El presidente de Estados Unidos, Biden, ha calificado repetidamente al presidente ruso Putin de “criminal de guerra”. Biden y otros funcionarios estadounidenses hablan de una profunda indignación por el sufrimiento del pueblo ucraniano. Hablan sombríamente de cuál es el mejor lugar internacional para celebrar juicios por crímenes de guerra al estilo de Núremberg para los líderes rusos. El presidente ucraniano Zelenski llegó a decir ante el Consejo de Seguridad de la ONU que las acciones de Rusia en Ucrania constituyen “los crímenes de guerra más atroces de todos los tiempos desde el fin de la Segunda Guerra Mundial”.
La invasión rusa a Ucrania es, de hecho, una violación criminal de la soberanía de otro país, y está muy claro que su conducción de la guerra ha implicado graves crímenes de guerra, como bombardeos de centros de población civil como Kyiv, Mariúpol y Jarkóv. Y se ha informado de casos de uso de “municiones de racimo”, es decir, bombas o proyectiles que se dividen en explosivos más pequeños que se dispersan sobre una amplia zona. (Para obtener más información sobre las municiones de racimo, véase la sección “Guerra de Vietnam” en la Primera parte de este artículo).
También hay acusaciones de violaciones, torturas y asesinatos, que en este momento no están documentados y hace falta investigarlas.
Pero por tan graves que sean estos crímenes, e incluso con la suposición de que resulta que todas las acusaciones hasta ahora no comprobadas sean ciertas, palidecen en comparación con los crímenes de la maquinaria de guerra imperialista estadounidense (incluida la CIA) que Biden representa y dirige, y con la que Zelenski está estrechamente aliado.
A continuación se presenta una lista parcial y una breve descripción de algunos de los crímenes de guerra más atroces de Estados Unidos y sus aliados cercanos en el período en el que se centra Zelenski: “desde el fin de la Segunda Guerra Mundial”. Se trata de crímenes cometidos a nivel internacional, fuera de las fronteras de Estados Unidos (es decir, no hemos incluido aquí los crímenes contra la humanidad cometidos contra los negros, los indígenas y otros dentro de Estados Unidos).
La Primera parte abarca el periodo de 1948 a 1979. La Segunda parte abarca el período de 1980 a 1992.
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1980 - 1992
Ayuda en la tortura, violación y masacre de civiles sin armas; asesinato de manifestantes pacíficos; asesinato de opositores políticos.
Guerra civil en El Salvador
De 1980 a 1992, la guerra civil hizo estragos en el país centroamericano de El Salvador. La mayoría de los salvadoreños vivían en una pobreza desesperada y sin ningún derecho político, aterrorizados por las fuerzas armadas, la policía y una red de escuadrones de la muerte secretos vinculados al gobierno y a la CIA estadounidense1. La riqueza, y el poder, estaban fuertemente concentrados en una minúscula élite de grandes terratenientes y otros “oligarcas”2.
Las fuerzas antigubernamentales estaban lideradas por el Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN), que contaba con el apoyo de amplios sectores de la población salvadoreña, incluidos antiguos liberales, católicos progresistas, sindicalistas y grupos guerrilleros de izquierda. También contaba con el apoyo de Cuba y la Unión Soviética.
Estados Unidos fue el principal apoyo del gobierno, entrenando y proporcionando “asesores” a las fuerzas armadas salvadoreñas, junto con al menos cuatro mil millones de dólares en ayuda3: mil millones directamente para las fuerzas armadas, y otros tres mil millones de “ayuda económica” para apuntalar a la dictadura.
A continuación algo de lo que Estados Unidos respaldaba:
Ataques a protestas pacíficas:
- El 22 de enero de 1980, unos 100.000 manifestantes se reunieron en San Salvador para conmemorar una masacre del gobierno en el pasado. Un avión les roció con insecticida, y luego la Guardia Nacional y la policía abrieron fuego, y según informes mataron a 67 manifestantes e hirieron a 250.4
- El 17 de marzo de 1980, las fuerzas gubernamentales mataron al menos 54 personas en un intento de aplastar una huelga general“5.
