Cada vez que se ponen al descubierto ampliamente la brutalidad policial sistémica y el racismo institucional, y especialmente cuando hay resistencia de masas, una de las medidas preferidas que toman las autoridades es reemplazar al jefe de policía blanco por un jefe negro para engañar y apaciguar a las personas que están tan envueltas en la política de identidad que piensan que la “inclusión” en las instituciones racistas de un sistema racista de alguna manera hará un cambio con sentido. En realidad, los puercos policías que nombran casi siempre concuerdan con el programa, y en algunos casos son incluso peores: veamos al “Giuliani negro” de Nueva York, Eric Adams, que pasó de ser un puerco policía a ser legislador y luego alcalde de la ciudad de Nueva York, y procedió a volver a imponer el peor tipo de mierda que la gente de Nueva York soportó bajo sus predecesores.

Pero de vez en cuando, se cuela alguien que realmente toma en serio la idea de la reforma. Así que es interesante ver qué les pasa. Caso en cuestión, Charlottesville, Virginia.

Charlottesville: Un estudio de caso

Recuerden a Charlottesville, ¿no? Ahí es donde cientos de nazis pro-Trump, en agosto de 2017, marcharon por la Universidad de Virginia coreando: “Los judíos no nos reemplazarán”, rodeando y aterrorizando a un grupo de estudiantes y activistas; luego, al día siguiente, miembros del Ku Klux Klan y otros fascistas tipo MAGA [Hacer que Estados Unidos vuelva a tener grandeza] libraron batallas campales en defensa de la estatua del general Robert E. Lee, de la Confederación esclavista, mientras que golpeadores supremacistas blancos apalearon sin piedad a un hombre negro no armado, Deandre Harris, en un estacionamiento cercano y con un auto embestían a una multitud de heroicos luchadores antirracistas y antifascistas, y mataron a Heather Heyer e hirieron a decenas de personas.

Cuando todo esto estaba pasando, ¿recuerden dónde estaba la policía de Charlottesville? ¡Ahí observaban desde los márgenes, y dejaban que todo sucediera!

Cuando se calma la cosa y los ojos del mundo se centraron en Charlottesville, salió a la luz que, vaya, esta ciudad universitaria “idílica” tenía desigualdad y discriminación rampantes contra los negros en materia de vivienda, educación y acciones de la policía, una ciudad donde los negros constituyen el 20% de la población, pero el 80% de las personas que la policía “detiene y registra”.

Poco después, el jefe de policía blanco salió y pusieron a una jefa de policía negra, RaShall Brackney, una demócrata liberal y defensora de “orden público progresista”. De inmediato, como ella describe en un artículo del Washington Post, la recibió con hostilidad un departamento de policía que es casi 90% blanco y en su mayoría hombres. Cuando ella se presentó a un comandante, éste respondió: “Voté por los republicanos y no bebo ningún maldito café con leche de calabaza”.

Pero los verdaderos problemas se iniciaron cuando ella comenzó a reorganizar el departamento, quitando a varios agentes de un grupo de trabajo antidroga que, según ella dijo, perseguían a demasiados usuarios de bajo nivel en lugar de traficantes, sacó a agentes de las escuelas, y especialmente cuando investigó y disciplinó a miembros del equipo SWAT que compartían videos y mensajes de texto homofóbicos, misóginos y racistas. Un video parecía mostrar a un policía enseñando a un agente novato cómo encubrir mala conducta. Otro video mostraba a un policía diciendo que quería volver a hacer “boludeces de gángsteres”. Los mensajes de texto mostraban a un policía diciendo que quería “eliminar” a los “cuatro primeros”. A la luz de todo esto, Brackney dijo que temía por su familia, instaló un nuevo sistema de alarma en su casa y comenzó a llevar su arma desenfundada todas las noches mientras caminaba hacia su automóvil. Finalmente, decidió disolver el equipo SWAT por completo.

