Este este vídeo, los israelíes destruyen Meiss al Jabal en el sur de El Líbano, 6 de noviembre de 2024.
En la última semana, se ha intensificado la matanza y devastación sin sentido de parte de Israel por todo El Líbano. Tan sólo en el sur de El Líbano, los ataques aéreos, el fuego de tanques y las demoliciones de parte de Israel han devastado a 37 pueblos y destruido más de 40.000 unidades de vivienda, como éstas en Marjayún. El Líbano ya albergaba a casi 2 millones de refugiados, principalmente de Siria. Ahora, los ataques han expulsado a unos 1,2 millones de libaneses de sus hogares. La agencia de la ONU para los refugiados (ACNUR) estima que 472.000 personas de El Líbano han huido a Siria en las últimas semanas, y decenas de miles han ido hasta a Irak.
Nadie lo sabría debido a la cobertura de los medios de comunicación en Estados Unidos, pero Israel está masacrando a libaneses todos los días, a veces decenas de ellos a la vez, y está hiriendo a muchos otros. Los testigos describen los ataques aéreos israelíes indiscriminados que no distinguen entre los combatientes de Hezbolá y los civiles. El saldo de muertos ya ha superado los 3.100, con casi 14.000 heridos, tres cuartas partes de ellos en las últimas seis semanas, después de que Israel intensificara masivamente su campaña contra Hezbolá, una organización fundamentalista islámica apoyada por Irán. “Desde el 4 de octubre de este año, al menos un niño ha muerto y diez han resultado heridos diariamente”, informa el director ejecutivo de UNICEF.
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Unos soldados israelíes tocan un piano en una casa derruida en El Líbano | Al Jazeera En Inglés
Este vídeo es una ventana hacia la crueldad y la depravación de las fuerzas armadas israelís y de toda su campaña contra El Líbano. Muestra a un soldado israelí tocando el piano en una casa libanesa bombardeada, mientras se burla y celebra la destrucción de esta casa y de gran parte del pueblo entero de Kiam, en el sur de El Líbano.
No obstante, a pesar de estos horrores, el New York Times informa que “por ahora, sin embargo, Estados Unidos ha sido inesperadamente tolerante mientras Israel monta un embate devastador… Aunque van en aumento las víctimas civiles y el número de libaneses desplazados supera un millón… la administración Biden dice que Israel está actuando en legítima defensa propia”.
En realidad, Israel no está librando una guerra de defensa propia. Israel es una avanzada de supremacía judía del imperialismo estadounidense en el Medio Oriente, fundado en la limpieza étnica genocida del pueblo palestino. Durante el último año, ha estado librando un conflicto militar limitado con Hezbolá, la organización fundamentalista islámica libanesa apoyada por Irán1. El 23 de septiembre, Israel intensificó masivamente esta batalla hasta convertirla en una guerra total, y el 1º de octubre invadió al sur de El Líbano. Su objetivo es aplastar cualquier resistencia a su genocidio en Gaza y a las atrocidades en curso en la Cisjordania palestina, así como a la oposición a su existencia y a la dominación del imperialismo estadounidense en el Medio Oriente desde cualquier lugar.
Y los imperialistas estadounidenses no sólo lo están “tolerando” — están armando, financiando y apoyando activamente la matanza en El Líbano porque consideran que corresponde a sus intereses imperialistas. Los imperialistas estadounidenses ven en el brutal embate de Israel “una oportunidad para reconfigurar la política de Beirut”, según el New York Times, “y montar un gobierno libanés más fuerte [y más pro Estados Unidos], reduciendo la influencia de Hezbolá y de su patrocinador, Irán”.
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Se intensifican los ataques en el valle de la Becá de El Líbano, amenazan a los centros de patrimonio de UNESCO (vídeo en inglés)
Estas son algunas de las muchas ruinas históricas irremplazables de Baalbek, una ciudad de unos 80.000 habitantes situada en el valle de la Becá, en el este de El Líbano. Ahora, la mayoría de la gente ha sido expulsada de la ciudad por las bombas y amenazas israelíes, y muchos de estos preciados tesoros arqueológicos están amenazados o destruidos.
El 6 de noviembre, Israel llevó a cabo decenas de ataques aéreos en todo El Líbano en una ofensiva cada vez más amplia. Un ataque en Baalbek mató al menos a 40 personas e hirió a más de 50. Al día siguiente, un ataque destruyó Al Manshiya, un edificio histórico de la era otomana muy cerca de los templos romanos de Baalbek, que son Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. Otras 23 personas murieron en la aldea de Almat dos días después.
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El martes 5 de noviembre, en el pueblo de Barja, en el sur de Beirut, más de 20 personas resultaron muertos y más de una docena heridas en un ataque aéreo israelí que destruyó un edificio de apartamentos de múltiples plantas. El ataque se dio sin previo aviso. El mismo día, otra persona resultó muerta y otras 20 heridas en la cercana ciudad de Jiyeh, una ciudad costera y un popular destino de veraneo.
Un hombre que sobrevivió por poco describió el ataque, en el que resultaron heridos su hijo pequeño y su esposa cuando su casa se derrumbó a su alrededor: “Estábamos tomando café en la sala. Estas losas que ven aquí pesan 100 kilogramos. Cayeron sobre un niño de 13 kilogramos de peso. Y todas estas cayeron sobre mi esposa”.
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Este vídeo, grabado en los suburbios al sur de la capital libanesa, Beirut, da tan sólo una vislumbre de la devastación masiva que Israel ha llevado a El Líbano. Como si no lo estuviera lo suficientemente mal, los militares israelíes ponen en la mira de sus ataques a los socorristas libaneses. Más de 178 trabajadores de emergencias han resultado muertos y unos 279 heridos durante el último año, tres cuartas partes de ellos en las últimas seis semanas.
“Con el ascenso del saldo de muertes debido a la campaña militar de Israel contra Hezbolá y la expansión de los ataques aéreos por todo el país, los trabajadores de rescate que se despachan para sacar a las víctimas de los escombros están cada vez más en la mira”, informa el Washington Post.
“Los equipos de defensa civil dicen que los ataques, incluidos los ataques en contra o cerca de las ambulancias, camiones de bomberos, estaciones paramédicas y hospitales, han obstaculizado los esfuerzos de búsqueda y rescate, particularmente en el sur, obligando a algunos equipos a abandonar sus misiones y dejar a las víctimas entre los escombros”.
Los ataques deliberados contra trabajadores de rescate y personal médico constituyen un crimen de guerra según el derecho internacional.