Tortura:
- En 1982, un ex soldado salvadoreño describió detalladamente la brutal tortura y asesinato de una niña de 13 años y un chico de 17 por parte de soldados salvadoreños. Afirmó que asesores militares estadounidenses estuvieron presentes en las torturas (aunque no en los asesinatos) y en el entrenamiento en técnicas de tortura, y que no se le opusieron a nada de ello6.
- Las fuerzas armadas salvadoreñas arrojaban habitualmente a los “sospechosos” desde helicópteros al mar, y acuchillaban los rostros de las víctimas para que quedaran irreconocibles. Los soldados fueron entrenados para “no sentir piedad de nadie”, para matar a cualquiera, incluidas mujeres, niños y ancianos, “que se ponga delante de ti”, y que “la mayoría de los campesinos son guerrilleros”7.
Asesinato de sacerdotes y monjas:
- Como una parte importante de la Iglesia Católica simpatizaba con el FMLN, los escuadrones de la muerte enarbolaron el lema “Sé patriota, mata a un cura”.
- El 24 de marzo de 1980, el arzobispo Oscar Romero fue asesinado a tiros mientras daba misa. En un sermón pronunciado el día anterior había solicitado a los militares, “en nombre de Dios, basta de represión”8. Este asesinato fue dirigido por Roberto D’Aubuisson, un líder de los escuadrones de la muerte con estrechos vínculos con Estados Unidos, el que estaba al tanto del papel de él9.
- El funeral de Romero tambíen fue atacado y al menos 40 dolientes fueron asesinados10.
- En diciembre de 1980, cuatro religiosas estadounidenses (tres monjas y una trabajadora laica) fueron detenidas por soldados salvadoreños, violadas y asesinadas. Cuando esto salió a la luz, el embajador de Estados Unidos ante la ONU trató de justificar los asesinatos, diciendo que “las monjas no eran simplemente monjas. Eran activistas políticas en nombre del Frente [FMLN]”11.
- En noviembre de 1989, una unidad de comandos de élite mató a seis sacerdotes jesuitas en su casa, junto con su ama de llaves y su hija adolescente12.
Masacres y “desapariciones” de campesinos:
- En diciembre de 1981, soldados del batallón Atlácatl, entrenados por Estados Unidos, torturaron y masacraron al menos 986 personas, entre ellas 552 niños y 12 mujeres embarazadas, en la aldea de El Mozote. Las mujeres fueron violadas, reventaron los cráneos de los bebés y los niños mayores fueron decapitados13.
- Se calcula que para el fin de la guerra habían muerto 71.000 personas14. Más de un millón de personas —aproximadamente una quinta parte de la población— fueron desplazadas de sus hogares15.
En 1987, el presidente de El Salvador, José Duarte, viajó a Washington para entrevistarse con el presidente estadounidense Reagan. Reagan elogió la “mano firme al timón” de Duarte. A continuación, Duarte besó la bandera estadounidense mientras Reagan y otros funcionarios aplaudían16.
1982-1983:
Facilitar y apoyar al genocidio contra el pueblo maya; tortura; masacres de civiles.
Guatemala: Ríos Montt y Ronald Reagan
Un golpe de estado respaldado por Estados Unidos en 1982 llevó al poder a un general fascista cristiano, José Efraín Ríos Montt. Bajo el mandato de Montt (y después), las fuerzas armadas guatemaltecas intensificaron la guerra civil genocida que se inició con el golpe de estado de Estados Unidos en Guatemala en 1954 (véase la Primera parte de este artículo). Las fuerzas de Montt destruyeron sistemáticamente más de 600 aldeas de los indígenas mayas. Setenta y cinco mil personas, en su inmensa mayoría mayas, fueron masacradas en menos de dos años17.
Dieciséis meses después, Montt fue depuesto y luego juzgado. Francisco Velasco, uno de las docenas de testigos mayas, declaró sobre una incursión del ejército en su aldea en 1982 en la que los soldados mataron a 33 ixiles (un pueblo maya), incluida la hija de Velasco, de 12 años de edad: “Le abrieron el pecho y le arrancaron el corazón”18.
