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Promoviendo los intereses del imperialismo estadounidense:

El rasero único detrás de la política estadounidense en Ucrania y Palestina

Editors’ note: This article by Paul Street, historian and author, originally appeared on January 12 at The Paul Street Report.

Comparison chart: Gaza after 26 days of war, Ukraine after 500 days of war.

 

Entre Gaza y Ucrania, la hoja de parra ha caído para mostrar el chueco mito del “Mundo Libre”
Gaza tras 26 días de guerra
9.000 muertos, entre ellos 3.658 niños
22.219 heridos
Población 2,4 millones
Número de desplazados 1,5 millones
Recibieron 240 camiones cargados de agua, mortajas, artículos enlatados y un suministro insuficiente de medicamentos.
En medio de un nivel de crímenes sin precedentes, sólo Bolivia cortó relaciones diplomáticas con Israel mientras Chile, Colombia y Jordania llamaron a consultas a sus embajadores.
Ucrania después de 500 días de guerra
9.000 muertos, entre ellos 500 niños
15.000 heridos
Población 37 millones
Número de desplazados 7 millones
Recibió ayuda financiera y económica por un total de más de 93 mil millones de dólares, así como ayuda militar que supera las decenas de miles de millones de dólares.
Solidaridad internacional con Ucrania y sanciones económicas y militares contra Rusia   

Se ha dado al mundo otra gran oportunidad para apreciar la hipocresía imperialista transparente de la “política exterior” de Estados Unidos. Recordemos la indignación con la que el presidente estadounidense Joe Biden, la clase política estadounidense y los medios de comunicación estadounidenses respondieron a la invasión rusa de Ucrania en febrero de 2022. Biden rápidamente sostuvo una conferencia de prensa en la que criticó lo siguiente:

“El ejército ruso ha iniciado un asalto brutal contra el pueblo de Ucrania sin provocación, sin justificación, sin necesidad. Este es un ataque premeditado. Vladimir Putin eligió esta guerra. Y ahora él y su país responderán por las consecuencias... Esta agresión no puede quedar sin respuesta... Defendemos la libertad. Esto es lo que somos... Las acciones de Putin dejan ver su siniestra visión para el futuro de nuestro mundo — en que las naciones toman lo que quieren por la fuerza. Pero es una visión a la que Estados Unidos y las naciones amantes de la libertad de todo el mundo se opondrán con todas las herramientas de nuestro considerable poderío... La libertad, la democracia y la dignidad humana — son fuerzas mucho más poderosas que el temor y la opresión. No las pueden extinguir tiranos como Putin y sus ejércitos. Ninguna cantidad de violencia e intimidación puede borrarlas — de los corazones y esperanzas de la gente. La gente aguanta. Y en la contienda entre democracia y autocracia, entre soberanía y subyugación, no nos equivoquemos: la libertad prevalecerá”.

Luego se aplicaron las grandes sanciones económicas de Estados Unidos y del Occidente encabezado por Estados Unidos a Rusia, el audaz sabotaje estadounidense de dos importantes gasoductos que transportaban gas natural ruso a Europa occidental y el apoyo militar masivo de Estados Unidos a la actual guerra de dos años entre Ucrania y Rusia, un baño de sangre épico vendido al mundo en nombre de los preciados ideales occidentales. En febrero de 2023, Biden realizó un viaje encubierto al “Kyiv en tiempos de guerra”, la capital de Ucrania. Celebró una conferencia de prensa conjunta con el comediante presidente de Ucrania en la que anunció un nuevo paquete de ayuda militar de 500 millones de dólares y proclamó: “Ucrania se mantiene firme. La democracia está en pie. Los estadounidenses están con ustedes y el mundo está con ustedes”.

Gran parte del mundo no estaba impresionado con la noción de que la Ucrania blanca y europea era el lugar principal donde era necesario defender la libertad y la democracia, mientras que inmensos sectores de la humanidad en el Sur global y en lugares como la franja de Gaza habían sufrido durante mucho tiempo opresión y pobreza mucho más allá de la miseria que han experimentado recientemente los ucranianos.

