“Mientras denuncian a los ‘terroristas’, los gobernantes de Estados Unidos apoyan abiertamente al terrorismo”.
Bob Avakian, REVOLUCIÓN #99
El miércoles 27 de noviembre, las masivas bombas israelíes quizá dejaran de caer sobre El Líbano, y los cohetes de Hezbolá sobre el norte de Israel, al menos por ahora. Pero esto no hizo nada para borrar o reparar la enorme devastación, resucitar a los 3.961 libaneses masacrados, o cicatrizar a los 16.520 heridos por las bombas y misiles israelíes. Como muestra nuestro artículo acompañante, este cese el fuego orquestado por Estados Unidos e Israel tiene por objetivo legitimar esta masacre criminal y consolidar los logros israelíes en el campo de batalla.
Las cifras no alcanzan para contar toda la historia del terror y sufrimiento que cayó como lluvia, no solo a los combatientes de Hezbolá y la infraestructura que Israel dijo que estaban en la mira, sino también a millones de libaneses del común1.
En su anuncio del cese el fuego, Biden elogió el asesinato israelí a los líderes de Hezbolá, pero no mencionó lo que estos bombardeos a zonas densamente pobladas con bombas de 225, 450 o hasta 900 kilos le hicieron a cientos, si no miles, de personas en el El Líbano.
Biden defiende el bombardeo de saturación indiscriminado a Beirut
Imagínese que usted, su esposo y sus tres hijos estuvieran preparando la cena en su hogar en el sur de Beirut, como cientos de otras familias. De repente, sin previo aviso, una explosión revienta todo su edificio de apartamentos de 10 plantas. Segundos después, la planta de su departamento de la cuarta planta se dobla, y el techo y todo lo que está por encima se desploma. Momentos aparentemente interminables después, usted logra salir trepando de los escombros y tambalearse hacia la calle, todo su edificio de apartamentos convertido en escombros y varilla. Usted y al menos uno de sus hijos están con vida, pero no puede encontrar a los demás. Pronto se entera de que se han ido para siempre.
Esto no es algo imaginario. Le pasó de una forma u otra a muchos de los 1,4 millones de libaneses que fueron obligados a huir de sus hogares. Y le pasó a los 248 niños que murieron y a los 1.436 que resultaron heridos debido a los ataques israelíes.
“O sea, en esencia cubrieron con bombardeos de saturación el sur y Beirut y dieron a todo tipo de objetivos, y de manera totalmente indiscriminada”, dijo la escritora y editora libanesa Lina Mounzer a Democracy Now!2. “La gente estaba aterrorizada. Corría a pie. No había ningún lugar seguro en absoluto en lo cual esconderse. En realidad, fueron 24 horas de horror condensado. Y es puro terrorismo. Es barbarie. No tengo otras palabras para describirlo”.
Biden elogia la demolición de casas y la destrucción de pueblos y aldeas
Biden también elogió a Israel por destruir “la infraestructura terrorista de Hezbolá en el sur de El Líbano”. Pero no les dijo que hacerlo implicaba crear una vasta zona de destrucción, el arrasamiento de aldeas enteras y la destrucción de 5.624 edificios ahí -- y ahora una advertencia a los libaneses de que no pueden volver a muchas aldeas así, las que muchos han llamado su hogar durante generaciones3.
¿Cómo se parece esto?
“[L]a gente está volviendo no solo a hogares devastados y tierras devastadas en el sur, sino que también están recogiendo las rebanadas de sus familias perdidas”, dice Mounzer. “Hay mucha gente que ahora va a poder tener entierros que no pudieron sostener, conmemoraciones que no pudieron sostener. El proceso de duelo se inicia ahora, no solo para el país en general, sino específicamente para tantas familias que han perdido a sus seres queridos, lo que incluye hasta estas últimas 24 horas”.