El 1º de julio, la Corte Suprema tomó una decisión tan trascendental como lo es escandalosa. Decidieron que hay que “reexaminar” el pliego de acusaciones contra Donald Trump por liderar el intento de golpe de estado del 6 de enero — es decir, una toma violenta del gobierno. Pero la lógica y las reglas que se exponen en su votación de 6 a 3 resultarían casi con certeza en que partes grandes y decisivas del pliego —y tal vez la totalidad— se desestimaran y, en cualquier caso, se aplazaran hasta después de las elecciones.

La Corte sostuvo que Trump era inmune de los cargos —es decir, no podía ser acusado ni juzgado legalmente— no debido a que no los haya cometido, o debido a que la evidencia se obtuvo de forma ilegal, sino simplemente debido a que él era presidente. La Corte le dio a Trump —y a todos los presidentes en el futuro— un pase de por vida para salir de la cárcel por cualquier cosa que pudieran alegar que formaba parte de sus deberes como presidente.

Las implicaciones fascistas de la decisión quedaron plasmadas en la opinión de disentimiento de la jueza Sonia Sotomayor y la respuesta del presidente de la Corte Suprema —o más exactamente, el Señor Supremo de las Ejecuciones— Roberts, quien redactó la decisión mayoritaria. Sotomayor escribió que:

Las consecuencias de largo plazo de la decisión de hoy son nítidas. La corte crea efectivamente una zona desprovista de leyes alrededor del presidente, alterando el statu quo que ha existido desde la Fundación [del país].

El Presidente de los Estados Unidos es la persona más poderosa en el país, y posiblemente en el mundo. Cuando utilice sus poderes oficiales en cualquier sentido, según el razonamiento de la mayoría [de la Corte Suprema], ahora él estará protegido de cualquier proceso penal. ¿Ordenar al Equipo Seal 6 de la Marina [equipo de operaciones especiales] a asesinar a un rival político? Inmune. ¿Organizar un golpe de estado militar para mantenerse en el poder? Inmune. ¿Aceptar un soborno a cambio de un indulto? Inmune, inmune, inmune. Inmune.

¿Cómo le responde Roberts? ¿Responde enojado que el fallo NO permitiría en absoluto que el presidente cometa tales crímenes?

No. No responde así. En lugar de eso, descarta estos escenarios como “infundir miedo sobre la base de hipótesis extremas sobre un futuro en el que el presidente ‘se sienta facultado para violar la ley penal federal’”. (“Hipótesis” se usan generalmente en este contexto para referirse a cosas que posiblemente podrían suceder, pero que son extremadamente improbables).

Roberts inmediatamente agrega:

Los disentimientos pasan por alto la perspectiva más probable de un Poder Ejecutivo que se canibalice a sí mismo, con cada presidente sucesivo libre de procesar a sus predecesores, pero incapaz de cumplir con sus deberes con audacia y sin miedo, por temor a ser el siguiente.

Los “jueces” fascistas legalizan las sanguinarias amenazas y actos fascistas de Trump

Piense en esto por un minuto. Los primeros dos —y los más importantes— de los escenarios que Roberts descarta como “hipótesis extremas” y “alarmistas” son cosas de las que Trump ha sido acusado de hacer, ha amenazado con hacer o ha intentado hacer pero en vano. Veamos tan sólo algunos de los muchos ejemplos en que Trump propuso cosas que se acercaron mucho a lo que advierte Sotomayor:

• El mismo 1º de julio, Trump volvió a publicar en su cuenta de las redes sociales “Truth Social” un llamado a que se procesara a su rival política Liz Cheney en un tribunal militar en Guantánamo, donde los acusados prácticamente no tienen derechos y están encerrados en condiciones tortuosas;
• Trump ha propuesto directamente que Mark Milley, exjefe del Estado Mayor Conjunto (el máximo organismo militar del país) quien se opuso al intento de golpe de estado de Trump en 2021, sea juzgado y ejecutado por traición;
• y “organizar un golpe militar de estado para intentar mantenerse en el poder” es exactamente por lo que se suponía que Trump iría a juicio antes de que Roberts y el resto de los fascistas se aseguraran, mediante esta decisión, de aplazar el juicio hacia la tierra de Nunca Jamás de litigios interminables (regateo legal) hasta que terminen las próximas elecciones y Trump regrese al poder, de una forma u otra.