Las represalias no se hicieron esperar. El presidente del sindicato de puercos policías de Virginia Central envió una carta al municipio diciendo: “Los hombres y mujeres del Departamento de Policía de Charlottesville están adoloridos…. Hemos perdido fe en nuestro liderazgo”. Luego, el sindicato de puercos publicó una “encuesta” del departamento, en la que el 90% de los agentes encuestados dijeron que habían reducido sus actividades policiales normales por “miedo a ser atacados por grupos comunitarios”. Finalmente, los altos líderes del departamento amenazaron con renunciar si Brackney se quedaba. Luego, el 1º de septiembre de 2021, el administrador municipal despidió a Brackney.

Brackney actualmente está presentando una demanda contra el municipio de Charlottesville. Como le dijo al Washington Post: “El municipio de Charlottesville y el CPD [Departamento de Policía de Charlottesville] estaban y aún están tan inmersos en su paternalismo racial, misoginia y nepotismo, que preferirían conspirar para expulsarme que desmantelar o hacer frente a individuos corruptos y violentos en el CPD y el gobierno municipal”.

¿Es esto sólo un problema de Charlottesville? ¿Es esto solo una cuestión de que los sindicatos policiales tienen demasiado poder? ¿Por qué el municipio cedió ante estos puercos rabiosos y quejosos? ¿Cuáles son las VERDADERAS lecciones que debemos sacar de esta historia?

Las verdaderas lecciones

1) La cultura de la policía es producto del papel que juega la policía. El racismo, la mentalidad de guerra de “nosotros contra ellos”, como lo describió Brackney, es una característica, no una falla. Como escribió Bob Avakian en ES POSIBLE ELIMINAR LA OPRESIÓN RACIAL — PERO NO SE PUEDE HACER BAJO ESTE SISTEMA:

El continuo terror y asesinato que lleva a cabo la policía, en particular contra los negros (así como contra los latinos y los indígenas), no se debe fundamentalmente a que la policía sea racista — aunque, hablando de la policía en general, eso ciertamente es verdad. El hecho de que la policía sea racista es en sí una expresión y una función del hecho de que este sistema requiere el terror y el asesinato en contra de los negros (y contra otras personas de color) —es necesario para poder mantener el “orden” de este sistema opresivo general— y sería mucho más difícil de llevar a cabo esto si la policía no fuera racista.

Quién se siente atraído de modo que ingrese a la policía, quién se queda con la policía, qué se refuerza y se impone dentro de las filas, es producto del hecho de que: “El papel de la policía”, como dice Bob Avakian, “no es de servir y proteger a la gente, es para servir y proteger el sistema que gobierna sobre la gente. De reforzar las relaciones de explotación y opresión, las condiciones de pobreza, miseria y degradación que el sistema ha impuesto sobre la gente y está determinado a mantenerla allí. 

Para tomar una expresión concentrada de esto, a fines de la década de 1960 se crearon equipos SWAT (armas y tácticas especiales) fuertemente armados y militarizados como una fuerza contrarrevolucionaria. Desde el primer “experimento” con SWAT, una redada masiva contra la sede del Partido Pantera Negra en Los Ángeles en 1969, municipios por todo Estados Unidos han desarrollado equipos SWAT. Los equipos SWAT se han vuelto infames por infundir terror repentino contra las personas, tumbar puertas a la fuerza, abrir fuego, como lo hicieron cuando asesinaron a Amir Locke mientras dormía en su sofá. Pero pregúntese: ¿Se podría mantener un sistema capitalista-imperialista con extrema desigualdad económica y una horrenda opresión social contra la población a la que antes esclavizaba, si no se tuviera a una fuerza armada para mantener abajo a golpes a la gente e impedir que se levantara en rebelión? ¿Y esa fuerza podría hacer su “trabajo” si no tuviera una mentalidad racista y belicosa?

2) Incluso con marcadas diferencias entre los sectores liberal y fascista de la clase dominante sobre cómo debe ejercerse la violencia policial, toda la clase dominante está de acuerdo en la necesidad de una fuerza de violencia organizada e institucionalizada. Así que, cuando un número importante de agentes de policía se encabrona y deja de hacer su trabajo, o amenaza con renunciar en protesta por las restricciones que se les imponen, los municipios liberales tienden a retroceder. En este caso, el administrador municipal en realidad dijo que estaba de acuerdo con las reformas de Brackney, pero estaba atrapado en un aprieto y tenía que deshacerse de ella o correr el riesgo de que todo el departamento se derrumbara.