Sí, Gaza, un campo de concentración al aire libre en el que Israel había acorralado, bloqueado y torturado desde hace mucho tiempo a 2,3 millones de palestinos, víctimas de un brutal desplazamiento racista y una limpieza étnica desde la sangrienta fundación de Israel en 1948.

Veinte meses después de la invasión rusa de Ucrania provocada por Estados Unidos, la ocupación [de Palestina] respaldada por Estados Unidos y el estado de apartheid de Israel hicieron que, en comparación, los crímenes de Putin parecieran insignificantes. Utilizó un ataque terrorista provocado por Israel, predecible y de hecho significativamente predicho (por la propia inteligencia militar de Israel), llevado a cabo por el ala militar del grupo islamista radical a cargo nominal de Gaza, Hamas, para justificar una guerra genocida contra el pueblo de Gaza. En consonancia con la promesa de su primer ministro fascista Benjamín Netanyahu de tomar “poderosas represalias” como algún rey judío demente del Antiguo Testamento, Israel ha desplazado a más del 80 por ciento de los habitantes de Gaza y ha matado al menos 25.000 palestinos en los últimos tres meses, en su mayoría mujeres y niños. Israel ha lanzado bombas de 900 k sobre zonas urbanas densamente pobladas. Desde hace mucho tiempo los proveedores de servicios humanitarios han descrito el asalto israelí a Gaza como la catástrofe peor y de desenvolvimiento más rápido “en tiempos de guerra” que jamás hayan presenciado. Las Fuerzas de Defensa de Israel atacan a los hospitales de Gaza. Dicen a los habitantes de Gaza que se trasladen hacia el sur para evitar la aniquilación y luego los bombardean en sus nuevas ubicaciones.

Varios políticos y figuras públicas israelíes acogen abiertamente a este salvaje asalto, algunos de los cuales llaman a escalar la liquidación de la población de Gaza mientras el mundo ve una imagen tras otra de niños palestinos muertos sacados de los escombros humeantes.

La llamada guerra entre Israel y Hamas, en realidad la crucifixión de Gaza por parte de Estados Unidos e Israel, ha matado a más niños en tres meses que todos los niños asesinados en todas las zonas de conflicto del mundo (incluida Ucrania) en tres años.

Muchos gazanos ya se están muriendo de hambre, y la hambruna y las enfermedades en masa ahora se ciernen sobre las masas desplazadas.

En respuesta al ataque del 7 de octubre por parte de Hamas, un grupo que Netanyahu ha patrocinado desde hace mucho tiempo, Israel ha impuesto un castigo colectivo a una escala criminal y en masa que ha repugnado a toda la gente decente. Al ataque se le opone la mayoría preponderante de la humanidad política y moralmente sensible y todos los países menos un pequeño puñado de naciones cautivas de Estados Unidos.

Sudáfrica acaba de llevar a Israel ante la Corte Internacional de Justicia por el cargo de genocidio. Lo ha hecho con el apoyo de la mayor parte del mundo, incluidos los participantes en un gigantesco movimiento de protesta de masas que ha surgido en el Occidente e incluso en Estados Unidos.

A man sits on the rubble as Palestinias search rubble in Jabaliya refugee camp, northern Gaza Strip, after Israeli airstrike, November 1, 2023.

 

Campamento de refugiados de Jabaliya, norte de la Franja de Gaza, después de un ataque aéreo israelí, 1º de noviembre de 2023.     Foto: AP

¿Cuál ha sido la respuesta de Estados Unidos a los crímenes crecientes, chocantes y genocidas contra la humanidad perpetrados por Israel en Palestina? Once días después del ataque terrorista que el grupo terrorista Hamas respaldado por Netanyahu llevó a cabo en el sur de Israel, Biden voló a la capital de Israel, Tel Aviv, para pararse junto al fascista primer ministro israelí y decir lo siguiente:

“Hace setenta y cinco años, tan sólo 11 minutos después de su fundación, el presidente Harry S. Truman y los Estados Unidos de América se convirtieron en la primera nación en reconocer a Israel [después de que militares y paramilitares israelíes llevaron a cabo una sangrienta campaña de limpieza étnica conocida como “la Nakba”, “la catástrofe” en árabe. — P.S.]. Hemos tomado partido con ustedes desde ese entonces, y tomaremos partido con ustedes ahora. Mi administración ha estado en estrecho contacto con sus dirigentes desde los primeros momentos de este ataque, y vamos a cerciorarse de que tengan... de que ustedes tengan lo que necesitan para proteger a su población, para defender a su nación... Durante décadas, hemos garantizado la ventaja militar cualitativa de Israel. Y en adelante esta semana, solicitaré que el Congreso de los Estados Unidos apruebe un paquete de apoyo sin precedentes para la defensa de Israel. Mantendremos la Cúpula de Hierro totalmente abastecida para que pueda seguir vigilando los cielos israelíes, salvando vidas israelíes. Hemos trasladado activos militares estadounidenses a la región, incluido el posicionamiento del grupo de ataque del portaaviones USS Ford en el Mediterráneo oriental, con el USS Eisenhower en camino, a fin de disuadir — de diferir nuevas agresiones contra Israel e impedir que este conflicto se extienda. El mundo sabrá que Israel es más fuerte que nunca. Y mi mensaje a cualquier estado o cualquier otro actor hostil que esté pensando en atacar a Israel sigue siendo el mismo que hace una semana: No lo hagan. No lo hagan. No lo hagan… Fíjese que Israel es un milagro — un triunfo de la fe, la resolución y la resiliencia sobre el dolor y pérdida imposible. Vamos a tomar partido con ustedes. Como usted dice en hebreo, ‘el pueblo de Israel vive’. Israel será un estado seguro, a salvo, judío y democrático hoy, mañana y siempre”.

Washington, enemigo de la brutalidad rusa en Ucrania, ha dado un apoyo total a la guerra genocida de Israel contra Gaza. Ha otorgado a Tel Aviv apoyo y protección militar y diplomático masivo, con una combinación del suministro de armamento y el despliegue de una flotilla de la Armada estadounidense para impedir que cualquiera en la región interfiera con las “poderosas represalias” de Israel. Estados Unidos ha bloqueado resoluciones de alto el fuego en el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas. Continúa financiando, equipando y protegiendo la Crucifixión neohitleriana de Gaza aun cuando finge estar trabajando entre bastidores para moderar la vergonzosa carnicería que está teniendo lugar a plena vista del mundo. Como The New York Times informó (podríamos decir “admitió”) hace cuatro días:

“La administración Biden ha apoyado ampliamente a Israel —tanto de palabra como en el suministro de armamento— en su invasión y bombardeo de Gaza después de que los terroristas de Hamas mataran a unas 1.200 personas en un ataque contra Israel el 7 de octubre. La campaña militar de Israel ha matado a más de 22.000 personas en Gaza en los tres meses transcurridos desde ese entonces, según el Ministerio de Salud de Gaza... A medida que han aumentado el saldo de muertos civiles y la crisis humanitaria en Gaza, el Sr. Biden ha instado a Israel a moderar su campaña y tomar mayores precauciones para impedir víctimas civiles. Pero ha seguido apoyando con ayuda militar y no ha llamado para un cese el fuego, y Estados Unidos vetó una resolución de las Naciones Unidas que llamaba a un cese el fuego”.

Es cierto que Biden advirtió desde el principio a Israel que no se dejara consumir por la rabia vengativa y que la administración Biden ha hecho un gran espectáculo de decir que en privado está presionando a Netanyahu para que Israel conduzca su guerra en Gaza con una matanza de civiles menos indiscriminada. Pero el apoyo básico de Estados Unidos al sadismo de Tel Aviv continúa sin disminuir. Es una campaña que claramente tiene como objetivo “transferir” (sacar) a casi toda la población palestina de Gaza de la franja de Gaza .

