En un conjunto detallado de informes publicados el 12 de junio, una comisión de las Naciones Unidas ha documentado y denunciado a Israel y sus fuerzas armadas por importantes crímenes de guerra y crímenes de lesa humanidad. El Informe principal1 resume una investigación que comenzó el 7 de octubre de 2023, día del ataque de Hamás contra Israel. (Dos informes adicionales, sobre Hamás y sobre Israel, profundizan mucho más en las pruebas que respaldan las conclusiones del Informe sumario).
Estas conclusiones, aunque escritas en un lenguaje legal seco, pintan un cuadro vívido de la realidad de la “guerra contra Hamás” de Israel, o sea, la masacre genocida unilateral del pueblo palestino a manos de Israel. (Hasta el 16 de junio, al menos 138.000 palestinos han sido asesinados, heridos o desaparecidos en la Franja de Gaza o Cisjordania. Esto incluye a más de 15.000 niños asesinados).
El Informe también documenta y condena a Hamás, la Yihad Islámica y otros por crímenes contra civiles y otros no combatientes, incluidos asesinatos y secuestros. Volveremos a esto más adelante.
La Comisión de la ONU entrevistó a más de 70 víctimas o testigos, recopiló 350 documentos de varios gobiernos, organizaciones e individuos involucrados, y examinó miles de pruebas de “fuente abierta”, como videos en línea, utilizando métodos científicos establecidos para separar imágenes reales de falsificaciones de diversos tipos.
Al mismo tiempo, los autores son francos acerca de las limitaciones que enfrentaron, tanto por el caos de la guerra y la violencia en curso, como porque Israel se negó a cooperar con la investigación, incluso prohibiendo a la Comisión entrar en la Palestina ocupada (Cisjordania, Jerusalén Este y la Franja de Gaza). Dadas las limitaciones, el Informe es muy cuidadoso al distinguir entre lo que se puede decir que es cierto (sobre la base de evidencia sólida, lo que es posible o incluso probable pero no probado debido a lagunas en la evidencia); y lo que a estas alturas son sólo rumores o acusaciones sin pruebas que lo respalden.
A continuación se presentan algunos puntos clave del Informe:
Israel está llevando a cabo “un ataque intencional y directo contra la población civil”.
En términos contundentes, el Informe concluyó que “el inmenso número de víctimas civiles y la destrucción generalizada de objetos civiles [por ejemplo, edificios de apartamentos] e infraestructura civil crucial [por ejemplo, hospitales, escuelas, panaderías] son los resultados inevitables de la estrategia elegida por Israel para el uso de la fuerza durante estas hostilidades, realizada con la intención de causar el máximo daño…”, incluido “el uso intencional de armas pesadas con gran capacidad destructiva en zonas densamente pobladas”. Esto “constituye un ataque intencional y directo contra la población civil”.
En otras palabras, cuando Israel lanza bombas de 2.000 libras sobre barrios densamente poblados, las miles de muertes resultantes no son “daños colaterales”. Desde el principio, Israel libró conscientemente la guerra contra la población civil, y continúa haciéndolo incluso cuando el mundo entero es testigo del terrible número de víctimas.
Israel ha matado, lisiado, dejado huérfanos y traumatizado a decenas de miles de niños palestinos.
“La FSI [Fuerza de Seguridad de Israel] ha matado y lisiado a decenas de miles de niños, lo que ha provocado un deterioro físico permanente a miles de niños y un trauma emocional a largo plazo para todos los niños”. El informe añade que “a finales de noviembre de 2023, a unos 1.000 niños se les había amputado uno o más miembros, algunos de ellos sin anestesia”. Y que “los ataques también afectaron gravemente a infraestructuras esenciales para el bienestar de los niños, incluidos hospitales, escuelas y servicios básicos, lo que provocó un mayor número de muertes e impidió el tratamiento adecuado de los heridos. Los efectos sanitarios, educativos y sociales para los niños durarán toda la vida y afectarán a generaciones”.
Además, “al menos 15.173 niños en Gaza han perdido a uno o ambos padres desde el 7 de octubre”.
Israel “utiliza el hambre como método de guerra”.
El Informe dice que “Israel ha utilizado el hambre como método de guerra, afectando a toda la población de la Franja de Gaza durante las próximas décadas, con consecuencias particularmente negativas para los niños”.
