La República Islámica de Irán (RII) no tuvo otra opción salvo reprimir el levantamiento de los pobres urbanos en mayo de 2022, ¡porque ni siquiera pueden proporcionar pan para la gente! Pero la gente no exigía pan. Por el contrario, gritaban y exigían repetidamente el derrocamiento del régimen, coreando las consignas “Muerte a la República Islámica” y “Muerte a Jamenei”. Al igual que los gobernantes de la RII no tienen otra opción que reprimir el levantamiento, nosotros, el pueblo, no tenemos otra opción que intentar derrocar este régimen lo antes posible.
¿Por qué? Porque bajo este sistema no hay solución a la pobreza y a otros problemas — lo que llamamos los siete altos, o contradicciones sociales clave de la sociedad iraní. Entre ellas se encuentran: 1) la pobreza y el desempleo; 2) la tiranía política y la represión fascista; 3) la opresión de las mujeres; 4) la opresión nacional de las naciones no persas (es decir, las minorías oprimidas); 5) la destrucción del medio ambiente; 6) el gobierno teocrático; y 7) los crímenes de guerra de la República Islámica en el Medio Oriente1.
Aunque hay diferencias significativas entre los levantamientos recientes y los levantamientos de enero de 2017 y noviembre de 2019, todavía nos enfrentamos al reto de cómo llevar estos levantamientos a un nivel superior, de manera que nos lleve a ser capaces de derrocar el régimen lo antes posible y crear una sociedad fundamentalmente diferente sobre sus ruinas. Esta es la cuestión que los comunistas deben plantear constantemente a los insurgentes, a los rebeldes y a sí mismos y ser capaces de darle una respuesta teórica y práctica.
La gente salió a las calles de Abadán, en el suroeste de Irán, por el derrumbe de un edificio el pasado lunes en el que murieron al menos 31 personas. Los manifestantes gritaron “Abajo el ayatolá Mohsen Heidari AleKasir” — emisario enviado por el líder supremo, el ayatolá Alí Jamenei, lo que condujo a enfrentamientos con la policía antidisturbios. Crédito del vídeo: The Guardian.
Así que la cuestión es cómo podemos crear una fuerza organizada y significativa de entre las masas que han formado parte de estos levantamientos, para poder organizar una fuerza mucho más poderosa que no sólo esté decidida a derrocar este régimen, sino que también sea consciente y esté decidida a crear una sociedad fundamentalmente diferente en lugar de la actual. En otras palabras, ¿cómo se podría hacer nacer un “movimiento para una revolución comunista” y aprovechar al máximo las numerosas crisis a las que se enfrenta este régimen para poder derrocarlo y crear una “Nueva República Socialista de Irán”?
La conciencia es el alma vital de ese movimiento. Esto significa comprender el “problema así como la solución”. Significa ser consciente de la necesidad de una organización de este tipo y de la hoja de ruta que hace nacer esa solución. En primer lugar, es necesario un conocimiento profundo y exhaustivo, una comprensión científica de la naturaleza de la RII. Significa comprender que nos enfrentamos a un sistema, y no a un gobierno de ciertas personas con una mentalidad específica, o a un puñado de ladrones e incompetentes.
Por supuesto, los líderes de la RII tienen una mentalidad reaccionaria especial: el fascismo islamista (o el fascismo islámico fundamentalista). Y por supuesto, son incompetentes y ladrones. Pero de más importancia, son los ejecutores y los gestores del sistema capitalista en Irán, que es dependiente del sistema capitalista-imperialista mundial. Este sistema no sólo oprime a las personas, sino que también produce una forma de pensar — piensa por las personas y las entrena para no ser científicamente conscientes de los acontecimientos y de las fuentes de los importantes acontecimientos y crisis políticos, sociales y económicos.
Para conocer a fondo y de manera integral la República Islámica, aparte de reconocer su naturaleza religiosa, represiva y fascista, hace falta entender el funcionamiento del capitalismo. Aunque es un régimen religioso fascista, la cohesión y el poder de la RII se basan en el modo de producción capitalista. Este es el método de producción que constituye la base del régimen islámico en Irán. La clase capitalista dominante en Irán no es como los gobernantes capitalistas en Estados Unidos, Francia, Rusia, China y Japón. Más bien, aunque forma parte del sistema capitalista mundial, Irán es un esclavo bajo ese sistema, es una unidad dependiente. El régimen gobernante en Irán, que domina la industria, la agricultura, el comercio, la banca, etc., apoya los intereses de la clase capitalista. Hoy esos intereses están encarnados en la República Islámica, que no puede existir ni tener ninguna identidad independiente al margen del funcionamiento y las fuerzas impulsoras del sistema capitalista mundial. La existencia de diferentes países imperialistas que se compiten entre sí sobre quién va a controlar o influenciar a Irán no significa que la República Islámica y su estructura económica sean independientes de las potencias imperialistas.