Hay un contraste contundente entre los murmullos de Biden y el secretario de Estado estadounidense, Anthony Blinken, sobre la necesidad de que Israel se comporte con respeto por las cuestiones humanitarias, y lo que Biden dijo en voz alta sobre la conducta de Rusia en Ucrania. Biden conmemoró el primer aniversario de la invasión rusa de Ucrania diciendo lo siguiente en Polonia: “Han cometido depravaciones, crímenes contra la humanidad, con descaro y sin escrúpulos. Han atacado a los civiles con muerte y destrucción. Usaron la violación de mujeres como arma de guerra. Se robaron a niños ucranianos en un intento de robarse el futuro de Ucrania. Bombardearon estaciones de tren, hospitales de maternidad, escuelas y orfanatos”.

Todo ello es cierto, pero para nada Biden ni nadie más en su administración han mencionado los crímenes mucho más atroces de parte de Israel contra Gaza en términos remotamente equivalentes. Y, tal como señaló el director diplomático de The Guardian, Patrick Wintour, hace dos semanas en un artículo sobre “US Double Standards On Israel and Russia” [El doble rasero de Estados Unidos respecto a Israel y Rusia], existe un contraste contundente entre el esfuerzo de Estados Unidos por castigar a Rusia por crímenes de guerra y su falta de cualquier esfuerzo de parte de Estados Unidos para hacerlo por lo que se refiere las transgresiones mucho más atroces de parte de Israel en Gaza:

Estados Unidos, como miembro del Grupo Asesor sobre Crímenes Atroces para Ucrania [rápidamente] comenzó a proporcionar a la Corte Penal Internacional (CPI) su evidencia de crímenes de guerra, desplegando un equipo de investigadores y fiscales para ayudar al fiscal ucraniano, el general Andriy Kostin, ‘en la documentación, conservación y preparación de argumentos sobre casos de crímenes de guerra’... En contraste, después de dos meses de destrucción en Gaza, el Departamento de Estado de Estados Unidos ha dicho que no ve ninguna necesidad de iniciar ningún examen interno formal para determinar si Israel ha cometido crímenes de guerra, a pesar de que Estados Unidos suministró las armas que ha estado utilizando y, según algunas versiones, murieron más civiles en Gaza en dos meses que en Ucrania en más de dos años. Ni la noticia de que Israel había utilizado bombas “tontas” no teledirigidas en casi la mitad de sus ataques, ni que el propio presidente [Biden] dijo que temía que los bombardeos fueran indiscriminados, ha conducido al Departamento de Estado a decir que sentía la necesidad de llevar a cabo una investigación formal sobre las violaciones del derecho humanitario... Un repaso superficial del mundo revela el impacto que esto ha tenido. Estados Unidos, le guste o no, corre el riesgo de convertirse en sinónimo del doble rasero. Udo Jude Ilo, director ejecutivo de Civiles en Conflicto, nacido en Nigeria, es tan sólo una de las innumerables figuras africanas que dan una advertencia. Dijo: ‘Ahora nos encontramos en una situación en la que la identidad del agresor o la identidad de la víctima determina la forma en que responde el mundo, y no es posible mantener un marco internacional de protección si está disponible a la carta’”.

(Eso lo expresa muy bien el Sr. Ilo, excepto por sus palabras “Ahora nos encontramos en una situación”. Esta situación viene de vieja data. No tiene nada remotamente nuevo.)

