En los últimos meses, protestas de masas a nivel nacional estallaron en China contra la política gubernamental de encierros casi totales para impedir la propagación de Covid. Estas protestas le han arrancado algunas concesiones al gobierno.
En el curso de estas protestas, los medios de comunicación en Estados Unidos promovieron continuamente la mentira de que Xi Jinping, el actual gobernante de China, estaba “regresando a los días de Mao Zedong (o Mao Tse-tung)”, el gran revolucionario que dirigió la revolución china a la victoria en 1949 y luego dirigió la construcción del socialismo durante 27 años. Dicen que Mao había tiranizado brutalmente a la gente de China, y ahora Xi estaba haciendo lo mismo. Y luego estos medios de comunicación trazarían un contraste entre la “China dictatorial y autocrática” y el “Estados Unidos democrático”.
Pero, ¿cuál es la verdad? En este panel en la página de inicio de revcom.us, destacamos cuatro artículos que examinan este tema. Y aquí hay tres grandes verdades.
Uno: Xi y Mao son polos opuestos, que representan objetivos, métodos y clases completamente diferentes y antagónicos.
Mao estableció un estado socialista en China, uno que representaba los intereses de la clase trabajadora en la lucha para superar el atraso y las cicatrices dejadas por los siglos de gobierno primero por los terratenientes feudales y luego por los imperialistas de Estados Unidos, Japón, Gran Bretaña y otros países capitalistas . Luchó para reducir y con el tiempo eliminar las diferencias entre las diferentes clases, apoyar la revolución en todo el mundo y desarrollar órganos de poder que podrían posibilitar que las masas revolucionaran a China y crearan nuevos valores de cooperación y sirvieran a las personas en contra de los valores de perro-come-perro de una sociedad de clases explotadora.
Xi es solo el más reciente verdugo en manejar el sistema capitalista-imperialista que se (re)estableció de manera violenta por medio de un golpe de estado tras la muerte de Mao en 1976. El estado actual representa los intereses de una nueva clase capitalista-imperialista que considera que sea útil mantener las etiquetas de “socialista” y “comunista” mientras explota a las masas y domina a países de ultramar e impone estas políticas por medio de su estado —tal como lo hace la clase capitalista-imperialista de Estados Unidos— por supuesto, sin los adornos del “falso socialismo”. En este momento, Estados Unidos y China están enfrentados en una rivalidad cada vez más amarga y militarista.
Dos: la rivalidad y la lucha entre Estados Unidos y China es una pelea entre dos potencias imperialistas, cada una de las cuales es una dictadura burguesa-capitalista — y NO es una lucha entre "la democracia y la autocracia".
En Estados Unidos, los medios de comunicación hablan sin cesar sobre los supuestos contrastes entre el Estados Unidos “democrático” y la China “autocrática”. Pero nótese que el Estados Unidos “libre y democrático” tiene una proporción mucho más grande de su población en prisión que cualquier otro país del mundo. Nótese que 20 manifestantes fueron asesinados en el Estados Unidos “democrático” y un sinnúmero de otros manifestantes fueron golpeados o encarcelados, durante los levantamientos en torno a “George Floyd-Breonna Taylor” contra el asesinato policial y la represión en 2020, ya sea por parte de la policía, los militares o los fascistas. Y si usted escuchaba o leía de cerca, un poco de la verdad que salió durante este levantamiento es que el gobierno chino “autocrático” sí permite que se lleven a cabo ciertos tipos de protestas dentro de un marco estrechamente limitado y “manejable”, al igual que lo hace Estados Unidos1.
Si examina todo eso científicamente, la única conclusión es que tanto la China de hoy como Estados Unidos son formas de dictadura capitalista-imperialista que también contienen algunas instituciones democráticas como válvulas de escape así como formas de hacer modificaciones dentro del sistema existente y cooptar a aquellos que son revoltosos.
Tres: Bajo la dirección de Mao, el papel de las masas en arrancar de raíz la opresión y reconfigurar la sociedad —y luchar vigorosamente sobre la manera de hacerlo— avanzó más allá que en cualquier otro momento de la historia. El nuevo comunismo desarrollado por Bob Avakian toma eso como base, pero va mucho más allá.
Bajo la dirección de Mao, China fue una dictadura socialista sobre aquellos que intentaban hacer volver la explotación. Al mismo tiempo, se crearon formas democráticas con una participación mucho más amplia de las masas como nunca antes que posibilitaron que las masas forcejearan, criticaran y transformaran casi todas las esferas de la vida a favor de eliminar todas las relaciones de explotación, todas las instituciones que las respaldaban y todos los valores que las reforzaban. Las entrevistas en este panel con Bob Avakian y Raymond Lotta no solo le dejan saber “cómo se veía” sino que examina las razones y la importancia, así como de deficiencias y los errores, incluso errores graves, en la ejecución y concepción de esas políticas.
Pero la historia no simplemente se detuvo con Mao. De aún más importancia, te recomendamos la Constitución para la Nueva República Socialista en América del Norte de la autoría de Bob Avakian, BA, que se basa pero va más allá de la Revolución Cultural dirigida por Mao en China — y en ciertos aspectos importantes es una ruptura que va más allá. Particularmente en el ámbito de debates de masas sobre el rumbo de la sociedad, BA rompe con limitaciones sobre el debate sobre una ideología oficial en la que se esperaba que las personas creyeran — algo que obraba en contra de la vitalidad que la sociedad socialista necesita y redujo la búsqueda de la verdad y la capacidad de las masas de personas para distinguir entre lo cierto y lo falso, lo correcto y lo incorrecto.
En su descripción del avance que representa la Constitución para la Nueva República Socialista en América del Norte, Bob Avakian dice:
Es un hecho que no existe en ningún otro lugar, en ningún documento de fundación o guía real o propuesto de ningún gobierno, nada que se parezca no sólo a las protecciones sino a las disposiciones para el disentimiento y la efervescencia intelectual y cultural que están encarnadas en esta Constitución, mientras que ésta tiene, en su núcleo sólido, una cimentación en la transformación socialista de la economía, con el objetivo de abolir toda explotación, y la correspondiente transformación de las relaciones sociales e instituciones políticas, para arrancar de raíz toda la opresión, y la promoción, por medio del sistema educativo y en la sociedad en su conjunto, de una orientación que “habrá de capacitar a las personas en buscar la verdad dondequiera que ésta conduzca, con un espíritu de pensamiento crítico y curiosidad científica y de esta manera aprender continuamente acerca del mundo y estar mejor capacitadas para contribuir a cambiarlo en conformidad con los intereses fundamentales de la humanidad”. Todo esto desencadenará y desatará una tremenda fuerza productiva y social de seres humanos con la capacidad e inspiración de trabajar y luchar juntos para satisfacer las necesidades fundamentales de la gente —con transformar la sociedad de manera fundamental y con apoyar y ayudar a la lucha revolucionaria por todo el mundo—, hacia el objetivo final de un mundo comunista, sin toda explotación y opresión, mientras que al mismo tiempo aborde la crisis ambiental y ecológica verdaderamente existencial, con sentido y de manera integral, lo cual es imposible hacer bajo el sistema del capitalismo-imperialismo.