Desde que llegó al poder, la RII ha estado en conflicto con las potencias imperialistas occidentales, especialmente con Estados Unidos. Al mismo tiempo, ha sometido toda la vida económica y social de Irán a las necesidades y funciones del sistema capitalista mundial, encabezado por estas mismas potencias imperialistas. La RII ha intensificado su hostilidad reaccionaria hacia los imperialistas occidentales al tiempo que busca una mayor dependencia de los imperialistas chinos y rusos. El resultado es tan intenso que hasta la disponibilidad de pan en las mesas de la gente está ligada a la rivalidad entre las potencias imperialistas, que están alineándose unas contra otras y luchan por repartir y repolarizar sus esferas de influencia global.
Estos rasgos, junto con el carácter político y cultural de la RII, es decir, el fascismo teocrático, figuran entre algunos de los rasgos concretos básicos del régimen islámico. La única conclusión correcta es que hay que derrocar el sistema económico y social que gobierna la sociedad iraní y que está ligado a las potencias imperialistas — ya sean los imperialistas estadounidenses y europeos o los imperialistas chinos y rusos. Hace falta plasmar y manifestar esta conclusión en las consignas y políticas de los distintos movimientos sociales en el terreno.
Causas de los altos precios del trigo y del aceite de cocina
Un periódico afiliado a los Guardianes de la Revolución confeccionó una serie de mentiras que señalaban el miedo y la sorpresa del régimen ante el repentino aumento de los precios mundiales del trigo, diciendo que los causaba la guerra en Ucrania2. La facción “Eje de la Resistencia”, favorable al régimen, le echó la culpa a “la implementación de las políticas neoliberales por parte de una facción neoliberal”3. Los opositores de derecha a la RII —desde los monarquistas hasta los liberales— le echan la culpa a la ineptitud de la RII y a la mala gestión del gobierno como origen de la escasez y el aumento de los precios del petróleo, el trigo y los productos de primera necesidad. ¡Pero el aumento de los precios del trigo no se debe fundamentalmente a la mala gestión de la República Islámica, a las diversas políticas del gobierno iraní, a la guerra en Ucrania o a las políticas neoliberales! Estos factores se derivan de causas más básicas. La raíz y la causa principal de estos problemas es el sistema de producción capitalista, y en el caso de la República Islámica, también se deben a su naturaleza esencial y su carácter de clase que ya hemos discutido.
No hay duda de que la guerra en Ucrania fue un factor importante en el aumento del precio del trigo y otros productos básicos en varias partes del mundo. El puerto ucraniano de Odesa suministraba la mayor parte de los cereales a África, y el bombardeo de las fuerzas de ocupación rusas detuvo la carga en este puerto. El sistema ferroviario y las reservas de petróleo de Ucrania se han asignado a la guerra de sustitutos de la OTAN contra Rusia. Por lo tanto, Ucrania no es capaz de organizar el transporte terrestre de cereales, fertilizantes químicos y otros productos alimenticios. Además, casi un 30% de las tierras de cultivo de Ucrania se han convertido en un campo de batalla, y millones de trabajadores agrícolas han sido desplazados o están en guerra. Pero las raíces de esta guerra también se encuentran en el funcionamiento del sistema capitalista4. Hasta la experta de la ONU en asuntos alimentarios que intervino en la reunión del Consejo de Seguridad del 19 de mayo de 2022 dijo que “el conflicto entre la Federación Rusa y Ucrania no inició una crisis de seguridad alimentaria; simplemente echó más leña al fuego de que ya estaba en ciernes desde hace tiempo”. Agregó que los pobres del mundo han aumentado en casi un 40% a nivel global “en los últimos cinco meses... lo que equivale al número de personas que China ha sacado de la pobreza en los últimos 20 años”, y añadió que lo que se avecina no es un acontecimiento periódico, sino que más bien es un terremoto5.
Rusia ha prohibido las exportaciones por el mar Negro en represalia por las sanciones estadounidenses y europeas. China detuvo las exportaciones de urea, que los agricultores indios necesitan desesperadamente, lo que hizo que India se negara a exportar trigo. China no sólo ha limitado sus exportaciones de cereales debido a las malas cosechas de trigo de este año, sino que ha empezado a comprar trigo y cereales a todo el mundo en competencia con otros países. Han cerrado fábricas que producen la mayoría de los bienes de consumo e intermedios que exportaban al mundo. Y dado que China tiene tanto control sobre la mayoría de los puertos y vías fluviales del océano Índico, puede imponer esta prohibición. Rusia y Bielorrusia han cortado las exportaciones de potasa y potasio a Brasil. Brasil es el mayor productor de soja, pero no puede producirla sin importar potasa. De este modo, los cereales y los alimentos básicos se han convertido en armas en esta guerra entre imperialistas por el reparto del mundo6. Pueden justificarlo y sí lo justifican. Pero antes que China y Rusia, Estados Unidos y los países europeos han esgrimido esta arma en muchas ocasiones con sus propias sanciones contra otros países.
