La redada contra la casa de Lidia Martínez, de 87 años, fue realizada por nueve soldados de asalto armados de la oficina de Ken Paxton, el fiscal general fascista cristiano de Texas. Paxton es un fascista líder a nivel nacional. Él y su esposa se pronunciaron en un mitin fascista en Washington, D.C., el 6 de enero de 2020, poco antes de que una turba violenta tomara por asalto el Capitolio alegando que las elecciones presidenciales habían sido “robadas”.
La invasión policial contra la casa de Lidia Martínez fue parte de una serie de redadas en medio de la noche contra los hogares de al menos una docena de personas, en su mayoría miembros de LULAC (Liga de Ciudadanos Latinoamericanos Unidos) en tres condados con una población mayoritariamente latina en el sur de Texas. Junto con Martínez, allanaron las casas del ex presidente del Partido Demócrata del condado de Bexar (San Antonio) y de una candidata demócrata a un escaño muy disputado en la legislatura de Texas.
Los cerdos policías merodeadores saquearon casas, se apoderaron de teléfonos móviles, computadores y documentos, y tomaron muestras en busca de ADN. Las redadas ocurrieron en medio de una serie de ataques de un año de duración contra chicanos y otros latinos e inmigrantes por todo el estado de Texas. Los fascistas de Texas han venido: investigando los grupos de los derechos y apoyo a los inmigrantes desde Houston hasta El Paso; borrando más de un millón de nombres de los padrones electorales; manteniendo soldados armados a lo largo de la frontera con México; y aprobando una ley que faculta a todos los policías en el estado para que arresten a cualquier persona que sospechan de ser “ilegal”.
Después de las redadas, los líderes de LULAC celebraron una pequeña mitin-conferencia de prensa en San Antonio, y solicitaron que el FBI y el Departamento de Justicia federal investigaran a Paxton y su oficina. El presidente de LULAC, Roman Palomares, dijo: “Creemos que la conducta (de Paxton) constituye un intento directo de suprimir el voto latino mediante la intimidación y el hostigamiento, en violación de la Ley del Derecho a Votar y otras leyes federales de derechos civiles”.
Mientras tanto, Paxton ha prometido continuar con las redadas y la supresión del voto. Paxton y los dirigentes fascistas cristianos de Texas en general afirman que su objetivo es garantizar la “integridad del voto”. Esto son necedades fascistas desquiciadas. Desde el año 2004, de los casi 94 millones de votos emitidos en Texas, se presentaron cargos de “fraude” contra 154 personas.
Paxton afirma que su oficina tenía “evidencia suficiente” para las redadas en el sur de Texas. Sin embargo, hay un problema: todavía no ha presentado ninguna evidencia. También dijo que su oficina está “… investigando cada informe creíble que recibimos sobre potenciales actividades criminales que podrían comprometer la integridad de nuestras elecciones. La administración Biden-Harris ha inundado intencionalmente a nuestro país con inmigrantes ilegales y, sin las salvaguardas adecuadas, los ciudadanos extranjeros pueden influir ilegalmente en las elecciones a nivel local, estatal y nacional”.
Estas redadas tienen como objetivo aterrorizar a millones de latinos —el grupo étnico más grande del estado— e intimidar a las personas para que no voten, inclusive para que ni siquiera se empadronen para votar. Su objetivo es azuzar el odio racista hacia los inmigrantes de México y América Latina, y culpar a los inmigrantes de antemano por la posibilidad de que Trump y otros fascistas pierdan en noviembre, si es que hay elecciones.
Hay que poner al descubierto esta situación, y oponérsele. Es posible —y necesario— luchar contra los ataques al derecho de votar de los latinos, los negros y otros oprimidos. Como escribió Bob Avakian:
Se dan acciones continuas, inclusive la amenaza o el uso de la violencia, para una vez más impedir que los negros y otros oprimidos siquiera ejerzan lo que se supone que son derechos básicos, como el voto. (Con un método y enfoque científico, es posible, así como importante, oponerse activamente a los intentos de negar a las personas el derecho al voto y, al mismo tiempo, convencer a las personas de que tengan que canalizar sus esfuerzos, no a votar por representantes de este sistema que las está oprimiendo, pero más bien hacia trabajar para acumular las bases para derrocar todo este sistema). [De ALGO TERRIBLE, O ALGO VERDADERAMENTE EMANCIPADOR: Crisis profunda, divisiones crecientes, la inminente posibilidad de una guerra civil — y la revolución que se necesita con urgencia, Una base necesaria, una hoja de ruta básica para esta revolución]