¿Cómo explicar este aparente “doble rasero”: una profunda preocupación oficial de los Estados Unidos expresada de labios para fuera por los ucranianos bajo ataque criminal, contra el apoyo oficial de los Estados Unidos al ataque mucho más criminal y de hecho genocida de Israel contra los palestinos y los gazanos? Los prejuicios raciales y religiosos ciertamente desempeñan un papel clave. Los ucranianos son blancos, europeos y “cristianos” y, por lo tanto, están alineados racial y religiosamente con la mayoría blanca y objetivamente supremacista blanca de Estados Unidos y el Occidente, mientras que los palestinos son de tez oscura, árabes-“orientales” y musulmanes, no están en el equipo de raza y cultura occidental. Esto ayuda a posicionar a los ucranianos como “víctimas dignas” y a los palestinos como “víctimas indignas” ante los ojos dominantes de Estados Unidos y el Occidente. Los israelíes, por el contrario, son predominantemente blancos y se consideran en gran medida una extensión de la cultura occidental en el Medio Oriente. Su religión dominante comparte escrituras centrales con el cristianismo. Y el estado judío de Israel ha cultivado desde hace mucho tiempo un profundo interés occidental resultante de la culpa del Holocausto: remordimiento por la eliminación casi total de los judíos europeos entre 1939 y 1945. También se ha unido con los sionistas estadounidenses para crear un influyente “cabildo israelí”, con enorme influencia dentro de la política electoral y la cultura intelectual de Estados Unidos.

Pero detrás y más allá de todo esto se hallan las prioridades del capitalismo-imperialismo estadounidense en su deseo de proyectar poderío, derrotar y disuadir a rivales, rebeldes y revolucionarios en todo el planeta. Israel ha sido durante mucho tiempo un importante puesto de avanzada del Imperio estadounidense. La carta del “cabildo israelí” a menudo se exagera en la “izquierda”, sea lo que sea. Como comentó hace poco Stephen Zunes, crítico académico de izquierda a la “política exterior” estadounidense (un bonito eufemismo para referirse al imperialismo), en respuesta a un posteo en las redes sociales que afirmaba que Israel “es dueño” del Congreso de Estados Unidos: “¡Eso es ridículo! Estados Unidos ha apoyado a gobiernos represivos de derecha durante décadas. ¿Cree que el Congreso también se vendió a esos gobiernos? ¿No cree que pueda tener alguna relación con promover los objetivos imperialistas estadounidenses?” Como explica Zunes: “el AIPAC [el principal brazo financiero del “cabildo israelí”] ciertamente hace que sea más difícil desafiar la política estadounidense, pero la política general sería esencialmente la misma”.

Washington ha patrocinado —con equipo, protección y fondos— a regímenes fascistas del tercer mundo y otros regímenes horrorosos por todo el planeta desde que yo estoy vivo. ¿Alguien cree con seriedad que el Congreso y los dos partidos políticos gobernantes de Estados Unidos también se vendieron a esos gobiernos?

El respaldo de Estados Unidos a Israel ha sido desde hace mucho tiempo, y sigue siendo, una cuestión de “promover los objetivos imperialistas de Estados Unidos” tanto dentro como más allá del superestratégico Medio Oriente rico en petróleo. Como señaló la Red Judía Antisionista Internacional (IJAN) en un informe de 2014 sobre “El papel mundial de Israel en la represión”, Israel ha convertido durante mucho tiempo su experiencia en represión, desarrollada mediante el desplazamiento y la opresión de los palestinos, en una industria global vinculada al fascismo tercermundista respaldado por Estados Unidos en todo el planeta:

“Las habilidades únicas de Israel en control de multitudes, desplazamiento forzado, vigilancia y ocupación militar han resultado en colocarlo al frente de una industria global de represión: desarrolla, fabrica y comercializa tecnologías utilizadas por ejércitos y policías en todo el mundo con fines de represión. El papel de Israel en esta industria se inició con el ejército israelí, que utilizó por primera vez sus armas de guerra contra el pueblo palestino en la Palestina histórica y contra los países vecinos. En años recientes, a medida que ha crecido el interés en las tecnologías y técnicas de vigilancia y actividades policiales entre los gobiernos de todo el mundo, ha surgido una industria israelí de servicios privados de ‘seguridad nacional’ construida sobre estos instrumentos ensayados en el campo para explotar y exportar este interés... Israel ha proporcionado armas, entrenó a milicias y policías militares y civiles, desarrolló y proporcionó tecnología de vigilancia y estrategias de represión, y proporcionó los medios para una amplia gama de otras técnicas de control, desde armas ‘no letales’ hasta tecnología fronteriza. Israel ha desempeñado un papel en armar y entrenar a los regímenes de apartheid de Sudáfrica y Rhodesia, los regímenes coloniales en el Medio Oriente y el norte de África (también conocidos como el sudoeste de Asia y el norte de África, o SWANA), y los dictadores en América Central, Sudamérica y Asia. El gobierno israelí ha asumido un papel importante a nivel mundial en imponer limitaciones a la libertad de desplazamiento, vigilar con policías a comunidades y socavar las luchas de la gente por la justicia... Israel vende su armamento, tecnologías, entrenamiento y técnicas de violencia a aquellos a los que considera aliados, e incluso a aquellos a los que considera enemigos. Israel vende o ha vendido armamento a estados islamistas, comunistas, capitalistas, dictatoriales y socialdemócratas. La fuerza impulsora detrás de las exportaciones de armas israelíes, además del afán de ganancias, es la necesidad de contar con una alianza estrecha y fuerte con las grandes potencias imperialistas que le brinden un apoyo militar y diplomático continuo, mercados económicos y acceso al poder. Por lo tanto, Israel ha priorizado la venta de armamento a los aliados y a los agentes de estas potencias”.