Montt fue condenado por genocidio y otros crímenes. Pero Estados Unidos vio las cosas “de otra manera”. La Dirección de Inteligencia de Estados Unidos describió al régimen de Montt como “el renacimiento espiritual de Guatemala”19. En diciembre de 1982, el presidente estadounidense Reagan se reunió personalmente con Montt y lo declaró “un hombre de gran integridad personal y compromiso”.
En ese momento, Estados Unidos era muy consciente del genocidio en curso20.
3 de julio de 1988:
Ataque con misiles a un avión civil sobre aguas internacionales.
Derribo del vuelo 655 de Iran Air
El 3 de julio de 1988, un avión de pasajeros iraní realizaba un vuelo de rutina a través del golfo Pérsico con 290 pasajeros y tripulación a bordo, volando en corredores aéreos civiles designados y comunicándose por canales de radio civiles normales. Sin previo aviso, el U.S.S. Vincennes, un enorme buque de guerra equipado con radares de última generación y otros equipos, disparó dos misiles de crucero que destruyeron el avión, matando a todos los que iban a bordo21.
Estados Unidos mintió una y otra vez sobre lo sucedido, incluso afirmó que el Vincennes no podía distinguir un gran y lento avión de pasajeros tipo Airbus, a un caza de combate F-14 mucho más pequeño y rápido. Estas mentiras fueron sistemáticamente refutadas por el Instituto Naval de Estados Unidos favorable a los militares22.
Pero ni los hechos ni la pérdida de la vida de 290 inocentes importaron a los gobernantes estadounidenses: Como dijo el presidente George H. Bush: “Nunca pediré perdón de parte de los Estados Unidos de América. Jamás. No me importan los hechos”23.
Unos dos años más tarde, Bush concedió al capitán del Vincennes la medalla de la Legión del Mérito por su “servicio excepcional”24.
1989-1990
Invasión de un país soberano; destrucción de un centro de población civil; destitución de un líder en otro país a fin de instalar un régimen “amigo”.
Invasión de Panamá
El 20 de diciembre de 1989, 27.000 soldados estadounidenses invadieron a Panamá con el objetivo de derrocar y arrestar al líder panameño Manuel Noriega. Durante décadas, Noriega había sido un agente de la CIA, lacayo de Estados Unidos y narcotraficante, al que Estados Unidos había confiado el mantenimiento de su dominio sobre Panamá. Noriega había desempeñado un papel clave en la canalización de armamento de Estados Unidos a las fuerzas de la “Contra” nicaragüense (véase la Primera parte de este artículo), entre otros “servicios”.
Pero a fines de los años 1980, Estados Unidos había llegado a conclusión de que Noriega no era leal ni fiable. Esto era especialmente problemático para Estados Unidos, ya que el Canal de Panamá, de gran importancia estratégica, iba a pasar oficialmente del control estadounidense al panameño. Así que Estados Unidos determinó que Noriega tenía que irse25,26.
El apoyo más fuerte para Noriega se encontraba en El Chorrillo, un barrio empobrecido de 25.000 habitantes. Las tropas estadounidenses entraron por asalto a El Chorrillo, incendiando sin piedad los edificios residenciales de madera, disparando a la gente en el acto, aplastando a la gente con sus tanques y enterrando a las víctimas en fosas comunes. Cuando terminaron, la mitad del barrio estaba completamente destruido; los sobrevivientes lo llamaron “la pequeña Hiroshima”. Murieron unos 5.000 panameños27.
Estados Unidos depuso al presidente pro-Noriega y tomó juramento a un nuevo “presidente” pro estadounidense en una base militar estadounidense. Detuvieron y juzgaron a Noriega en Estados Unidos, algo totalmente ilegal según el derecho internacional y que incluso fue objeto de protestas por los aliados europeos de Estados Unidos28.
Al día de hoy, Panamá lleva las cicatrices de la muerte y la destrucción de la invasión, y del dominio posterior estadounidense29.