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“La única democracia en el Medio Oriente”

es un estado fascista

Nota de la redacción: este artículo de Paul Street, historiador y autor, apareció originalmente el 1º de diciembre en El Reporte de Paul Street.

Israeli forces prevent Palestinian Muslim worshipers from entering the Al-Aqsa Mosque, November 17, 2023.

 

Las fuerzas israelíes impiden que los fieles musulmanes palestinos entren en la mezquita de Al Aqsa, 17 de noviembre de 2023.     Foto: AP

Matar y desplazar a “animales humanos” a un ritmo récord

La evidencia más obvia en apoyo a la tesis de que Israel es un estado fascista es la brutal ocupación racista y el apartheid que ha impuesto durante mucho tiempo con fuerza militar y paramilitar asesina en masa al pueblo palestino. La fuerza letal obviamente ha aumentado en los últimos dos meses, y el ataque terrorista de Hamas del 7 de octubre le dio a Tel Aviv un pretexto para llevar a cabo un salvaje programa de limpieza étnica que hasta ahora ha desplazado a 1,7 millones de los 2,3 millones de habitantes de Gaza, mientras que mata a más mujeres y niños de Gaza durante las últimas siete semanas que todas las mujeres y niños asesinados en Ucrania durante los últimos dos años (mi último Informe de Paul Street entró en algunos de los detalles horrorosos y fácilmente disponibles). Lo único nuevo aquí es el terrible ritmo al que Israel está matando al pueblo palestino, que ha sido descrito en términos fascistas como “animales humanos” por el ministro de Defensa de Israel.

Fascismo del Tercer Mundo, Inc.

Hay al menos otras dos pruebas clave que respaldan la noción de que Israel es un estado fascista. También cabe señalar lo que la Red Judía Antisionista Internacional (IJAN) ha llamado “El papel mundial de Israel en la represión”. Durante muchas décadas, Israel ha convertido su experiencia en represión, desarrollada por medio del desplazamiento y la opresión de los palestinos, en una industria global vinculada al Fascismo en el Tercer Mundo con apoyo estadounidense por todo el planeta:

“Las habilidades singulares de Israel en el control de multitudes, el desplazamiento forzado, la vigilancia y la ocupación militar han resultado en colocarlo en la vanguardia de una industria global de represión: desarrolla, fabrica y comercializa tecnologías las que utilizan ejércitos y policías de todo el mundo con fines de represión. El papel de Israel en esta industria comenzó con el ejército israelí, que utilizó por primera vez sus armas de guerra contra el pueblo palestino en la Palestina histórica y contra los países vecinos. En los últimos años, a medida que ha crecido el interés en las tecnologías y técnicas de vigilancia y orden público entre los gobiernos de todo el mundo, ha surgido una industria israelí de servicios privados de ‘seguridad interna’ construida sobre estos instrumentos probados en el campo para explotar y exportar este interés... Israel ha proporcionado armas, ha entrenado a milicias y policías militares y civiles, ha desarrollado y proporcionado tecnología de vigilancia y estrategias de represión, y ha proporcionado los medios para una amplia gama de otras técnicas de control, desde armas ‘no letales’ hasta tecnología fronteriza. Israel ha desempeñado un papel en armar y entrenar a los regímenes de apartheid de Sudáfrica y Rodesia, a los regímenes coloniales en el Medio Oriente y el norte de África (también conocidos como el Sudoeste de Asia y el Norte de África, o SWANA), y a los dictadores en América Central, del Sur y Asia. El gobierno israelí ha asumido un papel importante a nivel mundial imponiendo limitaciones a la libertad de movimiento, el orden público en las comunidades y el socavamiento de las luchas de la gente por la justicia. ... Israel vende sus armas, tecnologías, entrenamiento y técnicas de violencia a aquellos a quienes considera aliados e incluso a quienes considera enemigos. Israel vende o ha vendido a estados islamistas, comunistas, capitalistas, dictatoriales y socialdemócratas. La fuerza impulsora detrás de las exportaciones de armas israelíes, además del afán de ganancias, es la necesidad de una alianza estrecha y fuerte con las grandes potencias imperialistas que le brinden apoyo militar y diplomático continuo, mercados económicos y acceso al poder. Por lo tanto, Israel ha priorizado la venta de armas a los aliados y agentes de estas potencias”.