Y, por supuesto, ninguna gran potencia imperialista le ha proporcionado a Israel un apoyo militar y diplomático y un acceso al mercado y al poder remotamente más y más relevantes que los Estados Unidos de América, la potencia imperialista en jefe que representa el 40 por ciento de todo el gasto militar mundial y mantiene más de 1.000 instalaciones militares en más de 80 países.

(El mercado para las herramientas y técnicas de represión de Israel, ensayadas contra los palestinos, incluye a las fuerzas policiales estadounidenses, a quienes se les ha encomendado la aplicación del apartheid racial-de clase de facto en Estados Unidos y la alimentación del sistema más grande de encarcelamiento en masa del mundo: el gigantesco régimen penitenciario racista estadounidense.)

La política de Biden en Ucrania también está relacionada con “promover los objetivos imperialistas estadounidenses”. La causa principal de la invasión de Ucrania por parte de Putin fueron claramente los esfuerzos de larga data de Estados Unidos por convertir a Ucrania en un puesto militar de facto de Estados Unidos y la OTAN a lo largo de la extensa frontera occidental con el antiguo rival geopolítico de Washington, Rusia. (La invasión de Rusia a Ucrania no ocurrió “sin provocación” y tampoco lo fue el ataque de Hamas el 7 de octubre contra Israel.) Imaginemos que Rusia o China derrocara a un gobierno e intentara establecer un régimen militar aliado en Canadá o México. ¿Estados Unidos lo invadiría? ¿Los osos cagan en el bosque?

En el camino, las ambiciones imperiales de Estados Unidos respecto a Ucrania y Rusia incluyen la esperanza de Estados Unidos de reemplazar a Rusia como proveedor líder de gas natural para Europa (antecedentes críticos para la destrucción por parte de Estados Unidos de los gasoductos Nordstrom 1 y 2) y el deseo de mandar a China a un mensaje clave: “intente expandir su poderío en su propia esfera de influencia regional (Asia oriental) invadiendo a Taiwán, y Estados Unidos también invertirá fuertemente en una guerra ahí”.

¿De verdad hablamos aquí de un “doble rasero”? Como escribió el gran intelectual antiimperial estadounidense Noam Chomsky en su libro Estados fallidos: “A menudo se acusa a las doctrinas imperantes de usar ‘un doble rasero’. El término resulta engañoso. Es más preciso describirlo como un rasero único, claro e inconfundible, la vara de medir que Adam Smith calificó de ‘vil máxima de los amos de la humanidad: … Todo para nosotros, y nada para los demás’. Han cambiado muchas cosas desde entonces, pero la vil máxima prospera”.

Los ucranianos son víctimas dignas para Washington, mientras que los palestinos no lo son, Washington denuncia a los crímenes de Rusia mientras que los crímenes de Israel no lo son gracias al rasero único detrás de la “política exterior” de Estados Unidos — “promover los objetivos imperialistas de Estados Unidos”.

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