En las semanas previas al día 4, llevaron por todos lados el llamamiento para las acciones del 4 de julio, desafiando a los babosos atrasados que defenderían a este sistema empapado de sangre y movilizando a aquellos que anhelan oponérsele pero que se sienten asfixiados y abrumados por la forma en que por lo normal están las cosas. Este lema —y el cartel principal colgado en los muros por todas partes— tuvo un efecto muy positivo: obligó a la gente a hacer frente a la realidad de Estados Unidos en sentidos muy gráficos, daban asco e indignaban a algunos mientras atraían a otros.

En algunas zonas, como Los Ángeles, EL CUERPO REVCOM propagó audazmente el mensaje Número Dos de @BobAvakianOfficial en las redes sociales, en que Bob Avakian (BA) pregunta: “¿Cuándo ha sido Estados Unidos un ‘país con grandeza’?” y responde con osadía: “NUNCA”. El lema “No al Trump fascista, no al Genocida Joe, que se vaya todo el maldito sistema” generó una fuerte controversia y, una vez más, apoyo; e inclusive algunos a quienes les agradaba el primer lema quisieron luchar en torno al segundo. Cuanto más hacían esto los revcom como una fuerza unificada, más agudamente se definían las cosas y más atractivos eran los revcom.

Una forma importante en que se activó a la gente para contribuir fue trabajando en torno a proyectos de arte que resaltaron el lema principal. Estas obras visuales a menudo contaban con la participación de grupos de gente nueva en actividades colectivamente con los revcom más experimentados y tuvieron un fuerte efecto. En Nueva York, una artista remozó la vitrina de Libros Revolución siguiendo los dos lemas principales, y la gente se detuvo en seco para tomar fotografías en los días previos y posteriores al evento. En Los Ángeles, en un patio de un grupo de casas en un vecindario de los oprimidos, algunos adolescentes junto con algunos familiares y vecinos crearon simulacros de bolsas para cadáveres en representación de los niños y otras personas a los que los misiles fabricados en Estados Unidos han masacrado en Gaza. Mientras lo hacían, escucharon y bregaron sobre algunos de los despachos de Bob Avakian en las redes sociales. En Chicago, más de media docena de personas de distintos orígenes y culturas contribuyeron a un proyecto diseñado por un estudiante de arte. Además, hubo poemas, canciones, actuaciones y declaraciones poderosas hechas por personas que provenían de distintas perspectivas, y en unión en torno a los lemas centrales del día.

En algunas ciudades, estos proyectos dieron expresión a un principio importante de la estrategia revolucionaria desarrollada por Bob Avakian: los dos máximos. Los “dos máximos” se refieren a “maximizar la resistencia y el desarrollo de un movimiento revolucionario y de las fuerzas revolucionarias organizadas entre las masas básicas, y entre las capas medias” (de El Nuevo Comunismo: La ciencia, la estrategia, la dirección para una revolución real y una sociedad radicalmente nueva en el camino a la verdadera emancipación). Cuando personas de diferentes sectores de la sociedad se unen en proyectos o acciones, es posible generar un “sinergia”. Es posible hacer desintegrar el aislamiento que las personas de diferentes sectores de la sociedad a menudo se sienten entre sí y puede darles la sensación de que de verdad es posible un cambio más grande.

Hay lecciones importantes que hay que sacar y difundir y cosas importantes a partir de las que avanzar. De cada esfuerzo y de cada avance, positivo o negativo, surgen inevitablemente nuevas preguntas. Habrá una lucha para sacar esas lecciones y una lucha sobre la manera de seguir adelante, ¡y eso es bueno! Lo principal ahora es desarrollar semejante lucha en el proceso de avanzar en olas en este momento poco común.