Hace veinte años, el 19 de marzo de 2003, Estados Unidos, bajo el gobierno de George W. Bush, invadió a Irak. Más de 300.000 personas murieron directamente en los combates; los estudios estiman en más de 600.000 las muertes indirectas provocadas por la guerra (debido a la destrucción de la asistencia sanitaria, la producción de alimentos, el sistema de abastecimiento de agua y electricidad, etc.); y al menos 4.5 millones de personas fueron expulsadas de sus hogares (para obtener más información sobre la invasión, vea el artículo de la serie Crimen Yanqui sobre el tema en revcom.us). El ejército estadounidense ocupó a Irak durante años. Ejecutaron redadas en las casas de las personas, las golpearon, las humillaron, las violaron y —sí— las mataron en “patrullas de rutina”. Metieron a miles de personas en prisiones donde los soldados estadounidenses y la CIA llevaban a cabo sádicas torturas sexuales y cosas peores. Al día de hoy, el pueblo iraquí sufre las “secuelas” de esta guerra totalmente no provocada y de la ocupación brutal.
¿Por qué Estados Unidos perpetró este horror?
Estados Unidos dijo que Irak había estado almacenando armas químicas y escondiendo uranio para fabricar bombas nucleares, y que planeaba una guerra contra Estados Unidos. Sin embargo, las meticulosas inspecciones llevadas a cabo por los equipos de inspección de las Naciones Unidas no encontraron nada en absoluto parecido a “armas de destrucción masiva”. Mucho después de que terminara la sangrienta invasión y que estuviera bien avanzada la ocupación, Estados Unidos por fin fue obligado a admitir que en realidad no había absolutamente ninguna evidencia de tales armas.
Algunos integrantes de la administración Bush también acusaron a Irak de estar detrás del atentado del 11 se septiembre de 2001 (S-11) contra el World Trade Center [las torres gemelas en la ciudad de Nueva York] en 2001, o al menos de ser cómplice en él. De hecho, nunca presentaron pruebas, porque no existían.
Las verdaderas razones por las que Estados Unidos llevó a cabo esta invasión fueron las siguientes:
En primer lugar, para vengarse de la humillación de los atentados del 11-S. No importaba que el régimen iraquí no tuviera ninguna relación con esos atentados. Era necesario que todos se dieran cuenta de que el gran jefe de la pandilla aún podía infligir terribles castigos a la gente y hacerle pagar un precio terrible a cualquiera que se le opusiera por cualquier razón.
En segundo lugar, el régimen de Bush vio la necesidad de someter más firmemente al Medio Oriente al control estadounidense. Pensaban que el grado de inestabilidad ahí (por ejemplo: Irán con sus intentos de ejercer cierto grado de independencia dentro del orden imperialista, las insurgencias yihadíes islámicas en varios países, los levantamientos palestinos, etc.) iba a correr el riesgo de desestabilizar al Medio Oriente si no la pusieran fin. Y al mismo tiempo, efectivamente creían que pudieran implantar con bastante facilidad una democracia al estilo estadounidense en Irak, con toda la falsa mierda electoral para encubrir la brutal explotación y opresión. Pensaron que de ahí pudieran utilizar a Irak como aliado, una “vitrina” y una base de operaciones en sus intentos de apretar mucho más completamente su control sobre el Medio Oriente y aplastar, o al menos intimidar, a cualquier oposición.
En tercer lugar, debido a que pensaban que no habían “sacado suficiente provecho” cuando se derrumbó la Unión Soviética, su antiguo rival imperialista por la dominación mundial, Estados Unidos se proponía convertirse en la potencia indiscutida, y sin rival. El 11-S sirvió de pretexto perfecto para atacar con fuerza para lograrlo.
Como les dijo el entonces secretario de Defensa Donald Rumsfeld a sus principales colaboradores tras el ataque del 11-S: “Es difícil conseguir un buen caso. Hay que actuar con rapidez. El blanco inmediato tiene que —a gran escala— arrasarlo con todo, cosas relacionadas y no relacionadas”. Estas órdenes (reveladas cuando los ayudantes filtraron sus apuntes de ese día a los medios de comunicación) lo dicen todo: no podemos esperar para comprobar quién lo hizo y tal vez no podamos hacerlo de todos modos, así que usemos este ataque como pretexto para “arrasarlo con todo” a todos nuestros enemigos, tengan o no algo que ver.
Así es su manera de pensar. Lógica gansteril de un sistema gansteril.
Y así —bombardeos en masa desde el aire, torturas indescriptibles, masacres— es su forma de realizar su voluntad. Acciones gansteriles que harían que se avergonzaran mil gánsteres tipo Caracortada.
¿Y por qué? Para servir a un sistema, un sistema económico y político que sólo puede sobrevivir sobre la base de la explotación masiva de la gente y de los recursos del Sur global, y que tiene que imponer violentamente esa explotación. Un sistema del imperialismo. Como ha dicho Bob Avakian:
La esencia de lo que existe en Estados Unidos no es la democracia, sino el capitalismo-imperialismo y las estructuras políticas que lo imponen. Lo que Estados Unidos lleva al resto del mundo no es democracia, sino imperialismo y las estructuras políticas que lo imponen.
Todo esto no salió tal como Estados Unidos había planeado. En algunos aspectos importantes calcularon mal, y aunque ganaron la guerra, no lograron alcanzar sus principales objetivos políticos y estratégicos y en algunos aspectos importantes perdieron terreno. En Forjar otro camino de Bob Avakian, se analiza a fondo por qué las cosas les “salieron mal” y qué dice eso sobre las limitaciones y las debilidades tanto de su sistema como de su manera de ver las cosas.
Hoy Estados Unidos se enfrenta a retos mucho más serios que hace veinte años. Sus rivales —Rusia, pero aún más China— son más fuertes. El propio Estados Unidos está librando una guerra de sustitutos en Ucrania contra Rusia, utilizando a los soldados ucranianos para derramar la sangre y morir mientras que Estados Unidos y sus aliados les suministran las armas, la inteligencia y una buena parte de la dirección estratégica. Por horrible que sea, podría ir de mal en peor en un instante: cualquier incidente podría provocar una espiral en su control hacia un apocalipsis nuclear. Y al mismo tiempo, Biden está soltando amenazas contra China y llevando a cabo una guerra económica contra China mientras que azuza a la población estadounidense. Para parafrasear a Bob Avakian, esto podría llevar a algo realmente terrible... o —dependiendo de lo que hagamos NOSOTROS— a algo verdaderamente emancipador.
Como corean a menudo los revcom: No es posible reformar este sistema... hay que derrocarlo.
Y como Bob Avakian dijo hace poco:
Ya no podemos darnos el lujo de permitir que estos imperialistas dominen al mundo y determinen el destino de la humanidad. Hay que derrocarlos cuanto antes.
Bob Avakian: ¡Libérese de la GTF
(Gran Falsedad Tautológica)!
(vídeo en inglés; texto en español)
Bob Avakian: ¡Libérese de la GTF
(Gran Falsedad Tautológica)!
(vídeo en inglés; texto en español)