Me entristeció enterarme de la reciente muerte del grande de las pistas Lee Evans, a quien vi participar en competencias muchas veces. Además de ser uno de los mejores corredores de 400 metros de todos los tiempos, Lee era un humanitario que se preocupaba por la gente del mundo.
Lee corrió en pista en San Jose State con Tommie Smith y John Carlos. Junto con ellos, fue uno de los fundadores y organizadores del Proyecto Olímpico para los Derechos Humanos (OPHR, por sus siglas en inglés), que impulsó el boicot de los Juegos Olímpicos de 1968 para protestar contra la opresión de los negros en Estados Unidos. El boicot no se produjo y los tres participaron en las Olimpiadas. Expulsaron a Smith y Carlos de las Olimpiadas tras levantar los puños con guantes negros en la tribuna de los ganadores de los 200 metros. Carlos aconsejó a Evans que se quedara e hiciera su carrera de 400 metros. Eso fue un poco controvertido, ya que algunos activistas negros consideraron que Evans debiera haberse marchado con Smith y Carlos. En esta conexión, Evans le dijo al periodista deportivo Dave Zirin: “Lo pasé mal porque los negros pensaban que no había hecho lo suficiente y los blancos simplemente estaban enfadados. Me dieron de ambos lados”. Evans ganó la carrera olímpica de 400 metros en un tiempo récord mundial. En la tribuna de los ganadores, Evans levantó el puño cerrado y llevó una boina negra para significar su apoyo al Partido Panteras Negras. Recibió amenazas de muerte por sus acciones antes y durante los Juegos Olímpicos.
Fue después de su carrera en las pistas que hay que recordar más a Evans. Fue un verdadero humanitario. Fue director de Atletismo de las Olimpiadas Especiales Internacionales. Su deseo más grande era trabajar con los atletas que no tenían las oportunidades que él tuvo como corredor de calibre mundial, por lo que acudió a aquellos países que necesitaban un entrenador de pistas. Entrenó a los equipos nacionales de Qatar, Camerún y Nigeria. En su entrevista con Zirin, dijo: “En cuanto supe lo que significaba el Jim Crow y descubrí que mis antepasados eran africanos, quise volver a África. Así que eso es lo que hice”.
Lee se quedó en Nigeria y estaba entrenando alumnos en pistas en escuelas secundarias cuando murió el 19 de mayo. Durante la década de 1980, trabajó en el Proyecto Madagascar, que incluye el suministro de agua potable, energía, electricidad, agricultura y transporte para la población en África. En 1991, recibió el premio Nelson Mandela, que se concede a aquellos que “defienden los valores de la igualdad y la amistad y el respeto de los derechos humanos, y se oponen al apartheid y a cualquier forma de racismo”.