Una vez más, esto no es un accidente: el Informe cita al Ministro de Defensa de Israel alardeando de que estaba implementando “un asedio completo... sin electricidad, sin agua, sin alimentos, sin combustible. Estamos luchando contra los animales humanos y actuamos en consecuencia”. Durante las semanas posteriores al 7 de octubre, “[t]odos los cruces entre Israel y la Franja de Gaza estuvieron cerrados, bloqueando las entregas regulares y de ayuda humanitaria”. E incluso después de que se levantó el asedio “completo”, Israel impidió que llegara nada que se acercara a la ayuda necesaria.
La Comisión informa que en Gaza “1,1 millones de personas enfrentan niveles catastróficos de inseguridad alimentaria”.
Y “al menos 28 [niños] han muerto debido a desnutrición aguda y deshidratación”.
Israel utiliza la degradación sexual y la violencia contra los prisioneros palestinos para quebrantar el espíritu del pueblo palestino.
El Informe dice que: “La FSI obligó a los detenidos a desnudarse públicamente en muchos lugares, bajo circunstancias humillantes, incluso cuando las víctimas estaban con los ojos vendados, arrodilladas y/o con las manos atadas a la espalda mientras estaban en ropa interior;… y la FSI las filmó o fotografió” y luego publicó las imágenes en línea.
“A los palestinos también se les obligó a observar a miembros de su familia y de su comunidad desnudarse en público y caminar total o parcialmente desnudos mientras eran objeto de acoso sexual… Estos actos tenían como objetivo humillar y degradar a las víctimas y a la comunidad palestina en general... [creando] un sentimiento de vergüenza, subordinación, emasculación e inferioridad”. Este trato escandaloso fue tan común que el Informe concluyó que “fue ordenado o tolerado” por las autoridades militares israelíes.
Los ejemplos anteriores sólo tocan la superficie de los crímenes de guerra y de lesa humanidad que documenta el Informe, como disparar contra civiles desarmados que portaban banderas blancas; bombardear zonas designadas como seguras; atacar organizaciones de ayuda, convoyes y lugares de refugio; y la escalada de violencia contra los palestinos en Cisjordania, que ya ha matado a más de 500 personas, al menos 112 de ellos niños varones.
En cuanto a Hamás: el Informe es una lectura desgarradora para cualquiera, y debería servir como un shock para regresar a la realidad para cualquier partidario de la lucha palestina que crea que Hamás es una “fuerza de liberación”. Hamás, una combinación tóxica de fundamentalismo islámico, opresión patriarcal, y un enfoque de venganza, llevó a cabo crímenes horrendos a partir del 7 de octubre: asesinando a civiles (incluidos niños) y tomando rehenes para usarlos como moneda de cambio.
También hay evidencia de algunos abusos sexuales a mujeres2. Este es un punto controvertido y requiere una evaluación honesta y basada en evidencia. Si bien las afirmaciones más escandalosas de Israel de que Hamás violó sistemáticamente a mujeres no fueron probadas en este informe (y hay pruebas de que algunas de estas afirmaciones están distorsionadas o inventadas), sí hay pruebas verificadas de mujeres israelíes que fueron degradadas y agredidas sexualmente de formas sumamente feas y humillantes3.
La documentación del Informe sobre estos y otros incidentes es bastante repugnante. En un incidente, los combatientes de Hamás mataron a la madre de dos niños pequeños frente a ellos y luego se filmaron mientras uno de ellos alardeaba: “Mira la misericordia en nuestros corazones. Aquí están los niños, no los matamos”. ¡Hamás publicó el vídeo en su sitio web oficial!
Si bien la lectura de este Informe deja claro que Israel es, de lejos, el mayor criminal aquí, es un hecho que Hamás no representa ningún tipo de futuro por el que cualquier persona decente debería luchar. Sin embargo, son demasiados los que justifican (o incluso celebran) la venganza como parte necesaria del proceso de “liberación”.
Esa clase de pensamiento condujo aquí —y ha conducido en el pasado— a horrores que no tienen nada que ver con nada emancipatorio (incluso por parte de fuerzas que han afirmado ser comunistas). Bob Avakian, el autor del nuevo comunismo, ha dejado claro que el objetivo de la lucha debe ser nada menos que una revolución total. Pero también ha dejado claro como principio básico que:
el nuevo comunismo repudia cabalmente, y está decidido a arrancar de raíz en el movimiento comunista, la venenosa noción, y la práctica, de que “el fin justifica los medios”. Es un principio central del nuevo comunismo que los “medios” de este movimiento tienen que provenir de (y corresponder con) los “fines” fundamentales de abolir toda explotación y opresión mediante una revolución que se dirija sobre una base científica. (De Breakthroughs (Abriendo brechas): El avance histórico hecho por Marx, y el nuevo avance histórico del nuevo comunismo, Un resumen básico)