Nótese que la lista de Sotomayor es en sí extremadamente incompleta. Ella no incluye las repetidas amenazas de Trump de privar de todos los derechos políticos a las personas que protestan contra las políticas que él apoya, de encarcelarlas o incluso de privarlas de la ciudadanía, lo que incluye específicamente que Trump persiga selectivamente a los comunistas y otros radicales. Sotomayor no incluye sus repetidas amenazas de darle poderes a la policía no sólo para matar a personas sospechosas de delitos menores como robo en tiendas (que la policía ya hace en realidad), sino para darles a estos cerdos policías asesinos una licencia para hacerlo, de modo que ni siquiera tengan que preocuparse por ir a juicio. Ella no incluye las repetidas promesas de Trump de revivir cosas como la “Operación Espaldas Mojadas”, que recuerda una campaña gubernamental racista de la década de 1950 que expulsó de Estados Unidos TANTO a inmigrantes indocumentados COMO a ciudadanos estadounidenses de origen mexicano.

Pero Roberts finge que nada de esto sucedió. En cambio, Roberts advierte contra un peligro  completamente diferente. Le preocupa que sea un “presidente incapaz de cumplir con sus deberes con audacia y sin miedo” por temor a que lo acusen de violar una ley. Y está tan preocupado de que esta posible falta de audacia se restrinja por ley en contra de lo que él advierte en tres ocasiones distintas, sin citar jamás un ejemplo en el mundo real de tal falta de “audacia” en la larga y sangrienta historia de Estados Unidos y su presidencia. Roberts le dice a Trump que lo más importante es que él no tema cuando se le ocurra alguna nueva idea fascista.

En lo que respecta al propio Roberts, es a la vez una ironía y una señal reveladora que sea él quien haya escrito esta opinión. Aquellos que desean minimizar lo extremo de la situación a menudo afirman que Roberts, el “Magistrado Presidente” de la Corte, es en realidad un “moderado” que está tratando de mantener a raya a los “jueces” más abiertamente fascistas como Samuel Alito y Clarence Thomas (quienes, en diferentes sentidos, han dejado claro su apoyo al intento de golpe del estado del 6 de enero). El hecho de que Roberts haya escrito esta opinión deja claro que todo el peso de la Corte está detrás de ella.

La patética “solución” de Biden

¿Y qué dice al respecto el Genocida Joe Biden? En una declaración mucho más débil incluso que la de Sotomayor, admitió que “la ley ya no pondrá ningún límite al poder presidencial”. Pero la única solución de Biden fue votar por él [por el mismo Biden], ¡en un momento en que las fuerzas centrales en el Partido Republicano fascista se han unido abiertamente en torno a la promesa de que ellos no respetarán ninguna elección que Trump no gane! Este veneno tipo “cabeza en la arena” tendrá consecuencias horribles si la gente lo bebe. ¡¡NO LO HAGAN!!

Es la misma “solución” que los demócratas han propuesto —y a la que han luchado para restringir las cosas— desde que surgió Trump. Por mucho que los demócratas teman el daño que Trump, a su parecer, podría causar en la forma en que el capitalismo-imperialismo estadounidense ha podido dominar el mundo y gobernar “en casa”, estos demócratas temen aún más — tal como dice el líder revolucionario Bob Avakian: “movilizar a las masas de personas de la manera que sería necesaria para derrotar decisivamente a los fascistas, porque temen a que esto podría llevar a que las cosas ‘se salgan totalmente de control’, amenazando a todo su sistema”.

En unas palabras del invierno pasado que parecen cada vez más proféticas (con una visión a futuro), Bob Avakian dijo además que:

Es muy probable que todo llegue a un desenlace y todo esté en el aire en el presente año, 2024, siendo las elecciones presidenciales de este año un eje agudo de las riñas entre los dos partidos de la clase dominante imperantes —los demócratas y los republicanos— una lucha que muy probablemente se zafe de todos los límites de la “forma habitual” en que ejercen el poder sobre el pueblo y mantienen en marcha el funcionamiento de todo su sistema mortífero.

Una profunda división de este tipo —y especialmente este antagonismo amargo entre los de arriba— no se ha visto en Estados Unidos desde la época de la Guerra Civil en los años 1860.

Éste no es un momento de tomar partido con un grupo de opresores u otro. Este es un momento poco común — una oportunidad muy poco común —una oportunidad que quizá ocurra únicamente una vez en la vida— una oportunidad de aprovechar las profundas divisiones entre los opresores gobernantes y hacer frente al sistema entero de ellos, con el fin de hacerlo caer todo, y erigir algo mucho mejor en su lugar.

Conéctense con los revcom que se están organizando para esta revolución y que están trabajando todos los días para arrancar una revolución de los tiempos difíciles y explosivos que estamos viviendo. Y sobre todo, para comprender lo que está pasando en estos tiempos cada vez más tumultuosos y qué podemos y debemos hacer al respecto, sintonice @BobAvakianOfficial en todas las plataformas de las redes sociales.