
Salman Rushdie
Condenamos de todo corazón al despiadado ataque contra el autor Salman Rushdie. Mientras daba una charla en una mesa redonda de la Institución Chautauqua en el oeste del estado de Nueva York, un miembro del público agredió al polémico autor, apuñalándolo numerosas veces. Ahora Rushdie está luchando por su vida. Esperamos que Rushdie se recupere lo mejor posible.
No hay ninguna circunstancia en la que se justifique un ataque de este tipo.
Los medios de comunicación, citando a las autoridades policiales, informan de que el agresor está influenciado por la ideología del régimen fundamentalista islámico de Irán. Todavía no está del todo claro ni se puede verificar quién o qué está detrás de este ataque, y no se debe apresurarse a juzgar. Al mismo tiempo, es importante entender que la República Islámica de Irán emitió una “fatwa” —es decir, un llamamiento a la muerte— contra Rushdie por supuesta “blasfemia” contra el Islam en su novela satírica Los versos satánicos, publicada en 1989. Una vez más, tales llamamientos por parte de cualquier gobierno —así como cualquier acusación o persecución por cualquier supuesta “blasfemia” contra cualquier religión por parte de personas o fuerzas no gubernamentales— no deben tener cabida en ninguna sociedad y deben ser condenados por toda persona.
El hecho de que la República Islámica de Irán, un régimen ilegítimo liderado por el clero fundamentalista islámico fascista, le haya dado la bienvenida ahora a este ataque es tanto repugnante como, a su propia manera perversa, idóneo de un estado reaccionario que ahora está torturando a cientos de prisioneros políticos en sus cárceles por los “delitos” de hablar y escribir contra el régimen, o de defender a quienes lo hacen.
Si bien es cierto que Estados Unidos hace mucho más daño a escala mundial que esos fanáticos fundamentalistas islámicos, dentro y fuera del gobierno, esos regímenes o movimientos no son de ninguna manera realmente “antiimperialistas” y cualquier fuerza o individuo con un mínimo de principios debe oponérseles.