El martes 17 de septiembre por la tarde, miles de bíperes digitales en todo El Líbano empezaron a sonar de repente (con timbres, zumbidos y melodías) como si llegara un mensaje. Segundos después explotaron — en mercados, casas, coches y hospitales. Muchos de los que miraron su bíper esperando un mensaje perdieron los ojos o quedaron horriblemente desfigurados. Los bíperes que explotaron en cinturones o bolsillos mataban o mutilaban a personas.
Fatima Abdullah, de nueve años, acababa de llegar a casa de la escuela cuando el bíper de su padre empezó a sonar. Se lo estaba llevando cuando explotó, destrozándole la cara, matándola y salpicando sangre por toda la habitación.
Los hospitales se llenaron de víctimas con heridas horribles: heridas punzantes en la cara, miembros amputados, abdomen abierto, ojos perforados y huesos fracturados. Un médico dijo que nunca había visto heridas como esa.
No se trató de un mal funcionamiento de un bíper ni de una avería en el sistema de telecomunicaciones de El Líbano, sino de un ataque terrorista deliberado del Estado de Israel que mató instantáneamente a 12 personas e hirió al menos a 3.000, muchas de ellas de gravedad. Israel había creado en secreto una empresa de electrónica, había colocado trampas explosivas en sus bíperes y luego los había vendido a la organización libanesa Hezbolá, una organización fundamentalista islámica respaldada por Irán, así como a otras organizaciones de El Líbano1. (Véase el recuadro lateral para obtener información sobre Israel, El Líbano y Hezbolá).
Cuando Israel hizo detonar esos bíperes, no los utilizaban los combatientes en el campo de batalla, sino que personas los llevaban en sus casas, en sus compras, en el trabajo o con sus familias y sus hijos. Israel había convertido deliberadamente esos artículos civiles de uso cotidiano en armas de asesinato y terror indiscriminados (a muchos libaneses les aterra ahora que cualquier dispositivo electrónico portátil pueda ser una bomba de tiempo).
Los ataques continúan y se intensifican en una “nueva fase” de la guerra de agresión israelí
El ataque masivo del martes contra el pueblo libanés no fue sólo otro crimen de guerra israelí, fue también una escalada muy grave y peligrosa del actual enfrentamiento de Israel con Hezbolá, que podría conducir a una guerra total devastadora, que podría conducir a una guerra más amplia en todo el Medio Oriente.
El miércoles 18 de septiembre, transmisores-receptores portátiles (walkie-talkies) y algunos teléfonos móviles empezaron a explotar de repente, como ha pasado el día anterior con los bíperes. Algunos estallaron durante el funeral de un niño asesinado por Israel el día anterior. Al menos 25 personas más murieron y más de 600 resultaron heridas. Algunos de los dispositivos parecían diseñados para provocar incendios más grandes, y se produjeron incendios en más de 71 casas y tiendas y al menos en 18 coches y motocicletas.
A partir del jueves, Israel volvió a intensificar sus ataques y lanzó su campaña de bombardeos más intensa del año contra El Líbano. Israel llevó a cabo cientos de ataques el jueves, el viernes y el sábado, tanto contra objetivos militares como civiles. Edificios enteros de apartamentos fueron demolidos y al menos dos altos funcionarios de Hezbolá fueron asesinados. Los ataques del viernes por sí solo mataron a unas 45 personas, entre ellas tres niños, e hirieron al menos a otras 68.
Israel advierte que su guerra contra Hamás en Gaza y Hezbolá en El Líbano está entrando en una nueva fase más peligrosa, centrada en Hezbolá en el norte, lo que añadiría horror sobre horror al ya sufrido pueblo de El Líbano.
Los dirigentes de Hezbolá han jurado vengarse de estos últimos ataques y pueden sentirse obligados a hacerlo. Y si Hezbolá contraataca o Israel intensifica aún más su ataque contra El Líbano, los aliados de Hezbolá en Irán, Siria, Irak y Yemen también pueden sentirse obligados a sumarse a la lucha, lo que a su vez podría arrastrar a Estados Unidos directamente a la batalla2. Todo esto tiene implicaciones impredecibles y potencialmente catastróficas para millones de personas en todo el Medio Oriente.