El mercado para las herramientas y técnicas de represión de Israel, puestas a prueba con los palestinos, incluye a las fuerzas de la policía en Estados Unidos encargadas de imponer en el territorio interno de Estados Unidos un apartheid racial y de clases de facto y la alimentación del más grande sistema de encarcelamiento en masa en el mundo: el gigantesco régimen carcelario racista de Estados Unidos.

“Ahora mismo es un régimen fascista”

Una tercera señal de la esencia fascista de Israel es la represión que ha infligido a aquellos de entre su propia población que han criticado a su último ataque contra el pueblo palestino, el asalto más grande de este tipo desde el ataque original de la Nakba. Dos semanas después del horrible ataque de Hamas del 7 de octubre, el jefe de la policía de Israel, Kobi Shabtai, anunció que iba a haber una “tolerancia cero” para las protestas contra la guerra. Shabtai amenazó con enviar a los manifestantes contra la guerra a Gaza mientras era objetivo de bombardeos a una escala sin precedentes. “Quien quiera convertirse en ciudadano israelí, bienvenido”, Shabtai dijo. “Cualquiera que quiera identificarse con Gaza es bienvenido. Lo pondré en los autobuses que van rumbo hacia allá ahora. Los ayudaré a ir hacia allá… habrá tolerancia cero ante cualquier caso de incitación… no habrá autorización para protestas… No estamos en una situación en la que permitiremos que todo tipo de personas vengan y nos pongan a prueba”.

¿Qué tan fascista fue eso?

Desde el inicio de la última y más feroz guerra de Israel contra Gaza, cientos de israelíes, incluidos judíos, han sido arrestados bajo sospecha de respaldar o provocar el “terror”. La causa de la detención, el presunto “terrorismo”, es cualquier señal de oposición a la guerra de terror de Israel en Gaza. Las publicaciones en las redes sociales consideradas insuficientemente favorables a la crucifixión criminal de Gaza por parte de Israel han sido suficientes para provocar la detención. Los israelíes judíos y palestinos son objetivo de persecución por crímenes de pensamiento. La policía israelí ha rastreado las redes sociales en busca de señales de que alguno de los ciudadanos de su nación haya expresado “apoyo a Hamas”. La Knesset israelí aprobó una medida que penaliza el “consumo sistemático y continuo de publicaciones de una organización terrorista”, con la amenaza a los israelíes con encarcelamiento por lo que leen, ven y escuchan.

Extendiendo la censura a los imanes de la mezquita de Al Aqsa, la policía israelí ha prohibido a los clérigos musulmanes mencionar el ataque a Gaza en sus sermones de los viernes.

El Tribunal Supremo de Israel se negó a permitir protestas contra la guerra en las ciudades palestinas de Um el-Fahem y Sakhnin. “Cuando un puñado de políticos palestinos, algunos de ellos ex miembros de la Knesset, intentaron protestar contra la guerra en Nazaret, la policía israelí los detuvo rápidamente”, informó The New Arab. Y agrega:

“El Dr. Meir Baruchin, un activista israelí que se opone a la guerra en Gaza, fue recientemente detenido e investigado por sedición e intención de cometer traición. Estuvo recluido en régimen de aislamiento durante cuatro días. Este hombre de 62 años de edad era, hasta hace poco, profesor de educación cívica e historia estadounidense en una escuela secundaria de Petah Tikva. Su empleador, el municipio de Petah Tikva, presentó una denuncia ante la policía después de que él hiciera publicaciones en Facebook en las que criticaba a la conducta del ejército y el gobierno israelíes en la guerra en Gaza”.

El Dr. Baruchin ha sido despedido por atreverse a hablar en contra del castigo colectivo y el asesinato de niños.

Un comité de ética del parlamento israelí suspendió al miembro izquierdista de la Knesset, Ofer Cassif, durante 45 días después de que Cassif criticara a la guerra genocida de Israel en Gaza. Cassif fue castigado por tener la decencia de señalar que:

  • Los líderes de Israel habían acogido durante mucho tiempo a Hamas como una herramienta para ayudar a impedir la formación de un estado palestino independiente.

  • Algo como el 7 de octubre era inevitable dada la intensificación del terror israelí contra el pueblo palestino tanto en Gaza como en Cisjordania.

  • El gobierno autoritario y genocida de Netanyahu aprovechó la oportunidad que le brindó el 7 de octubre para llevar a cabo una campaña de desplazamiento masivo en Gaza (El New York Times ha informado hoy que el ejército israelí tenía conocimiento detallado del plan de Hamas del 7 de octubre “hace más de un año”).

