antiguo abogado de Trump durante sus intentos de invalidar las elecciones de 2020 y ahora “empleado especial del gobierno” encargado de investigar el “fraude” electoral; Ed Martin, abogado de algunos de los golpistas del 6 de enero, que ahora dirige al “grupo de trabajo para instrumentalizar las elecciones como arma” en el Departamento de “Justicia” (DOJ) para llevar a cabo ataques contra los enemigos de Trump; y Marci McCarthy, que difundió rumores falsos sobre las máquinas de votación en Georgia, y ahora directora de relaciones públicas de la Agencia de Seguridad Cibernética y de Infraestructuras, que supuestamente se ocupa de las amenazas cibernéticas contra las elecciones estadounidenses.

Orden ejecutiva para promover la supresión del voto

En marzo, Trump firmó una orden ejecutiva (absurdamente llamada “Preservar y proteger la integridad de las elecciones estadounidenses”) que incluía una serie de medidas cuyo objetivo sería suprimir los votos de los individuos que se oponen a él. Tal y como Mother Jones describe la orden: “La larga lista de políticas de supresión de votos incluía exigir una prueba de ciudadanía, como un pasaporte o un certificado de nacimiento, para empadronarse para votar en las elecciones federales; especificar que las papeletas enviadas por correo deben recibirse antes del día de las elecciones o, de lo contrario, los estados perderán la financiación federal o se enfrentarán a demandas del Departamento de Justicia; y otorgar al DOGE y al Departamento de Seguridad Nacional la facultad de examinar las bases de datos federales de inmigración y mandar entregar los padrones electorales estatales en busca de presuntos fraudes electorales”.

El requisito de “prueba de ciudadanía” impediría votar a millones de votantes elegibles en Estados Unidos que no disponen de dichos documentos, y afectaría de manera desproporcionada a las personas negras y otras personas de color.

Otra parte de la orden dice que los estados deben cambiar sus actuales máquinas de votación por otras que utilizan tecnología que no está ampliamente disponible. Mother Jones señala que esto pone a los estados “en una aparente situación sin salida, ya que se les exige utilizar máquinas de votación que no pueden conseguir. Si esas máquinas no están certificadas, Trump podría intentar resucitar su plan de 2020 para confiscarlas, advierten los expertos”.

La orden ejecutiva se enfrenta a impugnaciones en los tribunales. Pero incluso si se detienen algunos aspectos de la orden, Trump podría utilizar eso para afirmar que los demócratas y los “jueces de izquierda radical” están conspirando para impedir “elecciones justas” (y las únicas elecciones que los fascistas de MAGA consideran “justas” son aquellas en las que ellos mismos ganan). El profesor Bob Bauer, de la Facultad de Derecho de la Universidad de Nueva York, señala: “La orden ejecutiva sienta nuevas bases para un ataque al resultado de las elecciones con aseveraciones de máquinas de votación comprometidas o defectuosas”.

Manipulación de votos a nivel de los estados

A principios de este año, los republi-fascistas de Carolina del Norte orquestaron la toma del control de la junta electoral del estado. La junta estatal es la administradora general de las elecciones y emite directrices a los funcionarios de los condados. Las elecciones deben ser certificadas tanto por las juntas del estado como de los condados, lo que presenta la posibilidad de que los republicanos amañen los procedimientos electorales para favorecer a sus candidatos e incluso negarse a certificar a los ganadores demócratas en las elecciones reñidas.

Estas maniobras para amañar la votación se están produciendo en muchos otros estados. Según el grupo de defensa del derecho al voto States United Action (Acción Unida de los Estados), 24 negacionistas electorales en 18 estados ocupan cargos estatales que implican la supervisión de las elecciones. Además, en muchos estados los republicanos han impulsado leyes que restringen el acceso de los votantes y la administración justa de las elecciones. En los primeros diez meses de este año, se aprobaron 36 leyes de este tipo en 19 estados. 

Una vez más: No podemos esperar para unas elecciones amañadas en el futuro

Trump y los fascistas de MAGA nos están diciendo, de mil maneras diferentes, que intentarán robar cualesquiera elecciones que pierdan. Creer lo contrario es una peligrosa ilusión y un autoengaño total que la humanidad no puede permitirse. 

Lo que se necesita, con urgencia, es que millones de personas inunden Washington, D.C., empezando por miles el 5 de noviembre. Como ha dicho el líder revolucionario Bob Avakian sobre este llamamiento, y por qué podría tener una verdadera posibilidad de expulsar a este régimen fascista:

En concordancia con la naturaleza sin precedentes de lo que está pasando con la terrible tiranía de este régimen fascista, a lo que se está convocando es a una movilización y convergencia histórica sin precedentes de millones de personas en Washington, D.C. — decidida a crear un masivo “terremoto político desde abajo”, que haga surgir una profunda crisis política de modo que quede aún más de relieve la naturaleza completamente ilegítima del régimen fascista de Trump, lo que provoque y motive importantes cambios y realineamientos a lo largo de la sociedad, lo que incluya al interior de las instituciones imperantes, de modo que este régimen ya no pueda funcionar y ya no pueda mantenerse en el poder. (Del e-mensaje Revolución #132: El propósito general de los principios...)

Toda persona con conciencia necesita dedicarse por completo a esto, como si el futuro de la humanidad dependiera de ello... porque así es.