Lo esencial aquí es lo que Bob Avakian señala en LA POLICÍA Y LAS PRISIONES: ILUSIONES REFORMISTAS Y LA SOLUCIÓN REVOLUCIONARIA:

Mientras una sociedad esté fundada en unas relaciones que encarnan la explotación y la opresión, y que engendran conflictos antagónicos y la violencia, incluido el crimen violento —en otras palabras, mientras que este sistema del capitalismo-imperialismo continúe gobernando y estableciendo los términos para la manera en que funciona la sociedad—, habrá una fuerza policial que utilizará la violencia y el terror para mantener el “orden”, y para reforzar las condiciones y relaciones, que estén conformes a la naturaleza y los requisitos básicos de este sistema. Ninguna ilusión o deseo vano podrá cambiar esta realidad.

3) Ocho años desde Ferguson, cinco años desde Charlottesville, dos años desde el levantamiento en torno a George Floyd, después de toda la cháchara sobre la reforma policial, los entrenamientos de “sensibilidad”, las interminables comisiones y juntas de revisión, los cientos de proyectos de ley en las legislaturas estatales, todos los alcaldes y jefes de policía negros, ¿qué ha cambiado? ¡La policía está matando a más personas que nunca!

Si SE NIEGA a aceptar la atrocidad del asesinato de más de mil personas por la policía cada año, desproporcionadamente negros, latinos e indígenas... Si puede ver las aún más atrocidades genocidas que los fascistas republicanos supremacistas blancos tienen en su haber, y puercos policías tipo soldados de choque con ganas de llevar a cabo esto... YA es hora de ponerse en serio acerca de lo que realmente se necesita para detener esto.

Como dice BA: “Para poner fin al terror policial, se necesita poner fin al sistema que necesita del terror policial”. Y eso significa una revolución para derrocar a este sistema del capitalismo-imperialismo, derrotando, desarmando y desmantelando sus fuerzas armadas asesinas, y reemplazando a este sistema con un sistema radicalmente diferente y mucho mejor.

4) Sobre la base de un sistema político y económico socialista completamente nuevo, con los medios de producción y los recursos a nivel de toda la sociedad arrebatados a las manos de los explotadores capitalistas y utilizados para satisfacer las necesidades de la gente y para superar las cicatrices del viejo sistema, se tendría una fuerza de seguridad completamente nueva, con una descripción de trabajo completamente diferente, que reflejara y reforzara relaciones radicalmente diferentes entre las personas.

Como dice en la Constitución para la Nueva República Socialista en América del Norte, de la autoría de Bob Avakian, los organismos de defensa y seguridad:

… habrán de promover relaciones de unidad y camaradería no sólo entre sus propias filas sino también entre éstas y las amplias masas populares en la sociedad en general. Los miembros de todos los niveles de estas instituciones de defensa y seguridad pública nunca deben olvidar —y se habrá de promover continuamente educación, discusión y lucha en todos los niveles de estas instituciones y entre todos sus integrantes para imbuir y profundizar el entendimiento y la orientación— que estas instituciones existen para salvaguardar las victorias de la revolución y el nuevo estado socialista que esta revolución creó a partir de la lucha más ardua y de mucho sacrificio de parte de las masas populares; para contribuir al mayor avance de dicha revolución; y para salvaguardar la seguridad y los derechos del pueblo y para ayudar a crear una situación y un ambiente en que más y más personas obtengan la capacidad de participar, y que participen, en el proceso de bregar de manera vigorosa en un ambiente estimulante con las cuestiones vitales respecto a los asuntos del estado, del gobierno y del rumbo de la sociedad y de las condiciones y del futuro de la humanidad. (Del Artículo 1, Sección 2, C, 10)

Compare lo anterior con los cerdos policías capataces bravucones con ganas de disparar a matar en Estado Unido, cuyo trabajo es literalmente librar una guerra contra la gente y suprimir el disentimiento. Una fuerza del orden público que no es posible reformar. Un sistema que hay que derrocar. ¿Por qué deberíamos conformarnos con menos?