Tras la masacre perpetrada por las tropas estadounidenses en Wounded Knee en 1890, los últimos lakotas fueron metidos a la fuerza en campos de concentración llamados “reservas”. Las autoridades federales intentaron forzar a los indígenas a convertirse en agricultores, a abandonar sus lenguas e identidades culturales, a considerarse “ciudadanos estadounidenses” y a asimilarse en la sociedad estadounidense más amplia. Los niños fueron robados a los pueblos indígenas y se les prohibió hablar sus lenguas. Se prohibieron las ceremonias religiosas tradicionales.
Como parte de la oleada de protestas y revoluciones radicales que recorrió el planeta en la década de 1960, surgió un gran movimiento de resistencia entre los pueblos indígenas de Estados Unidos. Su punto álgido se dio con la toma armada de Wounded Knee en 1973. El 27 de febrero, una caravana de 200 coches de indígenas y sus partidarios encabezada por activistas del Movimiento Indígena Americano (AIM) se abrió paso en la oscuridad hacia el pueblo de Wounded Knee, en la reserva indígena de Pine Ridge. Al llegar, emitieron una declaración en la que exigían que se celebraran audiencias sobre el Tratado de Fuerte Laramie de 1868, que prometía una amplia zona íntegra para los pueblos indígenas de los Dakotas. El gobierno estadounidense, por robo, recuperó violentamente esas tierras cuando se descubrió oro en ellas. Y exigieron una investigación de la Oficina de Asuntos Indígenas (BIA) del gobierno estadounidense y del gobierno tribal de Pine Ridge el que actuó como violentos ejecutores de la represión.
Como documenta el libro Agents of Repression (Agentes de represión): “En el primer caso desde la Guerra Civil en que el ejército de Estados Unidos fue despachado en una operación interna, el Pentágono invadió a Wounded Knee con 17 vehículos blindados de transporte de personal, 130.000 rondas de municiones M-16, 41.000 rondas de municiones M-1, 24.000 bengalas, 12 lanzagranadas M-79, 600 cajas de gas C-S, 100 rondas de explosivos M-40, helicópteros, cazas Phantom y personal, todo bajo el mando del [alto ayudante de Nixon] general Alexander Haig”.
Los indígenas cavaron sus propias trincheras y montaron barricadas. La gente evadió las barricadas del gobierno para llevar alimentos, medicinas y municiones, a menudo a pie o a caballo. Durante 70 días hubo combates a tiros casi a diario. Se dispararon decenas de miles de balas, además de gases lacrimógenos, hacia el pueblo, para obligar a los combatientes a deponer las armas y rendirse.
Una postura audaz, un amplio apoyo
Millones de personas se inspiraron en la postura de Wounded Knee. Otras tribus cancelaron las concesiones mineras que habían firmado con grandes empresas. Indígenas de más de 60 tribus diferentes se deslizaron a través de los bloqueos para unirse a sus hermanos y hermanas adentro. Cientos de personas recorrieron muchos kilómetros por las colinas para unirse a la gente de dentro o para llevar alimentos y suministros médicos. Médicos y enfermeras acudieron para ayudar en la clínica de Wounded Knee. Llegaron telegramas de apoyo de todo el mundo. Decenas de miles de personas celebraron manifestaciones de apoyo en muchas ciudades de Estados Unidos y de todo el mundo.
El gobierno trajo refuerzos y montó intensivas patrullas para impedir que la comida, los suministros y los nuevos reclutas llegaran a Wounded Knee. Estaban decididos a matar de hambre a los defensores. Después del 11 de marzo, cada vez eran menos los suministros que lograban pasar los controles gubernamentales. El 26 de marzo, cortaron las líneas telefónicas. Los grandes medios de comunicación se fueron. Esa noche, el gobierno lanzó una embestida masiva, disparando más de 20.000 balas contra el campamento indígena. Al día siguiente, el gobierno anunció docenas de impugnaciones contra las personas que estaban dentro.
El 5 de mayo, la Casa Blanca prometió que los representantes iban a reunirse con los jefes sioux en unas semanas para hablar del Tratado de Fuerte Laramie, con la condición de que los indígenas depusieran las armas. Éstos aceptaron poner fin a su ocupación. La Casa Blanca de Nixon rompió inmediatamente el acuerdo. El 31 de mayo, un asesor de Nixon presentó a cientos de indígenas una carta que decía: “Los días de celebrar tratados con los indígenas en Estados Unidos terminaron en 1871, hace 102 años…”.
Durante los tres años siguientes asesinaron a decenas de miembros y simpatizantes de AIM en la zona de Pine Ridge en circunstancias sospechosas. El líder de AIM, Leonard Peltier, fue inculpado por el asesinato de dos agentes del FBI y fue encarcelado en 1977. Los fiscales y los agentes federales fabricaron pruebas contra él (incluida la llamada “arma homicida”); ocultaron pruebas de su inocencia; presentaron testimonios falsos obtenidos mediante técnicas de interrogatorio tortuosas; ignoraron las órdenes judiciales y mintieron al jurado. Peltier —que fue sometido a un monumental número de violaciones constitucionales— sigue injustamente encarcelado.
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Vea la siguiente documentación y antecedentes:
Voices From Wounded Knee: The People Are Standing Up, publicado por Akwesasne Notes
In the Spirit of Crazy Horse, de Peter Mathiessen
Agents of Repression: The FBI’s Secret Wars Against the Black Panther Party and the American Indian Movement, de Ward Churchill y Jim Vander Wall
El Comité Internacional por la Defensa de Leonard Peltier
La película Corazón de trueno, que se basa libremente en los acontecimientos de Wounded Knee