Los gobernantes estadounidenses no condenan el terrorismo israelí ni su peligrosa escalada
Los gobernantes estadounidenses dicen que no sabían nada sobre el ataque terrorista israelí con bíperes ni tuvieron nada que ver con él. Pero, lo supieran o no, lo apoyaran o no, no han condenado el ataque israelí ni lo han calificado de terrorismo, del mismo modo que se han negado a condenar el ataque israelí a Gaza o a llamarlo por lo que es, el genocidio.
Estados Unidos no ha vacilado en su suministro de miles de millones de dólares en armas a Israel: el mes pasado, Biden aprobó 20.000 millones de dólares más, incluidos misiles aire-aire avanzados y aviones de combate. Mientras el genocidio continuaba cada vez más salvajemente en Gaza y los bíperes estallaban en El Líbano, Kamala Harris reafirmó su apoyo: “Apoyo la capacidad de Israel para defenderse”.
Los gobernantes de Estados Unidos están haciendo esto porque Israel es su bastión armado y perro de ataque, dispuesto a atacar a cualquiera que amenace el dominio imperialista estadounidense de la región y del mundo.
Estados Unidos puede (o no) tener diferencias tácticas con Israel sobre algunas cuestiones, pero dominar el Medio Oriente es crucial para el funcionamiento, la estabilidad y el poder global de Estados Unidos.
En este momento, los imperialistas estadounidenses están librando una batalla muy dura para mantener su dominio sobre esta región. Se enfrentan a desafíos de Irán y sus aliados en Yemen, El Líbano, Siria e Irak, así como a rivales globales como Rusia y China, que buscan influir en la situación de diferentes maneras mientras se extienden a otras áreas que Estados Unidos busca dominar. En esta lucha general por el dominio mundial, una lucha que se ha intensificado intensamente bajo Biden y que conlleva el grave peligro de una guerra nuclear, Israel es más crucial que nunca para Estados Unidos.
En esta situación, las palabras del líder revolucionario y autor del nuevo comunismo Bob Avakian tienen aún más urgencia de vida o muerte:
Nosotros, la gente del mundo, ya no podemos darnos el lujo de permitir que estos imperialistas sigan dominando al mundo y determinando el destino de la humanidad. Y es un hecho científico que la humanidad no tiene que vivir así.
Décadas de agresión israelí contra El Líbano y la actual batalla de Israel contra Hezbolá
Desde su fundación en 1948, Israel ha llevado a cabo repetidamente guerras criminales de agresión contra El Líbano. Estas guerras han sido parte integral de la limpieza étnica y el genocidio israelí del pueblo palestino, así como de los ataques contra cualquier fuerza en la región que apoye a los palestinos o desafíe la dominación israelí o estadounidense.
En 1948, entre los 700.000 palestinos que Israel expulsó por la fuerza de sus tierras, más de 100.000 se encontraron refugiados en El Líbano. Hoy en día, hay unos 270.000 palestinos en El Líbano, que viven principalmente en campos de refugiados.
Israel ha librado guerras contra distintas fuerzas políticas en El Líbano en 1978, 1982, 1996 y 2006. Ocupó el sur de El Líbano desde 1978 hasta 2000. Estas guerras han causado cientos de miles de víctimas libanesas y una terrible devastación en la sociedad libanesa. Israel ha contado con el apoyo de Estados Unidos en todas estas guerras.
Hezbolá es una organización fundamentalista islámica, con su base principalmente entre la población musulmana chiíta de El Líbano. Se formó en 1982 como una milicia que resistía la ocupación israelí y está estrechamente alineada con la República Islámica de Irán. Hezbolá es una organización reaccionaria que apoya las relaciones opresivas, en particular el patriarcado. Se ha convertido en la fuerza política y militar dominante en El Líbano, cual país también tiene grandes poblaciones cristianas y musulmanas sunitas.
El 7 de octubre de 2023, cuando Israel lanzó su genocidio en Gaza (tras el ataque reaccionario de Hamás, incluso contra civiles, en Israel), Hezbolá comenzó a disparar cohetes contra objetivos en el norte de Israel. Afirma que seguirá haciéndolo mientras continúe el ataque asesino de Israel contra Gaza.
Israel, por su parte, ha estado bombardeando objetivos en El Líbano, incluidos ataques deliberados contra periodistas, ataques indiscriminados contra civiles y un uso generalizado de fósforo blanco, cuyo uso contra las personas está prohibido internacionalmente. Hasta la fecha, este enfrentamiento militar ha sido relativamente contenido, pero ahora la escalada israelí puede estar rompiendo ese patrón y llevando el conflicto hacia una dirección mucho más peligrosa.