En una entrevista publicada en Truthout a finales de octubre, Cassif señaló que el gobierno israelí estaba entregando armas a milicias sionistas fascistas y “colonos” criminales. Cassif también señaló que los disidentes israelíes enfrentaban violencia de turbas facilitada por la policía israelí — una situación “fascista” que amenazaba a uno de sus buenos amigos:

“…está prohibido manifestarse y protestar contra la guerra. La ‘única democracia en el Medio Oriente” prohíbe las manifestaciones, tanto de ciudadanos árabes como judíos —no en apoyo a Hamas, digamos—, sino para oponerse a la guerra o simplemente expresar simpatía humana por los civiles inocentes de Gaza. No se les permite hacerlo. Ayer, mis amigos y camaradas intentaron manifestarse en Haifa, en el norte de Israel. Fue brutalmente disuelto por la policía, que los apaleó y arrestó a algunos de ellos. Ahora mismo es un régimen fascista, y eso es tan sólo la punta del iceberg… Está prohibido expresar simpatía por el pueblo de Gaza. Está prohibido expresar dolor por los niños asesinados en Gaza. Está prohibido expresar objeciones a la guerra en las redes sociales. Se ha despedido a personas de sus lugares de trabajo por hacerlo. Los estudiantes han sido suspendidos de sus colegios y universidades... hay muchos judíos a los esto también está afectando. Un amigo mío, justo hoy, anunció que lo despidieron de una escuela en la que daba clases porque escribió una objeción a la guerra en Facebook... Ahora es legítimo matar y balear a ciudadanos palestinos, así como a judíos democráticos o de izquierda, como en lo que respecta al discurso público. No es tan sólo el discurso público, ya que la policía se ha convertido en una milicia privada del ministro de Seguridad Nacional, Itamar Ben-Gvir... Hace una semana, hubo dos manifestaciones en Tel Aviv contra la guerra. En ese momento todavía estaba permitido. En una de esas manifestaciones, la policía golpeó a algunos de los manifestantes, hombres y mujeres de más de 70 años de edad. Y luego, otra manifestación un poco más grande, unas horas después, nuevamente en Tel Aviv, fue atacada brutal y violentamente por transeúntes. La policía no ayudó a los manifestantes y ayudó a quienes los atacaron... No es tan sólo la policía. Hay milicias de colonos e intolerantes fanáticos que ahora están armados por el estado. El ministro que mencioné, este intolerante fanático, emitió un decreto que facilita a todos conseguir armas. Muchas de las personas, no todas, pero muchas de las personas que están armadas ahora son fanáticos del tipo de Baruch Goldstein, el hombre que asesinó a 29 fieles palestinos en Hebrón hace 30 años… Van a derramar sangre dentro de Israel estos fascistas, estas milicias que mencioné están acompañadas por la policía — que a su vez ya está funcionando como milicia. Están capacitados. Tienen campos de entrenamiento. Están organizados en las redes sociales y WhatsApp. Tienen objetivos, nombres de izquierdistas y palestinos con sus domicilios, etc. Está escrito en los muros. No digas que no te lo advertí. Ahora están motivados, equipados con armas y entrenamiento, y con luz verde del gobierno. Es sólo cuestión de tiempo para que empiecen a balear a la gente... Hay un buen amigo mío — un izquierdista muy radical que también es judío ultraortodoxo. Es una voz muy destacada contra la ocupación y el racismo. Su nombre es Israel Frey. Vive en Bnei Brak. Fue agredido por una turba israelí de derecha hace unos días en su casa. No lograron entrar a la casa, pero afuera había unos cientos de personas tirando cosas. Lo llamé una vez que me enteré de lo que estaba pasando. Cuando logré comunicarme con él, de verdad él no podía hablar, ya que estaba claro que estaba defendiendo a sus pequeños en su casa y no podía salir. Tenía miedo de que entraran por la fuerza... La policía tardó en llegar. Cuando llegaron, lo acompañaron hasta su auto y lo dejaron allí. No lo defendieron. No lo protegieron. No lo acompañaron a un lugar seguro. Simplemente lo dejaron allí y tuvo que correr con su coche con la persecución de la turba hasta que llegó a un hospital en Tel Aviv donde pudo entrar y utilizar la seguridad del hospital. Desde hace unos días ya se esconde en un refugio. No hay protección del estado ni de la policía”.

El fascismo según los libros de texto.