La globalización capitalista y los cambios en la estructura de la agricultura
Otro factor estructural muy importante que ha configurado la situación alimentaria mundial en la actualidad es la destrucción de la agricultura tradicional y autóctona en pequeña escala en los países dominados de Asia, América Latina y África. Este fenómeno se ha intensificado desde la década de 1990, dado que la agricultura en general ha pasado a estar bajo el control de las empresas comerciales. Estas grandes empresas industriales, en concierto con los avances tecnológicos, tomaron el control de las semillas, la tierra y el agua de los pequeños agricultores locales en diferentes países. Utilizando la tecnología de las semillas híbridas, los fertilizantes y las tecnologías de siembra para controlar el agua y los créditos agrícolas, han logrado dominar la agricultura del mundo. Ahora, ningún pequeño agricultor de la India puede cultivar sus tierras sin comprar semillas y fertilizantes cada año y sin pedir préstamos a las grandes empresas agroindustriales como Monsanto-Bayer.
Otro caso es el de Pakistán, un país que depende fuertemente de la agricultura, pero que está dominado por el Corredor Económico China-Pakistán. Ha sustituido las semillas de trigo tradicionales por semillas híbridas de la empresa comercial-agrícola china Sinocom. De este modo, el principal producto alimenticio de Pakistán ha pasado a estar bajo el control de una empresa china. Este tipo de agricultura es el nuevo modo del capitalismo global para la producción de los alimentos del mundo.... La falta de gas y de acero puede trastornar el funcionamiento normal de una sociedad, pero la falta de alimentos y de agua priva a la sociedad de la vida.
En las dos últimas décadas, la agricultura tradicional y local de los países africanos, y en países como Pakistán e Irán, sufrió cuando las empresas agrícolas y comerciales chinas también entraron en el mercado mundial de capital agrícola. En Irán, Jihad Sazandegi y otras organizaciones proveedoras afiliadas al gobierno en asociación con los capitales chinos, coreanos, alemanes, turcos, emiratíes, rusos, etc., causaron estragos en la agricultura y acapararon la tierra, el agua y los recursos del mercado. Su participación hizo que hoy la gente no tenga ni siquiera pan. El problema no es la falta de producción de alimentos en Irán, el problema es que no se produce para el pueblo, sino para los mercados mundiales y regionales. Los capitalistas lo consideran un activo “financiero”.
Con la guerra en Ucrania, el pan se convirtió en una mercancía escasa y valiosa. Pero esta guerra puso al descubierto y perpetuó un hecho centenario: en el sistema capitalista, no existe ningún derecho de “comer” para la gente. Bob Avakian formuló y explicó esto y la situación a la que se enfrenta la humanidad y el mundo que pone ante nosotros dos futuros, de la siguiente manera:
Bueno, la gente puede proclamar el “derecho de comer”, pero no existe tal derecho dentro del funcionamiento de este sistema. En realidad no se puede ejercer eso como un derecho, dada la dinámica del capitalismo y la manera en la cual crea desempleo, como últimamente se nos ha demostrado de manera muy dramática. Crea y mantiene empobrecimiento en masa7.
O el sistema capitalista imperialista —en el cual una clase explotadora, en particular la clase capitalista (o sea la burguesía), por medio de sus funcionarios políticos y administrativos, burocráticos y militares, detenta y ejerce el poder político, expresado de manera concentrada como el monopolio de la fuerza armada “legítima” y, junto con eso y como cimiento de eso, la dinámica de la acumulación capitalista, que establece el marco fundamental de cómo funciona la sociedad— o todo aquello, repito — o el sistema socialista, en el cual se gobierna la sociedad en pro de los intereses fundamentales y mayores de la clase anteriormente explotada, el proletariado, y ese poder político lo ejercen cada vez más las masas populares, con la dirección, sí, de una vanguardia comunista, y la planificación social consciente cada vez más reemplaza a la fuerza motriz de la anarquía de la producción capitalista (al mismo tiempo, claro, que siempre habrá ignorancia junto con el conocimiento y la necesidad siempre confrontará a los seres humanos, junto con el reto de transformarla en libertad por medio de la lucha)8.