Debido a que la comunidad LGBTQ incluye a personas y grupos cuya expresión de género u orientación sexual está en desacuerdo con los estereotipos dominantes y limitados de género o sexualidad de la sociedad —masculino-femenino, cisgénero (heterosexual)-homosexual)—, se ha pensado que ocupan una posición especial en la sociedad de clases: por un lado, las clases dominantes los han considerado una amenaza a las normas de la sociedad, y por otro lado, sus luchas por el reconocimiento de su existencia tienen el potencial de ir más allá. Hace falta que se convierta en una lucha para ir más allá de la sociedad de clases.
Con el advenimiento de la propiedad privada y la creación de la familia patriarcal, las relaciones heterosexuales pasaron a desempeñar un papel más importante que otras formas de sexualidad, y se convirtió en la forma dominante de relaciones sexuales — no solo porque la reproducción tiene lugar por medio de relaciones sexuales heterosexuales, sino también porque cuestionar el control del cuerpo y la sexualidad [de las mujeres] desafía este orden patriarcal.
Desde el advenimiento de la propiedad privada de los medios de producción y el surgimiento de las diferencias de clases (hace unos miles de años), no solo las relaciones sexuales entre hombres y mujeres, sino todas las relaciones sexuales, incluidas las relaciones entre las personas del mismo género, se han caracterizado por el patriarcado opresivo. Y debido a que las relaciones entre los seres humanos en la sociedad burguesa reflejan en gran medida y están dominadas por la ideología de la supremacía masculina y el “derecho-privilegio masculino”, el marco del patriarcado se ha integrado completamente con el sistema capitalista imperialista. Permea todas las relaciones sociales y sexuales íntimas, y no se pueden tolerar conductas que vayan en contra de las normas prevalecientes o que no respeten la subyugación social de las mujeres.
Hoy, con el crecimiento de los movimientos fascistas y el auge de los partidos fascistas en todo el mundo, estamos presenciando una intensificación de los ataques sistemáticos y organizados contra las mujeres y las personas LGBTQ. La intensificación de estos ataques se manifiesta en la prohibición del derecho al aborto y, en el caso de las personas LGBTQ, en ataques a cualquier forma de autoexpresión. Estos ataques a mujeres y personas LGBTQ no son hechos aleatorios, sino parte del programa y el manifiesto de una facción de la clase dominante capitalista cuyos cimientos se construyen sobre la supremacía masculina heterosexual, el fortalecimiento de los roles tradicionales de género y la familia patriarcal.
Para su base social, insinúan falsamente que la propagación del desempleo, la pobreza y las guerras interminables son el resultado del desafío a las normas familiares religiosas tradicionales por parte de mujeres independientes y personas LGBTQ. Sí, es necesario desafiar a las normas familiares religiosas tradicionales porque son esenciales para las relaciones patriarcales-masculinas arrogantes. No obstante, la fuente de todos los problemas en los que está envuelta la humanidad es el funcionamiento del sistema capitalista-imperialista, en que están entretejidos el patriarcado y el racismo y por esta razón, los fascistas pueden utilizarlo para crear un movimiento reaccionario. Están decididos a mantener el sistema actual del capitalismo-imperialismo que tiene sus raíces en el pensamiento supremacista y la religiosidad antimujer medieval.
Todos deben saber y ser conscientes de que estos ataques son parte de un intento serio de establecer un orden religioso fascista en el mundo, con el objetivo de mantener la dominación del sistema capitalista-imperialista de opresión y explotación. Esta fuerza fascista ha surgido desde dentro de las democracias capitalista-imperialistas, y no desde fuera de ellas, y este hecho debería ser una advertencia para quienes tienen ilusiones tontas sobre la naturaleza y el funcionamiento “progresistas” de la democracia capitalista-imperialista.
No obstante, como resultado de sus luchas, las comunidades de las mujeres y las personas LGBTQ han logrado avances concretos en las últimas pocas décadas, y los gobiernos capitalista-imperialistas se han visto obligados a hacer concesiones que afectan a una determinada capa social. Ahora, sin embargo, estos logros están bajo ataque organizado y los están arrebatando, uno por uno. Los ataques a las mujeres y las personas LGBTQ en todo el mundo son un síntoma de la situación extrema que el capitalismo-imperialismo ha creado para la humanidad. Hoy, en todos los frentes, el sistema capitalista se enfrenta a imperativos con los que no puede lidiar, excepto por medios radicales. Por eso, en este momento de la historia, la humanidad tiene que decidirse por: o una solución revolucionaria radical que destruya el patriarcado y la sociedad de clases, o una solución reaccionaria radical que profundizará la esclavización de las mujeres, la exclusión y el repudio a las personas LGBTQ.
Es importante examinar científicamente lo que está pasando en todos los países del mundo y en relación con cada injusticia. ¡La evidencia muestra no simplemente que “el capitalismo es malo, el imperialismo es malo y el socialismo es bueno!” No se trata simplemente de que “¡las contradicciones sociales se han agudizado!” La cuestión es que la humanidad se encuentra en una encrucijada.
