La campaña israelí de represión y asesinato en contra de los palestinos en Cisjordania continúa intensificándose. Bajo el lema del “contraterrorismo”, Israel está llevando a cabo una violenta campaña de terror, desplazamiento por la fuerza y limpieza étnica.
La Cisjordania palestina es la zona situada al oeste del río Jordán, donde viven tres millones de palestinos. Israel se apoderó de ella ilegalmente en 1967 y desde entonces los palestinos que viven allí han estado bajo ataque de Israel1.

Los escombros de las casas destruidas por la ofensiva aérea y terrestre del ejército israelí en el campamento de Jabaliya en Cisjordania, 19 de febrero de 2025. Foto: AP
Los ataques de los militares y colonos israelíes contra los palestinos están aumentando y funcionarios israelíes clave están planeando abiertamente “alentar la huida de los palestinos de Cisjordania, destruir la Autoridad Palestina y anexar el territorio”; en otras palabras, robar toda la tierra e integrarla a Israel, sin importar la criminalidad implícita o el asombroso costo humano para los palestinos2.
El regreso de Trump al poder, su respaldo total a Israel y ahora su abierta promoción de la limpieza étnica de los palestinos de Gaza han dado más respaldo a la agresión israelí y han ayudado a llevarla a un nivel completamente nuevo.
Sólo esta semana pasada:
La operación militar masiva de Israel, que comenzó el 21 de enero, el día después de que Trump asumiera el cargo, continúa. Ha expulsado a más de 45.000 palestinos de sus hogares desde entonces, la mayor cantidad de los más de 57 años desde que Israel se apoderó de Cisjordania. Miles de palestinos se han visto obligados a refugiarse con familiares, amigos o en escuelas, mezquitas, edificios municipales o donde sea que puedan.
El pasado fin de semana, el ministro de Defensa de Israel anunció que a los desplazados no se les permitirá regresar a sus hogares. También afirmó que el ejército israelí permanecerá en Cisjordania durante el próximo año y que se desplegarán tanques allí por primera vez en 20 años3.
El sistema de agua y de alcantarillado de los cuatro campos de refugiados atacados ha quedado destruido y los campamentos se han vuelto inhabitables. “Los soldados están tomando el control de una zona tras otra, destruyendo casas, infraestructuras y carreteras”, dijo un residente. “Tuvimos que abandonar el campamento; el ejército amenazó con dispararnos”, dijo otro.
En las incursiones, Israel balea y asesina a los palestinos, incluidos a jóvenes y niños. Ataca las escuelas.
Netanyahu ha ordenado una intensificación de la operación militar y el despliegue de tres batallones más en Cisjordania, después de una explosión que dañó tres autobuses estacionados cerca de Tel Aviv (que está a unas 45 millas / 72 kilómetros de Cisjordania) pero no causó víctimas4.
Israel anunció planes para construir ilegalmente unas 1.000 nuevas viviendas para colonos cerca de Jerusalén, lo que constituye otro paso hacia la anexión de Cisjordania.

Residentes palestinos del campo de refugiados de Nur Shams en Cisjordania cerca de Tulkarem, obligados a huir ante las operaciones militares israelíes, 11 de febrero de 2025. Foto: AP
Un momento “sin precedentes”
Un historiador palestino-estadounidense de la Universidad de Arizona habló con el New York Times sobre la situación actual en Cisjordania: “Lo que hace que este momento no tenga precedentes no es solo la escala del desplazamiento sino también el discurso que lo acompaña, que normaliza cada vez más la idea del desplazamiento obligatorio permanente”.
“La deportación o el traslado por la fuerza de una población civil es una violación del derecho internacional humanitario, un crimen de guerra y un crimen contra la humanidad”, informa el New York Times.