Las dinámicas motrices del sistema capitalista del imperialismo ha cambiado drásticamente el mundo, incluso en comparación con hace diez años. Esto nos ha llevado a concluir que, en este momento de la historia, nos encontramos en una coyuntura crítica con solo dos caminos abiertos para la humanidad: ¡un futuro que es mucho más aterrador o verdaderamente emancipador!1 Ningún acontecimiento importante en el mundo —desde guerras devastadoras hasta la destrucción del medio ambiente y el surgimiento de movimientos fascistas— puede entenderse sin este análisis. Únicamente al utilizar el enfoque científico del nuevo comunismo podemos entender cómo esto ha sucedido, qué le ha hecho la fuerza motriz anárquica del capitalismo a la vida humana y la Tierra. Y sobre todo, hay que comprender que, dentro de esta situación acelerada y explosiva, existe la posibilidad de una revolución real para poner fin a todos los sufrimientos verdaderamente innecesarios de la humanidad, y actuar en consecuencia.
Es en este contexto que tiene una importancia particular combatir la humillación a las personas del mismo género (queer) (que es una característica del patriarcado), como parte de nuestra lucha contra el patriarcado, que es parte integral del propio sistema capitalista. Una vez más, es con este entendimiento que hay que luchar contra las tendencias que piensan que es posible erradicar este [tipo de] opresión dentro del marco del sistema existente, sin una revolución. La lucha emprendida para defender estos derechos también prepara el terreno para su implementación, desde el primer día, en la sociedad del futuro. Por esta razón, el borrador de la Constitución de la Nueva República Socialista de Irán (2017) establece que en la futura Nueva República Socialista: ninguna forma de comportamiento sexual será ilegal. Las personas LGBTQ disfrutarán de todos los derechos civiles, incluido el derecho por ley a casarse y a adoptar. Se combatirá la homofobia y una cultura de humillación a las diversas orientaciones sexuales. (pág. 194)
El movimiento queer puede ser una parte importante de la construcción de un movimiento para una verdadera revolución — es decir, una revolución para ir más allá de todas las relaciones sociales opresivas, para eliminar todas las diferencias de clases entre los seres humanos, para transformar las relaciones de producción que crean diferencias de clase y las desigualdades sociales, para cambiar las relaciones sociales entre los seres humanos sin distinción de sexo, género u orientación sexual, y para transformar todas las ideologías y valores patriarcales, racistas y hostiles a las personas queer, que se conformaban a las necesidades, prácticas y principios del sistema capitalista , y eso lo fortaleció. La [opresión de] las mujeres y la opresión de las personas LGBTQ están entrelazadas. Ambas opresiones son centrales no sólo para una verdadera revolución, sino que en la sociedad socialista son parte de la lucha en torno a las contradicciones todavía sin resolver que harán posible el avance del socialismo hacia el comunismo y la eliminación de las clases, el estado y todo tipo de opresión.
Nosotros, los comunistas revolucionarios, mientras defendemos las luchas de la comunidad LGBTQ y mientras [nosotros mismos] hacemos frente a los ataques fascistas contra este sector de la población, hacemos un llamado al movimiento LGBTQ mientras éste lucha por cada centímetro de sus derechos fundamentales, a que lo hagan con el objetivo estratégico de una ¡Revolución, y Nada Menos!
Las personas LGBTQ son objeto de ataques debido a lo que son, pero esto no significa que estén condenadas a luchar contra estos ataques en el marco de las políticas de identidad. De hecho, dicho marco se interpone en el camino de plasmar el enorme potencial de esa lucha para desafiar a todo el sistema. La política de identidad y la “woke-ness” (concienciación) ignora la realidad objetiva, se centra en el “yo” en lugar de luchar por todas las personas. Espera encontrar un lugar en la pirámide del poder para “las personas marginadas”, en lugar de construir un tipo diferente de poder estatal. Cancela a los individuos, en lugar de derrocar al sistema; confina a los oprimidos a “espacios seguros”, en lugar de darles el valor para enfrentarse a la clase dominante y sus fuerzas represivas. Centrarse en un pequeño sector de personas LGBTQ privilegiadas dentro de los países imperialistas ha llevado al movimiento LGBTQ a permanecer dentro de los límites del sistema capitalista patriarcal imperialista, mientras se hace de la vista gorda ante la supresión y exterminio despiadado y patriarcal por parte de este mismo sistema a las personas LGBTQ en todo el mundo.
No son solo aquellos con ideologías fascistas quienes intentan expulsar a los comunistas revolucionarios de varias escenas del movimiento, incluido el movimiento por los derechos LGBTQ. Aquellos con otras ideologías (por ejemplo, el “wokeness” [concienciación] y el interseccionalismo) están haciendo lo mismo. Hace falta que los activistas revolucionarios de los movimientos LGBTQ se opongan firmemente a todo esto, y abran caminos para que la gente conozca la verdadera solución: la revolución comunista. Para liberar a la humanidad en todo el mundo de miles de años de estar amarrada a roles sexuales y de género estrechos, se requerirá una revolución comunista, y nada menos.